Lo que aquí nos narra Michel Gauquelin a su manera tan interesante como estimulante es la larga historia de las incursiones imaginativas y científicas del hombre en la observación y contemplación de sus relaciones con la bóveda celeste. La historia abarca, desde las primeras especulaciones astrológicas, incluso las que precedieron con mucho a la ciencia astronómica moderna, hasta el presente. Es una narración llena de interés y viveza de la evolución del pensamiento humano sobre esta cuestión desde el tiempo en que los cielos eran considerados simplemente con temor, perplejidad y reverencia, hasta la era actual, que comienza a penetrar en el espacio exterior, cuando nuestro conocimiento, aumentando explosivamente, ha demostrado que los seres vivos están vinculados a su universo por lazos sutiles que hace unos pocos años ni se sospechaba siquiera que existiesen.