martes, 30 de junio de 2015

Los roles de género en la Astrología. Por Mila Domingo.







 

Los roles de género en la Astrología

Con ocasión del Día Internacional de la Mujer, merece la pena reflexionar sobre la identificación de los arquetipos femeninos y masculinos en la carta astral, porque tiene unas consecuencias a la hora de entendernos a nosotr@s mism@s a través del mapa natal, que al fin y al cabo es de lo que se trata.
Habitualmente encontraréis en los manuales astrológicos interpretaciones distintas para los símbolos que se asocian más directamente al género (el Sol y Marte al masculino y la Luna y Venus al femenino), según estemos interpretando la carta de una mujer o la de un hombre. Así, si la carta pertenece a un varón, el Sol hace referencia al padre pero también a la idiosincrasia personal del nativo, mientras que si se trata de una mujer, los manuales suelen explicar que el Sol describe a un varón importante en su vida, que puede ser el padre o el marido. En cuanto a la Luna, en las cartas de ambos géneros se asocia a la madre, pero así como en la carta de una mujer también se vincula estrechamente con el cuerpo e identidad de ésta, en la carta perteneciente al varón se dice que la Luna representa a su esposa o cómo el nativo se relaciona con el arquetipo femenino -las mujeres en general-. Siguiendo con este tratamiento habitual, el Sol siempre va a representar al padre y la Luna a la madre. Explicaciones similares y paralelas suelen establecerse con Venus (arquetipo femenino: capacidad de seducción, belleza) y Marte (arquetipo masculino: competitividad, actividad física, rudeza estética), según se trate de carta astral natal de varón o de mujer.
Así, se establece una correspondencia entre masculino-varón y femenino-hembra, cuando masculino y femenino en una carta astral debería hacer referencia, principalmente, a la polaridad presente en todo psiquismo, corresponda a un nativo hombre o mujer.
Llegados a este punto, nos podemos preguntar si este reparto es equilibrado y equitativo o tiene algo de injusto o perjudicial para alguna de las partes o para ambas. Podremos decidirlo si sabemos en qué consiste cada símbolo planetario.
El Sol y la Luna son el par primordial, los “reyes de la carta”. Su estado cósmico es esencial para determinar la vitalidad (Sol), la salud (Luna y Sol) y el funcionamiento del cuerpo físico (Luna) en la carta astral natal. Pero veamos más detenidamente su composición esencial, la que determina su naturaleza.
Las cuatro cualidades primitivas son el germen simbólico de toda la Astrología. El calor y el frío son cualidades masculinas o generadoras, siendo el frío menos masculino que el calor. La sequedad y la humedad son cualidades femeninas, siendo la humedad la más femenina de las dos. Para originar los símbolos astrológicos (tanto planetas como signos), las cualidades primitivas se organizan en pares masculino-femenino y sólo pueden dar lugar a cuatro combinaciones que resultan en elementos: Fuego (par calor-sequedad), Tierra (par frío-sequedad), Aire (par calor-humedad) y Agua (par frío-humedad).
El Sol es una combinación de calor y sequedad, predominando el calor sobre la sequedad. Estas mismas cualidades constituyen a Marte, pero en el planeta de la competición, la sequedad es mucho mayor que el calor; esta descompensación tan marcada es la que identifica el planeta como extremista y por lo tanto, inarmónico. Como precisamente la sequedad es una de las cualidades que se oponen a la vida, Marte es también un planeta maléfico (en la terminología de la Astrología tradicional o clásica). La mayor proporción de calor en el Sol hace que principalmente manifieste su idiosincrasia por irradiación (calor), no por imposición (sequedad); es visible y fácilmente identificable. La influencia de la sequedad en Marte es irritante y conduce al egoísmo. Así, Sol y Marte están compuestos de los mismos ingredientes pero en distinta proporción y por ello su funcionamiento y significados son distintos.
La Luna está compuesta por frío y humedad, siendo la humedad mayor que el frío. La Luna simboliza primordialmente la relación simbiótica, cuyas representaciones más personales son la gestación y la maternidad; en global, hablamos de vinculación y empatía. Las mismas cualidades conforman Venus, pero en proporción equilibrada y por ello es planeta de armonía y equilibrio; por esto mismo, se identifica a Venus como benéfico. La influencia venusina es suavizante, calmante.
Este reparto de cualidades primitivas identifica estos cuatro planetas de muy diferente manera:
En cuanto al Sol y Marte:
  • El calor tiene que ver con la actividad visible, sonora, orientada hacia el exterior y la actividad física.
  • El calor es luz y por lo tanto representa la consciencia, el día y la vida pública, social.
  • La sequedad determina falta de adaptabilidad, dureza, perfiles. Es la cualidad que proporciona límites y por ello, forma e identidad. Ingrediente fundamental de la función egoica.
  • La combinación de calor y sequedad simbolizan la individualidad, la identidad, la autonomía y la independencia. También representan autoridad, sobre todo en el caso del Sol; en el de Marte, afán de dominio (mayor proporción de sequedad).
En cuanto a la Luna y Venus:
  • El frío se vincula a la actividad “invisible”, es decir, a la reflexión, la receptividad, el silencio, la escucha, la pasividad en cuanto a la acción física.
  • El frío es ausencia de luz y por ello representa la noche, la esfera privada e íntima; también la inconsciencia.
  • La humedad determina flexibilidad, blandura. Facilita la adaptación precisamente porque no tiene forma, pero por ello tampoco tiene identidad. Función anti egoica o, por decirlo mejor, la humedad es el ingrediente fundamental de la empatía. Por ello, la función de la madre arquetípica es, gracias a su humedad, olvidarse de sí misma para ofrecerse al bebé. De la misma manera, el bebé no tiene forma-identidad propia todavía (exceptuando algunas leves semejanzas con sus familiares, todos los bebés se parecen entre ellos) y por lo tanto en su escasa consciencia (calor) se funde con la madre. Esta primera experiencia en la vida determina la capacidad empática futura del adulto.
  • La combinación de frío y humedad simboliza la falta de individualidad: por un lado, la vinculación simbiótica o dependiente; por otro, el público, la masa de seres indiferenciados que reacciona emotivamente al unísono.
Tenemos así que la asignación identitaria del Sol y Marte al hombre explicaría una función social pública y visible (calor), activa (calor-sequedad) y definida (sequedad). Mientras, la Luna y Venus se asignan a la mujer -como constituyentes de identidad- pero precisamente el frío significa ocultación; la humedad, ausencia de identidad (del “yo”) porque lo húmedo no tiene forma. Mientras que el Sol y Marte se caracterizan por tener una identidad definida y están orientados a la autonomía, la Luna y Venus (sobre todo la Luna) no se caracterizan por la definición de límites, identidades o competencias, sino por la adaptabilidad y fusión con otros cuerpos, de lo que se deriva su “dependencia” o falta de autonomía. Todas estas funciones son necesarias en la vida para todos los seres humanos, desde la búsqueda de la autonomía hasta los ámbitos o relaciones de la vida que debemos respetar como dependientes. Si en toda carta aparecen todos estos símbolos, entonces, ¿por qué atribuir el Sol y Marte a los hombres y la Luna y Venus a las mujeres? Recordemos que mediante la carta no se puede establecer (que yo sepa) el sexo del nativo o nativa, pero sí su grado de masculinidad o feminidad.
Siempre hablando en general (estereotipos), estas atribuciones identifican a los hombres como naturalmente egoístas (Marte), activos y participativos en la vida pública (Sol-Marte), competitivos (Marte), ambiciosos y orientados al logro (Sol-Marte). De las mujeres, se dice que tienden a ser -o deberían ser- dulces (Venus), guapas y preocupadas por su aspecto físico (la belleza venusina), seductoras (Venus), pacíficas (Venus-Luna), sensibles (Venus-Luna), cuidadoras (Luna) y, hasta cierto punto, las “reinas” de la esfera privada (Luna). Que los hombres “actúan” en pos de sus objetivos personales (calor y sequedad) y las mujeres están -o deben estar- disponibles para los demás (frío y humedad). En general, el estereotipo masculino es maduro y constante, fiable en su temperamento y racional o razonable (el Sol es un símbolo esencial que no cambia de forma; la sequedad es un ingrediente de la racionalidad). Mientras, el estereotipo femenino se define muchas veces con volubilidad, capricho y una fuerte emotividad que lleva a la falta de racionalidad; en síntesis, inmadurez (la Luna es la señora de los cambios porque cambia de forma a lo largo de su ciclo; también representa la primera infancia). Es la clásica histeria o neurosis femenina que se tiende a sospechar cuando una mujer hace alguna reivindicación; el hombre protesta, la mujer se queja. Precisamente con la reciente reforma de la Ley del Aborto, ha vuelto el debate sobre la autonomía de la mujer en relación a su cuerpo y maternidad (ámbitos lunares), que por esta ley ha pasado de ser una decisión propia como ser humano adulto y autónomo a una decisión tutelada (por el facultativo o juez de turno), lo que la devuelve a un estatus de ser inmaduro o irresponsable (Luna). Todo un “avance” para este siglo XXI.
Vemos que, efectivamente, es un reparto injusto y desigual de ingredientes planetarios que existen en realidad en cualquier carta, sea de hombre o mujer. Cuando un hombre o una mujer se sale de este guión para ocupar el otro, puede haber “problemas” en su entorno social, sobre todo cuando es la mujer la que manifiesta las características masculinas. Nos encontramos en la vida real y personal, que los seres humanos manifiestan una idiosincrasia muy variada independientemente de su género. Pero por convención social, si las características son opuestas al estereotipo oficial de género, esas tendencias han de ser suavizadas o compensadas externamente de alguna manera, como enviando el “mensaje” de que en realidad el objetivo no es la transgresión del orden social porque ésta tendría como consecuencia la marginación del grupo.
La función materna y de cuidados (Luna) no puede definir lo que es una mujer, o la “cantidad” de mujer que es, porque en la cuestión materna, hay mujeres que no son madres porque no pueden o porque no quieren. Si un ser humano “es” en relación a su función, entonces estamos estableciendo categorías de seres humanos en relación a esas funciones, algo que inmediatamente vemos poco razonable e incluso injusto si lo extrapolamos a cualquier otra discusión que no gire en torno al género. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo hay una categoría, la humana. Un ser humano “es” sólo en razón de su nacimiento. Si vemos que este principio resulta muy frágil, defendámoslo.
Además, deberíamos empezar a sospechar de las justificaciones científicas de las divergencias cognitivas, conductuales y biológicas entre hombres y mujeres y a fijarnos en cómo la sociedad nos construye desde una ideología interesada en que las diferencias entre géneros debiliten a la mitad de la población. Desde esta posición de debilidad (una menor autonomía y capacidad para hacer oír la propia voz), las mujeres cargan con las tareas de cuidados (Luna) familiares, un arduo y valiosísimo trabajo, convenientemente invisibilizado (cualidad lunar de frío) que al Estado le sale gratis. Cada 8 de marzo tratamos de recordarle esto al mundo.
En Astrología sabemos que las funciones planetarias que no asumamos de nuestra carta van a ser manifestadas, “ejercidas”, representadas igualmente por otras personas. Si yo, mujer u hombre, no asumo mi Sol, surgirá alguien en mi vida que lo representará por mí, lo que significa que mi brillo y autoridad solar lo representará otra persona y yo me veré privada de ello. Por otra parte, un hombre que no “viva” su Luna la proyectará en otras personas. En realidad, cualquier persona que no asuma su Luna tendrá problemas para empatizar y vincularse de manera íntima; más grave todavía si esa persona (hombre o mujer) tiene hijos, porque no tolerará con agrado la presencia de personas dependientes en su vida, como son los seres humanos en la infancia (Luna). Pero más allá de las dificultades personales a la hora de identificarnos con un arquetipo, si mi contexto social lo fuerza, como mujer yo podría verme “inducida” a renunciar a una cierta cuota de mis propios Sol y Marte para estar mejor integrada, al tiempo que sería apropiado para mi sexo que fomentara mi Luna y mi Venus. Y viceversa en el caso de un hombre. No suena muy justo, ¿verdad? Y tampoco racional. Pues desde el punto de vista de la integridad personal, tampoco es saludable. Lo he visto muchas veces en cartas astrales contrastadas.
Es una cuestión de individuos, no de géneros. Desde mi perspectiva astrológica, la ternura, la empatía, la inteligencia, la racionalidad o la intuición, la emotividad o la frialdad, la ambición profesional, la competitividad, la autoridad, la agresividad, el deseo de brillar o de permanecer en un segundo plano, la eficacia, el orden, el detallismo, el equilibrio o la inestabilidad emocional, no son en absoluto características distribuibles por géneros. Si nos empeñamos en hacerlo incurrimos en sexismo, de la misma manera que atribuir diferencias cognitivas, conductuales y biológicas diferentes entre seres humanos de distintas etnias, es racismo. La Astrología es un conocimiento sagrado. No debemos hacer uso de ella de manera que fomentemos el sexismo haciendo unas atribuciones por razón de género o sexo, haciendo una lectura sesgada de la carta astral natal. La interpretación astrológica ha de ser integradora, respetando la complejidad de un ser humano completo. Somos muy aficionad@s a las “etiquetas”. Al menos, démonos cuenta de cuándo estamos poniendo alguna.




 http://www.astroglifos.com/2014/03/los-roles-de-genero-en-la-astrologia/#more-4908




domingo, 28 de junio de 2015

Sobre el Segundo Concilio de Constantinopla y la Doctrina de la Reencarnación.















 



Un libro : Técnicas avanzadas en Astrología predictiva. Por Juan Estadella.











En las últimas décadas, los avances en Astrología predictiva han sido espectaculares, permitiendo que técnicas tradicionales como las direcciones y los tránsitos y otros procedimientos modernos, se trabajen con una gran precisión y exactitud. La difusión de estos importantes descubrimientos ha sido muy limitada, por lo tanto, este libro se tornará imprescindible, tanto para los profesionales de la Astrología, como para los interesados en el tema.



 

sábado, 27 de junio de 2015

Sinastría : Un sencillo método. Por Sílvia Ceres.













Por si alguna vez te llaman cínico. Una reflexión.








 

Escuela cínica

Se denomina escuela cínica (del griego κύων kyon: ‘perro’, denominación atribuida debido a su frugal modo de vivir) a la fundada en la Antigua Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. El griego Antístenes fue su fundador y Diógenes de Sinope uno de sus filósofos más reconocidos y representativos de su época. Reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida era un mal y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza. El hombre llevaba en sí mismo ya los elementos para ser feliz y conquistar su autonomía era de hecho el verdadero bien. De ahí el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz. Figuran en esta escuela, además de los ya citados, Crates de Tebas, discípulo de Diógenes, su esposa Hiparquía y Menipo de Gadara.1
Los cínicos fueron famosos por sus excentricidades, de las cuales cuenta muchas Diógenes Laercio, y por la composición de numerosas sátiras o diatribas contra la corrupción de las costumbres y los vicios de la sociedad griega de su tiempo, practicando una actitud muchas veces irreverente, la llamada anaideia. Ciertos aspectos de la moral cínica influyeron en el estoicismo, pero, si bien la actitud de los cínicos es crítica respecto a los males de la sociedad, la de los estoicos es de acción mediante la virtus.



El cinismo moderno/antiguo


Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando, y hoy se asocia a la tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la ironía, el sarcasmo y la burla.
Casi 2000 años después de que ciertos filósofos griegos hubieran abrazado el cinismo clásico, en el siglo XVII y XVIII escritores como Shakespeare, Swift, Voltaire y, siguiendo las tradiciones de Geoffrey Chaucer y François Rabelais, utilizan la ironía, el sarcasmo y la sátira para ridiculizar la conducta humana y reactivar el cinismo. En el aspecto literario, figuras del siglo XIX y XX como Oscar Wilde, Mark Twain, Dorothy Parker, HL Mencken, utilizaron el cinismo como forma de comunicar sus opiniones bajo algunas manifestaciones de la naturaleza humana. En 1930, Bertrand Russell en el ensayo sobre el cinismo juvenil pudo describir la medida en que (a su modo de ver) el cinismo había penetrado en las conciencias occidentales en masa, y puso acento especial en las áreas parcialmente influidas por el cinismo: la religión, la patria (el patriotismo), el progreso, la belleza, la verdad. La primera mitad del siglo XX, con sus dos guerras mundiales, ofrece pocas esperanzas a las personas que deseen adoptar un idealismo diametralmente opuesto al cinismo.


Si quereis leer el resto del artículo :

https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_c%C3%ADnica




Entrevista de Mayte Gual a Jerónimo Brignone.






Jerónimo Brignone




Entrevista de Mayte Gual a Jerónimo (Jerry) Brignone

(Este reportaje estuvo durante años en la publicación digital española: http://www.elloroestepario.com/ astrologos_brignone.htm, pero luego la revista cerró y cuando reabrió en un nuevo formato no incluyó las decenas de reportajes a astrólogos que habían realizado anteriormente)
 

Como somos Astrólogos la primera pregunta es acerca de tus datos astrológicos: fecha, hora y lugar de nacimiento.
 
Según mi partida de nacimiento nací el 7 de junio de 1962 a las 8.30 horas (confirmado por mi madre) en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Hace unos veinte años rectificamos con Rubí Leza la hora a exactamente un minuto más tarde, 8.31 horas, y esa Carta sigue funcionando a la perfección. Al nacer, el Ascendente, el Sol y Mercurio estaban en Géminis, estos dos últimos en una conjunción muy exacta dentro de la casa XII, con la Luna haciéndoles un cerrado sextil aplicativo desde Leo.

¿Podrías comentarnos algunos datos tuyos no astrológicos para conocerte mejor? Por ejemplo sobre tu vida familiar o social, tus aficiones aparte de la Astrología u otras dedicaciones.

 
Mi padre fue un marino argentino descendiente de italianos que se doctoró como meteorólogo en Estados Unidos, donde conoció a mi madre, una norteamericana con aficiones literarias que luego dedicó mucho de su tiempo a la beneficencia; algunos de mis hermanos nacieron allí, los siguientes en Argentina. Yo soy el menor de seis. Desde chico tocaba música y pasaba muchas horas leyendo. Cuando de adolescente decidí que quería ocuparme de la dirección escénica de ópera, entré en el mundo del teatro, que me tuvo luego muy activo por muchos años como director, actor y autor. Hace unos quince años tomé un intenso contacto con mis raíces griegas (abuelo materno), y me convertí en un apasionado filoheleno, con una profusa actividad comunitaria al respecto. Esa fue una de las razones que me llevaron a abordar y completar la licenciatura en lingüística en la Universidad de Buenos Aires, en donde desde hace un tiempo dicto clases de griego moderno.



¿Cómo entraste en contacto con la Astrología, cuándo? Háblanos un poco sobre esas circunstancias. 
 
Mi contacto con la Astrología se dio desde muy temprano en el ámbito familiar: como a mi madre le gustaba la Astrología de divulgación, en casa había libros sobre signos solares y de Astrología china mucho antes de su difusión en traducciones castellanas. Por otro lado, además de los frecuentes señalamientos que mi padre nos hacía de las constelaciones del cielo nocturno, dos de mis hermanos mayores tenían inclinaciones hacia la literatura filosófica, ocultismo incluido. La casa estaba además literalmente poblada de fantasmas, y la convivencia con fenómenos paranormales de todo tipo era vivida como algo natural. Mi gusto muy temprano por la literatura macabra y de terror me fue acercando a “lo oculto”, y más precisamente, al Tarot. A la Astrología le temía sus costados deterministas, y recién la contacté como consultante a raíz de una crisis personal antes de cumplir los veintitrés años. Inmediatamente comencé a estudiarla con pasión, y pronto fui a dar con mi ex-profesora de física en la escuela, Rubí Leza, la pareja de Eloy Dumón, quienes en ese momento dirigían el Centro Astrológico de Buenos Aires (CABA). Una vez que comencé mis estudios en ese espacio, ya fue un viaje sin retorno: no pasó mucho tiempo antes de que me convocaran para dictar clases y me dedicara por completo a la consultoría.

¿Qué crees que la Astrología aporta al ser humano?

 
La certeza de la existencia de un sentido trascendente y de que la realidad no es aquello que nos enseñan en la escuela o lo que nos muestran los diarios y la televisión, sino algo infinitamente más mágico y bello, lleno de conexiones sutiles que nos permiten reconocer la presencia de una inteligencia superior en el seno mismo de nuestras vidas. De allí, y como una consecuencia natural, la posibilidad de un mayor autoconocimiento y de una mejor comprensión de las motivaciones y de los aparentes defectos de las personas que nos rodean. También nos prueba nuestra íntima interconexión y las responsabilidades morales que supone, vividas no como una carga sino como un gran juego cósmico. Y, por supuesto, nos brinda algunas aplicaciones utilitarias nada desdeñables, tales como el mejor aprovechamiento de determinados procesos que vemos aproximarse, o poder hacer lo justo en el momento adecuado, siempre en pos de la facilitación de los niveles más elevados de consciencia que entiendo que la Astrología naturalmente propicia.

¿Consideras a alguien sea vivo o de épocas pasadas como tu o tus maestros?

Quizás por la fuerza de Géminis, “el aprendiz”, en el momento de mi nacimiento, o porque en ese momento también estaba Júpiter en la casa IX muy bien dispuesto, considero en varios sentidos a muchísima gente mi maestro, incluido el ámbito astrológico, y vivo agradeciéndole a la vida por ello. Esto hace a la lista realmente muy larga, pero para circunscribirla a los astrólogos argentinos con los que he tenido contacto personal y que más han influido en mi percepción personal, podría mencionar a Rubí Leza, Eloy Dumón, Roberto Martori, Eugenio Carutti y Gerhard Houwing.

Dentro de la Astrología existen diferentes escuelas astrológicas y también diferentes tipos de Astrología, ¿te identificas con alguna en concreto?

 
Como tomé un contacto intensivo con casi cada una de las muchas ramas y enfoques de la Astrología existentes, podría decir que mi mayor identificación es justamente con la pluralidad y el eclecticismo, es decir, el uso deliberado en todo momento de lo mejor de cada una de esas perspectivas al mismo tiempo en forma combinada. Una vez leí una frase de Thomas Mann con la que me sentí muy identificado: “Lo significativo es lo lleno de relaciones”. Por ello transito siempre con toda Carta Natal en forma contemporánea la perspectiva psicológica y humanística, la más específicamente jungiana, los mitos de distintas culturas, las reglas propuestas por Morin, los puntos medios de Ebertin, el zodíaco dracónico, el enfoque hindú como un todo (que tuve la suerte de poder estudiar intensivamente en Estados Unidos y en la India), aquello que mejor entiendo y veo funcionar de lo surgido en las últimas décadas de recuperación del pasado astrológico más remoto, tanto helenístico como medieval, así como las armónicas (sea el enfoque anglosajón o las geniales propuestas de Tito y Miguel), los distintos tipos de configuraciones, modelos planetarios, partes arábigos, criterios ecuatoriales, etc., y muy especialmente el enfoque vivencial y técnicas de Astrodrama, cuyo desarrollo fue una de las tantas cosas en las que me tocó un papel bastante pionero en Argentina.

A la misma pluralidad de técnicas que aplico en contemporáneo a la Carta Natal se le corresponde la de la multiplicidad de técnicas predictivas que veo funcionar tan bien combinadas (sea para orientación psicológica como para la previsión de eventos puntuales) y la Astrología Horaria, con las que convivo cotidianamente. Hace años me ocupé también mucho de la Astrología Mundial, si bien ahora casi no le dedico tiempo, y, en mayor grado todavía, a la investigación estadística rigurosa, de donde pude derivar observaciones muy interesantes que modificaron en gran medida mi mirada, que por supuesto permanece como un sistema siempre abierto. Lo importante en todas estas combinaciones, para evitar una dispersión que confunda en vez de aclarar, es la comprensión profunda de la naturaleza de la especificidad de cada una de los enfoques mencionados y de las reglas internas que en consecuencia se le derivan, tanto desde la tradición como por experiencia personal. Encuentro que este abordaje multidimensional permite que las técnicas y perspectivas se iluminen los unos a los otros, propiciando la aparición de contenidos, vislumbres y certezas que de otro modo no habrían estado presentes.

¿Eres partidario de que la Astrología se estudie en la Universidad?

No solo soy partidario de que la Astrología se estudie en la Universidad, sino que hace años trabajo para ello. Ese fue el otro motivo por el cual inicié mis estudios universitarios y me inserté en el ámbito académico como docente. Siempre he sostenido que los propios astrólogos somos los principales responsables de la imagen distorsionada que la sociedad actual tiene de la mejor Astrología, sea por nuestra propia desidia al respecto como colectivo, como por nuestro silencio cómplice ante colegas oportunistas que aprovechan las motivaciones o mecanismos oscuros de los medios masivos o de la psique individual de sus consultantes o alumnos: hay un gran facilismo que damos por sentado como algo natural. Por supuesto que en un determinado nivel el encuentro con la Astrología tiene todo el derecho a ser “fácil”, e inclusive un sano entretenimiento, pero la búsqueda y la transmisión del conocimiento de la verdad en cualquier área siempre ha implicado históricamente la necesidad de un cierto nivel de esfuerzo y la existencia de instituciones que lo favorezcan del mejor modo posible. Partiendo del lugar común de que la Astrología tiene algo de Ciencia, Arte y Religión, no en vano los miembros de la sociedad que sintieron una particular afinidad y responsabilidad hacia cada una de esas prácticas constituyeron Universidades, Conservatorios e Iglesias. Esto no desmerece a quienes no quieran participar de los mismos: hay algunos místicos, pensadores y artistas geniales que no pasaron por esas instancias, pero la mayoría de hecho sí lo han hecho. Siempre me ha preocupado mucho el tema de cómo atesorar lo mejor de lo que hubo y hay en la Astrología según mi propio entendimiento, así como el de la promoción de su desarrollo, y siento que la responsabilidad social que tenemos hacia el futuro es inmensa, puramente nuestra, y que la interacción con el mundo académico es una de las vías posibles. Yo mismo crecí mucho en todo sentido en ese espacio, y creo que ello me permitió mejores aportes a la Astrología. Por esto aproveché cada oportunidad que tuve de dar conferencias con temática astrológica en ámbitos por el estilo (la representación en Buenos Aires de la Universidad de Bologna, la Biblioteca Nacional, el Centro Cultural General San Martín de la Municipalidad de Buenos Aires, entre otros), y admiro mucho lo logrado por Jesús Navarro en España, así como cualquier paso que se vaya dando en esa dirección en el resto del mundo.

Paralelamente a una serie de proyectos personales que estoy emprendiendo al respecto, hace dos años comenzó en la Fundación CABA (en donde dicto clases desde 1988 y participo de su dirección desde 1991 como Vicedirector y desde 2000 como Director de Estudios) un Posgrado para los egresados de nuestra carrera formativa, quienes pasaron por muchísimas examinaciones y horas de arduo estudio para lograr su Diploma de Técnico en Astrología. Este Posgrado está orientado a la capacitación en la consulta, y quienes lo completan obtienen un Diploma de Consultor Astrológico, y para ello deben contar con un título terciario o universitario paralelo debidamente acreditado, además de presentar una tesis final de investigación astrológica que cumpla en su forma y contenidos con exigencias académicas bastante ambiciosas. El objetivo es crear una red de colegas creíbles tanto ante sí mismos como ante el ámbito universitario, y hasta ahora está funcionando a las mil maravillas, particularmente con los más jóvenes. Al mismo tiempo estoy muy atento a las otras propuestas académicas que están tomando forma en otros países e intercambiando experiencias y opiniones con sus principales responsables. Hay un largo camino todavía por ser transitado y a veces es cansador, pero por otro lado es terriblemente entusiasmante.

¿De qué realizaciones como astrólogo estás más satisfecho? Por ejemplo puede ser haber escrito artículos, libros u otras publicaciones sobre astrología, haber dado conferencias, asistido a Congresos, apariciones en los medios, u otras realizaciones afines.

 
Además del Posgrado y todo lo logrado hasta ahora en la Fundación CABA, entre las realizaciones recientes que más satisfacciones me han traído, se encuentra el libro de mi autoría editado por Editorial Kier en 2005, “Manual de Técnicas de Síntesis Astrológica: El Camino en el Mapa Natal”, 382 páginas de información muy apretada que, desde diversos puntos de vista, resumen mucho de lo que encontré hasta entonces más útil para abordar la Carta Natal. Una gran cantidad de gente me ha transmitido muy cálidamente lo útil que le fue en su proceso personal, lo que era precisamente el objetivo: más allá de todo lo dicho de las instituciones formativas, siento un gran respeto y afecto por el autodidacta, porque en cierto sentido quizás siempre lo fui y creo que todo buen astrólogo en el fondo lo es.
 



Tapa del texto publicado por Kier en 2005


En un rubro completamente diverso, el año pasado dirigí un largometraje de dos horas y media, “Bomarzo 2007”, un video documental-experimental que consiste en una puesta en imágenes bastante bizarra de una ópera del compositor Alberto Ginastera muy significativa para la historia del arte argentino, puesto que sufrió censura y otras desgracias de parte del gobierno militar de turno. Lo pertinente del caso es que el contenido de la ópera, así como el de la exitosa novela de Manuel Mujica Lainez en la que se basa, es fuerte y explícitamente astrológico: el coprotagonista es un astrólogo, y la interpretación de la Carta Natal (presente en buena parte de la ópera) del protagonista determina en gran medida toda la acción dramática y su destino. Se me ocurrió filmar todo en los escenarios originales (el Parque de los Monstruos y el Castillo de Bomarzo, en Italia) en apenas cuatro días con las autoridades y los habitantes del pueblo haciendo los papeles principales junto a dos actrices argentinas, y todo sin ningún tipo de ensayo previo ni fondos. Luego editamos en seis días y lo presentamos inmediatamente en un acto público a los mismos pobladores. Lo acelerado del proceso le dio una cualidad muy particular, y creo que está muy lograda desde el punto de vista artístico, habiendo provocado hasta ahora un gran impacto: ya se ha presentado en festivales y embajadas con muy buena repercusión, y hay muchas presentaciones programadas para el futuro en festivales, embajadas y universidades de varios países. El fenómeno ha sido a tal punto inusual, que la Universidad Nacional 3 de Febrero realizó un documental sobre la realización del film, y me acaba de contactar un investigador de la Universidad de Salamanca para hacer un trabajo sobre el mismo para presentarlo en un congreso en esa misma Universidad.
   


Programa de radio: “Astrología Hoy”


Otra satisfacción personal fue el año pasado la conducción durante meses junto a otros dos colegas del CABA (el Dr. Franco Rossomando y Silvia Poceiro) de un programa de radio astrológico semanal que significó la materialización de un sueño muy acariciado y una gran alegría para muchos oyentes. De momento está en suspenso por cuestiones puramente técnicas de la emisora, a la que elegimos esperar, pero ya pronto volverá. Se llama “Astrología Hoy: un encuentro con el Cosmos y la Música de las Esferas, el programa de la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires” (la música de las esferas que pasábamos era griega). Aparte de este programa, participé varias veces en otros como invitado (en una ocasión tuve un agitado intercambio con el titular de la cátedra de Epistemología en un programa de la Universidad de Buenos Aires en Radio Nacional), así como en televisión. Además de un debate reciente sobre “Astrología y Adivinación” con representantes de distintas religiones y un filósofo agnóstico y en donde me tocaba dar la cara por la Astrología, me tocó un papel importante en la organización de un programa de divulgación de trece capítulos de media hora que el canal de cable Infinito filmó en 2003 con la participación de varios astrólogos argentinos, algunos de ellos realmente de entre los profesionales que más admiro. Tuve no solo la suerte de tener un espacio en varios capítulos y de ocuparme de la escritura y locución de la sección final de cada uno con tema “Historia de la Astrología”, sino que fue tal la repercusión, que no deja de presentarse desde entonces: ya van cinco años de emisiones semanales ininterrumpidas.
 



Programa televisivo en el Canal Infinito: “Astrología, El Espejo Celestial”


Además de haber tenido el honor de prologar o presentar libros de colegas que admiro y de haber podido participar varias veces con artículos en distintas publicaciones (“Astrología”, “Medium Coeli”, “Mercurio-3”, “GeA”, “La Revista del Caba”), participé como ponente en congresos nacionales e internacionales de Astrología desde 1990, y siempre he intentado apoyar como fuere los emprendimientos que me parecían llevados adelante adecuadamente. Desde el año pasado me encargo además de la organización de una Jornada Intensiva de diez horas de duración que la Fundación CABA propone como abierta a toda la comunidad astrológica y en la cual varios profesores presentamos ponencias con un eje temático: la del año pasado tuvo como título “La Predicción Astrológica” y este año fue “Nuevas Técnicas de Interpretación de la Carta Natal”. En ambas ocasiones tuvimos más de doscientos asistentes que nos devolvieron una respuesta realmente muy cálida. La experiencia quizás más contundente en este rubro hasta ahora fue la reciente en Denver, Colorado (USA). Me refiero a UAC 2008 (United Astrology Congress), un encuentro de 1.500 astrólogos de 48 países en donde pude, además de participar como disertante invitado, reencontrarme y dialogar con colegas por los que siento una gran admiración y a los que no veía desde mis visitas anteriores de 1992 y 1995, así como haber tenido la experiencia de poder finalmente conversar extensamente con otros autores por los que siento un gran interés y con quienes no había tenido todavía ocasión de tener un encuentro personal. Estos eventos me parecen muy importantes para la constitución de nuestro colectivo mediante el diálogo y el encuentro de personas, instituciones e ideas. Espero tener la fortuna de poder repetir nuevamente una experiencia similar en Madrid el año que viene. 

Por último, ¿cuáles son tus próximos proyectos astrológicos?

Intentar continuar mi desarrollo personal y académico, y sostener con la mayor energía y responsabilidad posibles aquellos emprendimientos compartidos que inicié en distintos momentos. Por supuesto, es una prioridad el crecimiento del CABA y, muy particularmente, de su Posgrado, así como aportar al fortalecimiento de la red astrológica mundial en sus puntos más valiosos. 








Elizabeth Montgomery.

            Elizabeth Victoria Montgomery ( Hollywood , California , 15 de abril de 1933- Beverly Hills , California, 18 de mayo de 1995) f...