martes, 2 de febrero de 2016

Eva Cassidy.









https://es.wikipedia.org/wiki/Eva_Cassidy


Estaba escuchando a Eva Cassidy, que poseia una bonita voz,  y mirando en su biografía he visto que murió de un cáncer de piel a los 33 años.

He encontrado sus datos en Astrodienst, pero yo creo que nació 8 minutos más tarde.

Eva Cassidy murió el día 2.11.1996, vamos a ver su tema natal en sinastría a las Direcciones Primarias.





Tenemos al Ascendente de Primarias en Término de Venus, vemos que Venus es un planeta feral, no tiene aspectos.

En el rádix Venus rige la casa I, la casa de la Vida, y también la VIII, la casa de la Muerte.

Vemos también a Plutón de Primarias sobre el Ascendente, así como otras Primarias determinantes.

Si nos vamos al gráfico triple nos encontramos con esto.






En el gráfico triple tenemos a Venus como señor del año por Profección,  reforzando la fuerza del Término en las Primarias.


Veamos la sizigia anterior al fallecimiento.




Es una Luna Llena que se encuentra muy cerca de la cúspide de la casa VIII del rádix.

Hay que observar que la Luna también se encuentra presente en la casa VIII del rádix, aunque cerca de la cúspide de la casa IX.

Para finalizar veremos los periodos de Junctino para la R Solar de 1996.




El deceso ocurre en periodo de la Luna, muy cerca de la entrada del periodo de Júpiter.




lunes, 1 de febrero de 2016

La Astrología pertenece al ámbito de la izquierda. Una reflexión.









Rechazada y perseguida por todas las ortodoxias, yo situo a la Astrología claramente en el ámbito de la izquierda.

Porque ya sabemos lo que significa ortodoxia, no ?.....nada menos que recta opinión.

Y para eso tenemos las Teologias dominantes de cada religión que nos indican cual es la recta opinión, o sea que los astrólogos somos herejes y heterodoxos por definición.

Acordaos que el buen ladrón estaba a la derecha del Padre, sin ir más lejos.

Pero que ocurre cuando nos encontramos a un astrólogo de derechas ?, pues que se produce un tsunami mental, o algo parecido.

En fin, es una opinión como otra cualquiera y estaré encantado si comentais.

Se trata de generar debate.



Es el estado del alma lo que determina la salud. Entrevista a Ghislaine Lanctôt.







“Es el estado del alma lo que determina la salud”






Entrevista a Ghislaine Lanctôt sobre medicina y salud, ” Primero el alma se enferma y le sigue el Cuerpo “
Desde que Ghislaine publicó su primera obra en la que pone en tela de juicio el funcionamiento del sistema médico –por ocuparse de la enfermedad, más que de la salud–, muchas conciencias han quedado inquietas. Para avivar estos temas, la autora, que transmite paz y seguridad, nos ha concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores su filosofía de vida.
 Ghislaine Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran farmacéuticos y ella empezó la carrera de Medicina para complacerles. «Yo quería ser filósofa. Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada a la gente. Pensé, voy a hacer algo útil, que beneficie a la población, y como me crié en este ambiente decidí hacer la carrera de Medicina. Al final he dejado todo eso y lo que hago ahora es lo que quería hacer desde el principio».
    
Guislaine está divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los ojos –continúa la escritora– fue mi divorcio. Es lo que me despertó. Cuando los niños se marchaban a casa de su padre tenía tiempo para mí, no sabía lo que era eso, me había olvidado de mí misma. Yo trabajaba pero me ocupaba mucho de la familia, para mí era la prioridad. Entonces, como un fin de semana de cada dos, no tenía a los niños, estaba obligada a ocuparme de mí misma y es así como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir de la prisión de la familia. Después de esto, viví seis años en Estados Unidos. Yo nací en Montreal (Canadá), pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados Unidos. Esta experiencia me abrió los ojos sobre lo que es el negocio de la medicina porque es así como lo llaman allí. Aquí en Europa y en Canadá hacen creer que es como trabajar por el bien del enfermo, que es un tema social.  A la vuelta de Estados Unidos, escribí La mafia médica cuya primera edición se publicó en 1994».
El colegio de médicos le puso una demanda, el proceso duró un año y desde entonces la escritora imparte seminarios para que la gente entienda y tome conciencia de que es el estado del alma lo que determina la salud mental. «Cómo mejorar el estado de mi alma para mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.
Pregunta: Su visión actual de la salud es completamente distinta a cuando era médico ¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su carrera?
Respuesta: A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me parecían sensatas, que no tenían lógica, como por ejemplo, seguir dando medicamentos aunque no funcionaran, aunque no se curara la persona. Yo no entendía, por ejemplo, como en un cáncer se aplicaba la quimioterapia si lo que hace es enfermar aún más a la persona que acaba por morirse de todos modos.
Cuando aparecieron las medicinas suaves pensé que eso era interesante, y yo he ido a encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y entonces me di cuenta de que lo que hacían era muy interesante, incluso mejor que lo que hacíamos nosotros en la medicina convencional. Esas personas me acogieron, me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé: ¿por qué no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede ser que no lo enseñen en la facultad y que además a estas personas las tachen de charlatanes y de estafadores? Yo me encontré con ellos y vi que eso no era cierto, no eran charlatanes. Así fue como me empecé a plantear cosas. Cuando acabé la carrera de Medicina yo estaba convencida de que hacia el año 2000 ya no habría más enfermedad en el mundo, tenía una confianza ciega en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo, veía que el tiempo pasaba y que la salud de las personas iba empeorando. Me percaté también de que medicamentos que no funcionan se siguen recetando, y que se practicaba una guerra en contra de las medicinas alternativas. Además, yo era flebóloga y había abierto centros de flebología en distintos lugares del país, lo que me llevó a experimentar de cerca el negocio de la medicina tradicional. Y ahí sí que entendí muchas cosas.
P: ¿Qué papel juegan para usted las medicinas alternativas?
R: Las medicinas alternativas producen un bienestar más interesante que el que proporciona la medicina convencional. La medicina convencional corta, quema y envenena. Corta con las operaciones, envenena con la “quicio” y con los rayos. Las medicinas suaves pueden poner orden de forma temporal en el cuerpo, pero como el problema está en el alma, antes o después habrá que afrontar el problema del alma.
Es el alma quien enferma a los demás cuerpos. Por ejemplo: mi trabajo ya no me conviene, tengo náuseas por la mañana cuando pienso que tengo que ir a trabajar, entonces empieza a dolerme la espalda, las rodillas, la tripa… Puedo ir a ver a alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi cuerpo, puedo tener tratamientos de técnicas energéticas que ayuden a mi cuerpo emocional y mental; pero hasta que no solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando porque mi alma me dice «sal de aquí». Es interesante, porque el alma entrega un mensaje cada vez más fuerte y cuando no lo entiendes “te lanza un ladrillo a la cabeza”: un accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia, una enfermedad, perder el trabajo… Algo fuerte para que tú reacciones.
P: Desde su punto de vista como «médica del alma» ¿cree que hay alguna solución a este tipo de enfermedades?
R: Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en cualquier momento.
P: ¿A usted le va bien esta filosofía de vida?
R: A mucha gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede sanarme.
P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia cura?
R: La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo soluciono, la enfermedad se va. Así entendí que la medicina esta totalmente controlada por el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como médicos era enfermar más a las personas para así generar ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de buena salud? Yo llegué a la conclusión de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y cuando mi cuerpo está enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo por sí solo no enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve de nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona en el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la guerra. Porque mi alma me dice internamente que haga algo y mi ego me dice que haga lo contrario. Entonces hay una guerra interna. La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí. Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma. ¿Qué quiere el alma? El alma quiere la emancipación del Ser y el cuerpo quiere la seguridad del haber, del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés significa la guerra interior. Cuando trato el alma, todo el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero decir que no haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las cosas en el orden correcto. Primero el alma, después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés. La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.
P: ¿No cree que la propia sociedad demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico y le dé una medicina para el dolor?
R: La sociedad misma, nosotros somos los que creamos esta mafia a nuestra imagen y semejanza. El problema es que damos prioridad al «tener» sobre el «ser», ése es el desorden, priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden hay que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al cuerpo, eso genera orden, paz y salud.
P: Eso es mucho más complicado que tomarse una pastilla…
R: Cierto, pero ¿qué hace una pastilla? Te da la ilusión de que estarás mejor, pero con el tiempo reaparecen los síntomas.
P: En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien sano se enferma por beber agua contaminada, ¿también en este caso insiste en su teoría?
R: Esto es válido para todo. No hay ningún microbio exterior que haga enfermar, soy yo la creadora de mis enfermedades. Y ésta es la verdadera enfermedad del alma, el no saber que soy yo quien la está creando. Como yo pienso que no soy responsable, me imagino creadores exteriores: microbios, tumores, etc. Por ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo un catarro. Y puedes tener un catarro en verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver con el frío. Con esta estructura de pensamiento voy generando la guerra hacia los factores exteriores. Y por eso se crearon las vacunas. ¿Qué son las vacunas? Dar la enfermedad de forma más debilitada para que el cuerpo reaccione. Es decir, no tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería menos grave porque ya me he puesto la vacuna. Te voy a dar otro ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy a dar un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave porque habrá tenido un pequeño violador y entonces estará preparada. La vacuna funciona igual. Es algo de locos. Vivir en el desorden lleva a este tipo de locuras. Por ejemplo, la gripe aviar. ¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una experta muy seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha dado cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152 personas de gripe aviar en el mundo, solo en Canadá mueren cada año 10.000 personas por errores médicos, no de enfermedad sino de equivocaciones. ¡Yo creo que más bien habría que vacunar a los médicos! No hay epidemia, no hay nada. Entonces se ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se han gastado millones de dólares para tratarla pero no hay nada. Esto está en preparación desde hace muchos años. Llevamos de cinco a siete años oyendo hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede anunciar que va a haber una pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero no la puedo prever, es un montaje.
P: Pero la gente tiene miedo…
R: Sí, es una forma de manipulación mental para llevarles a pensar que va a ocurrir una epidemia. Y un día, cuando ocurra, las autoridades dirán que ya lo habían previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay un proceso escondido detrás de esto. Yo no sé exactamente lo que es, puede ser, por ejemplo, ponerle a todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña de vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla. Así que es posible que haya una estrategia que consista en decir que hay una epidemia y que hay que vacunar a todo el mundo y entonces pondrían el microchip. Yo estoy segura de que hay algo detrás, un propósito escondido en decir que hay una epidemia y que hay que tener cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que sea el propósito es el control sobre la población.
P: ¿Tiene todo esto algo que ver con la trilogía de la mentira de que habla en su libro La mafia médica?
R: Hablo mucho de las vacunas en el libro y lo que yo digo a este respecto en el libro, es lo que desencadenó la ira del colegio médico. Porque las vacunas no se tocan, son sagradas, puedes hablar de cualquier cosa; la industria, los medicamentos… pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan importantes ganancias a la industria, pero a las personas les puedes transmitir cualquier cosa. La vacuna es un medio para producir genocidios con un blanco específico.
Cuando se quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran, mira lo que está ocurriendo en África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida? «Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida». Entonces es el propio sistema inmunitario que se ha debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más grave.
P: ¿Quién está detrás de toda esta estrategia?
R: Los que mandan. Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para la salud es la OMS, pero también están la UNESCO, UNICEF, FAO, FMI, Banco Mundial, etc. Todos los países miembros de la ONU obedecen las órdenes del gobierno mundial.
P: ¿Ve solución para esta situación?
R: Sí, sino mal vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía individual. Es tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que tiene el verdadero poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a estos restaurantes. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA, significa el poder último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está dentro de nosotros.
Si pensamos en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el espíritu que crea todo el universo y esto está dentro de uno, no fuera. La solución viene cuando yo tomo conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y como yo soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más interesante que morir ¿no?
P: Y ¿Cuál es el primer paso que debemos dar?
R: Primero empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi alma, es mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, escucho lo que me dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo, ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me dirá: «No, ¿estás loca?, tienes que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre…». Esa es la guerra, entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función. ¿Qué va a ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo misma? No, voy a hacer las paces.
Algo que se puede hacer varias veces al día y que mejora automáticamente cada vez la salud, es decir la verdad. Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman «medias verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie». Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde. Si para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus hombros, yo tampoco lo voy a guardar.
Son cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo, poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento y me miento porque tengo miedo, es el ego el que miente, el alma nunca miente.
Si voy buscando el amor exterior, sufro. Si vivo con amor por mí, enfocado hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar de mí, mi salud mejora.
Por ejemplo, toco aquí y siento un bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago nada, o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco que se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado muy debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más enferma y cada vez me acerco más a la muerte.
Eso ocurre si tomo la opción del médico. En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el bulto en este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo, es mi espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión temporal si no una verdadera sanación.
Por ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me dice: «no, no te tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice: “no, ya se acabó”. Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y la gente hace más caso a sus sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones para la seguridad del haber. Hay cada vez más personas que dejan carreras brillantes porque ya no le encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque la conciencia se eleva.
Si no hago caso a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico me manda antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy efectivo y puedo seguir pagando la hipoteca.
Algo que causa mucho estrés es el endeudamiento de las familias. Una manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento porque supone esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria», es un movimiento social de gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo como movimiento social, pero sí como medida temporal para salir de esta trampa. De forma que, las necesidades materiales dejan de ser la prioridad en mi vida y más bien es el alma lo prioritario. La «simplicidad voluntaria» consiste en reducir las necesidades materiales. Por ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca, van a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y ahí estoy preso… y eso es un estrés tremendo. La persona piensa que no tiene salida: «si dejo mi trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos “pijos”, mi prestigio, mi mujer, reputación…» No se puede imaginar la vida sin nada de eso, pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más pequeña, los niños dejan de ir al colegio privado y se les manda a uno público y así tengo tiempo para mi alma. Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida cotidiana son las que hacen que mi salud esté mejor o peor.
P: Usted demostró ser muy valiente cuando escribió el libro “La mafia médica”, que le costó la expulsión del colegio de médicos, supongo que vivió un conflicto importante. ¿Cómo se decidió a dar el paso?
R: Yo sabía que publicando ese libro se acababa para mí la carrera de medicina. Yo me acuerdo de ese momento y me dije: «Si no escribo este libro, me muero». Quizás no hubiera muerto rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil, más difícil fue dejar mi papel de «buena madre».
P: ¿A qué se refiere?
R: Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de preocuparme por mis hijos. Un pasaje importante fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos hijas y cada una de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno. Hace más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue tremendo! Era un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de cortar ese tipo de lazos. Entonces una dijo que “vale” y la otra dijo que “ni hablar” y volvió a colocar la taza en su sitio. Yo le dije: «pues tú haz lo que quieras, pero yo ya he hecho lo que tenía que hacer».
P: El desapego, entonces, ¿tiene que ver con conseguir una buena salud?
R: Sí, cuando estoy apegada a algo es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos apegos no puedo avanzar. Con mi libro “La mafia médica” todo se fue: el título de médica, la profesión… Cada uno tenemos cargas y apegos distintos.






Astrología y Astronomía en el Renacimiento. De Juan Vernet.










Durante el Renacimiento, cuando la astronomía y la astrología intentaban dar una explicación coherente del universo, Copérnico (uno de los grandes científicos de la historia de la humanidad) supo llegar hasta las últimas consecuencias. Las observaciones realizadas por los principales astrónomos de la Antigüedad y de la Edad Media, unidas a las suyas propias, le convencieron de que el Sol se encontraba en el centro de nuestro sistema planetario. Aunque era una verdad que ya había sido entrevista por varios de sus precursores, él tuvo la valentía de proclamarlo públicamente. El profesor Vernet analiza en el presente estudio (publicado por primera vez en 1974) la obra capital de Copérnico, poniendo además de relieve su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII. El resultado es un libro que interesará tanto al especialista en historia de la ciencia como al no estudioso, por la claridad expositiva y amenidad argumental reconocidas a su autor, que ya cosechó un gran éxito con la reaparición de su Lo que Europa debe al Islam de España, publicado en esta editorial.



Notas de prensa


"El mérito de Astrología y astronomía en el Renacimiento consiste en ofrecer una excelente y única síntesis en lengua castellana en la que se une la tradición cosmológica árabo-islámica con la copernicana."
Miquel Forcada, La Vanguardia


Elogio de la Astrología. De José Antonio González Casanova.








¿Es compatible la astrología con las ciencias de la naturaleza? ¿Confiar en el horóscopo atenta contra la fe religiosa como afirma el último catecismo católico? Este libro, escrito por un jurista, político y profesor universitario alejado de la astrología profesional, pretende combatir los prejuicios que aún existen sobre un saber perenne y universal que muchos tachan de irracional y supersticioso. Se trata de un elogio agradecido por quien ha comprobado a lo largo de su biografía que dicho saber, misterioso pero cargado de lógica, “funciona”. El autor ha redescubierto gracias al mismo el sentido del mundo y de la vida, el núcleo espiritual de la materia y la presencia de un ser inteligente que se revela en los símbolos astrológicos de modo que confirma la fe una trascendencia humana.


sábado, 30 de enero de 2016

Historia y Origen de la Astrología Antigua.







Historia y Origen de la Astrología Antigua. El zodiaco



La astrología, accidente histórico

Astrología y astronomía (por sus etimologías tratado de los astros-leyes de los astros, respectivamente) fueron en un principio términos sinónimos. Cuando los griegos consideraron a la astronomía como a una rama de la matemática, la sinonimia se extendió también a esta ciencia. Así, en la época medieval se llamó frecuentemente “matemáticos” a los astrólogos, mientras se confundía astronomía con astrología convirtiendo así las leyes de los astros en leyes de los destinos humanos.
Sin embargo, la observación insistente y cuidadosa del cielo que dio origen a la ciencia astronómica se debió, pura y exclusivamente, a razones de orden práctico: la necesidad de medir el tiempo y de establecer la alternancia de las estaciones (un calendario, en fin) para ordenar las tareas agrícolas y los ritos del culto. Más tarde estas observaciones se usaron también en un sentido astrológico, debido a las características de las antiguas culturas, mezcla de mitos, magia y religión.

Factores de índole religiosa

La contribución de las dos grandes culturas prehelénicas, la egipcia y la mesopotámica, ha sido bien diferente.
Es poco lo que sabemos de la astronomía egipcia, debido a la falta de papiros astronómicos anteriores a la época helenística (siglos Ill/l a. C.). No cabe duda, sin embargo, de que los egipcios realizaron observaciones astronómicas desde épocas muy tempranas, ya que en el tercer milenio a. C. establecieron el primer calendario solar basándose en la marcha regular de los astros y en las no tan regulares crecidas del Nilo. Calendario que ha servido de base al nuestro, tras sufrir dos reformas: la juliana (siglo I a. G.) y la gregoriana (siglo XVI). El año egipcio de trescientos sesenta y cinco días estaba dividido en doce meses de treinta días cada uno, más cinco días suplementarios. Cada mes se dividía en tres decenas de días, que se caracterizaban por el grupo de estrellas —o de una única estrella brillante— que asomaba por el horizonte cada diez días. Más tarde estos grupos de estrellas fueron utilizados muchas veces por los astrólogos del período grecorromano, a pesar del zodíaco griego, conocido por los egipcios sólo en la época helenística posterior a las campañas de Alejandro Magno.
Aunque no puede hablarse de una astrología de los antiguos egipcios, es indudable la influencia del cielo en su religión. No olvidemos que en determinado momento sustituyeron a todos los dioses de su panteón por un dios único: el Sol. Además, en algunos casos, dicha influencia celeste adquirió ribetes de astrología: creían, por ejemplo, que la brillante estrella Sotis (la actual Sirio) provocaba las crecidas del Nilo. Mientras la astronomía de los egipcios revela un carácter litúrgico y religioso, la astronomía de los pueblos de la Mesopotamia presenta un fondo mágico y adivinatorio, fuente original de la astrología.
Los babilonios heredan la magia de los sumerios, que ya no es la magia animista del hombre prehistórico sino de índole más religiosa, con caracteres protectores que se resuelven en encantamientos y exorcismos, sobre todo frente « la enfermedad. El mundo exterior deja de ser el mundo demoníaco ancestral y se puebla de dioses benéficos y maléficos, Detectar en ese mundo los signos favorables o desfavorables resulta vital: de ahí la importancia de la adivinación.
Dichos signos debían rastrearse en los sueños, en el comportamiento de los animales y en su aspecto, así como en e! de las plantas y los minerales; en las entrañas de animales sacrificados, sobre todo en el hígado; en los rasgos de la fisonomía humana y, por supuesto, en los astros y en las pertubaciones atmosféricas.
Si estos antecedentes permiten afirmar que la astrología tuvo su origen en la Mesopotamia, cabe agregar que sus caracteres específicos la diferencian de la astrología actual. Aquella fue una astrología de neto corte político y social, referida más a los fenómenos naturales y a la colectividad humana que a seres individuales, si exceptuamos al rey, representante del dios y habitante del templo divino. Los presagios que los sacerdotes leían en los astros hablaban de hambrunas y sequías, de guerras o inundaciones, de buenas cosechas, de victorias militares y crecidas normales. Fue una astrología fundada en la correspondencia entre dioses y planetas y en la relación entre los fenómenos celestes —sobre todo los eclipses— y los fenómenos terrestres; correspondencias y relaciones que los sacerdotes observaban y anotaban en sus tablillas.
Los persas consignaron en el Avesta sus creencias astrológicas: el alma de cada ser humano tiene asignada una estrella a cuyo seno retornará al morir. Esta relación entre el alma y las estrellas reaparece mucho después en una leyenda árabe, según la cual a cada persona le pertenece una estrella, que nace y muere con ella. Conviene recordar, asimismo, que la calidad de “mago”, tan frecuentemente conferida a los astrólogos, corresponde a una palabra de origen persa.
Puede decirse que la astrología, tal como hoy la entendemos, nace durante el período helenístico de la conjunción de las creencias orientales con los elementos griegos, y madura durante el período grecorromano. Varios factores intervinieron en este proceso. Las Campañas de Alejandro (segunda mitad del siglo IV a.C.), que produjeron una “helenización del Oriente”, contribuyeron también a la “orientalización de Occidente”, sobre todo en el terreno religioso.
La religión de los griegos, con su Olimpo poblado de dioses demasiado humanos, no resistió el embate de las creencias orientales que entre otros elementos introdujeron la astrología entre los griegos y, más tarde, por intermedio de éstos, en la India.
En cuanto a la astrología china, el fenómeno es más complejo. En primer lugar, entre el pueblo chino prospera toda clase de artes adivinatorias; en segundo término, se trata de un pueblo esencialmente agrícola, que desde muy antiguo reconoció la influencia del sol y de la luna sobre las estaciones. Estos dos hechos permiten pensar que las prácticas astrológicas tuvieron en China un origen semejante al de la Mesopotamia.
A partir de los primeros siglos de la era cristiana, comienza a practicarse y adquiere gran desarrollo la astrología actual. En cambio, estas prácticas no hicieron mella entre los judíos, por lo menos en la época helenística. Ya Jeremías: “. . .no temáis las señales del cielo, de las que tienen pavor las gentes. . .”. Isaías, por su parte, apostrofa a Babilonia: “Quédate con tus encantamientos y con las muchas hechicerías con que te fatigaste en tu juventud”, y agrega, refiriéndose a “los que miden el cielo”: “. . .serán como paja y el fuego los quemará; no se salvarán a sí mismos del poder de las llamas. . .”

El fondo filosófico

A estos factores de índole religiosa que contribuyeron a la estructuración de la astrología actual, debemos agregar varios factores de fondo filosóficos.
En el pensamiento griego clásico, fusión de ley y de mito, de ciencia y de poesía, no tiene cabida la idea de astrología en el sentido actual, si bien se identifica el cielo con las ideas de perfección y de divinidad. Es probable que la idea del cosmos como un universo bien ordenado y de los planetas no como cuerpos “errantes” sino como cuerpos perfectos —esferas— que se mueven según movimientos perfectos, es decir uniformes, se deba a los filósofos pitagóricos del IV a. C.
Estas ideas serán desarrolladas más tarde por Platón, a quien se debe también la importante concepción —para la astrología actual— de la correspondencia existente entre el macrocosmos (el universo) y el microcosmos (el hombre), en virtud del carácter divino e inmortal de las almas del mundo y del hombre. También influirá en la astrología la idea de la divinidad de los astros, tal como aparece en el “Epinomis“, diálogo platónico probablemente apócrifo. Para Aristóteles, más realista, el cielo tiene sus propias leyes, independientes de las humanas: “Si Zeus —es decir el cielo— hace llover, no es para que crezcan las mieses sino por necesidad.” Aunque en su astronomía la divinidad es una “causa primera”, este concepto, puramente metafísico, es sólo el punto de partida de su explicación mecánica del sistema planetario.
En cambio en Alejandría, centro cultural del mundo helenizado a partir del siglo IV a. C. la convivencia del filósofo griego, del sacerdote egipcio —mezcla de intelectual y religioso— y del astrólogo caldeo, convierte a la antigua astrología sumerja, fruto quizás de una conciencia ingenua, en una tarea de rasgos científicos, muy intelectualizada.
Las corrientes filosóficas de la época, de acentuados tintes místicos, y sobre todo el estoicismo, ejercen su influencia decisiva en tal transformación. Según los estoicos, el hombre y el mundo constituían un todo ordenado, que se mantenía unido mediante el “pneuma“. Este .término (“soplo” en griego) designaba al alma, espíritu o conciencia universal que poseía los caracteres de la divinidad. La cohesión entre los elementos, la razón y la vida misma no eran sino distintos estados de tensión del “pneuma“, comparable al parche de un tambor, cuyas distintas tensiones producen sonidos diferentes. Mientras el alma humana para Aristóteles era resultado de una especial organización de la vida que desaparecía con la muerte, para los estoicos era parte integrante del alma del mundo y de la muerte la devolvía a su lugar de origen. De aquí nace la vinculación entre la vida humana y la vida de las estrellas.
La concepción estoica otorga también nueva vida a la doctrina del macrocosmos y el microcosmos, a la que Platón había conferido carácter racional al explicar la creación de la especie humana. Según Platón, el Demiurgo —constructor o artífice del universo, de índole distinta al dios de los estoicos— encomendó a los dioses menores la creación de las razas mortales, y ellos utilizaron para crear al hombre los mismos elementos que el Demiurgo había usado para crear el universo. En consecuencia, el universo y el hombre —es decir el macrocosmos y el microcosmos— resultaron impregnados de igual racionalidad y movidos por mecanismos semejantes, lo que permitió establecer correspondencias y paralelismos entre ambos mundos.

El zodíaco

Según ya hemos dicho, la astrología con sus actuales caracteres —el predominio del horóscopo individual, sobre todo, lo que los caldeos utilizaron esporádicamente desde fines del siglo V a. c.— nace en el mundo elenístico, donde aparecen los conceptos del zodíaco y sus signos.
El zodíaco es una faja celeste por donde viajan, aparentemente, el Sol, la Luna y los planetas, cruzada en la parte central por la eclíptica, circunferencia convencional que señala la trayectoria solar.
Desde antiguo se habían distinguido en esa faja grupos de estrellas de distinta forma y extensión —constelaciones—, a los que la imaginación popular había dado nombres de acuerdo con sus semejanzas. De ahí que los griegos designaran a esta faja con el nombre de zodíaco, palabra que deriva de un término que significa “pequeñas figuras” (la etimología que hace derivar zodíaco de animal no parece correcta).
Los caldeos habían dividido al zodíaco en doce partes iguales de treinta grados cada una, que se hicieron corresponder aproximadamente con doce constelaciones. De este modo, a cada constelación correspondía una parte o “signo” del zodíaco, aunque a veces la constelación escapara del signo y hasta del zodíaco. A estas dos divisiones del zodíaco —una irregular por las constelaciones y otra regular por los signos—, los astrólogos agregaron otra división regular por las “casas”. Es decir, otra división en doce partes iguales a partir de un punto variable, el “ascendente”, intersección de la eclíptica con el horizonte en un instante y lugar determinado.


El nombre astrológico de las doce constelaciones zodiacales, en el sentido del movimiento aparente del Sol, es el siguiente: Aries (Carnero), Tauro (Toro), Géminis (Mellizos), Cáncer (Cangrejo),Leo (León), Virgo (Virgen), Libra (Balanza), Escorpio (Escorpión), Sagitario (Arquero), Capricornio (Cabra), Acuario (Aguatero), Piséis (Peces).
Desde el punto de vista astronómico, son importantes las dos intersecciones de la eclíptica con el ecuador celeste, sobre todo una de ellas, el llamado “punto vernal”, como origen de coordenadas celestes.
En la época helenística ese punto se encontraba en Aries, motivo por el cual los astrólogos la eligieron como primera constelación zodiacal. En virtud del fenómeno de precesión de los equinocios (rotación del eje terrestre alrededor del eje de la eclíptica que se produce en un lapso de 26.000 años), ese punto ha retrocedido desde entonces: ha recorrido la constelación, Piséis, y actualmente está por entrar a Acuario. Al astrólogo, empero, no le interesa este movimiento porque no trabaja con las constelaciones sino con los “signos”, aunque de este hecho resulten ciertas contradicciones entre las astrología y la realidad astronómica.

Los planetas y los días de la semana

Un legado astrológico probablemente helenístico que aún perdura en el mundo latino es el nombre de los días de la semana, que reflejan claramente los nombres de los siete planetas conocidos en el mundo antiguo. En orden decreciente de su distancia con la Tierra, ellos son: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna (la sustitución del “día del Sol”, el inglés “sunday” o el alemán “Sonntag”, por el domingo, “día del Dómine” —Señor— fue una innovación posterior).
La historia de este legado no es simple. Los babilonios habían dividido la semana en siete días, cada uno de los cuales estaba consagrado a un dios. Como a cada dios le correspondía una estrella, es decir un planeta, cada día de la semana tomó el nombre del planeta correspondiente.
Llama la atención, sin embargo, que el orden de los días de la semana no coincida con el orden de los planetas; por ejemplo, a Saturno (sábado) sigue Júpiter (jueves) y no el Sol (domingo). Pero un examen más detenido demuestra que entre el orden de los planetas y el orden de los días de la semana existe una relación fija. Para comprobarlo bastan dos sencillos diagramas: dibújese una circunferencia y divídase en siete partes iguales. Si en cada uno de los puntos se colocan, en su orden, los nombres de los planetas, y se unen entre sí siguiendo el orden de los correspondientes días de la semana, se obtendrá uno de los dos eptágonos estrellados, es decir un polígono regular. Si, en cambio, se colocan los nombres de los días de la semana en su orden y se unen los puntos siguiendo el de los correspondientes planetas, se obtiene el otro eptágono estrellado. Pero esto ya no es astrología sino pitagorismo.

Astrología y astronomía

Así como la astrología hizo presa fácil del mundo helenizado, también rápidamente en el mundo romano y terminó extendiéndose a las tribus germánicas, más allá de las fronteras del Imperio.
A pesar de la general aceptación, también hubo opiniones desfavorables. Carneades (siglo II a. C.), filósofo platónico integrante de la embajada que introdujo la filosofía griega entre los romanos, afirmaba que era imposible comprobar la verdad de los horóscopos, y en apoyo de sus argumentos señalaba los destinos distintos de los hermanos mellizos y se preguntaba por qué los animales no tenían horóscopo. En el siglo siguiente, Cicerón sostenía que los muertos en una misma batalla, dado que estaban signados por un mismo destino fatal, deberían haber nacido todos en el mismo instante y en el mismo lugar.
Tiempo después, Vitrubio se muestra más imparcial y también más impreciso. En su “Arquitectura” dice, refiriéndose a la astrología: “En lo que respecta a la rama de la astronomía que se refiere a la influencia de los doce signos, de los cinco astros, del Sol y de la Luna sobre la vida humana, debemos dejar todo esto a los cálculos de los caldeos, a quienes debemos el arte de confeccionar horóscopos que les permiten declarar el pasado y el futuro mediante cálculos fundados sobre los astros.
Tales descubrimientos han sido transmitidos por hombres inteligentes y de gran agudeza, provenientes directamente de la nación de los caldeos. El primero de ellos. Seroso, que se estableció en la isla de Cos, donde abrió una escuela. Más tarde continuó en esa tarea Antipater, y luego Arquinábolos dejó las reglas para confeccionar horóscopos fundados ya no en el momento del nacimiento sino en el de la gestación.”
En el siglo I de la era cristiana, Plinio, en su poco crítica-“Historia Natural”, informa que las artes mágicas arraigaron a través de tres conductos: la medicina, la religión y la astrología. Alude a la antigüedad de las tres artes y se extraña de que Hornero no las mencione en su “Ilíada“, mientras que en la “Odisea” abundan los actos de magia.
Refiriéndose a la astrología en particular, dice que el hombre la ha incorporado a las otras artes porque “todo hombre ansia conocer su porvenir y piensa que tal conocimiento se extrae con más certidumbre del cielo.” En los primeros siglos de nuestra era aparecen nuevas concepciones filosóficas: las ideas cristianas y judías luchan victoriosamente contra el ya decadente paganismo; el gnosticismo—mezcla de concepciones racionales y místicas— favorece las especulaciones de tipo mágico y, por ende, a la astrología.
En este ambiente cultural, la astrología se desarrolla ampliamente y llega a su punto culminante con la obra de Ptolomeo (siglo II d. C.), quien al separar netamente a la astronomía de la astrología convierte a ésta en una rama autónoma del saber, rama que describe y estudia en un tratado especial, el Tetrabiblos, verdadera biblia de los astrólogos actuales. Aunque es evidente que las nociones de Ptolomeo —tierra fija y astros móviles—, cabe destacar que sus dos obras fundamentales, el Almagesto (astronomía) y el Tetrabiblos (astrología) difieren en su estructura científica. Mientras en el primer tratado desarrolla la astronomía en forma estrictamente científica, sobre la base de rigurosas demostraciones geométricas, en el segundo se limita a tratar los mismos temas mediante aproximados métodos aritméticos.
Las cuatro partes (de ahí el título “Cuatro Libros”) que componen la obra astrológica de Ptolomeo comprenden, respectivamente, generalidades acerca de la astrología y de los planetas, a los que divide en maléficos y benéficos, masculinos y femeninos, diurnos y nocturnos; pronósticos de carácter general concernientes a las distintas regiones de la tierra o a características de los planetas; pronósticos de carácter individual; factores astrológicos vinculados con distintas circunstancias y aspectos personales.
Ptolomeo comienza distinguiendo las dos maneras de formular predicciones astronómicas: 1) señalando la configuración de los astros según sus movimientos (astronomía); 2) los cambios producidos en las cosas por influencia de los astros (astrología). Resuelve que, aunque en este último campo no se ha arribado a la misma perfección que en el primero, lo considerará de acuerdo con la filosofía, es decir científicamente.
En consecuencia fundamenta a la astrología en estos términos: “Ante todo es evidente, sin necesidad de mayor prueba, que una cierta fuerza circula y se extiende desde la naturaleza etérea y eterna a. todo lo que envuelve la tierra, provocando continuos cambios. Ante todo en los elementos sublunares, fuego y aire, que se agitan en virtud de los movimientos del éter, y con ello hacen partícipes de su movimiento a las cosas inferiores: la tierra y el agua, y todos los animales y plantas que en ellos nacen.” Reseña luego los distintos efectos del Sol y de la Luna y agrega: “El curso de los astros asume, en el aire numerosos significados: anuncia las tormentas, las lluvias y los vientos que afectan a las cosas terrestres.
La configuración misma que adoptan entre sí, en especial cuando al acercarse unen sus efectos, provocan múltiples y variados cambios. En efecto, si bien en el orden de la constitución general del mundo las fuerzas del Sol son las preponderantes, algo agregan o quitan las que residen en los demás astros. En lo que se refiere a la Luna, la cosa es más evidente y frecuente, en virtud de las lunas llenas y nuevas y de los espacios que las separan. Para los demás astros la cosa es menos cierta y se produce a intervalos más separados; por ejemplo, cuando aparecen o desaparecen, o cuando están en condiciones especiales.
Si se atiende a estos hechos, no sólo se comprenderá fácilmente cómo la constitución de las cosas es afectada por el movimiento de los astros, sino que además señalará cómo, de acuerdo con el estado del cielo, se forma y estructura el nacimiento y desarrollo de los gérmenes.” A esta última creencia aludía Cicerón cuando decía, al referirse a los astrólogos, que “creían no sólo verosímil sino absolutamente cierto que los animales y los niños se forman según la disposición del cielo en el momento de su nacimiento, y que bajo tal influencia se constituían el ingenio, las costumbres, los hábitos y los caracteres de los cuerpos, así como todo el curso de la vida y de las acciones futuras de cada uno.”

Fuente Consultada:

Enciclopedia de los Grandes Fenómenos de Nuestro Tiempo Tomo II Astrología, Horóscopos y Ciencia.


http://historiaybiografias.com/historia_astrologia/




viernes, 29 de enero de 2016

Bajo las ruedas. De Hermann Hesse.






La temática de fondo que nos presenta Hermann Hesse (1877-1962) en Unterm Rad (Bajo la rueda) es la influencia que ejercen las condiciones sociales en un joven estudiante y que podemos apreciar a través de su formación escolar. 
Bajo la rueda es la segunda novela que el escritor alemán, nacionalizado suizo, escribiera en 1906 durante su estancia en Gaienhofen, población cercana al lago de Constanza, incluso, es notoria la relación con el contexto donde se desarrolla la historia en la novela.
La personalidad nada sobresaliente de José Giebenrath, padre de nuestro protagonista, contrasta con el gran talento de su hijo, Hans Giebenrath. Ingresar al seminario era para éste la única posibilidad de acceder a una educación mejor dada las condiciones de su poblado, sin embargo, el proceso de admisión al Colegio Teológico Protestante de Tubinga era complicado y costoso. El Estado apoyaba económicamente a los jóvenes destacados para presentar los exámenes que se realizaban en la capital. Simultáneamente a sus estudios regulares, el rector de la escuela lo instruía en la lengua griega y latina, así como también en religión, prosodia y aritmética.
Tras intensos días de trabajo intelectual, poco descanso y algunas pesadillas por la noche, llego la fecha del examen en Estutgart. Recorrió aquella ciudad, su plaza, el mercado, el puente y la iglesia, recuerda su sencilla vida en su pueblo mientras un intenso dolor de cabeza lo sitúa en el presente. Nuevamente todas las conversaciones con sus conocidos giran en torno al evento académico. Después de diversas etapas, pruebas de conocimiento y algunas dificultades, Hans concluyo su examen. La duda respecto al resultado lo hacía pensar en el fracaso y que su destino estaría en ser aprendiz de tendero, oficinista o incluso uno de tantas gentes de bajos recursos que tanto despreciaba. El rector le informa que ha obtenido el segundo lugar en el examen, su semblante de angustia mejoró considerablemente con la llegada de las vacaciones.
Ya establecido en el Colegio, Hans vivirá experiencias contradictorias en clase y en los ratos de ocio fuera de la escuela. Finalmente, la fuerte carga social que pesaba sobre Hans al representar de algún modo a su pueblo aunado a la disciplina a la que fue sometido por sus profesores, familiares e incluso por él mismo, lo llevarán a su muerte.
Bajo la rueda es una interesante novela de Hermann Hesse que plantea los fines de la educación y el papel de la sociedad en la formación de los educandos. La claridad narrativa que desarrolla Hermann Hesse en ésta novela permite adentrarse al contexto y a las emociones de los personajes sin saturar al lector con excesivos detalles. La historia avanza con buen ritmo en el transcurso de la novela, alternando momentos en que la narrativa de los hechos requiere velocidad por la naturalidad de la trama y otros en que el tiempo lento se construye con una interesante descripción de detalles. Estamos ante una de las mejores novelas de Hermann Hesse así como de la literatura moderna.
 
 
Podeis descargarlo aquí:

http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001%5CFile%5Carticles-101763_Archivo.pdf




Elizabeth Montgomery.

            Elizabeth Victoria Montgomery ( Hollywood , California , 15 de abril de 1933- Beverly Hills , California, 18 de mayo de 1995) f...