Los esfuerzos más importantes en el área de la historia de la astrología fueron
llevados a cabo a fines del siglo XIX por un grupo de académicos europeos, que
tomaron a su cargo la recolección y catalogación de todos los manuscritos astrológicos
existentes en bibliotecas de Europa y Medio Oriente, escritos en griego durante los
períodos helenístico, romano y bizantino. El proyecto fue inicialmente liderado por el
erudito belga Franz Cumont, y requirió 50 años para completarse. Involucró el registro
completo de todos los textos antiguos y manuscritos copiados y preservados desde su
composición original. El proyecto resultó en la publicación de un extenso compendio
de doce volúmenes llamado Catalogus Codicum Astrologorum Graecorum, más
comúnmente conocido por su acrónimo CCAG.
El texto está en inglés.
Albumasar en Sadán, una colección de doctrinas del astrólogo árabe más famoso, Abū Maʿshar, se conoce bien por su afirmación de que los cometas son parte de las regiones supralunares. Los horóscopos y otros datos astronómicos presentes en Albumasar en Sadán nos ofrecen una excelente oportunidad para datar capítulos diferentes de la obra. Las fechas caen entre el 848 y el 885 d.C., evidenciando que el discípulo de Abū Maʿshar reunió las enseñanzas de su maestro durante un período de tiempo muy largo. También abordamos algunas contradicciones entre Albumasar en Sadán y otras obras del famoso astrólogo árabe.
https://revistas.uma.es/index.php/mhnh/article/view/16040/16249
En el análisis de una obra tan poco conocida a fondo y tan repleta de sugeren-
cias como es la de Hefestión de Tebas, nos detendremos en uno de los aspectos
más olvidados. Aquí trataremos muy brevemente de algunas de las repercusiones
que, para un mejor conocimiento de la época altoimperial, tienen los datos de
inmediata significación histórica que pueden extraerse de la obra de Hefestión.
Este personaje, poco conocido por lo demas' , fue un astrólogo egipcio, tal
vez cristiano , que hacia el 381 d.C.3 compuso una obra en tres libros titulada
probablemente Apotelesmática. El primero de los libros que la componen trata
de los conceptos básicos de la Astrología; el segundo de la Genetliaca, o pronós-
ticos basados en el estado de los planetas en la fecha de nacimiento; y el tercero,
el más práctico, está dedicado a las xerrapxa C propiamente dichas, cuyas en-
serianzas tienden a predecir el momento idOneo para el comienzo de cualquier
actividad.
https://personal.us.es/caballos/wp-content/uploads/p11_resumen.pdf
La producción en prosa de Séneca que se ha conserva
do comprende un tratado científico (Cuestiones Naturales),
otro político (Sobre la clemencia), once morales (Sobre los
beneficios, Sobre la providencia, Sobre la firmeza del sabio,
Sobre la ira, Sobre la vida feliz, Sobre el ocio, Sobre la
tranquilidad del espíritu, Sobre la brevedad de la vida, más
las tres consolaciones, A Marcia, A su madre Helvia y A
Polibio), y una abundante colección de cartas (Epístolas
morales a Lucilio). En todas estas obras, por variadas y he-
terogéneas que puedan parecer, se observa entre otros un
rasgo común: la exposición del asunto, que Séneca hace teó
ricamente a oídos del destinatario, se ve de cuando en cuan
do interrumpida por las intervenciones de un interlocutor
supuesto (pues muchas veces ni siquiera es ese destinatario),
que plantea breves objeciones y preguntas concisas de
inmediato refutadas y respondidas largamente por el autor.
Este casi personaje literario tan típico de Séneca recibe el
nombre de fíctus interlocutor, un oponente simulado que
aparece aquí y allá introducido con un escueto «dice», «di
ces», y gracias al cual se consigue una apariencia de con
versación, aunque sólo sea entre dos y absolutamente des
proporcionadas sus respectivas intervenciones. Una obra
así tratada se resiste a ser definida como un monólogo del
que diserta, pues es cierto que a las veces se oye fugaz otra
voz; en cambio, puede llamarse, a sabiendas incluso del arti
ficio, diálogo.
Sometidos a lo largo de su historia a sucesivas diásporas, los judíos asimilaron
diligentemente las lenguas y culturas de los países en los que se establecían, lo
que les facilitó la integración en su civilización e instituciones sin renunciar a sus
creencias ni a su apego por la lengua hebrea. Durante la época helenística, por
ejemplo, destacaron sabios judíos que compusieron en griego obras históricas
como Flavio Josefo (Yosef ben Matatías), filosóficas, como Filón de Alejandría
(Philo Judaeus), o religiosas, como la traducción al griego de la Biblia hebrea
conocida como Septuaginta.
Desde que en 1912 Aby Warburg señalara la relación entre el texto
árabe denominado Picatrix y los frescos del Palacio Schiffanoia en Ferrara' y
Fritz Saxl la existente entre los manuscritos de Alfonso X el Sabio (1252-
1284), traducidos del árabe al castellano y luego al latín , y las pinturas
trecentistas del Palacio de la Regioné en Padua , quedó establecido un hecho
fundamental para la historia del arte occidental: la gran renovación científica
producida en Occidente en los siglos XII y XIII determinó, aunque únicamente
a partir de 1250, el descubrimiento de una nueva iconografía astrológica en
la que los saberes de la Antigüedad (Ptolomeo y la astrología helenística)
eran transmitidos a través de sus modalidades islámicas.
https://accedacris.ulpgc.es/bitstream/10553/5416/1/0235347_01999_0006.pdf