Si imaginamos a nuestra cultura como una gran familia, nuestra disciplina
está condenada por sus envidiosas hermanas a ocupar un papel secundario,
infravalorado. Los amantes de Cenicienta padecemos y nos rebelamos al
contemplar cómo la ignorancia y, en algunos casos, la envidia, intentan
eliminar el valor más preciado. Por ello los astrólogos tenemos un
complejo de inferioridad. Muchos no se dan cuenta siquiera. Esto
constituye un problema aún peor que el hecho de tenerlo pues. Cuando un
complejo es inconsciente, la persona actúa creyendo que no tiene
problemas, cuando, en realidad y secretamente está poseída por él, sus
actitudes, comportamiento y afectos están teñidos de su presencia.
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