lunes, 1 de febrero de 2016

Astrología y Astronomía en el Renacimiento. De Juan Vernet.










Durante el Renacimiento, cuando la astronomía y la astrología intentaban dar una explicación coherente del universo, Copérnico (uno de los grandes científicos de la historia de la humanidad) supo llegar hasta las últimas consecuencias. Las observaciones realizadas por los principales astrónomos de la Antigüedad y de la Edad Media, unidas a las suyas propias, le convencieron de que el Sol se encontraba en el centro de nuestro sistema planetario. Aunque era una verdad que ya había sido entrevista por varios de sus precursores, él tuvo la valentía de proclamarlo públicamente. El profesor Vernet analiza en el presente estudio (publicado por primera vez en 1974) la obra capital de Copérnico, poniendo además de relieve su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII. El resultado es un libro que interesará tanto al especialista en historia de la ciencia como al no estudioso, por la claridad expositiva y amenidad argumental reconocidas a su autor, que ya cosechó un gran éxito con la reaparición de su Lo que Europa debe al Islam de España, publicado en esta editorial.



Notas de prensa


"El mérito de Astrología y astronomía en el Renacimiento consiste en ofrecer una excelente y única síntesis en lengua castellana en la que se une la tradición cosmológica árabo-islámica con la copernicana."
Miquel Forcada, La Vanguardia


Elogio de la Astrología. De José Antonio González Casanova.








¿Es compatible la astrología con las ciencias de la naturaleza? ¿Confiar en el horóscopo atenta contra la fe religiosa como afirma el último catecismo católico? Este libro, escrito por un jurista, político y profesor universitario alejado de la astrología profesional, pretende combatir los prejuicios que aún existen sobre un saber perenne y universal que muchos tachan de irracional y supersticioso. Se trata de un elogio agradecido por quien ha comprobado a lo largo de su biografía que dicho saber, misterioso pero cargado de lógica, “funciona”. El autor ha redescubierto gracias al mismo el sentido del mundo y de la vida, el núcleo espiritual de la materia y la presencia de un ser inteligente que se revela en los símbolos astrológicos de modo que confirma la fe una trascendencia humana.


sábado, 30 de enero de 2016

Historia y Origen de la Astrología Antigua.







Historia y Origen de la Astrología Antigua. El zodiaco



La astrología, accidente histórico

Astrología y astronomía (por sus etimologías tratado de los astros-leyes de los astros, respectivamente) fueron en un principio términos sinónimos. Cuando los griegos consideraron a la astronomía como a una rama de la matemática, la sinonimia se extendió también a esta ciencia. Así, en la época medieval se llamó frecuentemente “matemáticos” a los astrólogos, mientras se confundía astronomía con astrología convirtiendo así las leyes de los astros en leyes de los destinos humanos.
Sin embargo, la observación insistente y cuidadosa del cielo que dio origen a la ciencia astronómica se debió, pura y exclusivamente, a razones de orden práctico: la necesidad de medir el tiempo y de establecer la alternancia de las estaciones (un calendario, en fin) para ordenar las tareas agrícolas y los ritos del culto. Más tarde estas observaciones se usaron también en un sentido astrológico, debido a las características de las antiguas culturas, mezcla de mitos, magia y religión.

Factores de índole religiosa

La contribución de las dos grandes culturas prehelénicas, la egipcia y la mesopotámica, ha sido bien diferente.
Es poco lo que sabemos de la astronomía egipcia, debido a la falta de papiros astronómicos anteriores a la época helenística (siglos Ill/l a. C.). No cabe duda, sin embargo, de que los egipcios realizaron observaciones astronómicas desde épocas muy tempranas, ya que en el tercer milenio a. C. establecieron el primer calendario solar basándose en la marcha regular de los astros y en las no tan regulares crecidas del Nilo. Calendario que ha servido de base al nuestro, tras sufrir dos reformas: la juliana (siglo I a. G.) y la gregoriana (siglo XVI). El año egipcio de trescientos sesenta y cinco días estaba dividido en doce meses de treinta días cada uno, más cinco días suplementarios. Cada mes se dividía en tres decenas de días, que se caracterizaban por el grupo de estrellas —o de una única estrella brillante— que asomaba por el horizonte cada diez días. Más tarde estos grupos de estrellas fueron utilizados muchas veces por los astrólogos del período grecorromano, a pesar del zodíaco griego, conocido por los egipcios sólo en la época helenística posterior a las campañas de Alejandro Magno.
Aunque no puede hablarse de una astrología de los antiguos egipcios, es indudable la influencia del cielo en su religión. No olvidemos que en determinado momento sustituyeron a todos los dioses de su panteón por un dios único: el Sol. Además, en algunos casos, dicha influencia celeste adquirió ribetes de astrología: creían, por ejemplo, que la brillante estrella Sotis (la actual Sirio) provocaba las crecidas del Nilo. Mientras la astronomía de los egipcios revela un carácter litúrgico y religioso, la astronomía de los pueblos de la Mesopotamia presenta un fondo mágico y adivinatorio, fuente original de la astrología.
Los babilonios heredan la magia de los sumerios, que ya no es la magia animista del hombre prehistórico sino de índole más religiosa, con caracteres protectores que se resuelven en encantamientos y exorcismos, sobre todo frente « la enfermedad. El mundo exterior deja de ser el mundo demoníaco ancestral y se puebla de dioses benéficos y maléficos, Detectar en ese mundo los signos favorables o desfavorables resulta vital: de ahí la importancia de la adivinación.
Dichos signos debían rastrearse en los sueños, en el comportamiento de los animales y en su aspecto, así como en e! de las plantas y los minerales; en las entrañas de animales sacrificados, sobre todo en el hígado; en los rasgos de la fisonomía humana y, por supuesto, en los astros y en las pertubaciones atmosféricas.
Si estos antecedentes permiten afirmar que la astrología tuvo su origen en la Mesopotamia, cabe agregar que sus caracteres específicos la diferencian de la astrología actual. Aquella fue una astrología de neto corte político y social, referida más a los fenómenos naturales y a la colectividad humana que a seres individuales, si exceptuamos al rey, representante del dios y habitante del templo divino. Los presagios que los sacerdotes leían en los astros hablaban de hambrunas y sequías, de guerras o inundaciones, de buenas cosechas, de victorias militares y crecidas normales. Fue una astrología fundada en la correspondencia entre dioses y planetas y en la relación entre los fenómenos celestes —sobre todo los eclipses— y los fenómenos terrestres; correspondencias y relaciones que los sacerdotes observaban y anotaban en sus tablillas.
Los persas consignaron en el Avesta sus creencias astrológicas: el alma de cada ser humano tiene asignada una estrella a cuyo seno retornará al morir. Esta relación entre el alma y las estrellas reaparece mucho después en una leyenda árabe, según la cual a cada persona le pertenece una estrella, que nace y muere con ella. Conviene recordar, asimismo, que la calidad de “mago”, tan frecuentemente conferida a los astrólogos, corresponde a una palabra de origen persa.
Puede decirse que la astrología, tal como hoy la entendemos, nace durante el período helenístico de la conjunción de las creencias orientales con los elementos griegos, y madura durante el período grecorromano. Varios factores intervinieron en este proceso. Las Campañas de Alejandro (segunda mitad del siglo IV a.C.), que produjeron una “helenización del Oriente”, contribuyeron también a la “orientalización de Occidente”, sobre todo en el terreno religioso.
La religión de los griegos, con su Olimpo poblado de dioses demasiado humanos, no resistió el embate de las creencias orientales que entre otros elementos introdujeron la astrología entre los griegos y, más tarde, por intermedio de éstos, en la India.
En cuanto a la astrología china, el fenómeno es más complejo. En primer lugar, entre el pueblo chino prospera toda clase de artes adivinatorias; en segundo término, se trata de un pueblo esencialmente agrícola, que desde muy antiguo reconoció la influencia del sol y de la luna sobre las estaciones. Estos dos hechos permiten pensar que las prácticas astrológicas tuvieron en China un origen semejante al de la Mesopotamia.
A partir de los primeros siglos de la era cristiana, comienza a practicarse y adquiere gran desarrollo la astrología actual. En cambio, estas prácticas no hicieron mella entre los judíos, por lo menos en la época helenística. Ya Jeremías: “. . .no temáis las señales del cielo, de las que tienen pavor las gentes. . .”. Isaías, por su parte, apostrofa a Babilonia: “Quédate con tus encantamientos y con las muchas hechicerías con que te fatigaste en tu juventud”, y agrega, refiriéndose a “los que miden el cielo”: “. . .serán como paja y el fuego los quemará; no se salvarán a sí mismos del poder de las llamas. . .”

El fondo filosófico

A estos factores de índole religiosa que contribuyeron a la estructuración de la astrología actual, debemos agregar varios factores de fondo filosóficos.
En el pensamiento griego clásico, fusión de ley y de mito, de ciencia y de poesía, no tiene cabida la idea de astrología en el sentido actual, si bien se identifica el cielo con las ideas de perfección y de divinidad. Es probable que la idea del cosmos como un universo bien ordenado y de los planetas no como cuerpos “errantes” sino como cuerpos perfectos —esferas— que se mueven según movimientos perfectos, es decir uniformes, se deba a los filósofos pitagóricos del IV a. C.
Estas ideas serán desarrolladas más tarde por Platón, a quien se debe también la importante concepción —para la astrología actual— de la correspondencia existente entre el macrocosmos (el universo) y el microcosmos (el hombre), en virtud del carácter divino e inmortal de las almas del mundo y del hombre. También influirá en la astrología la idea de la divinidad de los astros, tal como aparece en el “Epinomis“, diálogo platónico probablemente apócrifo. Para Aristóteles, más realista, el cielo tiene sus propias leyes, independientes de las humanas: “Si Zeus —es decir el cielo— hace llover, no es para que crezcan las mieses sino por necesidad.” Aunque en su astronomía la divinidad es una “causa primera”, este concepto, puramente metafísico, es sólo el punto de partida de su explicación mecánica del sistema planetario.
En cambio en Alejandría, centro cultural del mundo helenizado a partir del siglo IV a. C. la convivencia del filósofo griego, del sacerdote egipcio —mezcla de intelectual y religioso— y del astrólogo caldeo, convierte a la antigua astrología sumerja, fruto quizás de una conciencia ingenua, en una tarea de rasgos científicos, muy intelectualizada.
Las corrientes filosóficas de la época, de acentuados tintes místicos, y sobre todo el estoicismo, ejercen su influencia decisiva en tal transformación. Según los estoicos, el hombre y el mundo constituían un todo ordenado, que se mantenía unido mediante el “pneuma“. Este .término (“soplo” en griego) designaba al alma, espíritu o conciencia universal que poseía los caracteres de la divinidad. La cohesión entre los elementos, la razón y la vida misma no eran sino distintos estados de tensión del “pneuma“, comparable al parche de un tambor, cuyas distintas tensiones producen sonidos diferentes. Mientras el alma humana para Aristóteles era resultado de una especial organización de la vida que desaparecía con la muerte, para los estoicos era parte integrante del alma del mundo y de la muerte la devolvía a su lugar de origen. De aquí nace la vinculación entre la vida humana y la vida de las estrellas.
La concepción estoica otorga también nueva vida a la doctrina del macrocosmos y el microcosmos, a la que Platón había conferido carácter racional al explicar la creación de la especie humana. Según Platón, el Demiurgo —constructor o artífice del universo, de índole distinta al dios de los estoicos— encomendó a los dioses menores la creación de las razas mortales, y ellos utilizaron para crear al hombre los mismos elementos que el Demiurgo había usado para crear el universo. En consecuencia, el universo y el hombre —es decir el macrocosmos y el microcosmos— resultaron impregnados de igual racionalidad y movidos por mecanismos semejantes, lo que permitió establecer correspondencias y paralelismos entre ambos mundos.

El zodíaco

Según ya hemos dicho, la astrología con sus actuales caracteres —el predominio del horóscopo individual, sobre todo, lo que los caldeos utilizaron esporádicamente desde fines del siglo V a. c.— nace en el mundo elenístico, donde aparecen los conceptos del zodíaco y sus signos.
El zodíaco es una faja celeste por donde viajan, aparentemente, el Sol, la Luna y los planetas, cruzada en la parte central por la eclíptica, circunferencia convencional que señala la trayectoria solar.
Desde antiguo se habían distinguido en esa faja grupos de estrellas de distinta forma y extensión —constelaciones—, a los que la imaginación popular había dado nombres de acuerdo con sus semejanzas. De ahí que los griegos designaran a esta faja con el nombre de zodíaco, palabra que deriva de un término que significa “pequeñas figuras” (la etimología que hace derivar zodíaco de animal no parece correcta).
Los caldeos habían dividido al zodíaco en doce partes iguales de treinta grados cada una, que se hicieron corresponder aproximadamente con doce constelaciones. De este modo, a cada constelación correspondía una parte o “signo” del zodíaco, aunque a veces la constelación escapara del signo y hasta del zodíaco. A estas dos divisiones del zodíaco —una irregular por las constelaciones y otra regular por los signos—, los astrólogos agregaron otra división regular por las “casas”. Es decir, otra división en doce partes iguales a partir de un punto variable, el “ascendente”, intersección de la eclíptica con el horizonte en un instante y lugar determinado.


El nombre astrológico de las doce constelaciones zodiacales, en el sentido del movimiento aparente del Sol, es el siguiente: Aries (Carnero), Tauro (Toro), Géminis (Mellizos), Cáncer (Cangrejo),Leo (León), Virgo (Virgen), Libra (Balanza), Escorpio (Escorpión), Sagitario (Arquero), Capricornio (Cabra), Acuario (Aguatero), Piséis (Peces).
Desde el punto de vista astronómico, son importantes las dos intersecciones de la eclíptica con el ecuador celeste, sobre todo una de ellas, el llamado “punto vernal”, como origen de coordenadas celestes.
En la época helenística ese punto se encontraba en Aries, motivo por el cual los astrólogos la eligieron como primera constelación zodiacal. En virtud del fenómeno de precesión de los equinocios (rotación del eje terrestre alrededor del eje de la eclíptica que se produce en un lapso de 26.000 años), ese punto ha retrocedido desde entonces: ha recorrido la constelación, Piséis, y actualmente está por entrar a Acuario. Al astrólogo, empero, no le interesa este movimiento porque no trabaja con las constelaciones sino con los “signos”, aunque de este hecho resulten ciertas contradicciones entre las astrología y la realidad astronómica.

Los planetas y los días de la semana

Un legado astrológico probablemente helenístico que aún perdura en el mundo latino es el nombre de los días de la semana, que reflejan claramente los nombres de los siete planetas conocidos en el mundo antiguo. En orden decreciente de su distancia con la Tierra, ellos son: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna (la sustitución del “día del Sol”, el inglés “sunday” o el alemán “Sonntag”, por el domingo, “día del Dómine” —Señor— fue una innovación posterior).
La historia de este legado no es simple. Los babilonios habían dividido la semana en siete días, cada uno de los cuales estaba consagrado a un dios. Como a cada dios le correspondía una estrella, es decir un planeta, cada día de la semana tomó el nombre del planeta correspondiente.
Llama la atención, sin embargo, que el orden de los días de la semana no coincida con el orden de los planetas; por ejemplo, a Saturno (sábado) sigue Júpiter (jueves) y no el Sol (domingo). Pero un examen más detenido demuestra que entre el orden de los planetas y el orden de los días de la semana existe una relación fija. Para comprobarlo bastan dos sencillos diagramas: dibújese una circunferencia y divídase en siete partes iguales. Si en cada uno de los puntos se colocan, en su orden, los nombres de los planetas, y se unen entre sí siguiendo el orden de los correspondientes días de la semana, se obtendrá uno de los dos eptágonos estrellados, es decir un polígono regular. Si, en cambio, se colocan los nombres de los días de la semana en su orden y se unen los puntos siguiendo el de los correspondientes planetas, se obtiene el otro eptágono estrellado. Pero esto ya no es astrología sino pitagorismo.

Astrología y astronomía

Así como la astrología hizo presa fácil del mundo helenizado, también rápidamente en el mundo romano y terminó extendiéndose a las tribus germánicas, más allá de las fronteras del Imperio.
A pesar de la general aceptación, también hubo opiniones desfavorables. Carneades (siglo II a. C.), filósofo platónico integrante de la embajada que introdujo la filosofía griega entre los romanos, afirmaba que era imposible comprobar la verdad de los horóscopos, y en apoyo de sus argumentos señalaba los destinos distintos de los hermanos mellizos y se preguntaba por qué los animales no tenían horóscopo. En el siglo siguiente, Cicerón sostenía que los muertos en una misma batalla, dado que estaban signados por un mismo destino fatal, deberían haber nacido todos en el mismo instante y en el mismo lugar.
Tiempo después, Vitrubio se muestra más imparcial y también más impreciso. En su “Arquitectura” dice, refiriéndose a la astrología: “En lo que respecta a la rama de la astronomía que se refiere a la influencia de los doce signos, de los cinco astros, del Sol y de la Luna sobre la vida humana, debemos dejar todo esto a los cálculos de los caldeos, a quienes debemos el arte de confeccionar horóscopos que les permiten declarar el pasado y el futuro mediante cálculos fundados sobre los astros.
Tales descubrimientos han sido transmitidos por hombres inteligentes y de gran agudeza, provenientes directamente de la nación de los caldeos. El primero de ellos. Seroso, que se estableció en la isla de Cos, donde abrió una escuela. Más tarde continuó en esa tarea Antipater, y luego Arquinábolos dejó las reglas para confeccionar horóscopos fundados ya no en el momento del nacimiento sino en el de la gestación.”
En el siglo I de la era cristiana, Plinio, en su poco crítica-“Historia Natural”, informa que las artes mágicas arraigaron a través de tres conductos: la medicina, la religión y la astrología. Alude a la antigüedad de las tres artes y se extraña de que Hornero no las mencione en su “Ilíada“, mientras que en la “Odisea” abundan los actos de magia.
Refiriéndose a la astrología en particular, dice que el hombre la ha incorporado a las otras artes porque “todo hombre ansia conocer su porvenir y piensa que tal conocimiento se extrae con más certidumbre del cielo.” En los primeros siglos de nuestra era aparecen nuevas concepciones filosóficas: las ideas cristianas y judías luchan victoriosamente contra el ya decadente paganismo; el gnosticismo—mezcla de concepciones racionales y místicas— favorece las especulaciones de tipo mágico y, por ende, a la astrología.
En este ambiente cultural, la astrología se desarrolla ampliamente y llega a su punto culminante con la obra de Ptolomeo (siglo II d. C.), quien al separar netamente a la astronomía de la astrología convierte a ésta en una rama autónoma del saber, rama que describe y estudia en un tratado especial, el Tetrabiblos, verdadera biblia de los astrólogos actuales. Aunque es evidente que las nociones de Ptolomeo —tierra fija y astros móviles—, cabe destacar que sus dos obras fundamentales, el Almagesto (astronomía) y el Tetrabiblos (astrología) difieren en su estructura científica. Mientras en el primer tratado desarrolla la astronomía en forma estrictamente científica, sobre la base de rigurosas demostraciones geométricas, en el segundo se limita a tratar los mismos temas mediante aproximados métodos aritméticos.
Las cuatro partes (de ahí el título “Cuatro Libros”) que componen la obra astrológica de Ptolomeo comprenden, respectivamente, generalidades acerca de la astrología y de los planetas, a los que divide en maléficos y benéficos, masculinos y femeninos, diurnos y nocturnos; pronósticos de carácter general concernientes a las distintas regiones de la tierra o a características de los planetas; pronósticos de carácter individual; factores astrológicos vinculados con distintas circunstancias y aspectos personales.
Ptolomeo comienza distinguiendo las dos maneras de formular predicciones astronómicas: 1) señalando la configuración de los astros según sus movimientos (astronomía); 2) los cambios producidos en las cosas por influencia de los astros (astrología). Resuelve que, aunque en este último campo no se ha arribado a la misma perfección que en el primero, lo considerará de acuerdo con la filosofía, es decir científicamente.
En consecuencia fundamenta a la astrología en estos términos: “Ante todo es evidente, sin necesidad de mayor prueba, que una cierta fuerza circula y se extiende desde la naturaleza etérea y eterna a. todo lo que envuelve la tierra, provocando continuos cambios. Ante todo en los elementos sublunares, fuego y aire, que se agitan en virtud de los movimientos del éter, y con ello hacen partícipes de su movimiento a las cosas inferiores: la tierra y el agua, y todos los animales y plantas que en ellos nacen.” Reseña luego los distintos efectos del Sol y de la Luna y agrega: “El curso de los astros asume, en el aire numerosos significados: anuncia las tormentas, las lluvias y los vientos que afectan a las cosas terrestres.
La configuración misma que adoptan entre sí, en especial cuando al acercarse unen sus efectos, provocan múltiples y variados cambios. En efecto, si bien en el orden de la constitución general del mundo las fuerzas del Sol son las preponderantes, algo agregan o quitan las que residen en los demás astros. En lo que se refiere a la Luna, la cosa es más evidente y frecuente, en virtud de las lunas llenas y nuevas y de los espacios que las separan. Para los demás astros la cosa es menos cierta y se produce a intervalos más separados; por ejemplo, cuando aparecen o desaparecen, o cuando están en condiciones especiales.
Si se atiende a estos hechos, no sólo se comprenderá fácilmente cómo la constitución de las cosas es afectada por el movimiento de los astros, sino que además señalará cómo, de acuerdo con el estado del cielo, se forma y estructura el nacimiento y desarrollo de los gérmenes.” A esta última creencia aludía Cicerón cuando decía, al referirse a los astrólogos, que “creían no sólo verosímil sino absolutamente cierto que los animales y los niños se forman según la disposición del cielo en el momento de su nacimiento, y que bajo tal influencia se constituían el ingenio, las costumbres, los hábitos y los caracteres de los cuerpos, así como todo el curso de la vida y de las acciones futuras de cada uno.”

Fuente Consultada:

Enciclopedia de los Grandes Fenómenos de Nuestro Tiempo Tomo II Astrología, Horóscopos y Ciencia.


http://historiaybiografias.com/historia_astrologia/




viernes, 29 de enero de 2016

Bajo las ruedas. De Hermann Hesse.






La temática de fondo que nos presenta Hermann Hesse (1877-1962) en Unterm Rad (Bajo la rueda) es la influencia que ejercen las condiciones sociales en un joven estudiante y que podemos apreciar a través de su formación escolar. 
Bajo la rueda es la segunda novela que el escritor alemán, nacionalizado suizo, escribiera en 1906 durante su estancia en Gaienhofen, población cercana al lago de Constanza, incluso, es notoria la relación con el contexto donde se desarrolla la historia en la novela.
La personalidad nada sobresaliente de José Giebenrath, padre de nuestro protagonista, contrasta con el gran talento de su hijo, Hans Giebenrath. Ingresar al seminario era para éste la única posibilidad de acceder a una educación mejor dada las condiciones de su poblado, sin embargo, el proceso de admisión al Colegio Teológico Protestante de Tubinga era complicado y costoso. El Estado apoyaba económicamente a los jóvenes destacados para presentar los exámenes que se realizaban en la capital. Simultáneamente a sus estudios regulares, el rector de la escuela lo instruía en la lengua griega y latina, así como también en religión, prosodia y aritmética.
Tras intensos días de trabajo intelectual, poco descanso y algunas pesadillas por la noche, llego la fecha del examen en Estutgart. Recorrió aquella ciudad, su plaza, el mercado, el puente y la iglesia, recuerda su sencilla vida en su pueblo mientras un intenso dolor de cabeza lo sitúa en el presente. Nuevamente todas las conversaciones con sus conocidos giran en torno al evento académico. Después de diversas etapas, pruebas de conocimiento y algunas dificultades, Hans concluyo su examen. La duda respecto al resultado lo hacía pensar en el fracaso y que su destino estaría en ser aprendiz de tendero, oficinista o incluso uno de tantas gentes de bajos recursos que tanto despreciaba. El rector le informa que ha obtenido el segundo lugar en el examen, su semblante de angustia mejoró considerablemente con la llegada de las vacaciones.
Ya establecido en el Colegio, Hans vivirá experiencias contradictorias en clase y en los ratos de ocio fuera de la escuela. Finalmente, la fuerte carga social que pesaba sobre Hans al representar de algún modo a su pueblo aunado a la disciplina a la que fue sometido por sus profesores, familiares e incluso por él mismo, lo llevarán a su muerte.
Bajo la rueda es una interesante novela de Hermann Hesse que plantea los fines de la educación y el papel de la sociedad en la formación de los educandos. La claridad narrativa que desarrolla Hermann Hesse en ésta novela permite adentrarse al contexto y a las emociones de los personajes sin saturar al lector con excesivos detalles. La historia avanza con buen ritmo en el transcurso de la novela, alternando momentos en que la narrativa de los hechos requiere velocidad por la naturalidad de la trama y otros en que el tiempo lento se construye con una interesante descripción de detalles. Estamos ante una de las mejores novelas de Hermann Hesse así como de la literatura moderna.
 
 
Podeis descargarlo aquí:

http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001%5CFile%5Carticles-101763_Archivo.pdf




jueves, 28 de enero de 2016

Revolución solar 2016, Mariano Rajoy.









Hoy vamos a ver la RS de 2016 para Mariano Rajoy.

Su cumpleaños es el día 27.03.2016 o sea que entrará en vigencia partir de ese día, pero primero veremos su tema natal en Sinastría a las Direcciones Primarias, a día de hoy, 28.01.2016.






De hecho sus Direcciones Primarias presentan un cuadro complicado, lo cual hace pensar  que su futuro profesional no es nada halagüeño.

Júpiter de Primarias que rige su MC está opuesto al MC, o Neptuno de Primarias que también rige su MC está opuesto al Ascendente.

El Ascendente de Primarias está en Término de Mercurio y hace cuadratura a la Luna, y Mercurio está en exilio en su tema natal y presente en casa X.

Veamos ahora la RS para 2016 en un gráfico triple.







En la RS tenemos a Neptuno de RS sobre el MC natal,  y la casa XII de RS sobre la casa X natal.

El Sol es el señor del año.

Veamos los periodos de Junctino para esa RS.







Parece que entre el 27.03.2016 y el 19.05.2016, durante el período del Sol, se pone de manifiesto su declive a nivel político.





miércoles, 27 de enero de 2016

Horóscopo acústico. Por Tobias Krug.

 

 

Horóscopo acústico

Un horóscopo es una fotografía, una instantánea de un momento en nuestro sistema solar, visto desde una perspectiva geocéntrica. Para ser exactos, las luminarias y planetas no están fijos, más bien, están en rotación continua. Este movimiento puede ser traducido a distintos sistemas de oscilación; entre otros, a sonidos acústicos identificables. Desde el año 1619, el gran astrólogo y astrónomo Johannes Kepler  escribrió un libro sobre  "Harmonices mundi" (Latín: La armonía del mundo). En el presente, el musicólogo suizo y astrólogo Hans Cousto realiza investigación pionera en los ciclos planetarios oscilatorios.
Un modo comparativamente sencillo de traducir ciclos planetarios en efectos acústicos, es la transformación en sonidos de las relaciones angulares entre los planetas.  El equipo de akustik-clock.de ha desarrollado, incluso, un software que muestra las relaciones audiovisuales en la red. Al alimón, Tobías Krug de  akustik-clock.de  y el equipo de la red Astrodienst, crearon su propia versión del reloj acústico: muestra los aspectos planetarios mundanos que aspectan el horóscopo personal. Es posible encontrar ambos horóscopos en nuestra "Selección Extensa de Cartas", a través de "Métodos". Pulse  "Cartas especiales". En la parte inferior de esta página, hay un enlace directo.

Teoría del horóscopo acústico

Es posible imaginar la longitud del horóscopo como una cuerda virtual de un instrumento. Esta cuerda provee la nota clave.
grundton

Dos cuerpos celestiales tocan al mismo tiempo en la cuerda. Ellos efectúan un sonido cuando conforman un aspecto (un ángulo astrológico). En el caso de que estén alineados en 0º respecto de los 360º, la nota clave tónica es la que suena.
konjunktion
Cuando se oponen en un ángulo de 180°  los cuerpos celestes "tocan" una octava.
opposition
En todos los casos, es la porción más larga de la cuerda la que suena. Cuando los planetas conforman un ángulo de 90º -que corresponde a una cuadratura astrológica (primer cuarto)- el sonido que se obtiene de 270º, es el último cuarto. Estos aspectos dividen la longitud de onda del zodiaco -la cuerda- en un cuarto y tres cuartos. Por eso, el tono de los 270º, es un cuarto (un intervalo musical).
quarte
Tan pronto como la octava está completada, la escala regresa a la nota clave tónica. Y lo mismo ocurre respecto de todos los aspectos planetarios. Los aspectos a 120º -en trino- y los aspectos a 240º, cuentan como quintos en la escala. La cantidad de tonos depende de los aspectos que se utilizan. El movimiento asciende y desciende -conforma una onda- y manifiestan tonadas en el tiempo.

zeit zeitgebirge

La música planetaria está compuesta por el cosmos, aunque el sonido es manufacturado por seres humanos.

Aspectos utilizados y notas

Rango Ángulo Aspecto Notas    Frecuencia (Hz)
1/1 Conjunción C#1 272.204
1/2 180° Oposición C#2 544.409
1/3 120° Trino G#1 408.307
1/4 90° Cuadratura F#1 362.939
1/5 72° Quintil F1 340.256
2/5 144° Biquintil A#1 453.674
1/6 60° Sextil E1 326.645
1/8 45° Semicuadratura D#1 311.091
3/8 135° Sesquicuadratura A1 435.527
1/12 30° Semisextil D1 296.950
5/12 150° Inconjunción B1 466.636

Horóscopo acústico de Astrodienst

A considerar, por favor: es necesaria una versión actualizada de Flash Player en la computadora para observar el horóscopo acústico. Este software está instalado de inicio en casi todas las computadoras. En caso de que no aparezca el horóscopo acústico, siga el enlace para actualizar su computadora con Flash Player.

Horóscopo acústico, mundial

Horóscopo acústico mundialEl sonido se basa en las constelaciones planetarias actuales. Y el movimiento planetario se despliega con movimientos veloces (con duplicaciones múltiples), aunque es sensible a la percepción humana.
Consulta del horóscopo acústico mundial.

Horóscopo acústico, personal

Horóscopo acústico personalEsta versión despliega el sonido de los planetas mundanos cuando aspectan planetas en el horóscopo personal. Éste último es el que determina la tonada del tiempo. Cada par de planetas se compone con uno de los planetas "inmóviles" del horóscopo personal y uno de los planetas "móviles" -dinámicos- que están rotando en un momento dado.
Consulta del horóscopo acústico personal.

Inventores del horóscopo acústico

akustik-clock.de

El proyecto www.akustik-clock.de ha originado la música planetaria. Ha sido realizado en 2002 por Tobias Krug y Brian Cranford, quienes han seguido la idea de ilustrar el tiempo. Ellos desarrollaron el programa Flash, que crea el sonido de los planetas y los despliega gráficamente.
Astrodienst agradece el permiso de uso de este programa de akustic-clock.de en sus páginas www.astro.com. En especial, gracias a Tobias Krug por el fecundo trabajo de equipo, a la hora de integrar y de modificar el reloj acústico, según los requerimientos de www.astro.com.

Ajustes individuales

Se ofrece la música planetaria también con ajustes alternos. Es posible elegir distintas notas tónicas, acentuar relaciones específicas o variar la velocidad. Existen ejemplos de ajustes individuales en www.planeten-musik.de.





martes, 26 de enero de 2016

Sobre el Amor. De Marsilio Ficino.








 "Era hijo de Diotifece, médico famoso, cirujano de los Médici. Su nombre «Ficino» viene probablemente de la abreviación del nombre del padre. Lo usó por primera vez en 1456. De 1448 a 1451 estudió medicina en la Universidad de Pisa-Florencia pues su padre quería que tuviera su misma profesión. Sin embargo, aunque Marsilio publicó algunas obras de medicina (como De triplice vita libri tres y Epidemiarum antidotus) no siguió esa carrera. Se interesó por la filosofía neoplatónica gracias a la influencia de personajes como Jorge Gemisto Pletón y Basilio Bessarión. En 1459 funda la Academia platónica florentina con Cosme de Médici y se dedica con intensidad a aprender el griego.
En 1473 es ordenado sacerdote. Recibe luego a dos comunidades a modo de prebendas por parte de Lorenzo de Médici y luego es nombrado canónico de la catedral de Florencia.
Tradujo del griego al latín los diálogos de Platón (1484), Plotino (1492), el Corpus Hermeticum (1471) y algunos tratados y cartas escritos por un monje desconocido del siglo V, el Pseudo Dionisio Areopagita. Escribió –aparte de un enorme epistolario– un famoso Comentario al Banquete de Platón y la Teología Platónica. Aspiraba a una fusión de platonismo y hermetismo con el cristianismo, y en el De Vita llegó a tener problemas con la Inquisición por sus afirmaciones que podían entenderse como un retorno al paganismo y como favoreciendo la determinación astrológica (cosa que nunca hizo, en realidad, ya que su empleo de la astrología era solo para "armonizar" la vida con los cielos).
Mentor y amigo de Pico della Mirandola, modificó definitivamente el enfoque sobre la melancolía, haciéndola característica del genio literato y creador, ejerciendo así una enorme influencia. Su filosofía contribuyó al surgimiento de creaciones artísticas como La Primavera y El Nacimiento de Venus, de Botticelli, y su influjo se extendió por todo el Renacimiento llegando a afectar a personalidades tan diversas como Durero, Agrippa von Nettesheim, Paracelso, Milton y Pico della Mirandola.
En los tiempos difíciles de los Médici se unió más a ellos e incluso apoyó a Savonarola aunque se mantuvo al margen de los problemas que lo llevaron a la muerte. Los últimos años de su vida los dedicó a escribir un comentario de las Epístolas paulinas, aunque no alcanzó a concluirlo".

De Wikipedia.

 En el enlace de abajo podeis descargar el libro.

 http://esteticayfilosofiadelarte.es/Estetica/Obras/Estetica/Ficino_Sobre_el_amor.pdf









HELLENISTIC ASTROLOGY The Study of Fate and Fortune. CHRIS BRENNAN

                El texto está en inglés.  https://dn790005.ca.archive.org/0/items/chris-brennan-hellenistic-astrology-the-study-of-fate-and-...