martes, 17 de noviembre de 2015

Sobre los Nodos Lunares.







el significado implicado en los misteriosos puntos de la carta natal conocidos como los Nodos Lunares o Nodos de la Luna es completamente incomprensible y hasta absurdo para quienes rechazan la de la reencarnación, esto es, de la como un continuo a través de sucesivas manifestaciones y reposos alternados en un proceso de evolución permanente, con todas sus posibilidades de avance, estancamientos e incluso retrocesos. Por tanto, para entrar en la comprensión de los Nodos de la Luna y que tenga algún sentido, debemos partir por aceptar este supuesto como valedero.
Todos los planetas del nuestro sistema tienen sus propios nodos, los que, tal como su nombre sugiere, representan un cruce en el espacio, en este caso entre la órbita del planetario y la eclíptica. Para aquellos menos familiarizados con la astrología, digamos que la astrología habitual es geocéntrica, y en este esquema, la eclíptica es la franja del visible desde la tierra por la que se mueve el Sol en su curso anual por ese , a través de la de animales conocida como zodíaco. Es decir, sobre las inmensas y lejanas constelaciones estelares que son el trasfondo del recorrido anual aparente del Sol. De este modo, cualquier que parezca orbitar alrededor de la tierra intersectará la eclíptica en dos puntos -uno ascendente y otro descendente-, constituyendo así un eje nodal para ese cuerpo.


Fig. 2 (5)

Pero aunque cada planeta tenga sus propios nodos, la astrología le atribuye una importancia lejos más preponderante a los de la Luna, por su proximidad a la Tierra y la fuerte influencia lunar sobre la terrestre y las aguas del planeta; en cierta forma simbólica, la Luna viene a ser como la substancia de la vida humana encarnada. Al cruzar la Luna la eclíptica de sur a norte, marca el Nodo Lunar Norte o ascendente, también conocido como de dragón o Caput Draconis. Y la intersectar la eclíptica de norte a sur, marca el Nodo Sur, descendente o de dragón (Cauda Draconis), opuesto al primero. Las referencias draconianas provienen de la astrología hindú. Rahú, un demonio con una de dragón llamada Ketú o Katababazon, habría sido castigado por Vishnú convirtiéndolo en la constelación del dragón, cuya y cola devorarían al Sol y la Luna en los eclipses (1). Aquellas personas cuyos nodos lunares están próximos al Sol o la Luna, han nacido durante un .


Fig. 3 (5)

Ha existido además la creencia, en la astrología antigua, de que el Nodo Norte de la Luna participa de las naturalezas de y Júpiter, con sus promesas de crecimiento y abundancia, mientras que el Nodo Sur de la Luna lo haría respecto de Marte y Saturno, con sus aspectos de lucha y karma (2). Se intentaba significar de este modo la dualidad progreso/Nodo Norte y aflicción/Nodo Sur, considerando que el Nodo Norte es ascenso, elevación hacia el Espíritu, y el Nodo Sur es caída, retroceso o empequeñecimiento respecto del mismo. No se implique de esta afirmación una valoración en bueno o malo, ya que tanto aquello que desciende como lo que asciende participa de una u otra forma del Espíritu en el que nos movemos y tenemos la existencia, pero en el Nodo Norte se implica necesariamente un progreso en el sentido de la unión, en cierta forma mística, con una forma más elevada del ser.
Los Nodos de la Luna siempre deben considerarse como un eje inseparable que divide al zodíaco en dos mitades iguales, y cuyo avance a través del zodíaco es retrógrado a razón de 311 (R) diarios, completando así una vuelta completa al zodíaco en aproximadamente 18 años, a la inversa del recorrido de los demás celestes, incluida la Luna misma. En cada Signo del zodíaco permanece alrededor de un año y medio.

Simbología y connotaciones

La interpretación astrológica de los Nodos de la Luna implica asumir a este eje Nodal como un eje del tiempo, considerado en sus tres aspectos de pasado, presente y futuro, pero que, sin embargo, no es un tiempo cronológico y lineal, sino un tiempo siempre presente, el tiempo del alma. En efecto, el eje Nodal Lunar representa al tiempo de la cuarta dimensión, donde lo que permanece es la esencia de la , tiempo en cierta forma equivalente a aquel considerado por H. Bergson como la duración.
Henri Bergson (1859-1941) postuló la existencia de un régimen de temporalidad particular al que denominó durée, la que constituiría la temporalidad aprehendida por el yo íntimo a través de una intuición y tendría un carácter cualitativo y heterogéneo. La duración sería así la forma que toma la sucesión de nuestros estados de consciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuando se abstiene de establecer una separación entre el estado presente y los estados anteriores, es decir, cuando percibe lo que siempre se ha llamado tiempo como indivisible. Tal forma de sucesión no implica la absorción en la sensación o en la ni tampoco el olvido de los estados anteriores, ya que sin esta supervivencia del pasado en el presente, no habría duración, sino solamente instantaneidad. Para Bergson es suficiente con que recordando estos estados, no se los yuxtaponga al estado actual como un a otro punto, sino que se los organice con él, como ocurre cuando recordamos, fundidas por así decirlo en conjunto, las notas de una melodía. Frente a este régimen fluido de la duración, y por influencia de la percepción espacial, el yo simbólico-social, a través de la inteligencia, concebiría un tiempo espacializado, de carácter lineal, cuantitativo y homogéneo: Proyectamos el tiempo en el espacio, expresamos la duración en extensión y la sucesión toma para nosotros la forma de una línea continua o de una cadena cuyas partes se tocan sin penetrarse. En rigor la duración bergsoniana sería inexpresable e incomunicable, pues su mera exteriorización por medio del lenguaje, operativo fundamental de yo simbólico-social, la anularía convirtiéndola en tiempo. No obstante, si se intentara sugerirla, el apuntaría hacia la , útil fundamental de la intuición, frente al concepto, producto de la inteligencia. (3)
La duración bergsoniana enriquece e ilumina cuando se aplica a los Nodos Lunares. La vivencia de la duración como un continuum interno difícil de transmitir y cuya unidad de medida podría ser acaso la intensidad, guarda una relación tan disímil con el tiempo lineal como la trayectoria del satélite terrestre con respecto a la trayectoria del eje nodal. Es otra escala y otra dimensión. La posición del eje nodal dentro de la carta natal se refiere a la trayectoria del alma encarnada como un todo – con toda su duración- incluyendo tanto el camino que la ha traído hasta la presente manifestación, como aquel proyecto que la puede conducir, en esta vida, a alcanzar un grado superior de desarrollo como alma. Así considerado, el eje Nodal, tanto en su posición de Signos como de Casas astrológicas, es el aspecto más importante, desde el punto de vista evolutivo, que la carta astral puede aportar a un individuo determinado. Es el núcleo de la presente encarnación, es la puerta que, dentro del ámbito astrológico, más se acerca a responder las viejas preguntas esenciales de los seres humanos: quién soy ?, por qué estoy aquí ?, hacia adónde voy ? No en un sentido absoluto o de causa última, sino en el de la comprensión de un proceso que ya trae mucha agua bajo el puente, del que estoy viviendo su extremo más próximo y en el cual las decisiones, elecciones y actos que realice determinarán la sucesión de la secuencia futura. Puede haber algo más trascendente, más vigente e inmediato para un individuo que la comprensión de este trazado ? Puede haber alguna otra rama del conocimiento, del humanismo, que aporte una comprensión tan significativa para el sentido de nuestra vida, casi diríamos, como si nos entregaran un mapa personal a recorrer para encontrar el tesoro ?
En el trabajo realizado por videntes y por personas que realizan regresiones, no sólo a anteriores encarnaciones sino que especialmente a la existencia que transcurre entre una y otra encarnación, se reiteran los mismos temas: el alma, al desencarnar, experimenta una vertiginosa revisión de la vida reciente, en todos sus detalles, instancia en la que se coteja lo vivido en cuanto a decisiones, actos y actitudes, con respecto a aquellas que se había propuesto realizar cuando proyectó el Plan Vital de la existencia que ahora acaba de dejar. En efecto, las personas que logran revivir estos estados entre vidas, relatan que antes de encarnar tienen la posibilidad de trazar un proyecto de vida junto a un Guía de almas, con quien determinan aquello que debe o puede ser superado en la siguiente encarnación, y que han sido tendencias arraigadas o errores repetidos que ahora pueden complementarse inclinando la balanza en algún sentido diferente que impida la reiteración. De este modo, se escogerían los padres, las circunstancias, los encuentros clave con determinadas personas que podrían ayudar a recordar los propósitos para el plan de vida que se ha estimado favorecen la evolución del alma. Incluso se menciona el uso de contraseñas que pudieran catalizar el despertar, alguna frase aparentemente banal pero que tiene profundas resonancias en una persona determinada en un momento particular, desencadenando recuerdos o acciones conducentes a la realización de ese o esos propósitos (6). Obviamente, se puede responder o no al llamado; antes de encarnar, la gran mayoría de nosotros cruza las aguas del Leteo y aparece en un cuerpo físico que con todas sus necesidades y sentidos reclama nuestra atención, y con una escasa o nula consciencia de los propósitos del alma.
En el relato de las experiencias entre una y otra encarnación, se describe una y otra vez la tristeza de las almas recién desencarnadas cuando observan que no han logrado superar la tara atávica, el exceso en un sentido en desmedro del otro, el error o desvío reiterado, es decir, el haber seguido el camino de menor resistencia repitiendo aquello que ya estaban acostumbrados a hacer: la misma conducta, la misma respuesta, la misma reacción, olvidando su propósito original al encarnar. Varias tradiciones reiteran que el estado encarnado es una suerte de estado de olvido espiritual que se debe revertir; pero no se trata de un olvido del gran Espíritu, sino algo tan simple como el olvido de mi propio propósito cuando planifiqué mi existencia actual. Se muestra en estos trabajos (6) (7) que, a pesar de que en el estado de desencarnado hay una objetividad bastante superior a la que tenemos durante la existencia física y se puede realizar con cierta distancia la revisión de la vida, la mayor congoja es siempre la misma: no haber superado el problema a pesar de haber tenido la oportunidad, sentir que se volvió a desperdiciar otra oportunidad vida – de desarrollar el área reprimida. Haciendo un paralelo entre estas experiencias y el eje de los Nodos Lunares, el polo del Nodo Lunar Norte representa aquella meta o conjunto de propósitos que son complementarios de la experiencia antes adquirida y que nos hicimos justo antes de encarnar, en un estado de consciencia objetivo, en el intento de hacerlos realidad en la existencia física inmediata. La vida encarnada es la que permite tener experiencias, decía Gurdjieff, y de ahí su elevado valor.
En este contexto, el resto de la carta viene a representar el escenario, las herramientas, las formas y los modos en los que podremos desarrollar el camino del alma, del mismo modo que las trampas y obstáculos que nos lo dificultarán. No restamos importancia en modo alguno a dichas herramientas, cuya destreza y refinamiento habremos de adquirir con la práctica y el aprendizaje que da la experiencia, el ensayo y el error. Pero ninguna de esas posiciones y relaciones planetarias nos puede otorgar, por sí mismas, el sentido o la orientación global dentro de una vida como la que entrega el eje Nodal. El núcleo del ser y la consciencia siempre será el Sol, en representación del espíritu y como centro de integración de toda la persona; el núcleo del inconsciente, el pasado y lo atávico sigue siendo la Luna con todo su arrastre y su potencial de vida; y así sucesivamente con el resto de los planetas. Pero ninguno de ellos es el camino evolutivo, son cuerpos independientes, relacionados e interactuantes que, siendo siempre ellos mismos, van progresando dentro de ese ser sí mismos. Se podría hacer la analogía con los trabajadores de una empresa, cuyo desarrollo y experiencia acumulada los va haciendo progresivamente más capacitados y competentes; sin embargo, este sólo hecho no asegura el éxito de la empresa ni predice su devenir ni su ampliación a otros mercados o la exploración de nuevas fuentes de producción. En esta analogía, los trabajadores de la empresa serían los planetas con todo su organigrama, y la empresa misma, como un todo, podría representarse en el eje Nodal, con su movimiento más lento, su historia fundacional, y sus futuros posibles a lo largo de una generación: la duración.
El eje Nodal Lunar nos muestra un camino, que podemos recorrer o no. Sin embargo, en qué área de nuestra vida contamos con la facilidad de tener un trazado que nos guíe, que nos ayude a recordar a lo que vinimos ? Probablemente, una vez que cortamos el cordón umbilical y nos vemos enfrentados a tomar todas las decisiones por nuestra cuenta, en ninguna. No debe considerarse sin embargo a este eje como un determinismo. Es verdad que se impone una suerte de fe o confianza en que una parte de nosotros, a la que ahora mismo no tenemos acceso, contiene una información mucho más completa o una sabiduría innata que nos impulsa a seguir el camino que convendría para alcanzar un mejor estado evolutivo. Es verdad que la mayoría de nosotros no tiene cómo corroborar objetivamente esa sugerencia proveniente de un supraconsciente que, de momento, para nosotros es sinónimo de inconsciente. Sin embargo, el permanente estado de incompletitud humana que nos impele a hacer, a adquirir, a saber, a buscar, debe tener una razón, un origen que podríamos situar hipotéticamente en un arquetipo del ser total, o de la plenitud, del que emanan nuestros esfuerzos y anhelos de alcanzarla. O al menos, de un estado incompleto pero objetivo y consciente de esa incompletitud, como el que se postula tenemos antes de encarnar, al momento de trazar el Plan Vital. La otra opción es continuar girando en nuestras preguntas sin respuesta mientras hacemos y hacemos y tenemos y tenemos sin saber para qué. Cuando este frenético empeño raya en lo obsesivo se torna en una forma mental tan poderosa que, aún estando desencarnados, seguimos reiterando las mismas conductas paliativas del miedo y la inseguridad, en escenarios astrales imaginarios, con personajes imaginarios, perpetuando en el más allá el estado de olvido: el infierno (7) (8).
El eje Nodal nos sugiere que hay un camino que nos puede acercar paulatinamente a nuestra totalidad, durante la vida encarnada. Al comenzar a recorrer este eje, explorando lo que nos dice ya hemos adquirido, y lo que podríamos ahora desarrollar en complemento, podemos empezar a experimentar una plenitud subterránea y silenciosa, inexpresable, que nos comienza a hacer creer que la promesa al final del arco iris pueda ser verdad. Esta sensación indefinible normalmente no guarda correlación alguna con nuestras experiencias cotidianas, con nuestras fatigas y dificultades, pues al alinearse con el eje Nodal nuestra vida puede comenzar a ser mucho más trabajosa o desafiante, y sin embargo, más satisfactoria a un nivel profundo, preñada de inspiración. De algún modo, es como si nuestra existencia comenzara a arraigarse en nuestro dharma.
A medida que la consciencia de la humanidad progresa, los propósitos que elaboramos al momento de trazar nuestro Plan de Vida para la encarnación inmediata también progresan en amplitud, interacción, inclusividad y permeabilidad. En la Décima Revelación (7) se afirma que hace mil o dos mil años, exceptuando a unos pocos individuos muy elevados, la distancia que separaba el propósito de un alma por encarnar, era enorme, respecto de lo que verdaderamente podían realizar recordar – de aquél durante su vida, pero que esa distancia se ha ido estrechando paulatinamente con el transcurso de los siglos, de modo que cada vez recordamos más y mejor el por qué y para qué estamos aquí ahora, junto con las personas que nos rodean o con las que establecemos relación; vamos siendo conscientes de una razón por la que nos suceden ciertos acontecimientos o encuentros sincrónicos, debido a que viajamos con un conjunto de almas afines con las que nos retroalimentamos el recuerdo de nuestros propósitos al encarnar. Y nuestros propósitos van siendo cada vez más conscientemente colectivos que aislados. De esta forma, se realiza paulatinamente un vasto proyecto para la humanidad desde los más remotos tiempos, que es el de llegar a unir de forma estable y continua la vida encarnada con la vida desencarnada, lo que equivale a decir, entre la tercera y la cuarta dimensión, esto es, entre la materia y su peldaño inmediatamente superior, aquel que le da vida. En términos psicológicos, se podría definir como un puente permanente entre el consciente y el inconsciente, con todas sus implicancias.



Una vez establecido este puente, se vuelve superflua la revisión de la vida al desencarnar, pues podemos realizar esa revisión, ese coteje al que hacíamos mención, durante la propia vida, evaluando aquello que vamos haciendo respecto de aquello de lo que somos conscientes debíamos hacer. Indudablemente esto produciría una formidable aceleración evolutiva, pues descartaríamos con mayor facilidad los caminos inconducentes, pudiendo corregir sobre la marcha los desvíos teniendo en cuenta anteriores fracasos, ya que el objetivo propuesto no sería inconsciente o pre-consciente, sino consciente. No significa que sea fácil, aún viéndolo, pero al menos contamos con una brújula, o un faro. En la actualidad, puede que esto ya sea realidad para muchas personas, y para aquellas que aún no lo es, pueden estudiar los Nodos Lunares en su carta: ahí están las tendencias arraigadas, lo repetido, y la dirección en la que podrían trascenderse. Cuando desencarnamos y constatamos cuánto discrepa nuestra vida última con respecto a nuestro Plan inicial, ya nada podemos hacer excepto lamentarlo: los propósitos deben realizarse durante la vida encarnada, el despertar debe ser en la materia. Este es el camino evolutivo de retorno consciente al origen.
De los hechos astronómicos con respecto a los Nodos Lunares derivan las implicancias simbólicas, o psicológicas. Como dice Dane Rudhyar, El símbolo es la clave para el ajustamiento entre el acto, el problema o situación individual y un marco universal de referencia (4). En primer lugar, el hecho de que el avance de los Nodos Lunares a lo largo del zodíaco sea inverso al de los planetas, manifestando de alguna forma que el movimiento del alma es opuesto o muy diverso del de la materia o de la vida cotidiana, en otra dimensión o como una forma espectacular de ella. La relación entre una circunvalación completa de la Luna al zodíaco en 27-29 días y la de sus Nodos en 18 años puede dar una referencia del lento transcurrir en los asuntos del alma respecto de los movimientos cotidianos con los que, sin embargo, tiene directa relación, al expresarse en éstos los cambios en aquellos.
En segundo lugar, debemos notar que los Nodos Lunares muestran un punto inmaterial dentro de la carta astral, apenas el cruce entre una órbita y un plano, donde físicamente no hay nada. Si ya los detractores de la astrología refutan la sola posibilidad de que un cuerpo planetario a millones de kilómetros pueda producir algún efecto sobre la psiquis o comportamiento humanos, es de suponer lo que podrían decir de todo el mundo de significado atribuido a los Nodos Lunares, donde ni siquiera hay algo que pueda irradiar alguna emanación! Efectivamente, un cruce de trayectorias no es un núcleo, ni es un cuerpo, pero puede ser un pasadizo para transitar de un estado a otro. Todo lo ya dado en la carta, se expresa en cuerpos: Sol, Luna, planetas, los que habrán de ampliar su desarrollo individual. Por el contrario, nuestras mayores tareas de la vida están marcadas en la carta natal por puntos inmateriales, siendo los primordiales, y los más trabajosos, el Signo Ascendente y el eje de los Nodos Lunares (hay muchos otros, como el punto de fortuna, los puntos medios, etc.). El Signo Ascendente es el área de mayor potencial de crecimiento de la personalidad, y a través de él crece nuestro Sol. Y el Nodo Lunar Norte, el camino de crecimiento de nuestra alma encarnada como un todo. De algún modo, estos territorios no cristalizados en cuerpos concretos dentro de la carta son los que debemos llenar con nuestro crecimiento. Son núcleos magnéticos carentes de materialidad que de alguna forma nos llaman y hacen notar su presencia, pero que a través de la experiencia y la acción consciente podemos corporizar, de modo de que pueden llegar a ser tan reales, presentes y activos en nuestra vida como nuestros planetas.
Por último, la asociación de los Nodos Norte y Sur a la cabeza y cola de un dragón, de algún modo nos remite a una realidad intangible, inmedible e invisible. El dragón no lo hemos nunca visto ni tocado, es un animal mitológico inmortal de existencia psíquica, fabuloso, temible, guardián de tesoros, mancebos y princesas.

El trayecto Nodo Lunar Sur al Norte

En varios libros de astrología, al llegar al tema de los Nodos Lunares, se comienza a hablar de astrología kármica, en relación a lo que se comentara al inicio de este texto: si no se acepta la reencarnación como hipótesis plausible, todo lo referente a los Nodos Lunares cae en el absurdo. Porque el Nodo Sur de la Luna representa la suma de las tendencias arraigadas por repetición en las vidas más recientes, conteniéndose aquí la suma de esa experiencia, con todos sus aprendizajes y logros, como con sus excesos, los que normalmente derivan de la repetición de las mismas pautas de conducta ya conocidas y dominadas. Esa tendencia a no innovar, esa inercia de no intentar nuevas formas de pensar, de hacer, de enfrentar las cosas, es lo que lleva al exceso de aquellas características que, en sí mismas, no tienen nada de negativo. Lo negativo es la repetición sistemática de pautas, que nos impide alcanzar lo que el alma más profundamente anhela: la plenitud, la totalidad de sí mismo. Y a pesar de la repetición de las causas, con la consiguiente repetición de las consecuencias, una y otra vez, no lo vemos, y continuamos machacando en lo que siempre hemos hecho, dicho, pensado y actuado, excepto que despertemos al mensaje de los Nodos Lunares, que directamente nos señala lo que tendríamos que dejar atrás para intentar nuevos caminos que nos acerquen otro peldaño a la totalidad. Volviendo a una analogía anterior, el Nodo Lunar Sur es el trozo del mapa del tesoro que ya tenemos a la vista, pero no debemos confundir ese trozo con el tesoro mismo.
Así, el Nodo Lunar Sur expresa efectivamente una tendencia kármica dado que es la síntesis de la experiencia reciente, no necesariamente considerada en sentido negativo, sino como lo que es, una serie de acciones a las que siguen las correspondientes reacciones, como en todo el universo. Hay por tanto en el Nodo Sur un vasto aprendizaje realizado en vidas pasadas, sobre el que tenemos ya un dominio más o menos acabado en el nivel de evolución en el que ahora nos encontramos, y que por tanto, no es necesario seguir reiterando, aunque nada lo impide. Y es aquí donde se evidencia con total claridad la dirección inversa de los Nodos Lunares respecto de los asuntos de la personalidad: Mientras más facilidad encuentro en cierto ámbito, mientras más sobresalgo en cierta área de la vida o la actividad, cuanto más talento innato parezco poseer – especialmente en la adultez joven – para desarrollar ciertas tareas, probablemente mayor será el magnetismo profundo que me lleve, al paso de los años, a no poder centrar mi vida en aquello.
Como se dijo antes, el eje Nodal debe considerarse siempre en sus dos polos simultáneamente, pues no es un trayecto lineal, sino espiralado y de integración. Integración de qué ? Del pasado, con todos sus atributos y excesos, al presente, y hacia una nueva dirección que complementa el trayecto anterior. Por tanto, no se trata de abandonar nuestros talentos y cualidades, o de simplemente cortar con todo aquello que alguna vez nos costó esfuerzo hasta obtener su dominio; lo más probable es que la vida, cuando se intenta vivir a consciencia, nos vaya llevando insensiblemente hacia el descentramiento respecto de aquella conducta, de aquella cualidad o talento; no para dejarla, sino para convertirla en una mera herramienta de algo más, y no en la cúspide de nuestra personalidad o actividad. Y eso no es fácil, ya que la personalidad busca sobrevivir y potenciarse sobresaliendo en sus talentos, por lo que trascender el Nodo Sur lo experimenta como un renunciamiento, y a menudo, como una pérdida, aunque evidentemente ésta es sólo aparente.
Sin embargo, no debe creerse que esto ocurra tempranamente en la vida. El eje Nodal no es un asunto de la personalidad, aunque se exprese a través de ella, y por tanto, lo más frecuente es que estos dilemas aparezcan en la edad media o incluso en la madurez avanzada. Antes, los desafíos están centrados en la personalidad con sus propios jirones y fragmentaciones. Por lo general, nos pasamos muchos años de la primera mitad de la vida atrapados en reacciones lunares, y el sólo hecho de integrar la personalidad con todos sus aspectos, con un núcleo solar más o menos estable, exige un trabajo consciente que puede insumir gran parte de la vida o ni siquiera lograrse. Antes de alinearnos con el eje de los Nodos Lunares debemos constituirnos, tomar cuerpo y forma, de lo que se deduce que muchos de nosotros no avanzaremos un ápice en el camino del alma si no logramos progresar en la integración de la personalidad; del eje Nodal, sólo experimentaremos su polo Sur, repitiendo mecánicamente lo conocido.
En nuestra experiencia, cuando la personalidad florece como un cuerpo más o menos integrado, una apenas perceptible llamada subterránea nos lleva a hacer espontáneamente cosas o actividades que nunca antes hiciéramos, o a dar importancia a asuntos que antes descartáramos. La atención a esas señales – a menudo catalizadas, como dijimos, por encuentros con ciertas personas, o lecturas – nos puede alinear en este eje, de modo de llegar a expresar todo su potencial, convirtiéndose así en el centro de nuestra vida, y con respecto al cual todo lo demás pasa a constituir herramientas. Es posible que esta llamada nos lleve a cambios de vida o no, pero por lo general son cambios paulatinos e insensibles, en los que la principal modificación no es tanto el hacer como el acento interno que se pone a la acción, a la actividad. Hay otra intención, y una sensación interna muy diferente, que se parece mucho a la intuición de que esto es lo que tengo que hacer, o fue para esto que vine a la vida, es decir, lo que mencionáramos antes, de comenzar a arraigar la propia vida en el dharma, en lo que se experimenta subjetivamente como lo que debe ser para la propia vida. Es una nueva visión de lo mismo que había antes, un nuevo enfoque de lo que ya está, pero que transforma la vida entera de una forma sutil, centrándola en aquello.
Así pues, no se debe considerar que se debe cerrar la puerta al pasado y comenzar desde cero en otra actividad desconocida, como si nos mudáramos de trabajo y país dejando todo atrás. Viajamos con todo lo que ya ha sucedido hacia un futuro que puede ser diferente. Asumir el Nodo Norte no es un punto definido ni definitivo tampoco y nunca se puede dar por completamente acabado en una encarnación. Cuando el trabajo personal progresa, la mayor parte de las veces el ascenso Nodal significa tomar todo ese pasado que era el centro de mi vida y emplearlo como una herramienta en una nueva dirección, complementaria de ese pasado, en el que se anida.

Los Nodos Lunares en la Carta Natal

Ya vimos que el eje nodal corta a la carta natal en dos mitades iguales, y que todo lo demás puede interpretarse en relación a este eje. De esta aseveración se evidencia que los Nodos se encuentran en oposición en la carta, lo que expresa su dificultad a la vez que subraya su complementariedad. No nos detendremos a considerar las posiciones posibles por Signo y Casa de los Nodos Lunares, interpretación que puede encontrarse en muchos libros. Sólo comentaremos algunos aspectos importantes.


Fig. 4 (1)

En la Carta Natal, las posiciones en los Signos zodiacales expresan lo permanente, y por lo tanto, equivalen al ser de aquella posición. Por su parte, las posiciones en las Casas astrológicas, al corresponder a la división horaria, hablan de la actividad, del hacer. En astrología, tanto como en otras filosofías o creencias, el ser se expresa en el hacer (por sus obras los conoceréis), del mismo modo que a través del hacer crece y se desarrolla el ser. Un Sol en Cáncer y en Casa III, por ejemplo, tiene su ser permanente en este signo cardinal de agua, pero para desarrollarse y crecer debe realizar su actividad en una casa de relación (Casa III análoga a Géminis), entre iguales, con los hermanos, las comunicaciones, la información, etc. Esta interdependencia se mantiene para los Nodos Lunares, de tal modo que la Casa astrológica en la que se encuentre el Nodo Lunar Norte determinará la actividad necesaria al desenvolvimiento del alma en la línea de su progreso evolutivo; y gracias a esa actividad es que irá adquiriendo consistencia la totalidad del alma encarnada, representada en el ser o substancia del Nodo Norte: el Signo zodiacal en el que se encuentre. A veces la vibración del hacer y del ser es armónica, y en otras, requiere de múltiples ajustes para conciliarlas (como en el ejemplo de Cáncer y casa III, de vibraciones muy disímiles).
Dentro de los signos en los que puedan estar los Nodos, tanto el elemento (Fuego, Tierra, Aire, Agua) como la cualidad (Cardinal, Fijo, Mutable) nos ayudan a comprender el modo en el que se pueden expresar, lo que muchas veces no es comprensible desde el resto de la carta. Por ejemplo, una persona con una mayoría de los planetas en el elemento Tierra pero que se manifiesta como extremadamente emotiva y sensible, lo que no es comprensible hasta que se observa que su Nodo Lunar Sur está en Cáncer; se evidencia una vez más que el eje nodal hace comprensible lo que normalmente no encuentra explicación en el resto de la carta si sólo nos remitimos a los planetas y sus aspectos, o a los signos natal y ascendente. Por otra parte, la cualidad de los Signos en los que se encuentren los Nodos hablará del tono y del ritmo de este desenvolvimiento. Los Nodos Lunares en signos cardinales tendrán mucha más acción que los fijos y mutables y pueden terminar muy lejos de donde empezaron, etc.
Independientemente del grado de desafío que pueda haber entre el signo y la casa del Nodo Lunar Norte, se encuentra la relación de los Nodos Lunares con el resto de los planetas de la carta natal. Cuando comprendemos la importancia del eje nodal, y nos centramos en él, podemos ver el trazado del Nodo Sur al norte, y delinear, perpendicular a este eje, otra línea que divida dos hemisferios: el hemisferio sur con el Nodo Lunar Sur al centro, asociado al pasado, y el hemisferio norte, con todo su potencial. Una vez visualizada la carta de esta nueva forma, podremos ver claramente qué planetas colaboran con el Nodo Norte y cuáles insisten en llevarnos obstinadamente a repetir el pasado, sólo porque están acostumbrados o es lo que dominan bien (conviene aquí que los lectores que tengan sus cartas natales las vayan mirando). Es en estos planetas donde por lo general se manifiesta el karma negativo ligado al Nodo Sur, especialmente en aquellos que se encuentran más próximos o en aspectos de orbe más estrecho con el Nodo Sur. Los planetas junto al Nodo Lunar Sur son las rémoras del viaje, aquellos aspectos de nosotros centrados en el ego y que no fueron empleados para ayudar a otros, o que entorpecieron el camino del alma propia o de otras personas; una forma de redimirlos es siendo ahora generosos con esos talentos que otrora desarrollaran, darlos sin esperar nada a cambio, de modo de orientarlos hacia el alma por sobre la personalidad. Debe observarse asimismo la posición y relaciones de los planetas regentes por signo y casa de los Nodos, los que pueden ayudar a tirar el carro hacia un futuro más amplio y diferente del pasado.
En teoría, los planetas que estén junto al Nodo Lunar Norte son una ayuda para la tarea del alma, para el desarrollo de aquello que me falta dentro de mi nivel actual. Sin embargo, cuando se contempla la Carta Natal como hemos dicho, dividida en dos mitades con el Nodo Sur en el Polo Sur y el Nodo Norte en el Polo Norte, podemos imaginar fácilmente también que si he hecho mucho con mi Nodo Sur y sus planetas asociados, del mismo modo he hecho poco con mis planetas junto al Nodo Norte, que es aquella área de mí que quedó en cierta forma de lado, un poco en desuso; por tanto, pueden considerarse como planetas con poca práctica, o aspectos de mí menos activos que aquellos ligados al polo sur. Los planetas en el Nodo Norte no tienen carga negativa como los del Nodo Sur, sólo están fuera de training. Así pues, los planetas asociados al Nodo Norte son una ayuda, pero también hay que despertarlos y activarlos. Se podría decir de ellos que son áreas de la propia personalidad que hay que sacar a flote junto con la tarea del alma. Por ejemplo, tradicionalmente se ha considerado que tener al Sol junto al Nodo Norte (natalicio en un eclipse) es una posición en extremo positiva, bienaventurada, portadora de buena fortuna y de gran ayuda para realizar la tarea del alma como un todo. Sin embargo, considerado desde el punto de vista de los hemisferios nodales se puede interpretar que el Sol, el centro de la identidad y de la integración de la carta, no era un núcleo muy activo en el pasado reciente y por tanto no cumplía su función integradora, es decir, se desarrollaron principalmente cualidades secundarias de la carta, o al menos áreas fragmentadas de la personalidad, por tanto está desequilibrado tanto el desarrollo de la personalidad como la del alma. Desde luego estos son sólo ejemplos, pues hay que evaluar las características individuales en cada carta.
Otra fuente de ayuda se puede encontrar en los signos y casas de vibración semejante. Por ejemplo, en el mismo ejemplo de Cáncer y Casa III, el Nodo Norte en esta posición encuentra apoyo en los elementos de la carta que se encuentren en los otros signos de Agua (Piscis, Escorpión) tanto como en las otras Casas de relación (Casas VII y XI), con las que se encuentra en la favorable relación de trígono (120).
En la carta nodal de dos hemisferios pasado y futuro – se debe poner atención asimismo en aquellos puntos que están en la mitad del camino, es decir, en cuadratura a ambos Nodos, ya que ellos vienen a ser la frontera entre ambos hemisferios, el punto de tensión para pasar al hemisferio del Nodo Norte, donde es necesario el esfuerzo, la superación de alguna prueba, la exigencia de alguna garantía de que la identificación con el pasado cambió de foco y que ese pasado ya puede pasar a constituir una herramienta para el futuro. Esos dos puntos en cuadratura están representados por un Signo y una Casa, que nos orientan en el tono y la actividad relacionada con el umbral, con el cruce de la frontera. Además, puede haber algún planeta que cargue adicionalmente esa frontera y que nos ayude a esclarecer más aún la forma de cambiar de hemisferio, aunque parezca distractor, esto es, una tarea muy alejada de la del Nodo Norte.
El desafío de las posiciones en cuadratura a los Nodos consiste en el aprendizaje y desarrollo de la forma más elevada y/o altruísta posible para la actividad del eje de esas dos Casas, esos dos signos y los planetas que eventualmente en ellos se encuentren, pero sin estacionarse allí. Es decir, sabiendo que este eje perpendicular es sólo una estación de paso, que no es la meta sino un territorio de aprendizaje al modo de los trabajos de Hércules, el que más adelante pasará a ser un maletín de herramientas fundamental en el desarrollo del Nodo Lunar Norte. Si en esta cuadratura se encuentra Neptuno, por ejemplo, la percepción de la unidad de la vida toda y la propia conexión con ella no debe llevarnos a creer que debemos abandonar el mundo y buscar la vía mística como culminación de la vida. Por el contrario, estas percepciones y aprendizajes serán fundamentales en el desenvolvimiento de la verdadera meta de realización de nuestra alma encarnada, que en este ejemplo estaría 90 más allá de Neptuno.
Tanto en la alineación con el eje de los Nodos Lunares como en la activación de los planetas que ayudan o de los que frenan, o de aquellos que forman parte de la barrera de la frontera, contribuyen en gran medida los tránsitos planetarios actuales por sobre esos puntos de la carta natal, los que pueden provocar una agitación de las aguas que nos catapulte hacia el futuro integrador o que parezcan hacernos retroceder para reiterar las conductas que creíamos superadas. Estos retrocesos aparentes muchas veces nos sirven para recordar y tomar consciencia. Especialmente importantes son los tránsitos desde Júpiter a Plutón, más que los de los planetas personales. Cuando el Nodo Norte actual transita al Nodo Sur natal, se produce una conexión con el pasado y pueden sobrevenir recuerdos o hechos que conecten con experiencias pasadas. Como es una oposición, se considera una puesta a prueba para la tarea del alma, pero debe verse su aspecto positivo de oportunidad de sintonía entre pasado y presente, tal como una antena desplegada.
Por último, merece una mención especial el que se presenta como el más difícil de los ejes nodales, a nuestro modo de ver, y es el que se encuentra entre las Casas I y VII, con el Nodo Sur en casa I. Cuando se presenta esta configuración la tarea parece titánica, ya que el Nodo del pasado coincide con la tarea de la personalidad del presente, es decir, con el Signo Ascendente, lo que facilita la posibilidad de estancamiento en conductas reiteradas. Tener una tarea de Casa VII como meta, a cualquier nivel, es difícil para todo individuo, ya que se trata de una Casa (de Libra) cuyas actividades señalan relación, intimidad, tolerancia, aceptación, capacidad de escuchar y de ponerse en el lugar del otro, cualidades que son parte de las grandes falencias de la humanidad como un todo, todavía en gran porcentaje centrada en la separatividad, aislamiento, competitividad e indiferencia por el prójimo. Pero, en particular para una persona que tenga el Nodo Norte en Casa VII, le toca la doble y antagónica misión de realizar su polo de crecimiento de la personalidad, el Signo Ascendente, para desde ahí lograr subyugar todo ese desarrollo de la personalidad, de la máscara, en beneficio de su alma como un todo y como misión de vida. La única forma menos dificultosa de realizar este Nodo sería teniendo a Libra en el Ascendente.

Síntesis

La comprensión de la tarea del alma como un todo es el tema más relevante de la carta natal, sin embargo, es un tema lento de asimilar y asumir, y raramente comienza muy temprano en la vida, excepto en almas excepcionales. La tarea del alma es, muy sintéticamente, el motivo de la encarnación, de ahí que la reflexión sobre estos aspectos de la propia carta hasta su cabal comprensión tiene máxima importancia para nuestras vidas y su sentido inmediato. Nunca la tarea de los Nodos es sencilla, pero a veces encuentra más afinidad con la personalidad, y en otras ocasiones puede llegar a ser una gran lucha el subordinar los aspectos de la personalidad a los del alma, especialmente cuando hay mucha carga de planetas en el Nodo Sur.
Debe comprenderse profundamente que la tarea del Nodo Lunar Norte es una tarea que la propia alma se ha propuesto para la presente encarnación, y que si bien se desarrolla con la personalidad, o a pesar de ella, tiene otras metas y fines. Las tareas de la personalidad están en una esfera más superficial y social, pues mediante ella nos instalamos en el mundo como individuos separados. El crecimiento del alma por su parte, con sus tres polos de conocimiento, práctica y servicio, nos va otorgando una consistencia en otra esfera, en la duración, donde formamos parte inseparable con todo lo que existe, religándonos paulatinamente con ello. Así pues, el camino del Nodo Norte siempre implica una subordinación de lo concreto a lo sutil, del éxito mundano al progreso trascendente, porque siempre es un camino de servicio, en las actividades de la Casa, y en el estilo y tonalidad del Signo en el que se encuentre. El alma de cada uno de nosotros sabe que estamos íntimamente conectados en origen y destino, y que el empeño de cada uno de nosotros debe ser avanzar en conjunto y cooperar en la medida de nuestras fuerzas al progreso de aquellos que viajan con nosotros. Sin esta comprensión no es posible por tanto ningún avance substancial personal, porque la separatividad y el aislamiento son ajenos al alma.



 http://biblioteca-astrologia.bligoo.es/mas-sobre-los-nodos-lunares-astrologicos#.VksGApMYP6s



lunes, 16 de noviembre de 2015

Significado astrológico de la Rueda de la Fortuna. Por Germán Rosas.








Significado Astrológico de la Rueda de la Fortuna

POR GERMÁN ROSAS

De Lecciones de Astrología Latinoamericana: Caracas 1983
En todas las civilizaciones, en una u otra forma, la Rueda de la Fortuna ha sido para los seres humanos el símbolo por excelencia de la ligazón con la Causa Superior de toda vida, de todo ser, de toda manifestación. Como tal, expresa la ley de UNIÓN a la Fuente Primordial, eliminando todo concepto de vacío existencial, toda duda sobre origen y destino de la existencia individual, pulverizando todo temor, toda inseguridad, toda incertidumbre ontológica. En este sentido, siempre la Rueda de la Fortuna ha sido asociada a la protección inherente que tiene cada persona frente a cualquier eventualidad de cualquier índole: física, psíquica o espiritual.
Rueda de la FortunaLa Rueda de la Fortuna representa la revelación de una energía sutil que alimenta la existencia de cada persona; revela la existencia de una especie de cordón umbilical que une energéticamente a cada ser humano a Dios, es la Rueda de la Fortuna lo que en Teología viene a ser LA GRACIA. Conectándose con esta fuerza, el ser está sumergido continua y permanentemente en la energía primordial que ni comienza ni termina y que, por consiguiente, nada negativo le puede suceder, nada le puede destruir, nada le puede dañar. En el mundo de la incertidumbre material donde parece (en el mundo de los sólidos bancos comerciales y de las cuentas corrientes) que no sabe una familia cómo se alimentará el día de mañana; en un mundo donde las crisis emocionales hacen suponer (más ahora cuando la estabilidad emocional parece ya algo inalcanzable) que nadie es fiel a nadie; en un mundo donde las tensiones espirituales (más cuando los guías espirituales son numerosos, de gran autoridad todos y con enormes contradicciones entre ellos) hace suponer que nada tiene sentido; y que, está postulado en una de las esquinas del ambiente histórico la pomposa frase que indica que "el hombre es una pasión inútil..."; en este contexto, la Rueda de la Fortuna revela al ser humano la realidad de su conexión directa a la energía indestructible, haciendo evidente las palabras de Jesús al hablar de "los pájaros del cielo que ni siembran ni cosechan" y de "los lirios del campo que ni hilan ni tejen.
La Tradición está saturada de enseñanzas directas y anecdóticas sobre la imposibilidad de la desgracia. El refrán popular dice "que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista" expresando uno de los significados de la Rueda de la Fortuna. Ella recalca el plan divino de que hablan las teogonías. Ibn Arabi dice que el hombre es el espejo donde Dios se contempla a Sí Mismo: el recorrido de esa mirada es la Rueda de la Fortuna. Gabriel García Márquez ha definido el instante como el tiempo transcurrido entre el cuerpo frente a un espejo y la llegada a hacer contacto con su imagen reflejada: ese instante de esa mirada que se mira es la reacción Hombre-Dios estando dicha relación representada por la Rueda de la Fortuna.
Es en esta línea de percepción que la Rueda de la Fortuna está asociada a la fortuna material y espiritual, a facilidades inexplicables incluso en medio de situaciones desesperadas, a beneficios muy grandes en algún campo de la existencia, a campos donde únicamente la fe flamea. Operaciones difíciles donde la sobrevivencia se atribuye únicamente al milagro, dicho milagro es la Rueda de la Fortuna. Dificultades tenebrosas donde no hay puertas, el piso cede y el diagnóstico lógico dicen aniquilamiento a no ser que haga su presencia la Gracia Divina, dicha Gracia Divina es la Rueda de la Fortuna. Comprensiones teóricas importantes y no accesibles por rigurosos análisis de muchos años de casuística empecinada, logradas de pronto por una inspiración trascendente, dicha inspiración trascendente es la presencia de la Rueda de la Fortuna. Situaciones hogareñas de mucha destructividad donde la única posibilidad de paz es lo providencial, eso providencial es la Rueda de la Fortuna. Si ya caído al precipicio de pronto se encuentra en el camino firme, la fuerza que ha hecho eso posible es la Rueda de la Fortuna. En lo fisiológico, la Rueda de la Fortuna tiene que ver con los meridianos de la Medicina Tradicional de la China (Acupuntura), meridianos transportadores del Chi, de la Energía Primordial.



 https://carta-natal.es/sistemagr/articulos/rueda-fortuna.php






domingo, 15 de noviembre de 2015

Necesitamos una conciencia y una sensibilidad diferentes. Por Eugenio Carutti.







Necesitamos una conciencia y una sensibilidad diferentes

 Por Eugenio Carutti (Post publicado por Haroldo Grisanti)
 
Eugenio Carutti, licenciado en Antropología y catedrático universitario, expone en el texto que sigue el fruto de algunas ideas acerca de las profundas diferencias entre los hombres a lo largo de su historia y los enfrentamientos que por ello hemos padecido y aún estamos sufriendo. Sin embargo, sostiene, todavía nos queda la gran posibilidad de relacionarnos de una manera diferente. Esta reflexión y su enseñanza nos permitirán ampliar nuestra mirada sobre el comportamiento y el futuro humanos. Carutti escribió Las Lunas, refugio de la memoria y Ascendentes en astrología (I y II) y dicta Casa XI, un programa de enseñanza que se inició en 1987 que privilegia su transmisión vivencial. Su metodología de trabajo pone un énfasis particular en el proceso global del estudiante, desde la reorganización de su sistema de pensamiento que implica una nueva integración emocional y sus correlatos corporales.

“Soy antropólogo y astrólogo, me he dedicado tanto a investigar la evolución del planeta Tierra y la evolución de la especie humana, como este misterio de que todo lo que sucede en la Tierra está conectado con lo que sucede en el cielo. Por mi formación, ha sido inevitable ver que todo está interconectado, nada está separado y aislado de ningún otro elemento de la realidad, sino que todos los elementos están profundamente interconectados. Cuando se produce un movimiento en cierta zona del universo, le corresponde otro movimiento en otra zona del universo. De hecho, tanto como antropólogo y como astrólogo, creo que el planeta Tierra, la humanidad, estamos viviendo una época excepcional. Creo que está habiendo un cambio muy profundo en la especie humana, un cambio que, por supuesto, no va a durar una generación. Durará 100, 200 años. Estamos en el medio de una transición difícil de dimensionar. Desde el punto de vista astrológico esto es muy evidente: que hay una convergencia de factores de elementos de posiciones del cielo que son extremadamente particulares, pero no voy a entrar en esto. Más bien quisiera hacer algunas reflexiones acerca de cambios que son muy visibles -y que nos marcan ciertas direcciones- y es muy importante estar atentos a ellas porque, como todo cambio, trae una enorme turbulencia. En esta turbulencia la conciencia en un nivel puede quedar muy capturada por muchas corrientes colectivas que están en transformación, se están destruyendo unas a las otras. Quizás el sentido de este tiempo es que se destruyan muchísimas corrientes de pensamiento y de sensaciones y de sentimiento. Tener la mayor claridad posible sobre este proceso es muy importante.
“Creo que la primera reflexión es darnos cuenta que la especie humana primero es una especie joven, que nuestro cerebro aún no ha madurado completamente. Es un hecho científico que utilizamos una muy pequeña parte de nuestro cerebro, que es todavía lo más misterioso para la ciencia tan desarrollada. Lo que no puede comprender la ciencia es cómo funciona el cerebro todavía. Estoy convencido de que nuestro cerebro está madurando aceleradamente, en un proceso de cambio que es muy exigente.
“La conciencia humana maduró desde nidos aislados. La especie humana se dispersó desde África y anidó en distintos lugares, formando tribus y civilizaciones y tradiciones. La característica de cada una de estas experiencias humanas es que se aisló de las demás. Cada experiencia humana se constituyó en un nido donde crecieron conciencias, experiencias, pero un denominador de todas las civilizaciones es la tendencia al aislamiento, que llevó a que cada tradición profundamente se siente diferente, se siente excepcional, se siente superior a las demás. Tiene una dificultad intrínseca, casi biológica en el sentido de reaccionar muy negativamente a las diferencias, repeler a lo diferente. En cada una de estas tradiciones, desde las más desarrolladas a las menos logradas, otra característica fundamental siempre ha sido la exigencia de que todos los humanos que nacen en el nido tienen que percibir la realidad de la misma manera. La exigencia primordial es que todos los humanos dentro de una tribu estemos de acuerdo en la manera en que percibimos el mundo. Cada comunidad siempre ha tenido este requisito. Hay una presión sobre cada individuo para que la percepción fuera convergente. No ha habido ninguna civilización realmente elástica en el sentido de aceptar percepciones diferentes de la realidad dentro de su propio centro.
“Una primera evidencia que hoy podemos ver es que hoy todas estas tradiciones, todos estos nidos están pasando por un proceso excepcional, están chocando entre sí. Este es un fenómeno totalmente nuevo, todas las culturas que se formaron, el pensamiento, las formas de sentir, de vivir, las creencias, los dioses, las religiones que cada uno había desarrollado muy cuidadosamente, que habían diferenciado cada cultura, hoy está destinada a chocar con otros. Como si la Tierra estuviera haciendo un gran experimento en que cada una de las múltiples experiencias humanas está obligada a chocar con la otra y a destruirse mutuamente en sus diferencias. Todos estamos viendo guerras de religión, estamos viendo cuánto le cuesta al ser humano hoy el tema de la raza, cuánto le cuesta lo diferente.
“Quizás lo que dije antes, que en cada nido el requisito siempre fue que todos pensaran lo mismo, parezca un poco extraño. Estas son las primeras generaciones en las que se puede estar en la mesa familiar y ver la realidad de manera completamente diferente. En mi mesa familiar eso era imposible. Este es uno de los primeros fenómenos cuya importancia tenemos que pensar, porque cuando están sucediendo y uno los vive no se da cuenta de la envergadura que tienen. “Uno no se da cuenta de que están sucediendo por primera vez en una historia que tiene millones de años. Personas que tienen creencias completamente diferentes pueden coexistir. Piensen que hace cien años esta reunión era imposible, tantos hombres y mujeres unos al lado de otros y con tan poca luz (…).
“Piensen en la India, los países islámicos, lugares de China. Aún millones de humanos no han aprendido a modular sus pulsos instintivos básicos por lo cual la sensación es que no pueden estar hombres y mujeres al lado del otro en ciertas condiciones. Hoy existe más de una humanidad en ese sentido, o más de una época humana. Están coexistiendo muchos tiempos en un mismo espacio. Las tradiciones se están, por las malas, mezclando, chocando, repeliendo, peleando. Y al mismo tiempo coexisten épocas distintas. Tiempo y espacio está mezclado en este momento en esta Tierra, pero esta es una revolución de una envergadura excepcional porque está exigiendo al cerebro procesar una cantidad de diferencias como nunca antes había procesado.
“Las diferencias más difíciles son las llamadas icónicas: ver a alguien de un color de piel diferente o con símbolos religiosos marcadamente diferentes, hasta hace poco tiempo en el planeta, produce una reacción física de miedo, de angustia, que lleva al ataque o al repliegue. Los humanos estamos aprendiendo muy aceleradamente lecciones que no quisimos aprender por muchísimo tiempo. Quizás el simple hecho que la Tierra sea una esfera hace que suceda. Tarde o temprano, todas las tradiciones van a converger, este es un hecho por la misma forma de la Tierra. Es imposible que no nos mezclemos. Pero mezclarse significa atravesar la destrucción. Una sensación de que todo lo conocido, todo lo que me da seguridad, lo que me define, toda la sensación de excepcionalidad, de diferencia, se cae. Los blancos todavía no nos estamos dando cuenta de qué es ser blanco, de qué es ser occidental, de las consecuencias de haber sido la civilización que motorizó esta unión forzada planetaria, las vamos a sentir. De hecho, nos sentimos superiores.
“Con ese tipo de conciencia, sabemos que la única manera de que se produzca esta convergencia es destructivamente. La misma lógica del proceso nos está indicando que tiene que haber una conciencia diferente. Esa conciencia todavía no apareció. El proceso evolutivo está sometiéndonos a una presión que nos exige una maduración completamente diferente, nos exige una capacidad para vincularnos con muchísimas diferencias. Hay un crecimiento en la complejidad de los hechos de toda la vida y esto va a aumentar cada vez más. Cada vez más va a haber más situaciones diferentes que no se pueden resolver por el viejo método que es la destrucción del diferente. Este ha sido el método de la especie humana, todos hemos utilizado este método en un millón de años. Al diferente hay que eliminarlo o dominarlo o absorberlo. No hay una inteligencia vincular desarrollada en el ser humano. Nuestra inteligencia vincular es muy pobre, nuestra capacidad de complejizar la vincularidad es muy pobre, somos aún maniáticamente posesivos. En lo más cotidiano, no puedo tolerar que el otro sea muy diferente, que tenga una visión del mundo completamente diferente. Aún no sabemos cómo hacer para resolver situaciones desde distintos puntos de vista. Eso es un cerebro nuevo, una conciencia nueva la que se necesita. Hoy llegamos hasta las Naciones Unidas que ya es admirable, pero como alguien decía las naciones no pueden ser unidas, cada una tiene sus intereses. Eso es lo que estamos viendo. Estamos en el prólogo de un proceso en el cual tiene que surgir una conciencia que sea humana, ni argentina, ni inglesa ni china. De hecho como antropólogos no sabemos qué es una cultura humana. Sabemos qué es una cultura islámica, quechua, etc. Pero cómo vive el ser humano como humanidad, como conciencia de humanidad no existe. Es algo que evolutivamente está implicado, es algo que tiene que suceder. Conociendo la evolución se van a presentar problemas que van a obligar a madurar en este sentido. Cuán dolorosamente suceda es un tema importante para nosotros, pero no para la evolución. Para la evolución es secundario el costo que conlleve desarrollar una conciencia humana. Aún no la tenemos, tenemos una conciencia de parte, fragmentaria, que no sabe cómo vincularse con aquellos que ven la realidad de manera completamente diferente.
“Creo que éste es el primer punto para enfocar. Es inexorable. Es necesario que se desarrolle una conciencia diferente; la que tenemos hoy no sirve. Esto da como resultado una turbulencia incesante, que quizás sea necesaria para desilusionarse, para que cada tradición se de cuenta. Los humanos creemos que somos la especie superior y que somos totalmente independientes del resto de la vida de la Tierra. Como sabemos, esto está trayendo problemas que tendremos que enfrentar. Acá tenemos dos posiciones, pero si las vemos a fondo son la misma. La reacción primera es que somos los dueños de la Tierra, los reyes de la naturaleza y que podemos hacer cualquier cosa. La posición opuesta es que somos los principales culpables del desastre en el planeta Tierra, por eso somos una especie negativa. Es notable que a nadie se le ocurra pensar que somos parte de la Tierra, somos una especie que está dentro de la evolución de la Tierra. Creernos que somos lo más importante o los culpables de todo, es lo mismo. Las dos posiciones que hoy discutimos en realidad son la misma. Esta posición está destinada a caer. La sensación de excepcionalidad y de no vínculo con el resto del planeta es una conciencia muy precaria que no puede resolver los problemas planetarios. Que no puede ser que sus dioses sean verdaderos y los demás no, que sus miembros son superiores. Nos cuesta pensar cómo nos ven otras tradiciones de miles de años, en realidad las tememos y las despreciamos. Si nos pasa esto vincularmente podemos estar seguros de que a ellos les pasa lo mismo. Nos desprecian y nos temen. La inteligencia vincular es la que puede comprender este temor, este desprecio, cuáles son las razones de esto y aprender a no reaccionar con temor y desprecio, que se pueda ir más allá de las reacciones automáticas inscriptas en la conciencia de la humanidad
“Mi convicción es que este es el tiempo en que todas estas ideas y sensaciones tan antiguas se van a desplomar. Uno no suele pensar que recién en la década del ‘60 una gran parte de la comunidad, por primera vez, se rebeló a que sus hijos varones fueran a la guerra. Un millón de años de orgullo, de identidad natural: si soy varón estoy hecho para ir a la guerra, nací para matar por mi tribu, por mi civilización. Es la primera vez que desertar fue algo honorable. En la misma época, el lado femenino se pudo comenzar a independizar de la programación básica de procrear, surgió la pastilla anticonceptiva, las mujeres del planeta pudieron comenzar a revisar dentro suyo si querían o no procrear. Esta posibilidad a gran escala de registrar, de problematizar si voy a procrear o no es tremendamente reciente. Yo creo que cuando uno es joven se debate entre dos tendencias muy grandes: sentir que tengo que ocupar un lugar en el mundo y que ese mundo ya está construido, y hay que ubicarse, y por otro lado la clara conciencia de que eso que está construido no está bien construido, y que ese tener que ubicarse en esa construcción que no está bien hecha es una carga tremenda. En principio uno tiene una fuerte tendencia a rebelarse. Ser joven hasta ahora es esa oscilación entre ubicarse y rebelarse. Yo creo que exige mucha madurez poder cuestionar lo construido a fondo, sin rebelarse. Por lo general la rebelión es pasar a un opuesto, es tomar una posición que ya está construida, que algún otro construyó. Empiezan a ser peleas entre construcciones del mundo. Si de algo puede servirles mi experiencia como ex-joven, yo creo que lo que está muy confundido no es una posición ideológica, un conjunto de ideas, sino que la mente humana está muy confundida. La conciencia humana aún es muy precaria. Creo que es muy importante que haya muchísimos jóvenes que tengan la fuerza suficiente como para atreverse a cuestionar la conciencia humana. Darse cuenta de cómo hemos construido el mundo, con qué miedos, con qué terrores, con qué ilusiones, con qué patrones construimos. Porque esos patrones inevitablemente llevan al conflicto. Creo que el planeta Tierra no puede soportar en los próximos cien años el mismo tipo de conflictos viene soportando. No puede soportar que un grupo se proponga aniquilar a otro grupo, porque ya el costo no es para esos grupos, el costo es para toda la humanidad, para todo el planeta. Necesariamente tiene que surgir una sensibilidad diferente. Esto que yo llamaba inteligencia vincular, quiero decir ser capaces de vincularse con claridad con seres diferentes. Y no crear la ilusión de que vemos todo de la misma manera. Uno sabe que no ve todo de la misma manera ni siquiera con el ser que dice amar. No somos iguales. Todos sabemos que no estamos diciendo lo mismo. Ya el hecho de ser varones o mujeres implica códigos diferentes. Varón chino, mujer sueca: uno puede imaginar la aventura de ese encuentro. De hecho la evolución va a provocar que nos mezclemos todos y en esa mezcla vamos a tener que aprender a decodificar los misteriosos códigos de los otros que no sabemos decodificar.
“Algo se está complejizando en nosotros, quizás no nos demos cuenta que ya está sucediendo. Ya por ejemplo la típica insatisfacción amorosa que tiene nuestra civilización que supuestamente no tenían nuestros bisabuelos, que no cuestionaban estas diferencias de código, nos damos cuenta de que hay una diferencia de código entre hombres y mujeres, y esto nos tiene locos, porque no hemos descifrado estos códigos y cómo se acoplan.
“Hay patrones vibratorios que van a hacer que el cambio se produzca. Hay algo que me hace optimista que es la astrología. La astrología dice que cíclicamente cambian las condiciones estructurales de todo el planeta. En el mismo sentido en que de pronto termina el invierno y comienza la primavera, un cambio de estación. Algo está destinado a desaparecer porque ya no es su tiempo, no es que sea ni bueno ni malo, no es más su tiempo. En ese sentido es que está mucho más abierta, que reconoce lo diferente.
“Bueno, básicamente eso es lo que quería plantearles para discutirlo, analizarlo“.








viernes, 13 de noviembre de 2015

Entrevista a José Luís Sampedro.









Hoy os dejo un vídeo para reflexionar

José Luís Sampedro, un sabio que nos dejó hace ya algún tiempo, siempre va bien revisitar sus palabras.











jueves, 12 de noviembre de 2015

La salud de Francisco I.







 
Hace días que oigo hablar de la mala salud del Papa, y como me ha entrado curiosidad me he ido a ver su tema natal.

Trabajo con los datos natales que da Astrodatas.

Veamos su tema en sinastría a las Direcciones Primarias.









En Primarias tenemos al Ascendente en Término de Venus y Marte le hace conjunción, ......ni Venus , ni Marte tienen que ver con casa VI , ni con casa XII, aunque Marte está en exilio en el signo de Venus.

Como mucho yo le vería estrés mental por estar en casa III .

Mercurio de Primarias está sobre el Medio cielo indicando un acentuado protagonismo mediático y Marte de Primarias pronto hará oposición al Ascendente desde Capricornio.

Como Marte rige la casa IX, cabe pensar que se va a encontrar pronto en litigio con enemigos directos que no piensan como él.

Si nos vamos a la carta triple con R Solar y Profecciones, nos encontramos este otro gráfico.






En Profecciones la casa VI se coloca sobre la casa I del rádix y en la casa VI de Revolución solar se encuentra Neptuno.

El Sol de Profecciones se va a colocar sobre Plutón del rádix dentro de poco y si que parece que hay cierto énfasis en el tema de la salud, pero no parece nada destacable a tenor de lo que indican las Direcciones Primarias.

Espero no equivocarme.



miércoles, 11 de noviembre de 2015

Macri - Scioli. Elecciones 22 Nov 2015.










Quien ganará las elecciones argentinas el 22 de Noviembre de 2015 ?
 
El cielo es mas favorable a Scioli, veamos porqué.

Voy a analizar la carta de Macri, en sinastría a su tema natal y la carta triple con RS y Profecciones.







El Ascendente de Primarias de Macri se encuentra en Término de Saturno y Venus le hace trígono desde la casa IX.

En su rádix Saturno está en domicilio y Venus en exaltación.

Veamos la carta triple.








La casa I de Profección se encuentra  sobre la X del rádix.

La casa I de RS con el Sol presente se encuentra sobre la casa IX del radix.



Veamos ahora los gráficos de Scioli.






El Ascendente de Primarias de Scioli se encuentra en Término de  Saturno y tiene a Saturno en Trígono.

Marte de Primarias está sobre el Ascendente, ...Marte está en Domicilio en el rádix y presente en casa X

Para mi , esa Primaria de Marte sobre el Ascendente , es determinante y Scioli  gana......aunque Saturno en la carta de Macri está mejor posicionado.


Veamos el gráfico triple.





Marte de Profección está en caida en Piscis

Marte de RS también está en caida en Piscis

Si estoy trabajando con los datos correctos, creo que gana Scioli, aunque parece que va a ser por los pelos.

Por jerarquía, parece que esa Primaria de Marte sobre el Ascendente en la carta de Scioli, debería decantar la balanza a su favor.

La fuente de donde  he extraido los datos natales proviene de  la astróloga Mónica Barletta.











martes, 10 de noviembre de 2015

Declaración de Independencia de Catalunya. Una reflexión.











Ayer día 9.11.2015, a las 12.13 h el Parlament de Catalunya aprueba el inicio del proceso de Independencia.

http://www.elmundo.es/cataluna/2015/11/09/563f8ba246163f4c2c8b4644.html

Veamos la carta del evento.






A mi me llaman la atención varias cosas :

Tenemos a Plutón como planeta dominante partil al Ascendente, que es Dispositor del Sol y de Mercurio en casa X.

Catalunya está regida por Escorpio, y en esta carta tenemos al Sol en Escorpio ( el Sol representa al presidente de un país ), y a Plutón conjunto al Ascendente.

Saturno es el Dispositor de Plutón indicando que habrá bloqueos y será dificil, pero ese Plutón para mi es rompedor.

Es una muerte y una resurrección.

Esa Luna en casa IX y Libra, me hace pensar que recibiremos ayuda diplomática del exterior, y Venus domiciliado y en casa VIII, también indicaría ayuda financiera.

La gente que diga lo que quiera, pero yo me muestro muy optimista ante el proceso que se inicia a partir de ahora.

Algunos astrólogos hablan de una Catalunya independiente en  el año 2017, yo estaría también en esa línea.




Sefarad científica. La visión judía de la ciencia en la edad media: Ibn Ezra, Maimónides, Zacuto / Mariano Gómez Aranda

             https://www.researchgate.net/profile/Mariano-Gomez-Aranda-2/publication/39207410_Sefarad_cientifica_la_vision_judia_de_la_cien...