El texto está en inglés.
https://www.hellenisticastrology.com/editions/Riess-Nechepso-Petosiris.pdf
Durante el Renacimiento, la recuperación de los principales textos de la astrología antigua,
en particular de Tolomeo, posibilitó un movimiento de reforma de la pseudociencia que
pretendía eliminar todos los elementos de origen medieval, vinculados con la astrología
árabe, algo que no se logró por las limitaciones de la doctrina tolemaica. En este trabajo
analizaremos algunas de las fuentes principales de que se nutrió la práctica astrológica durante
los siglos XV y XVI, principalmente, y de qué manera contribuyeron a modelar el arte astroló-
gico de entonces.
La adivinación es una práctica integrada plenamente en la vida pri-
vada y pública de las sociedades tradicionales, de tal manera que en ellas
juega un papel central tanto en las decisiones de los individuos como en las
que afectan a la comunidad en su conjunto. En este sentido se documentan
extensamente en las fuentes de conocimiento prácticas adivinatorias en bue-
na parte de las culturas del Próximo Oriente antiguo, la Antigüedad Clásica,
de amplias regiones de Asia, África y América a lo largo de su historia, así
como también de la Europa medieval y moderna
https://www.academia.edu/29745965/Adivinaci%C3%B3n_y_Astrolog%C3%ADa_en_el_Mundo_Antiguo_2014_
El siglo IV d.C., con el progreso político del Cristianismo, tiene un papel
fundamental en la transformación del antiguo mundo greco-romano. El paganismo,
duramente combatido en los siglos anteriores por cristianos cultos y conocedores de
la cultura griega, como Taciano, Clemente de Alejandría, Hipólito u Orígenes, cede
ante el empuje de la nueva religión. Una religión providencialista, como el
platonismo, y que hace bandera en su ética del libre albedrío. De ahí su radical
enfrentamiento con la astrología que había cobrado autoridad tras ocho siglos de
experimentación en el helenismo y que había logrado penetrar en la alta sociedad del
Imperio. El siglo IV, anticipado en esto por los edictos de Diocleciano a finales del
III contra magos, idólatras y astrólogos, va a suponer la criminalización jurídica
(favorecida a partir de la conversión de Constantino) de la astrología. Pese a todo, se
sigue consultando a los astrólogos y magos, se hacen horóscopos y se escriben
tratados de astrología. Ésta se refugia en el gnosticismo y determinadas herejías del
Cristianismo, que toman de ella parte de su escatología y, sobre todo en los templos
de las divinidades astrales (Mitra, Isis, Osiris, Serapis) que irán perdiendo terreno
hasta que la destrucción del Serapeo de Alejandría, con su excelente biblioteca,
significa simbólicamente el triunfo definitivo de una nueva cultura, asentada en la
anterior, pero que guía Roma hacia la Edad Media. En este contexto, Pablo de
Alejandría escribe el último manual con cierta originalidad del mundo antiguo; un
manual que, aunque participa de algunos principios formulados por Tolomeo en el
Tetrabiblos significa una vuelta a la astrología tradicional, basada en los egipcios y
en el hermetismo; una astrología con la que tal vez Paulo se posiciona contra los
ataques a los dioses paganos alejandrinos.
No es mi ánimo el escribir la historia de la In-
quisición de España: mi tarea es más modesta. Nues-
tra Inquisición ha sido rudamente combatida en todo
lo que va de siglo, en su origen, en su organización
intrínseca, en la licitud de su instalación y en la
naturaleza de sus actos externos, judiciales y religio-
sos. Se la ha presentado como mero instrumento poli-
tico de los monarcas, como coartadora de los más
justos y razonables fueros de la libertad del hombre,
como tribunal que detuvo con mano incivil y bárbara
el vuelo de los ingenios nacionales, como elemento,
en fin, que saturó del cárdeno color de sus hogueras
tres bien cumplidos siglos de nuestra historia patria.
Gran parte del pueblo español ha abrazado estas
doctrinas como ciertas é inconcusas, merced á los
libelos, á las narraciones exageradas, y, sobre todo,
al haber sido suprimida la Inquisición por unas Cor-
tes que, como las de 1812, á su augusto carácter de
tales, reunían el de muro y baluarte de la independen-
cia y libertad de España.
https://accedacris.ulpgc.es/bitstream/10553/5416/1/0235347_01999_0006.pdf