Estamos siempre atravesando algún transito astrológico
en nuestras vidas, porque siempre hay algún planeta en el cielo cuyo
paso está haciendo algún tipo de contacto con algún punto o planeta en
nuestra carta. Los tránsitos que traen cambios más duraderos son los
tránsitos de los planetas llamados "lentos", que van de Júpiter a
Plutón. Entre todos, son los tránsitos de Saturno que suelen generar más
preocupación. Saturno es conocido en la astrología antigua como el
"gran maléfico" (Marte sería "pequeño maléfico").
Por lo general, Saturno está
asociado con palabras como seriedad, frialdad, pérdida, recesión,
problemas, entre otras. Pero lo que un tránsito de Saturno nos muestra
es qué nos falta en aquella área por donde transita para que se pueda
crecer, madurar, encontrar una forma más adulta y eficiente de hacer las
cosas. A diferencia de Júpiter, que se conoce como “el gran benéfico",
"el padre amable y generoso", astrológicamente Saturno es visto como el
"padre estricto". Y eso no deja de ser verdad. Júpiter es bondadoso,
independientemente de los méritos individuales. Con Júpiter, la suerte
está en juego. Ya Saturno no tiene nada que ver con la suerte: él
recompensa todo el esfuerzo dedicado a la consecución de algo. Saturno
es la cosecha justa de lo que fue sembrado: si trabajamos duro,
obtenemos reconocimiento. Si no hicimos nada, él será justo y nos
devolverá... nada.
¿QUÉ TAN EFICIENTES SOMOS?
Entre las muchas preguntas que
plantea un tránsito de Saturno está el tema de la eficiencia: ¿estamos
actuando en esa zona o en relación a este tema tan eficientemente cuanto
posible? A Saturno no le gustan los desperdicios, por lo tanto, él
quiere que aprendamos a utilizar mejor los recursos que tenemos
disponibles, en su máxima capacidad. Y la cuestión del ocio también
tiene que ver con los límites: si hay ociosidad, hay desperdicio, y en
el desperdicio generalmente hay falta de límites. Por lo tanto, Saturno
nos muestra que es tener lo justo para que aprendamos a prescindir de
los excesos. Algunos tránsitos de Saturno generan más preocupación que
otros.
Quién está viviendo Saturno en
tránsito por la 2 ª casa, la casa de las finanzas personales, por
ejemplo, a menudo teme un colapso financiero. Esta es una preocupación
infundada, porque lo que Saturno en tránsito a través de esta casa nos
pide es una reestructuración: una vez que conozcamos a fondo cómo
gastamos nuestro dinero, no habrá sobra, pero tampoco habrá escasez. El
resultado es que muchos revierten situaciones económicas difíciles y
vuelven a crecer financieramente al final de este tránsito: para saber
dónde estaba el desperdicio, el individuo tuvo que realizar ajustes y
luego comenzó a vivir más cómodamente.
LA PRUEBA DE REALIDAD
Además de establecer límites y
exigir eficiencia, Saturno nos impone un test de realidad en la zona por
la cual transita. Así, en tránsito a través de la séptima casa, por
ejemplo, la casa de las relaciones estables, Saturno cuestiona que tan
estructurada está una relación para seguir adelante. Por lo general, la
pareja tiene que enfrentar y superar juntos problemas que surgen, a
veces financieros, a veces familiares, lo que no indica necesariamente
el fin de la relación: a menudo, los problemas experimentados por la
pareja los une y refuerza aún más los lazos, pasando la relación para
otro nivel de intimidad y compromiso.
Pero si la relación no está fuerte
y consolidada, sí, se vendrá abajo y, equivocadamente, muchos
atribuirán este evento al transito en si mismo. En realidad, el transito
sólo revelo problemas que ya existían por debajo de la superficie. No
se ha creado nada que ya no estuviera allá. Otros tránsitos de Saturno
por casas de relaciones, como las Casas 5 (amor) y 11 (amigos) generan
miedo a la soledad emocional.
Sin embargo, muchas personas
comienzan relaciones serias en este período, cuando están solas, o hacen
nuevas amistades, con gente más madura, siendo posible, aún, el rescate
de gente del pasado. Con Saturno no hay excesos, pero hay calidad. Y a
uno le termina gustando saber que puede contar con gente que conoce o
rescata en estos tránsitos.
RETORNO DE SATURNO
De todos los tránsitos de Saturno,
el más desafiante es lo que llamamos Retorno de Saturno (a los 28 y 56
años, respectivamente), cuando él hace conjunción a su posición original
en nuestra carta natal. Estos son momentos de profundos
cuestionamientos en nuestras vidas. En el primero, a los 28 años, uno
mira hacia atrás y hacia todo lo que hizo de su vida hasta ese momento, y
siente la necesidad de decidir cómo seguirá adelante. A veces, sentimos
que no construimos nada y tenemos esa sensación de "¿y ahora qué?". Ya
se tiene casi 30 años y todavía no se empezó a trillar la propia vida.
Son tiempos en que muchos deciden irse a vivir solos por primera vez,
dar una dirección a la carrera, se casan, tienen el primer hijo. Esta
sería la verdadera entrada en la edad adulta.
La segunda vuelta de Saturno a la
edad de 56 años trae otras cuestiones: los hijos han crecido, se han
casado, la vida ya no se centra en ellos, y hay que descubrir que nuevo
significado darle a ella. Se pierde la función de padres protectores y
proveedores: ahora se necesita otra función. A menudo este segundo
retorno coincide con la muerte de uno de los cónyuges, con la
jubilación, o la separación en la mediana edad, que requiere del
individuo toda una reestructuración frente a la propia vida. Ambos
momentos son muy ricos, porque terminamos descubriendo muchos recursos
personales que ni siquiera imaginábamos que teníamos, hasta que Saturno
nos obligó a mirarlos a ellos. No importa la edad que tengamos, no hay
ninguna razón para temer un tránsito de Saturno, o de cualquier otro
planeta.
Lo más importante es entender el
simbolismo del planeta y sintonizarse con él, antes de que nos veamos
obligados, por factores externos ajenos a nuestra voluntad, a una
renovación de mente y espíritu. Cuando sabemos de antemano las
tendencias de un tránsito dado, lo podemos vivir como otro aprendizaje
más, como una parte natural de nuestro ciclo de vida.