LOS MOTIVOS HISTÓRICOS DEL DESPRESTIGIO DE LA ASTROLOGÍA
ADELA FERRER, ASTRÓLOGA
Lo que sucedió con
la Astrología en el Renacimiento es muy interesante e instructivo, porque es
bien cierto aquello de que conviene conocer la propia historia para no
repetirla.
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Como dice Demetrio
Santos, de quien no me cansaré de recomendar su "Introducción a la
Historia de la Astrología" (Ed. Visión Libros), la invención de la
imprenta sirvió para publicar muchos libros de Astrología; pero el mismo afán
del público por el conocimiento trajo consigo una falta de discriminación y de
selección adecuada y, tal como hoy ocurre con internet, las redes sociales y la
televisión; lo que se imprimía respondía más a la demanda de “la audiencia”, a
obtener ventas, que a un proyecto editorial organizado de impresión de obras
cuidadas, completas y con criterio. En su descargo hay que comprender que la
profesión de editor estaba "en pañales".
Ello no obstante,
todos hemos de dar gracias a la imprenta y los astrólogos particularmente hemos
de agradecer a aquellos impresores que, gracias a ellos, se salvaron de la
pérdida la mayoría de buenos textos que nos han llegado y cuyas diferentes
versiones podemos ahora comprobar, comparar y analizar.
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En esos tiempos la
astrología creció incontroladamente y surgieron como setas astrólogos que
pronosticaban todo tipo de desgracias y tragedias, el fin del mundo y cosas
así, que publicaban lunarios y almanaques basados en tablas muy antiguas e
inexactas, y profetizaban bobadas de toda índole que contribuyeron al magnífico
e inconmensurable desprestigio del que aún goza nuestra disciplina y al que la
mayoría de los astrólogos actuales seguimos contribuyendo cuando, en lugar de
estudiar, nos dedicamos a propagar cuentos de lunas sangrientas; la verdad es
que el morbo sigue "vendiendo".
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La burguesía, las clases intermedias dirigieron
su atención a publicaciones relacionadas con los pronósticos escandalosos, con
el ocultismo, la magia y la maravilla, por lo que numerosos astrólogos se
plegaron a dichas modas para seguir viviendo de su profesión.
Así que la mayoría
de los talentos más serios con los que contaba la Astrología, que hasta la
fecha estaban a sueldo de Papas y nobles, ante la exigencia y la “obligación”
de convertirse en profetas y adivinos, con muy buen criterio, se pasó a la
astronomía, es decir a la matemática observación y a los cálculos del
movimiento celeste, que siempre es más seguro y menos comprometido calcular
unas buenas efemérides y unas buenas tablas para navegar que interpretar a la
tremenda, "sin duda ninguna" el día la hora y el minuto en el
sucederán las grandes desgracias y leyendo con todo lujo de detalles la
complejidad del cielo.
En fin... si a
alguien le suena de algo el panorama de la Astrología en el Renacimiento, es
por exceso de imaginación, porque hoy en día estas cosas no pasan,
¿A que no?