sábado, 27 de diciembre de 2014
Parte de la Fortuna en la carta natal. De Celisa Beranger
Por recomendación de mi amiga Toñi Bejarano.
Mediante no pocos ejemplos ilustrativos, el lector encontrará aquí un acercamiento diferente a la lectura de la carta natal, basada en la incorporación de antiguos elementos que se han perdido en el transcurso de la historia. Asimismo, tendrá oportunidad de experimentar con nuevas técnicas de pronóstico, algunas de las cuales nunca antes fueron editadas en lengua española.
Anteriores a las casas, los partes constituyen una de las herramientas más antiguas de la astrología clásica occidental. La Fortuna y el Espíritu, los partes de la Luna y del Sol, se destacaron con relación a los demás partes, hasta el punto de alcanzar la misma relevancia que el Ascendente, el Sol y la Luna. Pero el Parte de la Fortuna incluso tenía una pequeña prioridad respecto del Parte del Espíritu.
Este libro presenta los diversos significados de estos partes destacados y un método para la interpretación en la carta natal no sólo de éstos, sino de cualquier parte.
Además de en la carta natal, el Parte de la Fortuna también es abordado en las técnicas que lo desarrollan en el tiempo: revoluciones solares, progresiones, tránsitos y carta diaria.
El libro incluye diversos ejemplos que le permitirán al lector constatar las amplias posibilidades del Parte de la Fortuna y su importancia en la carta natal y en el desarrollo de la vida.
http://www.alfaomega.es/libros/parte-de-la-fortuna-en-la-carta-natal/9789501741308/
viernes, 26 de diciembre de 2014
Una paranoia navideña, los bailes de salón.
Están poniendo un concurso de bailes de salón por la tele y me estoy poniendo de los nervios.....con lo que a mi me gusta bailar y ver a la gente que baila bien.
El baile, esa cosa tan venusiana, cuando se convierte en una competición saca a relucir la componente marciana.
Y ahí es cuando me entra la paranoia.
Veo poses crispadas, movimientos acelerados, y tengo la sensación de que estoy viendo una prueba de atletismo.
Hasta aquí mi reflexión de hoy, con la panza llena y algunas copichuelas de vino.
Pero controlando, creo....vaya.
Las estrellas como deidades . Por Marcelo Pissarro.
LAS ESTRELLAS COMO DEIDADES
Artículo editado en la revista Ñ cultura. 25 de julio de 2009. Buenos Aires, Argentina.
¿Son
incompatibles la astrología y la religión? ¿La costumbre de ciertos
Papas de consultar horóscopos santifica la ciencia de los astros? Los
argumentos para descalificarla, esgrimidos por religiosos, académicos y
científicos, suelen coincidir. Sin embargo, las predicciones de diversa
procedencia gozan de buena salud gracias al sincretismo new age
contemporáneo.
A comienzos de 1984 el teólogo Gino Concetti escribió en L\'Osservatore Romano,
el periódico del Vaticano, que la astrología y los horóscopos son
contrarios a la moral y la fe católicas. Astrólogos y adivinadores le
respondieron ofendidos. "Yo soy religiosa y creyente -objetó la
astróloga Antonia Bonomi- y con el horóscopo ayudo a la gente a
conocerse mejor, no a escrutar el futuro". Lo mismo pudo haberle
respondido un psicoanalista o un espiritista.
Quienes
se hicieron eco del debate señalaron que ya en los Concilios de Toledo
(447) y Braga (561) la astrología había sido condenada por el
catolicismo (también se condenó el priscilianismo, doctrina cristiana
predicada por Prisciliano en el siglo IV, fundada en los principios de
pobreza y austeridad, acaso porque relacionaba los signos zodiacales con
las diferentes partes del alma); que en el siglo XV el pensador
italiano Giovanni Pico della Mirándola, en Disputaciones adversus astrologiam divina tricem,
retomando premisas de San Agustín de Hipona y Marsilio Ficino, cargó
contra la astrología al encontrarla reñida con las nociones cristianas
de libre albedrío. "La
astrología -escribió Pico- corrompe la filosofía, adultera la medicina,
debilita la religión, favorece la idolatría, hace a los hombres
miserables, ansiosos, fatalistas, esclavos e infelices". Lo mismo pudo haber dicho del psicoanálisis o el espiritismo.
Pero
en el debate de 1984, tal como quedó registrado en varios periódicos
europeos, también se argumentó que por lo menos tres Papas confiaban en
las predicciones astrológicas: Julio II (1443-1513) se coronó el día
sugerido por un grupo de astrólogos; Pablo III (1468-1549) pidió a sus
astrólogos que le recomendaran a qué hora convenía convocar a los
cardenales; León X (1475-1521) nombró a un profesor de astrología en la
Universidad de La Sapienza, creada en 1303 por Bonifacio VIII y hoy la
más grande de Europa.
En
tanto anécdotas reconciliadoras dejaban mucho que desear. Legitimaban
la práctica astrológica desde el punto de vista del catolicismo tanto
como si se hubiera argumentado que cierta vez Benedicto XVI leyó el
horóscopo de un matutino mientras desayunaba, o que una tarde Juan Pablo
II abrió una galleta de la fortuna en un restaurante chino. En sus
inicios el cristianismo tuvo una buena relación con la astrología,
aunque no tardó mucho en asociarla con los judíos, los árabes y los
satanistas. En el Medioevo se estableció una "astrología natural" (la
que formaba parte de las ciencias naturales, como la astrología médica) y
una "astrología judicial" (considerada hereje por la Iglesia Católica).
Al final toda astrología acabó "judicializada", pues dejó de formar
parte del corpus de las ciencias naturales. "Dios
aborrece y advierte seriamente en Su palabra que no se confíe ni en los
astrólogos ni en la astrología -escribió una persona sin identificar en
un portal evangelista, copypasteado
hasta el hartazgo, apoyándose en citas de pastores como Luis Palau o
Josh McDowell-. No debemos consultar ni a adivinos ni a encantadores. Si
Dios lo determina así, será porque no es algo bueno, no viene de El; y
si no viene de El, viene del enemigo". O sea... ¿Árabes? ¿Judíos? ¿Satanistas?
Astros y culturas. La astrología occidental contemporánea descubrió otras astrologías, como la china, la maya o la hindú.
Los
horóscopos y el cristianismo, en cualquiera de sus versiones, no se
llevan bien, aunque la mayor parte de los cristianos no estén enterados
de la animosidad ni sepan que Dios dejó constancia de su enfado en el
Antiguo Testamento (Jeremías e Isaías fueron meticulosos portavoces, y
en varios pasajes bíblicos surgen interesantes interpretaciones de por
qué Lily Sullos y Ludovica Squirru arderán en el infierno; por ejemplo,
Deuteronomio, 4:19: "No
sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las
estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado y te inclines a
ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los
pueblos debajo de todos los cielos". Las críticas cristianas hacia
la astrología sostienen que esta última se funda en la irracionalidad y
la ignorancia, que no posee una base científica. Curiosamente la mayor
parte de la comunidad científica coincide con la perspectiva religiosa,
aunque se haya dicho también que la religión -como la astrología- se
funda en la irracionalidad y la ignorancia. Pero siempre se pueden
encontrar amigos entre los enemigos del enemigo.
Astrólogos y curanderos
En
2005 la revista dominical del diario español El País protagonizó un
curioso incidente: se confundieron los términos "astronomía" y
"astrología" en un artículo sobre lo primero. Incluso el título de tapa
anunciaba: "Cazadores de planetas. Astrólogos que rastrean el universo en busca de mundos desconocidos".
Asociaciones profesionales y amateurs de astronomía pusieron el grito
en el cielo. Fue como si hubieran insultado el buen nombre de sus
madres. "En nuestro gremio -escribió en una indignada carta de lectores
un astrofísico de la Universidad de Córdoba- se considera de lo más
ofensivo llamar astrólogo a un astrofísico o a un astrónomo. Sería
equivalente a llamar curandero a un médico".
Tenía
su gracia. Veinte años antes, en septiembre de 1975, casi dos
centenares de científicos y académicos (entre los que se contaban
dieciocho Premios Nobel) firmaron un manifiesto al que llamaron Objeciones contra la astrología, publicado en The Humanist: "Es
sencillamente un error imaginarse que las fuerzas ejercidas por las
estrellas y los planetas en el momento del nacimiento puedan determinar
de manera alguna nuestro futuro. Tampoco es cierto que la posición de
los lejanos astros determine que ciertos días o períodos sean más
favorables para ciertas acciones, o que el signo bajo el cual se nace
decida la compatibilidad o incompatibilidad con otras personas".
Señalaron su preocupación por la creciente aceptación de la astrología
en diversas partes del mundo; sostuvieron que en estos días de luz y
educación no hay necesidad de dejarse seducir por la magia y las
supersticiones. "¿Por
qué la gente cree en la astrología? En estos tiempos inciertos muchos
anhelan la comodidad de tener una guía al tomar decisiones. Les gusta
creer en un destino predeterminado por fuerzas astrales más allá de su
control. Sin embargo, todos debemos enfrentar al mundo, y debemos
entender que nuestro futuro yace en nosotros mismos, y no en las
estrellas".
Ciencia y religión occidental coinciden en que la astrología es una superchería, un pasatiempo inútil en
el mejor de los casos y una estafa peligrosa en el peor de ellos. Y aún
así, buena parte de quienes depositan su fe en la ciencia o la religión
no se privan de curiosear de reojo su signo cuando se topan con el
horóscopo en el periódico. "No creo en la astrología -observó el
escritor Arthur C. Clarke-. Soy de Sagitario y soy escéptico". Aunque
partan de premisas contradictorias entre sí, rezar a alguna deidad,
cuidarse de los microbios y descubrir si esta semana habrá suerte en el
amor conviven en un mismo universo, un universo coherente y sincrético.
Por
ejemplo, una encuesta de 2004 concluyó que el 92% de los
estadounidenses cree en Dios, que el 85% cree en el Cielo y que el 82%
cree en los milagros; también, que el 34% cree en fantasmas, otro 34% en
OVNIS, un 29% en la astrología, un 25%, en la reencarnación y un 24%,
en las brujas.
"Lo
irritante del espíritu new age -escribió el semiólogo Umberto Eco- es
el sincretismo. Y el sincretismo (en su estado puro) no consiste en
creer en una cosa, sino en creer en todas las cosas, aunque sean
contradictorias entre sí". Y agregó: "No siempre dos cosas pueden ser
verdaderas a la vez. Gracias a los alquimistas, Newton nos demostró
precisamente que los alquimistas no tenían razón, lo que no impide que
sigan fascinándonos. Pero también me fascinan Fantomas, Mickey Mouse y
Mandrake, y sin embargo sé perfectamente que no existen".
La
astrología, y la forma cotidiana que adopta en el Occidente industrial
(el horóscopo distribuido por medios masivos de comunicación), no tiene
por qué ser tomada en serio para ser aceptada.
En
general no se considera al horóscopo una verdad revelada, observó el
antropólogo Marc Auge en 2007. Incluso se lo mira con ironía y
escepticismo, pero provee cierta seguridad respecto a las cuestiones
importantes (amor, salud, dinero) del futuro inmediato. "Quien
consulta el horóscopo sabe que le acontecerán sucesos más o menos
favorables, pero el hecho de estar prevenido le consiente de negar la
sorpresa. El imprevisto futuro es algo así como neutralizado y, por
ende, más fácilmente manejable. El individuo puede creer que controla lo que está por suceder".
También se puede leer el horóscopo simplemente como rutina: como se
leen las historietas o los clasificados del diario. Se puede prestar
atención en radio o televisión por las mismas razones: "¡Uy! ¿A ver qué
dice de Piscis?". Las historias de vampiros y zombies son fascinantes,
aunque los vampiros y los zombies no existan. Y hoy todos, o casi todos,
saben que los vampiros y los zombies no existen.
En
términos generales todas las sociedades humanas han tenido
conocimientos y creencias astronómicas, si por eso se entiende que
establecieron formas sistemáticas de mirar el cielo para encontrar
pistas, o causas, de los aconteceres terráqueos y su devenir. También
depositaron este conocimiento en un grupo determinado de personas.
Establecieron rituales de adivinación. Trazaron maneras específicas de
acceder a este conocimiento, de distribuirlo, de emplearlo, de
combinarlo con otros tipos de conocimiento, de volverlo parte de la vida
cotidiana o su más extraña excepción.
En
Babilonia y Asiría la astrología constituía el culto oficial de Estado y
de aquí datan los primeros registros documentados (las tablillas
conocidas como Enuma anu enlil).
Tres mil años más tarde, el presidente Ronald Reagan consultaba a la
astróloga Joan Quigley sobre cuál era el mejor momento para dar un
discurso o para encontrarse con mandatarios extranjeros. En mayo de 1988
la revista Time tituló: "¡Dios santo! ¿Una astróloga establece la agenda del presidente?".
Quigley se encogió de hombros. La astrología es una ciencia, afirmó.
Carl Jung hubiese estado de acuerdo, y también Taqi al-Din y Galileo
Galilei.
Existe
una historia legitimada, enciclopédica. En su usanza occidental, los
primeros registros astrológicos proceden de las culturas caldea y
babilónica. En la Antigüedad, se practicó en Egipto, Grecia, India y
Persia. Los griegos aportaron el sistema astrológico que perfeccionarían
los romanos, y los primeros cristianos siguieron la tradición. La
práctica se reintrodujo con fuerza en la Alta Edad Media y alcanzó su
esplendor durante el Renacimiento.
Nicolás
Copérnico, Johannes Kepler, Gerolamo Cardano y Tycho Brahe fueron
algunos de quienes pretendieron darle una base científica. El Siglo de
las Luces se los tragó a todos y por fin la astronomía moderna se
desprendió de la superchería astrológica (unos cientos de años después
de que el astrónomo persa Abu Rayhan Biruni, en el siglo XI,
estableciera una distinción semántica entre astronomía y astrología).
Desapareció y reapareció en los siglos XIX y XX. Entró en los diarios,
la radio, la televisión. En 1975 los Premios Nobel ya objetaban. En el
siglo XXI el sincretismo había triunfado: se puede creer en todo, aunque
se contradiga entre sí.
Acaso
el mayor descubrimiento de la astrología occidental contemporánea sea
la existencia de otras astrologías, propias de sociedades del pasado o
del presente (china, maya, hindú, tibetana, celta, birmana, etc.). El
modo en que estas astrologías conviven, se retacean, combinan y
sincretizan, el modo en que se convierten en baratijas de mercado y se
compran y venden por millones, es fascinante. Qué importa que sean
insostenibles desde cualquier perspectiva empírica, epistemológica o
teórica. Cuando se la coloca bajo el microscopio, como hecho social e
histórico, la astrología es simplemente fascinante.
jueves, 25 de diciembre de 2014
La incomodidad de los planetas " desterrados ". Por Silvia Ceres.
- LA INCOMODIDAD DE LOS PLANETAS “DESTERRADOS”
Frecuentemente
se afirma que un planeta en detrimento -presente en el signo opuesto a
su domicilio o exaltación- se encuentra debilitado, acrecentando sus
facetas maléficas y disminuyendo sus efectos benéficos.
Sin duda
una afirmación un tanto difícil de captar, en tanto implica una
categórica e incuestionable división entre benéfico y maléfico –como el
muchachito y el villano de los western de nuestra infancia- que no
resulta tan sencilla, pues ya hemos aprendido a dudar de los buenos
buenísimos y de los malos malísimos.
Previo a
definir la particularidad del funcionamiento de un planeta en esta
posición, vale recordar que el exilio o el destierro era una severa
condena para el ciudadano de la Grecia clásica, en tanto lo sometía a
una experiencia de extrañamiento como consecuencia del quiebre de los
lazos del ciudadano con la polis.
Devenir
extranjero, significa entre otras cosas, entrar a un territorio cuyo
código resulta ajeno, desconocido. Perder la lengua materna, no se
reduce a un problema intelectual sino principalmente a un asunto
emocional de percibirse desenraizado, extraño para sí mismo.
Siguiendo
la idea del significado griego del castigo al desterrado, podríamos
enunciar que un planeta ubicado en el signo opuesto a su regencia carece
de empatía con las características del territorio ocupado, y en su
necesidad de expresarse, lo hace de manera inadecuada, como una nota
desentonada.
El
astrólogo vienes Oskar Adler, sostuvo que las posiciones exiladas no son
realmente “debilidades” -en el sentido de poca vitalidad en la
manifestación- sino más bien una función de los planetas extrañamente
intensificada, fuera de foco, en tanto el planeta carece de sintonía con
la naturaleza del signo donde se ubica.
En lenguaje
coloquial, podría pensarse en un sordo, que como no oye a los demás,
habla a los gritos. Por lo tanto, el planeta exiliado muestra una
exacerbada vehemencia en su manifestación.
Así es
frecuente observar al Sol en Acuario con una actitud arrogante, fruto de
la certeza de pertenecer a una aristocracia intelectual rara vez
apreciada por el vulgo.
O a una
Luna en Capricornio semejante a la madre de Woody Allen, que en su sobre
protección interfiere la vida de su hijo cuarentón.
Convengamos
que los Mercurios de Sagitario o de Piscis no carecen de elocuencia,
más vale cuesta ponerles límites y organización a discursos que fluyen
ininterrumpidamente como agua de manantial.
¿Quién no
ha observado a esas Venus de Escorpio siempre preparadas para asaltar
con su seducción a su posible presa? ¿O a ese Marte de Libra querellante
y mandón? ¿O a ese Júpiter de Géminis dispuesto a enseñar todo el
tiempo al interlocutor e iluminarlo con su sabiduría?
Ni a ese
Saturno en Cáncer, que lejos de perder responsabilidad, aún se reprocha
no haber estado allí para impedir que Eva diera de probar la manzana a
Adán.
Dejando de
lado las descripciones caricaturescas, sería pertinente redefinir la
debilidad no como “carencia de…” sino como “exceso de…”.
Según mi
criterio, la ignorancia del funcionamiento de planetas en exilio, dio
pie en los últimos tiempos, a la interpretación de “personalidad
polarizada”.
Así
escuchamos afirmar alegremente que un Libra desconsiderado se polarizó
en Aries, olvidando que en tanto signo de detrimento de Marte –exilio- y
Sol –caída- es un ser necesitado del reconocimiento a su
individualidad, pero imposibilitado de afirmar con fluidez su autonomía.
De la misma
manera, Tauro resentido, no se polarizó en Escorpio, simplemente es el
detrimento de Marte y Plutón y lo que en un escorpiano de ley es la
espera paciente de ver pasar el cadáver del enemigo, será para ese
taurino una fuente constante de rencor y enfado guardados en su interior
como un tesoro preciado.
Sagitario
estilo “Wikipedia” no se polarizó en Géminis, simplemente padece de
bulimia informativa, debido al exilio de Mercurio.
Diferentes naturalezas del exilio
Morin de
Villefranche indicó que no todos los destierros son iguales y por lo
tanto se hace necesario diferenciarlos. La Luna en Capricornio, enclave
de Saturno –domicilio- y Marte –exaltación- se encuentra más hostigada
que Saturno en Cáncer, territorio de Luna -domicilio- y Júpiter
–exaltación-.
De la misma
manera, los exilios de Venus son más tensos que los de Marte, en tanto
la primera ubicada en Aries o Escorpio, padece la beligerancia de Marte,
mientras éste en Tauro o Libra, recibe el buen trato de Venus.
Por
supuesto ninguno de nosotros nos sentiríamos cómodos al estar perdidos
en una ciudad desconocida, cuya lengua ignoramos. Pero si los
transeúntes nos miran con simpatía y sonríen estaremos menos asustados
que si nos encontramos en igual situación pero atravesados por miradas
hostiles y amenazantes.
Siguiendo
la reflexión de Morin, es interesante observar que si al evaluar una
carta natal, no perdemos de vista el movimiento planetario implícito en
ella, también podemos realizar distinciones.
En aras de
la sencillez, acordemos utilizar las direcciones ptolomeicas que
permiten el avance constante de todos los planetas de acuerdo a la
ecuación de 1º = 1 año, independientemente de la velocidad de su
desplazamiento astronómico.
Dejando de
lado las luminarias, poseedoras de un solo domicilio y por lo tanto de
un solo exilio, encontramos el siguiente cuadro diferenciado de
destierros:
Mercurio en
Sagitario, pasará a Capricornio -trigonocracia, dignidad menor asociada
con un elemento acorde a su naturaleza planetaria, en tanto rige a
Virgo, signo de Tierra-. Mientras que Mercurio en Piscis progresará a
Aries, signo perteneciente al elemento Fuego, poco afín a su
funcionamiento.
Venus de
Aries, antes o después ingresará a Tauro -domicilio-. Venus en Escorpio,
seguirá su camino hacia Sagitario, sector ajeno a su expresión.
Marte en
Libra, se desplazará hacia Escorpio -domicilio-. Marte Tauro, ingresará a
Géminis, signo escasamente análogo a su naturaleza.
Júpiter en
Géminis, irá rumbo a Cáncer -exaltación-. Júpiter en Virgo, pasará al
territorio de Libra, siendo el Aire un elemento extraño para el planeta.
Saturno de
Cáncer, progresará a Leo -sale de un signo de exilio para entrar en otro
de igual condición-. Saturno de Leo se trasladará hacia Virgo
-trigonocracia-.
Algunos
opinarán que es hora de abandonar estas antigüedades. Personalmente creo
que no es cuestión de excluir sino de incorporar, por aquello de que lo
cortés no quita lo valiente.
martes, 23 de diciembre de 2014
La vigencia del reino de lo simbólico. Por Enrique Eskenazi.
Enrique Esquenazi. Barcelona (España)
Publicado
por el periódico La Vanguardia. 10/02/2002. El autor es especialista en
simbolismo, astrólogo y ex profesor de Filosofía en la Universidad
Nacional de Córdoba (Argentina).
La
astrología, de la cual nacerá mucho más tarde la astronomía, es casi
tan antigua como el alfabeto y ha sido patrimonio de sociedades tan
arcaicas como los asirios y los babilonios. Se ha practicado en culturas
tan distintas como la hindú, la china, la egipcia o las culturas
precolombinas.
Esencialmente
podría definirse, con todas las limitaciones en que incurren las
definiciones, como el estudio de las relaciones entre las
configuraciones celestiales y los acontecimientos terrenales, sean éstos
personales, sociales o naturales. Es asombroso constatar que la
humanidad podía determinar las posiciones astrales mucho antes de contar
con instrumentos como el telescopio. Es decir, se han requerido
generaciones y generaciones de observadores del cielo para poder
diferenciar entre las constelaciones de las llamadas estrellas fijas y
los planetas (los cuerpos que integran el sistema solar), así como para
poder estimar los ciclos planetarios (el tiempo que tarda un planeta en
dar la vuelta al Sol).
Es
probable que la astrología se haya constituido a partir de la necesidad
humana de orientación. Antes de la brújula, los navegantes se
orientaban –y también lo hacen hoy– por las posiciones celestiales. Esta
necesidad de orientación (palabra que proviene de oriente, es decir,
por donde nace el Sol) no era sólo geográfica, sino y ante todo
existencial. En medio del laberinto de incertidumbres que configuran la
existencia terrenal, el cielo muestra un modelo de orden y de
regularidad por ejemplo en los ciclos día-noche, las estaciones, las
fases de la luna, y así sucesivamente. La palabra astro significa
errante. Es casi natural que el ser humano haya percibido una similitud
entre la situación de los “errantes” en el cielo y los errantes en la
tierra. Ha habido filósofos que han caracterizado la situación
existencial del hombre como errancia, por ejemplo, Kostas Axelos:
estamos aquí en la tierra provisionalmente, y nuestro paso por la
existencia es asimilable a un viaje.
El
tema del viaje y del viajero es tan antiguo que se pierde en la memoria
de los tiempos, y se expresa en todas las culturas: desde la metáfora
bíblica del pueblo elegido en exilio y en busca de la tierra prometida
hasta la “Odisea” homérica, desde el clásico “El mago de Oz” hasta la
saga de “Star Treck”.
Los
planetas –y en especial el Sol y la Luna– son viajeros que atraviesan
diversas estaciones, significadas por los signos del zodiaco. El viaje
anual del Sol a través de los doce signos del
zodiaco es asimilable a tantos temas míticos como Hércules y sus doce
trabajos, o a imágenes simbólicas como la de Cristo entre sus doce
apóstoles. Este viaje del Sol por el zodiaco se refleja en las cuatro
estaciones terrestres, y ha sido dramatizado como un tema de nacimiento,
muerte y renacimiento. Estos ritmos cuaternarios se manifiestan de
diversas maneras: las cuatro fases lunares, las cuatro edades de la vida
(infancia, juventud, madurez y vejez), los cuatro puntos cardinales,
los cuatro momentos fundamentales del día (alba, medio día, ocaso,
medianoche), los cuatro temperamentos hipocráticos, etcétera.
En
astrología este cuaternario se expresa mediante las imágenes de los
cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. La astronomía se
constituye en una ciencia tanto por su método como por su objeto. Su
objeto, grosso modo, es el estudio de la naturaleza física de los
planetas y del universo. La astrología, en cambio, pertenece a la
vigencia del reino de lo simbólico: el astrólogo estudia los planetas
como símbolos de experiencias esencialmente humanas (o de maneras
fundamentales de categorizar las experiencias). Así, para el astrónomo,
Venus es un planeta relativamente cercano al Sol, con una determinada
constitución material, mientras que para el astrólogo, Venus simboliza
la fuerza de atracción que se expresa en el amor, en la aspiración a la
armonía, en la apreciación de la belleza, en la búsqueda del acuerdo, y
en lo que los griegos llamaron el ideal de kalo-kagathía: la unidad, la
belleza, la bondad. Así, el planeta Venus, más que un objeto en sí, es
para el astrólogo un símbolo que puede llegar a manifestarse en una
inagotable diversidad: en el plano físico (como las venas del cuerpo),
en el plano personal (el sentido de belleza, el establecimiento de
sistemas de valores, la capacidad de amar), en el plano social (el
matrimonio, las asociaciones), en el plano político (las relaciones
diplomáticas, los acuerdos), etcétera.
Es
este arraigo en la actitud simbólica lo que, a mi juicio, implica que
la astrología no es, ni será, una disciplina científica, lo cual no
tiene acento peyorativo: al fin y al cabo ni la filosofía, ni el arte,
ni la religión, ni la búsqueda de la felicidad son actividades
científicas, ni tienen por qué serlo. Es más, la astrología parte de una
actitud ante la existencia esencialmente no científica, basada en el
presupuesto de que en el cosmos hay una serie de afinidades o
similitudes, de tal manera que todo resuena en todo. Sin duda, hay
astrólogos que intentan establecer una justificación científica de la
astrología, pero no veo cómo puede
probarse que hay una correspondencia objetiva entre la Luna, los sueños,
la imaginación, los sentimientos, la intuición, el agua, la familia, el
aparato digestivo, la infancia, la madre, la maternidad, la matriz, la
brujería, la feminidad... y tantas otras correspondencias que, sin
embargo, parecen validadas por la mitología, la poesía o la actividad
onírica.
En
mi opinión, la astrología pertenece al ámbito de lo imaginario –o para
decirlo aún con más precisión, de lo “imaginal”–. La astrología es ante
todo un lenguaje surgido de la imaginación, que no es en absoluto
arbitrario. La imaginación tiene sus propias leyes, y son estas leyes
las que se expresan en la investigación astrológica. Así, hay una
técnica astrológica sumamente difundida, que se conoce como progresiones
secundarias. Esta técnica consiste en averiguarlas posiciones
planetarias a partir de los veinte días del nacimiento de una persona,
estableciéndose una afinidad con los procesos y acontecimientos que le
afectarán en los veinte años de su vida. Es decir, las posiciones
celestiales que se hayan formado a los 20 días de mi nacimiento estarán
en correspondencia con mis experiencias (tanto íntimas como externas) a
los 20 años de edad. Esta analogía, un día de vida-un año de vida, es
totalmente simbólica y no puede justificarse por ninguna influencia
causal. Dicho de otro modo: es imposible que las posiciones planetarias
que había en el cielo el vigésimo día de mi nacimiento“causen” o
provoquen las situaciones que aparecen en mi vida a mis veinte años.
O,
dicho aún de otro modo, el enfoque causal es inoperante en la
astrología. ¿Implica esto que la astrología carezca de validez? En
absoluto, si por validez se entiende la capacidad de orientación y
reconocimiento. Así, el tema natal (es decir, el mapa de las posiciones
de los planetas del sistema solar en el momento y lugar del nacimiento)
se constituye en un símbolo que preside, orienta y configura el propio
desarrollo y, si se quiere, el propio “destino”. Pero la cuestión del
destino elude también la problemática científica y nos remite a una
preocupación existencial. ¿Hay algo así como el destino y, de haberlo,
es equivalente a la fatalidad? Cuanto más se sumerge uno en el estudio
de la astrología, más y más respuestas iluminadoras aparecen a estas
cuestiones. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar lo
que ya Heráclito expresó cuando afirmó: “El carácter es, para el hombre, su destino”.
Esto es una traducción aproximada, ya que la expresión empleada por
Heráclito por carácter es “ethos”, y destino es una traducción
aproximada de la expresión“daimon”. Así, “Ethos antrophos daimon” puede
entenderse como“la manera de instalarse en la existencia rige el despliegue de la propia vida”. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar una y otra vez este adagio.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Sobre la carta de Juan Carlos I
http://vozpopuli.com/analisis/54703-juan-carlos-y-corinna-ruptura-y-acuerdo-economico
Hoy vamos a ver la carta de Juan Carlos I a tenor de las últimas noticias relacionadas en el enlace que adjunto.
En este gráfico tenemos su carta en sinastría con las direcciones primarias para el día de hoy, 22.12.2014.
Nos encontramos con que el Ascendente de Primarias se encuentra recien entrado en el término de Venus, a 6º 27 ´y haciendo una cuadratura a la Parte del infortunio en Tauro, que es el dispositor de Venus.
Esa dirección señala los problemas económicos y de pareja que le ha acarreado su relación con Corinna.
Si nos vamos a su Revolución solar anual, nos encontramos con este gráfico.
En Revolución solar en sinastría con el tema natal nos encontramos a Júpiter en oposición al Sol.
Jupiter rige su casa VIII y su casa XI natales y en la Revolución solar hace una oposición desde la cúspide de la X, o Medio cielo, a cuatro planetas situados en Capricornio y casa IV.
Como es una oposición angular entre el M. Cielo y el Fondo del cielo, no pasa desapercibida y queda reflejada por los medios de comunicación.
Júpiter opuesto al Sol, a Venus, Mercurio y Plutón, magnifica el desfase económico, amoroso y de pérdida de status que está viviendo en estos momentos.
domingo, 21 de diciembre de 2014
Las Partes arábigas. Por Rafael Gil Brand.
La dirección de las Partes arábigas - un instrumento de pronóstico focalizado
Por Rafael Gil BrandPresentación y cálculo de las Partes
Las mal llamadas Partes arábigas o Lotes son grados sensibles del zodiaco que expresan una relación entre dos planetas, mediada – salvo excepciones - por el Ascendente. Una Parte es por tanto un significador de un asunto muy específico en la vida del nativo, que se deduce de la relación entre los dos planetas integrantes.
El más conocido de estos puntos sensibles es la Parte de la Fortuna. Es formada por la Luna y el Sol, cuya distancia angular es sumada al Ascendente.
Todas las Partes son formadas por dos significadores fijos – planetas, o en algunos casos otras Partes – y un tercer factor „móvil“ – por lo general el Ascendente.
La distancia eclíptica entre los significadores S1 und S2 es añadida al Ascendente. Como resultado obtenemos la posición de la Parte P.
La fórmula matemática reza:
S2 – S1 + As = P
En la mayoría de las Partes la secuencia de los significadores es invertida si se trata de un nacimiento nocturno.
La fórmula diurna
S2 – S1 + As
es convertida entonces en la fórmula nocturna
S1 – S2 + As
Por ejemplo, la Parte de la Fortuna en una carta diurna es calculada mediante la fórmula
Luna – Sol + As
mientras en una carta nocturna se aplica la fórmula
Sol – Luna + As
302°56‘ - 77°28‘ + 238°20‘ = 463°48‘
Como el resultado excede un círculo completo, le restamos 360 grados:
463°48‘ – 360° = 103°48‘
Esto equivale a una posición de la Parte de la Fortuna a 13°48‘ Cancer.
La interpretación de las Partes
Cada Parte representa un asunto específico, o una persona
determinada en la vida del nativo. Según la Parte esté bien o mal
dispuesta en la carta, podremos juzgar si este asunto se desarrollará de
un modo positivo, o se verá debilitado o impedido.
Cada tema del horóscopo es indicado primordialmente por tres factores:
1. El significador natural es
el creador de la energía sin la cual el asunto no puede prosperar. P.e.
el significador natural para la madre es la Luna. Si la Luna se halla
débil o afligida, la energía maternal se verá dificultada en la vida del
nativo, y una posible relación conflictiva con la madre.
2. La casa y su regente nos
indican qué tipo de experiencia hará el nativo en un determinado ámbito
de vida. La casa 4 representa el hogar, donde la madre juega un papel
central. Si la casa 4 p.e. se halla muy afligida, indicará un destino
duro en cuestiones de hogar y/o con respecto a la madre.
3. La Parte representa
específicamente uno de los temas indicados por la casa en cuestión, y
complementa así la interpretación del significador natural y de la casa.
En nuestro ejemplo la Parte de la Madre nos dirá algo específicamente
sobre el destino de la madre del nativo.
Los asuntos indicados por la Parte en cuestión prosperarán mejor, cuanto más se cumplan las siguientes condiciones:
1. El regente de la Parte aspecta a la Parte, o al menos se halla en un signo que forma figura de aspecto con la misma.
2. El regente de la Parte se halla en configuración con el Ascendente, es decir está en una casa cardinal (Casas 1, 4, 7 o 10), o en una casa trigonal (Casas 5 o 9) o en casa 11.
3. El regente de la Parte se encuentra en su dignidad.
4. El regente de la Parte y la Parte misma son aspectados por planetas benéficos o se hallan libres de aflicción.
5. Un planeta en aspecto estrecho con la Parte indicará experiencias notables en relación con el asunto en cuestión.
6. La distribución de los planetas en las casas de la Parte son un indicador más de la fuerza y el significado de la Parte en la carta natal.
El significado de la Parte de la Fortuna
La Parte de la Fortuna se relaciona con la Luna, y se denomina también Parte de la Luna. En astrología hermética, la Parte de la Fortuna es considerada como un factor de destino, que nos indica la medida de felicidad y bienestar que le es dado al nativo en esta vida. La Parte de la Fortuna es considerada también como uno de los Hyleg, es decir de aquellos factores que indican la vitalidad, salud y longevidad del nativo.
Se puede decir que la Parte de la Fortuna representa básicamente el bienestar físico, el grado de satisfacción en la vida y el éxito mundano. La Parte de la Fortuna debería de ser consultada también en cuestiones referentes a las finanzas, la riqueza y el éxito material.
En la astrología helenística la Parte de la Fortuna era interpretada como un Ascendente alternativo, es decir se derivaban de la misma las 12 casas como si se tratara del Ascendente. El sistema de casas utilizado primordialmente en la astrología clásica es el sistema de signos completos:
El signo en el que se encuentra el Ascendente o la Parte de la Fortuna
es en su totalidad la casa uno, el signo siguiente la casa dos etc.
En
el caso de Lady Diana por ejemplo la Parte de la Fortuna se encuentra
en Cáncer. Este signo es pues la casa 1 de la Parte de la Fortuna. Vemos
al regente, la Luna, en Acuario - casa 8 - junto al nodo Sur, y en
oposición a Marte y Urano, indicando un destino marcado por
inestabilidad, procesos de transformación y rupturas, así como la muerte
violenta que sufrió. Por otro lado es interesante notar que Venus –
planeta regente y ocupante de la casa 7 desde el Ascendente – se halla
en la casa 11 de las ganancias, y que está situada además en el Medio
Cielo calculado desde la Parte de la Fortuna. Más adelante volveré sobre
este asunto.
El
próximo ejemplo muestra la carta de Joanne K. Rowling, la autora de las
novelas de Harry Potter. En esta carta vemos una doriforia de planetas
en la casa 12, entre ellos los regentes de casa 1 y de casa 2, y en
oposición por signo a Saturno domiciliado. Esta situación explica la
fase precaria que tuvo que pasar, al borde de la pobreza, antes de
conseguir publicar su primer libro. ¿Pero cómo viene indicada la fortuna
que hizo a continuación?
Para
empezar los planetas ocupantes de casa 12 son Mercurio, Venus y la
Luna, que conjuntamente dan fantasía y capacidad artística especialmente
en el terreno literario, siendo Mercurio además regente de casa 1. La
casa doce también alude a mundos ajenos, exóticos. Estos tres planetas
forman una serie de Dhana Yogas, es decir de «combinaciones
para riqueza», que se potencian mutuamente: se combinan los regentes de
casa 1 (vida), 2 (finanzas), 9 (fé y fortuna) y 11 (ganancias). Saturno
enfrente dará impedimentos y su oposición estrecha con la Luna explica
la enfermedad de la madre y su temprano deceso, pero como regente de
casa 5 en domicilio puede dar a la larga éxito y forma un Dhana Yoga especial
qu promete dinero de hijos, en este caso de niños (casa 5). La posición
de Júpiter en casa 10, aunque relativamente débil por signo, promete
cierto éxito profesional.
Como era de esperar, la Parte de la Fortuna está a su vez muy bien dispuesta:
Se
halla en Escorpio en la casa 3 (escritos, expresividad), junto a la
Cola del Dragón, que de nuevo indica un “conexión” con otros planos de
la realidad. El regente Marte se halla desde Fortuna en la casa 11,
según Vettius Valens la casa más importante y auspiciosa de la Parte de
la Fortuna. Marte con respecto al Ascendente está en casa 1 y angular,
por tanto muy domintante, y no recibe aspectos maléficos. La Parte de la
Fortuna misma se ve aspectada sobre todo por Venus y Mercurio, que a su
vez se hallan conjuntos al Medio Cielo (de Fortuna). Estos planetas
junto con la Luna se hallan en casa 10, por lo cual aquella constelación
que en principio representa una vivencia de reclusión, de ocultamiento o
de lejanía (casa 12), obtiene un gran potencial de éxito público y
profesional, y contribuye a la felicidad y fortuna de la nativa.
La Parte del Espíritu
La Parte del Espíritu es complementaria a la Parte de la Fortuna.
En vez de tomar la distancia del Sol a la Luna, la calculamos de la
Luna al Sol. La fórmula para nacimientos diurnos por tanto reza:
Sol – Luna + As
En caso de nacimientos nocturnos se invierte el orden:
Luna – Sol + As
La Parte del Espíritu pues se calcula de día como la Parte de la Fortuna de noche, y viceversa.
Esta Parte se denomina también Parte del Sol o de las Cosas Futuras. Otro nombre muy sugerente es el de Daimon. La Parte del Daimon representa el espíritu del nativo, sus intenciones y sus pensamientos, su visión de lo que quiere realizar en la vida. Es un indicador importante de la fé y la espiritualidad del nativo.
Veamos
la carta del papa actual Benedicto XVI. Con Júpiter en el Ascendente en
Acuario y el regente Saturno en casa 10 y en conjunción con una de las
estrellas reales, Antares, tenemos un primer indicador de su inclinación
filosófica y de su elevación social. El regente de la casa 9 de la
religión es el planeta más fuerte: Venus en Tauro, angular, y aspectando
tanto al regente del Ascendente como a la casa 10 de la carrera
profesional. Además un Sol (significador del alma) exaltado aspecta
directamente la casa 9. El aspecto pleno (según la doctrina hindú) de
Saturno tanto a Venus como a la casa 7 explican el celibato.
Curiosamente
se trata exáctamente del Ascendente de su precursor y mentor Juan
Pablo. Si analizamos este punto en la carta de Benedicto XVI, nos
encontramos de nuevo con constelaciones muy poderosas:
El
regente de la Parte del Daimon se encuentra exaltado y en casa 9, es
decir muy fuerte por signo y muy bien configurado en trígono a la Parte.
Se halla en el sextil de Marte, que al ser su dispositor le recibe. La
Parte misma se halla en cuadratura de Saturno, lo cual indica un
espíritu austero y disciplinado, y posiblemente haya contribuido a que
alcanzara la cumbre a una edad avanzada. Por lo demás es el regente del
Ascendente, de modo que no debemos de considerar esta aspecto tan
maléfico. Venus también aspecta desde la casa 10. Como hemos visto se
trata del regente de casa 9 desde el Ascendente, lo cual es muy
coherente.
Este es un ejemplo de un espíritu fuerte, con gran voluntad y ambición personal, y con una gran fé en lo que hace.
Las Partes de los planetas y de la Exaltación
Además de la Parte de la Fortuna y del Espíritu existen otras cinco Partes que son atribuidas a los cinco planetas clásicos,
de Mercurio a Saturno. Al contrario de las otras Partes, éstas no se
construyen en base a dos planetas, sino que se calculan con el planeta
en cuestión y con Fortuna o Daimon, según el caso.
En el caso de las Partes de los planetas benéficos, Júpiter y Venus, el primer significador es la Parte del Espíritu, y el segundo significador el planeta en cuestión. En las Partes de los maléficos Saturno y Marte, así como de Mercurio, el primer significador es el planeta pertinente, y el segundo significador es Fortuna.
Vettius Valens (siglo II d.C.) describe un punto sensible que denomina Exaltación de la natividad. Es construido al modo de una Parte, solo que uno de los significadores es la exaltación del Sol o de la Luna. El otro significador es respectivamente el Sol (en carta diurna) o la Luna (en carta nocturna).
Otras Partes importantes
Hay una serie de Partes que representan a los diferentes miembros de la familia: madre, padre, hermanos, hijos etc.
La fortuna de estas personas, así como el nacimiento de hermanos o de los propios hijos puede deducirse de las direcciones de estas Partes. La
Parte del matrimonio y su dirección nos dan información adicional sobre
la vida de pareja y el matrimonio, indicando sobre todo el posible
momento de la boda.
La
tabla adjunta la final contiene una selección de otras Partes
referentes a diversos asuntos, que pueden ser de interés en la práctica,
y que según mi experiencia dan buenos resultados. Estas Partes se
refieren a asuntos como enfermedad, infortunio, compra de casas,
profesión o la vida religiosa.
En
algunos casos la lista incluye Partes avaladas por la tradición, pero
que aún necesitan de comprobación. En el caso de la Parte de os hermanos
me he permitido añadir una Parte onstruida por mí, que resulta
funcionar considerablemente mejor que la Parte de os hermanos
tradicional.
La dirección de las Partes
Tal vez la técnica de pronóstico más importante de la astrología clásica sea la de las direcciones, especialmente las direcciones primarias del Hyleg. Sobre todo las direcciones del Ascendente son indispensables para conocer las principales oportunidades y crisis en la vida de una persona.
También se calculaban las direcciones de la Parte de la Fortuna, en su función de Hyleg. De ello podemos deducir la posibilidad, en principio, de calcular direcciones para cualquier Parte, y de que estas direcciones ofrezcan eventos importantes relacionados con el asunto significado por la Parte.
En el Libro Complido Ali ben Ragel nos confirma esta aplicación de la técnica en la siguiente anecdota:
Un
anciano le trae a Ali ben Ragel una carta natal para que la interprete,
diciendo que es la carta de su hijo. Abolabez, un colega del autor,
mira la carta y opina que no puede ser la carta del hijo, ya que el
padre del nativo debió morir en el mismo año en que éste nació. A la
pregunta de cómo llega a esa conclusión, Abolabez responde que la Parte
del padre, hallándose en la casa 11, que es la de la muerte de los
padres, se halla en oposición a Marte y a un grado de distancia de
Saturno. A lo cual el cliente confiesa que se trata de la carta de su
nieto, y que el padre murió tal como dijo el astrólogo.
El grado de diferencia entre la Parte y Saturno corresponde a un año de vida del nativo. Al comienzo del capítulo Ali ben Ragel escribe explícitamente:
„Harás
atacir a la Parte del padre y a la de la madre, o harás atacir al Sol
de día y a Saturno de noche para saber del padre, y a la Luna de noche y
a Venus de día para saber de la madre, y llevarás estos atacires
siguiendo los grados de las ascensiones hasta las cuadraturas y las
oposiciones, dando a cada grado un año.“
El principio de las direcciones primarias
Como se puede apreciar en la figura adjunta, por efecto de la rotación terrestre se desplazan el meridiano y el horizonte a lo largo del ecuador celeste. A causa de esto el Medio Cielo y el Ascendente se mueven sobre la eclíptica.
Cada grado de movimiento sobre el ecuador celeste corresponde a un año en la vida del nativo. Es lo que los antiguos denominan «los grados de las ascensiones».
El
arco sobre la eclíptica que recorre el Ascendente en un tiempo dado
depende de la latitud geográfica del lugar. Esta también se denomina altura polar del Ascendente. La altura polar del Medio Cielo es igual a cero: equivalente al horizonte de un lugar sobre el ecuador (latitud cero), perpendicular al mismo.
Para dirigir un factor de la carta que se halle entre el As. (o Des.) y el MC (o BC) debemos de hacerlo bajo su propia altura polar. Es decir, debemos calcular la latitud geográfica correspondiente a la posición de ese factor.
He programado una tabla de cálculo
con Microsoft Excel, la cual calcula para cada Parte unas coordenadas
geográficas correspondientes, que permiten expresar el factor como si
fuera un Ascendente, de modo que dirigiendo este Ascendente hallamos las
direcciones correctas de la Parte en cuestión. Este pequeño programa
puede ser adquirido durante el Congreso Ibérico.
En
esta tabla de cálculo solo hay que rellenar las casillas con la fecha y
la hora sideral de nacimiento, las coordenadas del lugar de nacimiento,
y la longitud eclíptica del Ascendente y de los planetas. La tabla
calcula automáticamente la posición eclíptica de las diferentes Partes,
así como un par de coordenadas geográficas pertenecientes a cada Parte. A
continuación iniciamos nuestro programa de astrología, y sustituimos,
en la máscara para los datos de nacimiento, las coordenadas del lugar de
nacimiento por las coordenadas de la Parte que nos interesa, dejando
exáctamente igual los demás datos de nacimiento.
Si
rellenamos las casillas con los datos de Jeanne K. Rowling, en la tabla
nos dará para la Parte de la Fortuna los siguientes datos :
La posición eclíptica de la Parte de la Fortuna es 214°07’, lo cual equivale a 4°07’ de Escorpio (210° de los siete signos que hay de Aries a Libra, más 4°07’ de Escorpio). Las siguientes dos columnas nos dan una latitud (o altura polar) de 25°06’ Norte, y la longitud de 40°26’ Este (O para Este, W para Oeste en el gráfico).
Pero
antes echemos un vistazo a las progresiones secundarias y a la
dirección primaria del Ascendente, calculadas para Agosto de 1996, mes
en el que Rowling encontró un editor para su libro. Al año siguiente
saldría a la venta la primera novela de Harry Potter.
Vemos
que Venus, regente de casa dos, ha progresado hasta el Ascendente
radical. Al mismo tiempo, el Ascendente dirigido, que está pasando al
término de Júpiter, está a punto de llegar al Sextil de Venus (el
programa con el que se han calculado las cartas, dirige el Ascendente
con la clave de Naibod; con la clave de 1°=1 año el Ascendente se acerca
más a este sextil de lo que muestra el gráfico). Marte, regente de Fortuna y de casa 3 (publicaciones) hace a su vez un sextil exacto a Venus. El
Medio Cielo dirigido está en conjunción con Mercurio progresado, lo
cual es interesante porque Mercurio se ha vulto directo pocos años
antes, precisamente cuando Rowling empezó a escribir la primera novela, y
aún progresa más lento que el MC.
Si
dirigimos la Parte de la Fortuna con ayuda del horóscopo auxiliar que
hemos calculado, hallamos que acaba de cambiar al signo de Sagitario.
Esto significa que en todos los años de precariedad que tuvo que pasar
nuestra autora – a lavez que desarrolla su idea - la Parte de la Fortuna
estaba pasando por el término de Saturno, regente de casa 5
(creatividad) pero planeta opuesto a los significadores principales de
dinero y ganancias en la carta. Ahora se encuentra en término de
Júpiter, y acaba de formar una oposición al mismo, corroborando que en
esta fase de su vida sus problemas financieros iban a solucionarse.
La interpretación de las direcciones
Las direcciones de las Partes son indicadoras de acontecimientos
relacionados con los asuntos de la Parte. Así por ejemplo la Parte de
la madre dirigida nos indicará eventos importantes en la vida de la
madre (relevantes para el nativo), o la Parte de los hijos, cuándo será
padre o madre el nativo etc. Como las Partes representan asuntos muy específicos, sus direcciones se prestan especialmente para el pronóstico focalizado de determinados acontecimientos.
Para juzgar bien las direcciones de las Partes, debemos de observar no solo la posición radical de la Parte, sino además la posición de la casa y de los significadores naturales correspondientes.
Son de esperar aquellos acontecimientos que promete esa Parte, cuando por dirección forme los siguientes aspectos:
1. Al dispositor de la Parte en el radical.
2. Al regente de la casa atribuida (p.e. casa 6 y la Parte de la Enfermedad), sobre
todo en el radical, pero también derivada de la Parte.
3. Al significador natural del asunto (p.e. Venus y la Parte del Matrimonio).
4. Al Ascendente o al regente del Ascendente.
5. A un planeta en aspecto estrecho con la Parte en el radical.
6. Si se trata de Partes referentes a familiares, especialmente las Partes de los
padres, los aspectos con maléficos pueden indicar crisis vitales.
Los aspectos por dirección suelen marcar eventos concretos, en un orbe de un grado.
Pero en el caso de las Partes no parecen ocurrir eventos especiales si
los planetas aspectados no guardan relación, tal y como definen estas
reglas. Esto se debe a que las Partes solo se vinculan a asuntos muy específicos.
A la hora de interpretar tales aspectos han de tenerse en cuenta las siguientes reglas:
1. El término
en el que se encuentra la Parte dirigida indica una cualidad temporal
propicia o desfavorable, sobre cuyo trasfondo hemos de juzgar el aspecto
en cuestión.
2. La cualidad del aspecto es secundaria, lo principal es la naturaleza del planeta contactado.
3. El Medio Cielo asociado a la Parte – es decir al Ascendente calculado bajo su
polo – puede desencadenar también eventos (mismas reglas que antes).
4. La progresión secundaria del regente de la Parte, a planetas relevantes (ver
reglas anteriores), puede desencadenar eventos importantes.
En la carta de esta mujer vemos a la Luna en casa 3 en trígono a Venus, ambos planetas húmedos, indicando el probable nacimiento de hermanos menores. El regente Saturno en exilio y al borde del signo indica también las posibles dificultades con algún hermano o hermana.
El
punto de los hermanos tradicional no parece dar buenos resultados, por
lo cual utilizo un punto derivado de los dos signficadores clásicos para
hermanos: Júpiter y Marte. Al tratarse de un nacimiento nocturno tomo
el arco desde Marte (planeta nocturno) a Júpiter (planeta diurno). Esto
sigue la lógica de construcción de las Partes en la astrología
hermética. La Parte de los hermanos así calculada se sitúa a 11°49’ de
Escorpio. Al ser un signo de agua y estar du regente en conjunción a
Júpiter, corrobora el nacimiento de hermanos.
Veamos ahora las direcciones de cuando nacen estos hermanos:
La primera hermana nace el 21 de Mayo de 1981, cuando la Parte de los hermanos está en orbe de una oposición con Venus
(ver gráfico), planeta que de por sí está en aspecto muy exacto con la
Parte de los hermanos. Venus es un planeta femenino, indicando el
nacimiento de una hermana.
Al llegar la Parte de los hermanos a la Luna, planeta situado en casa 3, nace otra hermana, el 31 de Agosto de 1985. De nuevo se tata de un planeta femenino, y relacionado con el asunto por su posición en casa 3.
Cuando
la Parte de los hermanos llega por dirección a la cuadraatura de
Saturno, es de esperar algún evento importante. No descartaría el
nacimiento de un hermano, al ser regente de la casa 3. Pero tratándose
de un maléfico mal dispuesto y de una aspecto de cuadratura, podrían
manifestarse ciertas dificultades indicadas por este planeta. Lo que
ocurrió fue un grave deterioro de la relación con la hermana menor, la
cual a su vez pasó una época difícil a causa de desarrollar una adicción
a la heroina. Es
de notar también que la Parte dirigida se halla en orbe de conjunción
con Neptuno. Una vez superado este aspecto, y estando la Parte ya en
término de Júpiter, la hermana superó su crisis, aunque la relación
entre ambas permanece difícil.
Al llegar la dirección al trigono de Marte, su regente, nace finalmente un hermano. Marte es planeta masculino y en signo masculino. Al
mismo tiempo vemos a Marte progresado en conjunción con Júpiter. Aunque
es un indicador más, esta progresión indica sobre todo el exitoso fin
de carrera de le nativa (Marte es regente del Ascendente, situado muy
fuerte en casa 10).
Para terminar, mostraré un caso de dirección con la Parte del Infortunio.
La
Parte del Infortunio se halla a 16°52’ de Cáncer (casa 8), en oposición
exacta a Mercurio, el dispositor de Marte. Su regente (Luna) se halla
en casa 3 y en conjunción a la Cola del Dragón, indicando el peligro de
accidentes de tráfico. El dispositor de esta constelación a su vez es
Saturno sobre el Ascendente.
El
accidente tuvo lugar en Agosto del 1998. Al dirigir la Parte del
Infortunio la encontramos en el grado 27° de Virgo, en término de Marte,
y aspectando de cuadratura tanto al Ascendente como a su regente. Estos
se encuentran en la casa 6 desde Infortunio, relacionada con los
accidentes. El caso pone muy bien de manifiesto la regla arriba
expresada: la Parte del Infortunio promete calamidades, oaccidentes, y
el aspecto a los significadores principales de la nativa, el Ascendente y
su regente, hace manifiesta esta tendencia.
El
Ascendente dirigido se halla a 11° de Piscis, lo cual sugiere una
ligera corrección de la hora, haciendo más exacto el aspecto que se
produce a Marte radical y a Marte progresado, que se encuentra
exáctamente en su posición natal. Sin embargo esta corrección no
repercutiría en los aspectos que produce por dirección la Parte del
Infortunio. El aspecto al regente del Ascendente sería incluso más
exacto, tomando la clave direccional de 1° por año.
Esta
técnica puede ser de gran utilidad a la hora de pronosticar
determinados eventos, como el nacimientos de hijos - o la pregunta de si
serán hijos varones o serán hijas - el momento de contraer matrimonio,
la compra de un immueble o algún cambio importante en la vida
profesional etc. Evidentemente
debemos de contrastar estas direcciones con las demás direcciones y
progresiones del Ascendente y de los planetas, así como las fases y
subfases planetarias vigentes en el momento. La dirección de las Partes
sirve para puntualizar y corroborar el tipo de evento, en el marco de
las técnicas de pronóstico más generales.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Se publica la traducción completa de la antología de Vettius Valens
. Ayer se publicó en Internet de forma gratuita una traducción completa de la Antología del astrólogo del siglo II Vettius Valens . ...
-
Si os apetece contrastar las estrellas fijas con vuestro horóscopo aquí os dejo algunas tablas de referencia. No las suele utili...
-
https://www.youtube.com/watch?v=U3w0Nrj1KWI Gráficos triples a tenor de las últimas noticias, y Carta de Sinastría.
-
Rectificar una Carta con la Época Prenatal (Método de la Trutina de Hermes) Introducción Veamos como...