Parece claro que hay que relacionar la aparición de una prosa científica en
lengua vulgar con Alfonso x quien ha pasado a la historia como patrocinador
de un amplio programa de traducciones - y no sólo de traducciones- de textos
astronómicos, astrológicos y mágicos árabes al castellano (Samsó, 1984a y b,
y 1994). Es importante subrayar las disciplinas científicas y paracientíficas que
parecen haber interesado al monarca ya que, fuera del terreno de la astrono-
mia/astrologia y de la magia talismànica (íntimamente relacionada con la an-
terior) sólo se le ha atribuido la traducción de dos textos agronómicos (Millás,
1943 y 1948; García Gómez, 1984) sin que nunca se haya llegado a establecer,
sin lugar a dudas, su total autenticidad.
Astronomía y Astrologia resultan inseparables en la Edad Media y es evi-
dente que Alfonso X creía en la Astrologia y aprobaba la Magia talismànica
siempre y cuando no se utilizara -según indican las Partidas- con el fin de da-
ñar a otra persona (Thorndike: ii, 814).