La psicología como ciencia
se erige sobre un concepto tan poco científico como el “alma”, un concepto
fundamental en el pensamiento occidental y que, desde su categoría de mito, se
inserta en la filosofía, recorriéndola a lo largo de toda su historia. En sus
orígenes prefilosóficos y homéricos, el mito del alma
es aún un concepto emergente y disperso que, antes de pasar a convertirse en el
principio de inmortalidad atrapado en la cárcel mortal del cuerpo, propio de la
corriente órfica y de la escuela pitagórica, carece de una denominación clara.
En los filósofos milesios el alma es un principio vital extensivo a la materia
en su totalidad, que terminará desarrollándose como principio de movimiento y
de sensibilidad, de conocimiento, por tanto. La asociación del alma con el
conocimiento dará lugar a una teoría selectiva y aristocrática, en la que sólo
alcanzarán la inmortalidad las almas que logren un conocimiento racional, que
encontrará su máximo nivel de exposición en la teoría platónica. En oposición a
esta concepción y asociada al materialismo, el atomismo ofrece una teoría
subjetivista de las sensaciones en una línea empírica más próxima a lo
experimental. En esta misma línea, Aristóteles insistirá en el tratado de las
sensaciones sin abandonar tampoco la concepción tripartita platónica del alma.
El hedonismo esbozará, por último, una teoría homeostática de la sensación como
búsqueda del placer.
https://www.um.es/tonosdigital/znum12/secciones/Estudios%20J-Alma.htm