La comprensión del Universo y la medida del tiempo han sido
anhelos del hombre desde la Antigüedad y se han configurado
como uno de los retos directores del desarrollo de las ciencias y
las artes, en su sentido más amplio, a lo largo de la historia.
Los astrolabios, como instrumentos científicos que posibilita-
ron esos conocimientos desde su invención en la Grecia helenís-
tica en torno al siglo I a.C., se consideran paradigma de sinergia
entre ciencia y arte y se convirtieron en objetos demandados, no
solo por sus esperables usuarios, los astrónomos y matemáticos,
sino también por las altas jerarquías del poder civil y religioso
que los valoraba por su dimensión estética y simbólica. Un astro-
labio es una maqueta a escala del Universo que permite simular
su continuo movimiento y por tanto su posesión y uso permitía
tener y sentir el cielo en las manos y medir lo invisible, el tiempo.
Estas sugerentes capacidades expandieron el ámbito de interés
de este instrumento y el arte se hizo eco de ello agregando ele-
mentos decorativos a los astrolabios e incorporando el propio
objeto a representaciones artísticas de naturaleza diversa.