Para aquellos de nosotros que trabajamos primariamente dentro del marco de la
astrología occidental, las técnicas y los principios de interpretación que empleamos cada
día son algo que bien podemos dar por descontado. Se han vuelto tan familiares que es a
menudo difícil para nosotros verlos bajo una nueva luz. Una forma de abrirlos a una
consideración fresca es a través de una interrogación histórica a propósito de sus
fuentes. Los resultados de estas investigaciones pueden ocasionalmente ser
desorientadores, pero deberían eventualmente llevarnos a una mayor conciencia de las
presuposiciones en la práctica contemporánea de la astrología.
Lo que sigue son algunos de los más nuevos descubrimientos de la investigación del
Project Hindsight. Me voy a concentrar en la astrología Helenística, que fue un tipo de
astrología practicado en el área Mediterránea y de Cercano Oriente desde el siglo
segundo AC hasta el siglo sexto DC. Este tipo de astrología es, de hecho, la verdadera
fuente de la posterior astrología occidental, aunque será parte de mi preocupación
señalar las formas en que la tradición Medieval comenzó a desviarse de este punto de
partida debido a errores en la transmisión y en su interpretación.
El propósito de este artículo será explicar el razonamiento subyacente detrás de la
asignación original de tópicos a las casas en la astrología Helenística, lo que ha
determinado el pensamiento acerca de las casas astrológicas desde entonces, aunque con
varios cambios en los tiempos Medievales y una mayor transformación conceptual en
los tiempos modernos. Mi tesis será que las doce casas originalmente representaron una
diferenciación y articulación sistemática del concepto de destino. Como los esquimales
con sus famosas múltiples palabras para nieve, los astrólogos Helenísticos tenían, en su
sistema de casas, un maravillosamente sofisticado lenguaje para identificar y distinguir
las manifestaciones del destino en cada área de la vida humana.
Este empleo del concepto de destino en la astrología Helenística no estaba confinado
solo al sistema de casas. La astrología Helenística estaba basada en un modelo
cosmológico en el que las estrellas fijas y los planetas representaban los componentes
esenciales del alma cósmica, o la conciencia cósmica misma. Este modelo, en sus
numerosas expresiones variables, deriva directamente de la cosmogonía del Timeo de
Platòn, y es común a casi toda la filosofía Helenística (1), es la conceptualización de
este modelo en términos de destino, concepto que le da un distintivo carácter
astrológico.
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