lunes, 16 de febrero de 2015

La confrontación de paradigmas. Por Jesús Navarro.









 La confrontación de paradigmas.
 
 Dígase lo que se diga, fue la ruptura del racionalismo positivista con el viejo paradigma de la armonía y la sintonía universales (ilustrando tal hecho, paradigmáticamente por lo demás, las concepciones kuhnianas (Kuh 96) la raíz de la enemiga, y el consiguiente anatema, de la ciencia moderna hacia la astrología.
En verdad, poco podía preocupar a los científicos de los últimos siglos un determinismo más o menos que añadir a la nómina de los establecidos por la propia física sobre la realidad humana.
 Bien mirado, y dicho sea sin cargar las tintas, resulta un tanto farisaico arremeter contra la astrología por su pretendido determinismo ciego, negador en consecuencia del libre albedrío humano (acusación que, como ha quedado ya claro en lo precedente, no hace justicia al posicionamiento astrológico tradicional de mayor raigambre), cuando la filosofía materialista de la ciencia contemporánea, llevada a sus últimas consecuencias, como una gran mayoría de científicos ha hecho durante los siglos más recientes, acaba reduciendo directamente todo comportamiento humano a los determinismos inapelables de la física.
 Una contradicción, no resuelta, que alberga nuestra cultura, por lo demás, desde sus mismas raíces presocráticas (Gav 01), estipulándose simultáneamente en ellas el inalterable orden determinista del cosmos, de la naturaleza, del hombre en su seno, y la responsabilidad ética, librearbitrista, del propio ser humano.
 Esa escisión, de suyo irreconciliable, como la del sujeto-objeto que sustenta el pensamiento científico de la modernidad histórica, necesita ser superada, y está clamando un radical cambio de paradigma, en el cual pueda darse una reconciliación, ajena a la subordinación, pero también a la prepotencia dominadora, del hombre frente al cosmos.
 Un reposicionamiento del hombre en su universo basado en una concepción integradora, evolutiva, situada en ese difícil lindero entre el azar y la necesidad que parece ser condición, a la vez que garantía, de dicha posibilidad evolutiva (Duv 95, Kau 95), lo cual nos reorienta acerca del potencial interés de las aportaciones astrológicas consideradas y comprendidas desde esa perspectiva.
 Tanto más cuanto ese interés era ya planteado por el mismo Ptolomeo (Pto 80), aunque haya sido gracias a las modernas escuelas psicológicas cuando se ha visto más ostensiblemente puesto de relieve, desde Jung en adelante, debido a la interacción y convergencia de tales líneas de pensamiento con la dinámica propia de algunas escuelas astrológicas del siglo XX, particularmente la humanista y su entorno más o menos próximo.
 Pero la sinergia psicología-astrología no sólo se verifica a nivel simbólico o terapéutico, sino que cuenta asimismo con el aval de resultados experimentales, tal como los recogidos en (Cla 61, Cla 70, May 78, Gau 79a, Gau 79b, Fuz 92, Fuz 96), por citar unos pocos.
 De hecho, aunque nunca se lograse confirmar (a pesar de los indicios favorables suministrados por los trabajos recién mencionados) la objetividad positivista de un nexo entre los procesos terrestres en general, o/y los humanos en particular, y el universo astronómico, y más concreta y específicamente el sistema solar, las posibilidades explicativas de lo astrológico en el ámbito psicológico, como recurso simbólico o proyectivo, seguirían perfectamente en pie (Eys 82, Fuz 96), reclamando para lo astrológico un lugar entre las ciencias humanas.
 Al respecto, se dice taxativamente en (Eys 82), que la astrología, en lo concerniente a dichas posibilidades, “no es peor que técnicas psicológicas como la de las mancha s de tinta, ampliamente empleada, aunque nadie pretende que tales manchas contengan significado real. De hecho la astrología puede superarlas, porque sus conceptos tienen una belleza y un atractivo innegables, y porque, tomados de uno en uno, son sugestivamente sencillos”, para continuar afirmando, unas pocas líneas más adelante, que los terapeutas “están comprobando que los conceptos astrológicos pueden suministrar un marco útil para explorar y describir personas y situaciones en términos muy humanos y comprensibles”, añadiendo enseguida frase tan significativa como la siguiente: “tales beneficios se mantendrían, desde luego, sea o no objetivamente cierta la astrología”.
 Claro que, en un capítulo precedente de su obra, Eysenck y Nias critican (Eys 82), aun valorándolo como “extremandamente significativo”, el nivel de confiabilidad de las posibilidades de descripción caracterológica basadas en el simbolismo astrológico, considerándolas “marginalmente útiles – por alcanzar, en media, sólo el 65% de acierto –”, a pesar de superar, los índices así cuestionados, los niveles de éxito alcanzados por los tests psicológicos convencionales, que son típicamente del 60%, e incluso inferiores (Pin 76), por no hablar de las cautelas publicadas sobre la fiabilidad de los tests proyectivos (Lil 01).
 Desde luego, a mayor radicalidad de la divergencia entre los hechos e ideas discordantes y el conocimiento establecido, el grado de exigencia sobre las pruebas a suministrar, el peso que han de presentar, crece exponencialmente, de ahí las grandes reticencias y resistencias a validar los resultados siquiera levemente favorables a lo astrológico, por no hacer referencia al “conservadurismo natural” (New 00) de los científicos.
 Tan es así que, existiendo algún experimento, planteado de acuerdo con la metodología científica convencional, cuyos resultados garantizan la posibilidad de salvar vidas humanas (de neonatos en concreto) recurriendo a la astrología, sin existir alternativa válida alguna, ni científica ni no-científica, sustitutoria (Eys 82), no se procede a su réplica para la oportuna verificación o falsación, prefiriéndose desatender tales recursos potencialmente salvadores ante la probable alternativa de tener que declarar validez científica a algún elemento astrológico, … ¡y todo ello en nombre de la ciencia!.
 De hecho, ha sido, y sigue siendo, este tipo de prejuicios de la corporación científica, respecto a las posibles interacciones tierra-cosmos, hombre-cosmos, lo que viene retrasando la investigación de hechos insoslayables, pero soslayados al tener implicaciones que chocan con el paradigma científico dominante.
 Una ciencia que, sin embargo, es capaz de dar cobijo no sólo a paradojas más o menos previsibles, más o menos inevitables (Kle 96), sino a contradicciones flagrantes en su seno (Pri 97, Tal 95), como tampoco se ruboriza cuando abandona su territorio de actuación para adentrarse en el de las concepciones de carácter singular, universalizante o globalizador (Pri 98), dando lugar a concepciones calificables por ello (Atl 91) de míticas, o de mitificantes, y que la ciencia tanto condena, por otra parte, cuando las reconoce en territorio ajeno a su anuencia conceptual, a su específica manera de “ver el mundo”.
Las resistencias a que me estoy refiriendo son tan enconadas como permite reconocer la tardanza, ¡cercana a dos siglos!, en valorar como correctas las apreciaciones (planteadas en 1801) del mismísimo Herschel, astrónomo de contrastada reputación donde los hubiera, sobre la correlación existente entre las variaciones del clima, los precios del trigo y las manchas solares y sus ciclos (Nes 96).
 Y, cerca ya de 1890, cuando Spörer y Maunder publicaron que la fuerte anomalía solar del siglo XVII, hoy conocida como mínimo de Maunder (o de Spörer y Maunder), había coincidido con um periodo particularmente frío en Europa, “esta asombrosa observación pasó inadvertida durante casi un siglo” (Nes 96).
 Del mismo modo, hace poco más de ¡una década!, cuando tres satélites artificiales, especializados en mediciones científicas, detectaron simultáneamente que la luminosidad de nuestra estrella más próxima disminuía, los científicos prefirieron pensar que, ¡los tres!, estaban fallando a la vez (cosa un tanto improbable, por cierto) y entregaban datos erróneos, antes que aceptar la validez e implicaciones de semejantes mediciones (Nes 96).
 Por no hablar del pertinaz rechazo de los científicos prenewtonianos a la “supersticiosa idea” astrológica de considerar la Luna como causante de las mareas, o el de los científicos ilustrados y decimonónicos (y posteriores) al, también “supersticioso”, postulado de que los cometas pudieran tener incidencia alguna en la epidemiología humana.
 Claro que, con el tiempo, la primera de ellas ha acabado siendo, no sólo de sentido común, sino extendida también, científicamente eso sí, tanto a cuestiones de tipo climático (Wun 00) como a otras de tipo evolutivo-biológico, especie humana incluida (Las 94), habiéndose constatado la incidencia lunar tanto en las respuestas de los circuitos integrados como en las humanas.
 Por su parte, la segunda de las ideas mencionadas ha llegado a ser patrocinada por representantes de la ciencia del siglo XX tan destacados como Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe (Hoy 78), que además la extendieron hacia posibles implicaciones morfoevolutivas en la especie humana, sin arredrarse ante una posible acusación de connivencia con lo astrológico. También en este caso los avances experimentales han permitido corroborar la verosimilitud de tales planteamientos (Ber 99, Myo 01).
 En contradependencia, buen número de astrólogos contemporáneos (Fuz 96) huyen de la ciencia, bien desde la enemiga a los supuestos meta-teóricos que la subyacen, bien rechazando sus métodos y contenidos como reacción autodefensiva frente a los prejuicios descalificatorios de “los científicos”.
 Como ejemplo ilustrativo de dichos prejuicios, hoy todavía se insite en las conexiones “imaginadas por las mentes de los pseudocientíficos” entre, por ejemplo, las manchas solares y los ciclos económicos, tal como puede leerse en (Der 99).
 Si bien la tendencia está comenzando a invertirse, gracias a que un creciente número de datos experimentales (Lan 90) muestran cómo la dinámica planetaria y sus ciclos inciden en el magnetismo solar (Sey 90), éste en las características del viento solar, uno y otro en el magnetismo y el clima terrestres (Ker 00, Lyo 00), a través de los parámetros orbitales de nuestro planeta, sensibles a su vez a la presencia de otros cuerpos del sistema solar (Gra 00), pudiendo afirmarse, pero ya científicamente, que “el vínculo entre clima y manchas solares parece bastante persistente” (Nes 96).
 Sin olvidar, por lo demás, el cómo los cambios en la magnetosfera son detectables por animales y seres humanos gracias a la magnetita presente en algunas células o/y áreas de su cuerpo (Bak 83, Fuz 96, Kir 97).
 Por no mencionar los estudios cronobiológicos y el conocimiento de cómo los marcadores externos sirven para “poner en hora” nuestros “relojes biológicos” internos (Str 94, Bin 97, Cop 99), que pueden estar presentes en una gran diversidad de tejidos corporales (You 00).
 Va también emergiendo la constatación de la existencia de PLLs biológicos sintonizados a los ciclos planetarios (los de nuestro planeta o los de otros), permitiendo aproximaciones científicas a lo astrológico que empiezan a parecer de sentido común a determinados investigadores (Grn 00), quienes, por lo mismo, no sólo se abren a, sino pronostican, demandándolo, un cambio de paradigma (Grn 00).
 Por no mencionar los resultados experimentales obtenidos por Gauquelin en sus trabajos sobre la herencia astrológica, que apuntan la posibilidad de que los planetas actúen de algún modo como parteras celestiales (Gau 78, Eys 82), convergiendo con el posicionamiento del propio Ptolomeo (Pto 80, Libro III, capítulo 1) a propósito de la interacción ambiente-neonato: “que su nacimiento y aparición concuerde con el estado apropiado del ambiente que lo rodea. Porque la naturaleza, después de su creación, lo hace moverse a su salida del cuerpo materno cuando la cualidad del ambiente se asemeja a las cualidades en que se formó”.
 También se ha empezado a reconocer que ciertas conclusiones cosmobiológicas no llegan a distinguirse de lo históricamente contemplado como astrológico (Eys 82), si bien no faltan autores cronobiológicos que insisten en la ausencia de relación entre lo uno y lo otro (Bin 97), a pesar de reconocer que “todos los organismos terrestres se hallan sometidos a los ciclos asociados a la rotación lunar en torno a la tierra” y avalar la evidencia experimental de cómo los relojes biológicos humanos pueden ver modificado su comportamiento si son sometidos a débiles campos eléctricos ELF.
 Siendo que en el rango de la ELF tienen lugar alteraciones electromagnéticas asociadas a los cambios geomagnéticos inducidos desde el exterior de nuestro planeta (Eys 82, Sey 90), existiendo asimismo evidencia experimental de que, exponiendo células durante cortos periodos a campos ELF, queda alterada la cantidad de RNA transcrito (Cog 90).
 Todo ese panorama, escuetamente comentado aquí, permite reconocer la emergencia de una nueva ciencia (Eys 82, Fuz 96), … siempre que los científicos practiquemos las virtudes de objetividad, curiosidad y búsqueda de la verdad, tan inherentes a la genuina actitud científica (New 00), dejando a un lado los trasnochados argumentos (Wes 92, Fuz 96, Gui 01) con que suelen negarse los indicios de la evidencia, para ejercer un escepticismo científico cabal (New 00), es decir investigador (Pop 00), que no prejuiciado ni incrédulo.
 Desentrañar la desconocida “caja negra” de “interconexión” cielo-tierra, he ahí el reto (Fuz 96) que nos lanzan las correlaciones hombre-sistema solar detectadas hasta la fecha, innegables, si bien todavía poco numerosas, pero no por ello descartables ni escasamente significativas, que se hallan a la espera de una necesaria aclaración científica.
 Descalificar “científicamente”, entre tanto, lo astrológico, argumentando la ausencia de pruebas determinantes a su favor, viene a ser como no construir la casa porque ésta no existe.
 
http://espacoastrologico.org/astrologia-y-ciencia-una-perspectiva-critica-2/

domingo, 15 de febrero de 2015

La carta de Felipe II










http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_II_de_Espa%C3%B1a


Felipe II de España, llamado «el Prudente» (Valladolid, 21 de mayo de 1527-San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de España desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y los Algarves —como Felipe I— desde 1580, realizando la tan ansiada unión dinástica que duró sesenta años. 



http://franciscojaviertostado.com/2014/06/18/la-agonia-de-felipe-ii/


En este interesante enlace de arriba  se nos explica  la relación que tuvo Felipe II con las enfermedades .

Vamos a ver su tema natal ( la hora la he extraído de un ejemplo del libro Conplido, vol 6, de la Ed. Gracentro  )






Podemos ver una casa VIII repleta, con un stellium y el regente de casa XII que es Venus, presente en ella.

El regente de casa VI, que es Marte, en oposición al Sol, que está en conjunción a la Parte del infortunio.

Regente del Ascendente también es Venus y se encuentra en casa VIII como hemos dicho.



Veamos como estaba el cielo en el día de su muerte contrastando con las Direcciones primarias.







Modifico el post a raiz de un comentario de Eduardo Castellanos, ya que utilicé el calendario gregoriano en lugar del calendario juliano.


De todos modos tenemos a Mercurio como divisor y a Júpiter como participante por oposición.

Un Júpiter que está exiliado y que indica los horribles dolores de gota que padeció.

Por otro lado, Mercurio es regente de casa VIII, significador de muerte.

Imaginaos todos los achaques que tuvo que sufrir, con esas oposiciones a la casa VIII.




Orientación vocacional : Aptitudes








Diccionario Astrológico. H. Gouchon. Luis Cárcamo editor. Madrid 1975. Página 62. 

Para abordar este tema, hemos resuelto dividir las aptitudes en las siguientes categorías genéricas:
Aptitudes intelectuales. Predominio de los signos de Aire y de Mercurio; Marte en Géminis o en Casa III; Mercurio en trígono a la Luna; Mercurio en posición angular; Casa III con buenos aspectos; Saturno en buen aspecto a Mercurio; Mercurio en buen aspecto con el Ascendente; Ascendente en signos de Aire, o también en Virgo o Escorpio.
Aptitudes artísticas. Supone las aptitudes intelectuales, a lo que se añade Venus destacado y aspectado con Mercurio, las Luminarias, Urano, Júpiter o el Ascendente; Venus en las Casas III, X o I; ascendente o sol en signos de Aire o en Leo; Mercurio en Libra.
Aptitudes administrativas. Indicadores intelectuales en buen aspecto con Júpiter; y éste en buen aspecto con Saturno; la conjunción de ambos es igualmente  favorable, aunque en menor grado. Es preferible que el Ascendente esté gobernado por Saturno, Júpiter o Mercurio; el Sol en Sagitario o Piscis; buena aspecto entre el Sol y Júpiter o Saturno, y buen aspecto entre Júpiter y las Casas III y X.
Aptitudes comerciales. Signo de Tierra en el Ascendente y un Mercurio fuerte, de preferencia en Géminis, y sobre todo en Casas I, II o X; Sol o Ascendente en Cáncer.
Aptitudes militares. Predominio de Marte, aspectado con los indicadores del Ascendente y el MC, preferiblemente en Casas IX o XII; con frecuencia Júpiter en Casa IX.
Aptitudes para industrias de lujo (joyería, modas, perfumería, peluquería). Fuerte influencia de Venus, Sol o el signo de Leo, sobre el signo de Libra; dominante Sol-Venus, Venus-Mercurio, Venus-Júpiter, Venus-Luna.
Aptitudes para la mecánica. Predominio de Marte, sobre todo aspectado con Mercurio y las Luminarias; Saturno en Géminis.
Medicina. Ascendente o MC en Escorpio o en el 3º decanato de Virgo; abundancia de planetas en las Casas VIII, XII y VI; buenas cualidades intelectuales y poderosa influencia de Saturno. De acuerdo con una estadística llevada a cabo por Hentgés: Sol en Acuario, Cáncer o Aries; Mercurio en Piscis, Escorpio o Acuario; Marte en Piscis o Virgo; Júpiter en Tauro o Libra; abundancia de planetas en Piscis, Tauro o Aries; Mercurio aspectado con Marte en conjunción, sextil o cuadratura (el trígono y la oposición se muestran desfavorables); todos los aspectos entre Mercurio y Luna y entre Mercurio y Saturno; oposición Marte-Júpiter.
Electricidad, mecánica y aviación. Urano muy destacado y en relación con los indicadores de la Casa X, las Luminarias, Marte o Mercurio. De preferencia, Ascendente en signo de Aire; importancia del signo de Acuario.
Navegación. MC, Ascendente, Luna, Sol y Regente de la carta, en los signos de Cáncer o Piscis; aspecto entre la Luna y Neptuno con los demás indicadores del tema, sobre todo con Marte que deberá hallarse en posición destacada.
Agricultura. Importancia de los signos de Tierra, situados en una o varias de las siguientes Casas: I, X, IV y VI; Saturno destacado en aspecto con las Luminarias o el Ascendente; Luminarias, y sobre todo el Sol en un signo de Tierra, o en la Casa IV.
Astrología. Urano destacado, buenos indicadores intelectuales, Casa XII importante, y según Gemís, uno o varios de los componentes de la carta situados en los siguientes grados zodiacales: 11º Tauro, 22º Cáncer, 27º Leo, 29º Virgo, 11º Escorpio, 22º Capricornio, 27º Acuario y 29º Piscis.
Según recientes investigaciones, basadas en 466 temas natales de astrólogos, por Matthews y Louaisel, y publicadas en “L’Astrolabe” (número 2), las siguientes son posiciones son propicias a la carrera de astrólogo: Sol en Géminis o Acuario, y secundariamente, en Leo, Cáncer o Piscis.
El signo de Virgo sería el menos propicio.
Luna en Géminis, Cáncer o Acuario; signos debilitados: Capricornio, Virgo o Sagitario.
Mercurio en Escorpio, Capricornio, Acuario o Piscis.
Venus en Géminis, Cáncer o Acuario.
Marte en Géminis, Leo o Capricornio; signo débil: Piscis.
Júpiter en Escorpio o Sagitario.
Saturno en Escorpio o Sagitario.
Urano en Escorpio o Sagitario.
Entre los aspectos más propicios, se destacan: Sol trígono Luna, cuadratura Sol-Saturno, trígono Mercurio-Neptuno, trígono Marte-Saturno, trígono Marte-Plutón, trígono Júpiter-Neptuno.
Entre los grados zodiacales tiene especial importancia la zona 26º, 27º y 28º Acuario para Mercurio y Júpiter; 26º, 27º y 28º Leo para Venus; y 21º, 22º y 23º Cáncer para el Sol.
Trabajos manuales. Dominante Marte-Saturno, Marte-Luna, Saturno-Luna; predominio del elemento Tierra; indicadores intelectuales débiles o bien impedimentos educativos (ver Casa III).
Arquitectura. Saturno trígono Júpiter.
Matemáticas. Buenas aptitudes intelectuales; Sol conjunción Mercurio o Júpiter en Géminis.

 

sábado, 14 de febrero de 2015

La carta de Whitney Houston









http://es.wikipedia.org/wiki/Whitney_Houston


Newark, 9 de agosto de 1963Los Ángeles, 11 de febrero de 2012
 
Vamos a ver la carta de Whitney Houston.






En el momento de su muerte Whitney tenía a Saturno como grado del divisor y Saturno a su vez estaba cuadrando al grado del divisor desde la casa XII.

Esa posición señala claramente la profunda depresión en la cual estaba sumida la artista en ese período.


Si miramos su RS de 2012, nos encontramos con este otro gráfico.








En este caso nos encontramos el protagonismo de Saturno sobre  la cúspide de la casa VIII del rádix conjunto a Marte, el otro maléfico.



También en este caso es interesante contrastar la posición de la estrella maléfica Algol, que está en conjunción al grado del divisor en el año en que se produce su muerte.






Y para finalizar miraremos la carta de tránsitos.











Es curioso porque el Parte del infortunio de tránsito, está sobre su Neptuno natal en casa VIII y en el signo de agua, Escorpio.

Whitney muere de un colapso en la bañera, después de haber consumido cocaína.

Droga y agua en la bañera,  Neptuno en casa VIII, significadores de muerte.







Los planetas y las relaciones. Por Marcela E. Díaz.







Los planetas y las relaciones:


Las características más importantes de nuestra identidad están determinadas por el Sol, empuja a exteriorizar la esencia individual que expresaremos a los interlocutores entrando así en contacto con los demás. Con el Sol nos conectamos con nosotros mismos para ir al centro y así poder expresar lo innato. Ubicado en los signos de Fuego, tiende a desarrollar el mando, el protagonismo y la imposición. Hace evidente su presencia, y es el más fácil de observar porque hay una innegable exteriorización. El Sol, en signos de Tierra adopta una postura más receptiva. Se basa en lo práctico, solamente se mueve según los resultados. No le interesan las relaciones sin beneficios aparentes. La palabra, será muy importante en signos de Aire.
La conversación es de vital importancia para todo tipo de relación. La intensidad de lo vivido, la experimentación de emociones es lo que se valorará en los signos de Agua. En el comportamiento tienen un papel muy decisivo los sentimientos.
La Luna nos permite organizar la voluntad interna y las situaciones externas, a través de ella enfrentamos la cotidianidad. Desde la subjetividad se viven las relaciones, cada individualidad se encaja con otra y estas a su vez en el conjunto del entorno.
Se trata de saber insertarse en el exterior, lo que obliga a expresar la parte más íntima determinada por la necesidad y la dependencia personal. Nos dice de manera instintiva que necesitamos de los otros para satisfacer nuestras necesidades. Mercurio sirve de intermediario, a través del lenguaje, del conocimiento. Se prepara para que haya reciprocidad en las relaciones ya establecidas o por establecer. Para conseguir la autosuficiencia aprendemos de lo que esta afuera. La conexión de un sujeto con otro se da por intermedio de la palabra. Las relaciones que se establecen con Mercurio son por intermedio del intelecto, con este se busca el entendimiento. Son típicamente mercurianas las relaciones fraternales, de colegas.
Venus en cambio busca la afinidad para establecer la armonía. Con Venus se imprime un toque afectivo, va más allá del lenguaje permitiendo que se expresen los sentimientos. Trata de unir la palabra con las sensaciones amorosas, actúa sobre las relaciones de pareja.
Un comportamiento venusiano esta demostrado por la atención, el respeto, las buenas costumbres y la consideración. Venus nos indica que debemos aportar paz, amabilidad, armonía en la interacción con los otros para adquirir el propio equilibrio. Marte interviene en lo físico, pone la energía en acción. Siempre hay algún tipo de interés en toda relación, se busca en los otros lo que necesitamos para nuestro autoabastecimiento. Es el movimiento imprescindible en cualquier relación, es la exteriorización. Contiene deseos inmediatos, donde comúnmente se usa la fuerza, la osadía, para obtener respuestas rápidas y conseguir todo lo que se necesita. La autoestima incentiva a la superación, para esforzarse y conseguir los bienes que se persiguen. Los planetas lentos influyen en el comportamiento social y los rápidos actúan sobre el comportamiento personal. Júpiter y Saturno nos preparan, mediante el conocimiento y la justicia, para obtener una conducta recta, nos inserta y nos acomoda a los distintos cambios socioeconómicos.
Júpiter nos permite elaborar ideas, relacionando las teorías con el efecto práctico. Es el administrador, nos permite el conocimiento de la Ley para poder encajar debidamente en la sociedad. Es el intérprete de los conceptos divinos y su forma humana de entenderlos para así actuar de modo mesurado, pensando en las consecuencias. No se trata simplemente de satisfacer las necesidades individuales sino, de encajar lo individual con lo colectivo. Nos permite entender al mundo más allá de las apariencias para así actuar correctamente con uno mismo y con los otros. Abre la brecha de la conciencia para lograr la superación a través de un ideal. Saturno nos enseña limites para no transgredir las reglas, para hacer el bien entre nosotros y los demás, respetando lo propio y lo ajeno para el correcto funcionamiento.
Es la aplicación de la Ley, el desarrollo personal nos permite el progreso, nos permite fijar una meta más allá de la mera subsistencia. Saturno hace realidad los anhelos jupiterianos. Júpiter determina que se esta para algo más que para deambular y Saturno para darle sentido y finalidad a nuestra existencia.
Urano nos conecta por intermedio de la mente con otras dimensiones. Su tarea es traspasar lo límites librándose de los prejuicios, de los tabúes, impregnándonos de libertad, de espontaneidad. No le gustan las reglas, se basa en la sensación única de cada vivencia. Se focaliza en el futuro porque se siente insatisfecho por las adquisiciones del pasado que influyen en el presente.
Es inminente, fulminante y rápido, se vincula con el cielo tratando de derramar el conocimiento para lograr el progreso. Si se esta preparado para entenderlo se verán resultados positivos. Entenderlo significa traspasar lo visible, para relacionarse con estados superiores. Cualquier cosa es posible con Urano, porque no se pueden hacer planes concretos, ni previsibles, ya que no soporta ataduras se deben esperar interrupciones, ritmos oscilantes. Las relaciones con la influencia de Urano serán liberales, poco convencionales, con imprevistos y con reacciones insospechadas. Utiliza lo mental para lograr un salto hacia el futuro.
Neptuno abarca la intuición, se relaciona con las personas y las cosas a través de las sensaciones, percibiendo y sintiendo. La relaciones que se establecen responsen a una voz interior y no tienen argumentos que puedan explicarlas.
A neptuno le cuesta concentrarse con lo evidente y con lo externo, es sutil y capaz de experimentar altas vibraciones y mensajes que provienen de lugares insospechados. Se expresa desde lo interno, su función es tomar conciencia de lo incorpóreo, de lo invisible que mueve al mundo y que luego tomará forma. Necesita conectarse con la esencia para poder ver matices y tonalidades que no pueden verse desde lo físico. Aprendemos con la ayuda de Neptuno a relacionar lo particular con lo universal, integrando las unidades con el Todo para mantener el orden y el propósito. Facilita el paso hacia delante por la vía afectiva.
Plutón tiene como función la regeneración, cambiando las relaciones que fueron significativas en un tiempo pero, que ya pertenecen al pasado, por nuevas relaciones que crearán nuevos intereses, afinidades y simpatías. También en las relaciones que perduran hay transformaciones, ya que cualquier vínculo está sujeto a reacondicionamientos debido a las modificaciones sustanciales de la propia existencia. Nos muestra la vida y la muerte, que no debemos aferrarnos a las personas, ya que éstas pueden ser importantes a veces e insignificantes otras, es cuestión de estar atentos a que papel realizamos nosotros y que papel los demás con respecto a nosotros. A lo largo de los años nos vamos transformando individualmente y en este proceso intervienen personas que se relacionan con nosotros de manera cercana o no.





http://www.astrologia24.com/sinastria1.html









viernes, 13 de febrero de 2015

El cálculo de la vida en Astrología. Método de E.H. Bailey.








El cálculo de la vida en Astrología. Método de E. H. Bailey.

Hasta ahora, no hemos conocido ningún método que pueda proporcionar resultados precisos respecto a esta cuestión. En líneas generales, la longevidad será apreciable cuando los indicadores de la vida sean poderosos y viceversa; según la Tradición astrológica, una idea de ello podría tenerse a partir de la determinación, dentro del Tema Natal, del llamado «Planeta Alkocodén», llamado así por ser el que ostenta mayores dignidades dentro del Signo que ocupa el Hileg; la posición angular de dicho planeta indicará larga vida, mientras que si se encuentra en una de las Casas sucesivas la vida será mediana, y corta cuando se ubique en las Casas cadentes. Para los antiguos, una vida larga se consideraba entre los 60 a 120 años, la vida media de 40 a 70 años y la vida corta de 8 a 25 años, lo cual se relacionaría con el hecho de ser el Planeta Alkocodén una Luminaria, un Planeta benéfico o uno maléfico. Evidentemente, esta teoría sólo nos puede llevar a conclusiones de carácter aproximado.
Una vez que hayamos evaluado la posible duración de la vida, por uno u otro método, hará falta complementar este trabajo por medio del cálculo de las series direccionales maléficas, que van a definir el momento del fallecimiento. Por otra parte, E. H. Bailey ha publicado hace algunos años, en el British Journal of Astrology, otro método que ha sido reproducido más tarde en la Rev. Francesa «Velo de IIsis», N.° 109, del año 1929 por Tamos, cuyo artículo reproducimos a continuación:
«…El objeto de este trabajo es aplicar a nuestro Zodíaco los Navamsa hindúes, los cuales se producen al dividir los signos en 9 partes o zonas de influencia, lo cual nos recuerda, aunque amplificados, nuestra división de los 3 decanatos por cada Signo: Antes de proceder a la explicación, veamos la Tabla de los Navamsa y sus correspondencias con nuestro Zodíaco:
Otra curiosa aplicación de los Navamsa se refiere al método empleado por los hindúes para calcular la duración probable de la vida, el cual ha sido resumido por Bailey en el siguiente cuadro:
Las normas básicas para el cálculo son las siguientes:
  1. Se calculará, por la posición de los Planetas y el AS, el número de años, meses y días, contando el grado exacto, los minutos y segundos donde se encuentran los Planetas (Urano y Neptuno se excluyen, ya que no son considerados en la Astrología Hindú).
  2. Se procederá a revisar aquellos Planetas que se encuentren en exaltación o retrógados, y en tal caso, su número correspondiente se multiplicará por tres.
  3. Si un Planeta se halla sobre su Trono, en uno de sus decana-tos, en su Navamsa o en otro del mismo Signo que aquél, donde se halla dicho Planeta, se multiplicará su número por dos.
  4. Si un mismo Planeta ostenta dos dignidades, por ejemplo al estar simultáneamente en su trono y retrógrado, no se deberá multi-
    plicar dos veces su número por dos y por tres, sino una sola vez por tres; lo mismo si está en su trono y a la vez en uno de sus decanatos
    o en su Navamsa, en cuyo caso se multiplicará por dos.
  5. Se sumarán todos los resultados, antes de hacer la reducción.
  6. Se hará la correspondiente reducción a partir de la sumade los valores obtenidos para los Planetas que se encuentran sobre el Horizonte (Casas XII, XI, X, IX, VIII, VII), a razón de: 
  7. Esta reducción se hará sobre el período de años que se haya encontrado para cada Planeta, luego de haber efectuado las multiplicaciones que tuvieren lugar según los puntos anteriores.
    Cuando hay numerosos Planetas dentro de una misma Casa, la reducción se efectuará sobre uno solo entre ellos: aquel cuyo número haya sido más elevado.
  8. Hay que tener en cuenta que, para efecto de estas reducciones, el Sol será considerado como maléfico, lo mismo que la Luna menguante (la Luna creciente será benéfica); por su parte, Mercurio podrá ser variable, según el aspecto más o menos preciso que reciba de otro Planeta.
Como ejemplo, veamos los resultados para el Tema Natal del Rey Eduardo VII, con las correspondientes reducciones: Mercurio se encuentra aquí mal aspectado en la Casa XII, y se cuenta como maléfico; el Sol está en la misma Casa, Venus en la II, la Luna en la X (menguante), por lo cual se toma como maléfica en el siguiente cuadro:

Nota: El Rey Eduardo VII murió a la edad de 68 años, 5 meses y 27 días.
Hay que advertir que en algunos casos parece que hay necesidad de considerar otras dignidades de los Planetas, y en este caso multiplicar por dos el período correspondiente, como por ejemplo si el Planeta se encuentra ubicado al mismo tiempo en su Navamsa y en su propio decanato, como sería el caso del SOL (en otros ejemplos que nos da Bailey), para el Tema Natal de Joseph Chamberlain, situado a 15′ 53′ de Cáncer, grado central del decanato de Escorpio y del Navamsa de Escorpio (para uso documental, reproducimos a continuación el cuadro correspondiente a los decanatos hindúes):


Bibliografía:


 http://eliasmolins.net/articulos/el-calculo-de-la-vida-en-astrologia-metodo-de-e-h-bailey




jueves, 12 de febrero de 2015

André Barbault, la manipulación de la verdad. Por Lola Cárdenas Luque.







André Barbault, la manipulación de la verdad
(Sus predicciones y la verdad tras ellas)

por Lola Cárdenas Luque

André Barbault es un astrólogo que considera a sí mismo el fundador principal de la llamada Astrología Mundial, una suerte de arte predictiva de la política mundial basada en ciclos planetarios. Barbault se presenta en sus libros y artículos como un hombre casi infalible que acertó cuestiones como la caída del muro de Berlin y otros sucesos. Muchos de sus seguidores desafían a los escépticos a que den explicaciones a esos aciertos. Para no ser acusados de partidistas, cederemos la palabra a astrólogos colegas de Barbault que nos mostrarán que no se trata de explicar por qué acertó Barbault, sino de explicar cómo alguien llegó a creer que de verdad acertó.
Jacques Reverchon fue un astrólogo "serio" que consideraba a gente como Barbault charlatanes que perjudicaban la astrología. Publicó en todas las revistas menos delirantes del sector y fue considerado por sus colegas como un especialista. El CURA de Guinard lo considera imprescindible y Michel Gauquelin pidió a Reverchon que revisara su famoso trabajo sobre el efecto Marte (verificación de datos) así como que efectuara de manera independiente los cálculos, algo en lo que Reverchon estaba considerado el mayor experto mundial.
Sobre Barbault puede leerse a Reverchon cosas como que "decir que no se dijo lo que había dicho, y escribir que escribió lo que jamás escribió, forma parte sin duda del arsenal". Guinard opina que "se empeña en negar el fracaso de sus predicciones, pero tiene poca importancia que se equivoque, cuenta con lectores crédulos propensos a olvidar el pasado".
Barbault es autor de un programa informático astrológico, Ordinastral, y es fundador y propietario de una empresa que lo comercializa, Astroflash. Respecto a esto, Gauquelin, tan querido por los astrólogos, ridiculiza tanto a Barbault como los "astrólogos de ordenador" en su artículo "L'Astrologie parée d'I.B.M.", Science et Vie, n° 611 (VIII 1968), p.80-89." Conviene recordar que estas críticas a Barbault provienen del mismo mundo astrológico, no de negadores, detractores o escépticos.
Reverchon se propuso revisar el trabajo de la llamada astrología mundial, que consideraba un camelo populista y tomó como sujeto las predicciones de Barbault, muy conocido entre el gran público pero despreciado entre los profesionales del sector.
Encontró que el valor predictivo de la metodología de Barbault era nulo. Los errores de Barbault se muestran con abundancia en el trabajo de Reverchón, lleno de documentación. Incluye un sencillo examen estadístico de sus aciertos que lo sitúan en el margen del azar.
Entre esos errores se encuentra que predijo por ¡11 veces! el final de la guerra Francia-Argelia, que Kennedy sería reelegido en 1964 (fue asesinado en 1963), que Krushchev estaría en el poder hasta 1966 (fue depuesto en 1964) que De Gaulle dimitiría en 1965 (fue reelegido) y muchos otros.
Barbault no contestó a ese trabajo de Reverchón hasta 2004, treinta años después, con motivo de la republicación del trabajo de Reverchon en las páginas del CURA y solo en su página web y en ningún otro lugar (http://cura.free.fr/xxv/25rvchon.html). Guinard consideró oportuno prologar entonces el artículo con una mención a la respuesta de Barbault a la que califica de "lleno de errores y mentiras" además de injurioso. Además recuerda que Gauquelin primero y Alan Yaouanc después ya demostraron en dos artículos anteriores al de Reverchon muchos de los errores de Barbault. (Cahiers Astrologiques [Cuadernos Astrológicos] números 117. (1965) y 135 (1968)
Incluye, para más abundar, una pequeña selección de errores de Barbault posteriores a 1973, fecha del artículo de Reverchon: (En primer lugar la predicción de Barbault y el lugar y fecha de publicación, después un comentario con los sucesos reales)
Tándem electoral Bérégovoy / Delors para las elecciones presidenciales de 1995 en Francia. L'Astrologue nº 98 (1992, pp.108-109):
Esto ocurrió:
El 28 de marzo de 1993: derrota de los socialistas a los legislativos
El 29 de marzo de 1993: dimisión del gobierno de Pierre Bérégovoy
El 29 de marzo de 1993: Eduardo Balladur nombrado 1r ministro
El 1 de mayo de 1993: Bérégovoy se suicida en Nevers
El 7 de mayo de 1995: victoria de Jacques Chirac a las elecciones presidenciales

Fidel Castro derrocado en 1993. L'Astrologue nº 99 (1992, p. 164):
Pues va a ser que no.
Abdicación de Isabel II en su hijo para 1993. L'Astrologue nº 99 (1992, p. 171)
¿Camila es ya reina?
Paz entre palestinos e israelíes para 1995. L'Astrologue nº 106 (1994, p. 72):
¿No iba ahora Ronaldo de embajador de paz?
Nueva cohabitación tras elecciones anticipadas en 1997 en Francia entre Miterrand y Chirac, solo que ahora con Chirac de presidente y Miterrand de jefe del gobierno. L'Astrologue nº 112 (1995, p. 30)
Sería por medio de psicofonías, porque Miterrand muere el 8 de enero de 1996.
Fuerte recuperación económica para 1997 gracias al ciclo Júpiter- Saturno. Ambiente de boom económico para ese año. L'Astrologue nº 117 (1997, p.36)
Pues no, Crisis asiática de 1997.
Guinard comenta que, lejos de reconocer sus errores, Barbault reinterpreta sus predicciones, como aquella de que en 1982 primero y en 1983 después, se iba a producir un tremendo cataclismo mundial, empeñándose en que creamos que tras las dos guerras mundiales, esos años fueron la tercera "mancha negra del siglo XX". ¿Será por el mundial del naranjito?
De manera paralela a la inclusión del prólogo al demoledor artículo de Reverchon, el CURA publica otro cuyo autor es Jacques Halbronn, especialista en textos proféticos, y autor de un manual sobre el tema de gran difusión en la Universidad francesa. El título del artículo es "André Barbault et la Guerre Froide" (cf. http://cura.free.fr/xxv/25halb20.html).
En su artículo sobre Barbault y al historia del comunismo, Halbronn pone en evidencia todos los errores de Barbault respecto a la antigua URSS y a la historia del comunismo. Especialmente indicado es en nuestro caso el apartado titulado "La era Gorvachov" en el que desde el primer párrafo desmonta las pretensiones de acierto de Barbault acerca del final de la guerra fría, la caída del muro y las relaciones ruso-americanas.
André Barbault cimienta su fama en una supuesta predicción realizada con décadas de antelación al suceso que supondría su realización. Se trata de la caída del muro de Berlín, el colapso de la U.R.S.S. y la exclusiva permanencia de una sola ideología que llevaría a la llamada globalización.
Además, asegura que no se trata de algo ambiguo, como vaticinar la ocurrencia de un suceso importante y nada más, sino de la más exacta predicción posible acerca de aquellos sucesos históricos.
Para que la predicción no fuera asignada a simple azar o a cuestiones ajenas a la astrología, como la mera observación de sucesos contemporáneos a la predicción que pudieran anunciar aquellos hechos, Barbault recurre a inscribir esos hechos en un ciclo astrológico al cual pertenecerían otros sucesos notables. Especialmente notables, además, pues es evidente que siempre ocurren cosas y algunas de ellas han de coincidir con esos ciclos, por lo que, para que ese ciclo tuviera algún significado, es necesario que la representatividad de los sucesos coincidentes con los del ciclo astral sean verdaderamente importantes, incluso los más importantes.
Así, si se dieran acontecimientos trascendentales para el devenir de la historia de la U.R.S.S. fuera de ese ciclo, o no ocurrieran hechos trascendentes en el seno del ciclo, la importancia de este perdería su fuerza y con él la predicción de Barbault, que para tener algún significado astrológico debe inscribirse necesariamente en uno de esos eventos astrológicamente significativos.
Resumiendo, Barbault solo puede invocar el valor de su predicción si esta pertenece a un ciclo astral que haya originado otros eventos significativos en todas y cada una de sus ocurrencias. En este caso, la significación del evento nos viene dada por la trascendencia del mismo para la historia de la URSS. Si esos hechos se producen siempre o en número significativo en el seno del ciclo, existe la posibilidad de una conexión entre los acontecimientos históricos y determinadas posiciones astrales. Si durante ese ciclo no ocurre nada o si fuera de él ocurren hechos de ese tipo con frecuencia, la conexión no se sostiene y la predicción de Barbault no tiene valor alguno.
Añadamos que Barbault no se ciñe exclusivamente a la historia de la URSS como país, sino que habla de la historia del comunismo introduciendo sucesos considerados por él trascendentes para la historia de esa ideología. Evidentemente, lo dicho anteriormente también vale en este caso. Los sucesos significativos han de darse en el seno del ciclo y no deben ocurrir fuera de él ni darse ocurrencias cíclicas sin hechos significativos.
Además de repasar los acontecimientos de verdadera importancia para la URSS y para el comunismo y analizar su relación con esos ciclos, debemos, por otra parte, repasar el texto exacto de las predicciones de Barbault en relación con la historia de una y otra cosa, hechas a lo largo de décadas y si se corresponden con lo realmente ocurrido. La fuerza principal de Barbault reside no en anunciar que en determinadas fechas debemos esperar que algo importante ocurra, pretende haber anunciado lo que iba a ocurrir con un margen de ambigüedad muy reducido o inexistente. Así, comprobaremos si efectivamente anunció unos hechos que ocurrieron, si erró en algunas fechas, si se le escapó algún hecho importante e incluso si anunció hechos que nunca ocurrieron. El significado de la supuesta predicción de Barbault acerca del fin del comunismo y el nacimiento del mundo que ahora conocemos depende de ello, pues, como decíamos, las predicciones afectan a la historia completa de la URSS y del comunismo, y un simple acierto o unos pocos entre una nube de fallos situaría esa predicción concreta en una perspectiva adecuada del conjunto de ellas.
En el artículo anterior de "paranormalidades" ya vimos que los errores de Barbault en las predicciones generales son más abundantes que los aciertos y, si se ha consultado los artículos cuyos enlaces ofrecí, los escasos aciertos o bien son ambiguos o se refieren a hechos previsibles por medios ajenos a la astrología.
Respecto a la historia de la URSS y el comunismo, las predicciones de Barbault son escasas, incluso teniendo en cuenta los hechos anteriores al estudio de Barbault y que deben, necesariamente, integrarse en el sistema de ciclos. Esto se explica porque el ciclo a considerar, de 36 años de duración, y la de la URSS, que apenas alcanza los 100 años si se le añade el margen de la historia anterior del comunismo. Pero Barbault incluye algunas predicciones para la URSS que no pertenecen estrictamente al ciclo, sino que interpreta como consecuencias de las tendencias que nacen de los aspectos planetarios anteriores o de los que dirigen a esos aspectos (oposiciones, sextiles, etc.)
El día de año nuevo de 1952, Barbault publica un artículo en l’Yonne Republicaine en el que anuncia que la conjunción entre Saturno y Neptuno de esos días es la misma que se dio en 1917, fecha de la revolución de Octubre en Rusia y también la de 1881, fecha, dice Barbault, del nacimiento del Partido Comunista Ruso. Dado que el siguiente hito astral ocurre en esos momentos, Barbault anuncia que el año de 1953 será "capital para la URSS".
Barbault "estira" las fechas a conveniencia para que encajen en los ciclos astrales. El partido Comunista Ruso no nace en 1881. Ese nombre se adopta en 1918 por el entonces llamado Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, para posteriormente llamarse Partido Comunista de los Bolcheviques de la Unión y adoptar más tarde, en 1952, el nombre definitivo de Partido Comunista de la Unión Soviética. En 1881 no existía en Rusia ningún movimiento marxista, sino revolucionarios populistas. En 1883 se funda la primera organización marxista de Rusia, "Emancipación del trabajo", por Plejanov, que originó las concepciones mencheviques enemigas de los bolcheviques. El verdadero antecedente del partido comunista ruso hay que encontrarlo en 1895, cuando Lenin funda la "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" circunscrita a San Petersburgo. El partido social demócrata de Rusia, que sería, como decimos, el que adoptaría el nombre de Partido Comunista Ruso en 1918, no existió hasta 1898 cuando celebró su congreso fundacional en Minsk. Al respecto, puede leerse en marxist.org, en su "Historia del partido comunista de la URSS" lo siguiente:
"Pero, a pesar de haberse celebrado este primer Congreso, en Rusia no existía aún, en realidad, un Partido socialdemócrata marxista. El Congreso no había logrado unir y enlazar orgánicamente los diversos grupos y organizaciones marxistas. No existía aún una línea única de trabajo entre las organizaciones locales; no existía un programa del Partido, ni estatutos de éste, ni un centro único de dirección." Y se refiere a un congreso celebrado en 1898, 17 años después de la fecha apuntada por Barbault.
Puesto a escoger un hito para esa fecha, sorprende que Barbault no se fijara en que 1881 fue la fecha del asesinato del zar Alejandro II, aunque tal vez se deba a que fue obra de los populistas, no de los marxistas, casi inexistentes en esa fecha.
Lo que Barbault hace es forzar las cosas para que, ya que en 1917 se dio esa conjunción, en la fecha anterior se integre algún suceso "capital" y de ahí que considere que 1953 es, necesariamente, otra fecha "capital", la única hasta 1989 y la de una nueva conjunción.
De esta manera Barbault establece una secuencia de hechos "capitales" en los años 1881-1917-1953-1989.
Y eso que esa fecha de 1953 ya ha sufrido un "retoque", pues en 1945 Barbault anuncia ese "hecho capital" para 1952, no para 1953. (Astrologie météorologie suivie de contribution à l'astrologie agricole. Paris Niclaus 1945) ¿Cuál es la razón de la necesidad de tal retoque? La conjunción se forma en 1952 y al año siguiente se ha modificado algo a causa de las retrogradaciones. Del mismo modo que Barbault pretende adjudicar lo ocurrido en 1848 a la conjunción de dos años antes, podría haber hecho eso mismo en esta ocasión.
¿Qué ocurre en 1953? Muere Stalin. Barbault, y es de suponer que sus acríticos lectores también, se siente impresionado, lo considera un acierto total.
¿Pretende Barbault decir que los astros "mataron" a Stalin? Ese nivel de determinismo no lo sostiene ni el más fanático de los defensores de la Astrología. Hubiera resultado más convincente un golpe contra Stalin, su defenestración o algo parecido. Sin embargo, como han señalado críticos de Barbault, la posibilidad del cambio se venía anunciando en los periódicos de todo el mundo, algo ocurría en la URSS. Y algo de eso ocurre, pero 3 años más tarde con ocasión del XX Congreso del partido. Hasta entonces, no se puede hablar de cambios en la URSS.
En cualquier caso, Barbault hace de la muerte de Stalin un suceso comparable a la revolución de 1917, el único de ese calibre entre ambas fechas. Sin embargo, la muerte de Lenin, ocurrida en 1924, ocasionó tantos cambios como quieran atribuirse a la de Stalin, incluido el acceso al poder de él mismo. En 1929, se liquida a los Kulacs a favor de los coljoses. De este suceso se ha dicho: "Fue ésta una profundísima transformación revolucionaria, un salto del viejo estado cualitativo de la sociedad a un nuevo estado cualitativo, equivalente por sus consecuencias a la transformación revolucionaria operada en Octubre de 1917."
Esta declaración es del propio Comité Central del PC de la URSS en 1939.
Entre 1917 y 1953 podemos encontrar otros sucesos realmente capitales para la historia de la URSS. La única razón que fuerza a Barbault a considerar 1953 como capital es que es parte de una nueva conjunción.
En la tercera parte de este artículo, examinaremos la predicción "estrella" de Barbault, en qué consistió exactamente y su relación con los hechos realmente ocurridos. También tendremos ocasión de examinar otras predicciones de Barbault respecto de la URSS.
Barbault es consciente de que un mero pronóstico acertado o un puñado de ellos no aporta nada a la validez de la Astrología Mundial avalada por él si se enmarca en el inmenso océano de fallos que hemos visto en las anteriores entregas de este artículo. Para que la Astrología Mundial no fuera reducida a un mero estatuto adivinatorio de hechos aislados de más que dudosa eficacia, Barbault integra sus predicciones sobre la URSS en un ciclo.
Esto ocurre desde el principio, a pesar de que el mismo Barbault y sus seguidores publicitan casi exclusivamente el pronóstico para 1989. De hecho, la primera referencia a "sucesos importantes" para la URSS que hace Barbault la hace en el mismo artículo de 1945 y el de 1949 al menos de manera implícita cuando enmarca los sucesos de 1881, 1917 y 1953 en un mismo ciclo, lo cual nos lleva a que la siguiente fecha significativa sea, necesariamente, la de 1989. Y de manera explícita en 1952 en su artículo de L’Yonne Républicaine ya hace el pronóstico tanto para el año siguiente, 1953, como para 1989.
Pero no era necesario que lo hiciera, puesto que si integra la historia de la URSS en ese ciclo, el año 1989 deberá ser FORZOSAMENTE significativo como consecuencia de ello.
La insistencia en los sucesos de ese año que hacen Barbault y sus seguidores se debe a dos razones generales.
La primera, es evidente, consiste en la necesidad de confirmación del ciclo y de cada uno de sus hitos. La segunda es que Barbault no se limita a hacer un pronóstico ambiguo, sino que da detalles acerca de lo que en esa fecha ocurrirá. Esto fuerza no solo a constatar que en esa fecha ocurre algo, sino que ocurre lo predicho. Ni la primera ni la segunda se ven satisfechas, como han puesto de relevancia diversos autores, y ahí es donde se alcanza a contemplar la verdadera dimensión de la manipulación de Barbault.
Respecto a lo que ocurre en cada uno de los años, ya hemos comentado que en 1881 (o 1882 que ambas fechas han sido proporcionadas por Barbault) no hay un verdadero hecho significativo para la URSS. En su "Historia de una previsión" , Barbault ha intentado adjudicar a la conjunción de ese año dos sucesos concretos, pues es necesario para que el ciclo tenga sentido. Se trata de la creación de los primeros partidos socialistas europeos, ocurrida entre 1879 y 1883 y de la fundación del partido comunista ruso, que él fecha en ese año de 1881.
En el primer caso, se hace difícil ver cómo es que la alineación de Saturno y Neptuno pudo tener algo que ver con sucesos ocurridos antes de que se diera y por qué los posteriores han de obedecer a una dinámica diferente de la que debe explicar los primeros. Ciertamente, parece muy forzado. En el segundo caso, ya hemos visto que no es cierta esa fecha como fundación del partido comunista ruso en el anterior artículo de "paranormalidades". La primera organización de inspiración marxista de Rusia data de 1883, y es de un partido enemigo de Lenin. Este fundó un partido local en 1895 y el primer partido ruso marxista se fundó en 1898. Pero Barbault deja en la ambigüedad ese dato, limitándose a decir que "el partido comunista ruso nació bajo la conjunción de ese año".
En un gráfico que figura en "Historia de una previsión", Barbault se remonta más atrás. Cita la conjunción de 1846 como supuestamente relacionada con el nacimiento del marxismo, que él fecha en 1847 y con las revoluciones de 1848, uno y dos años después de que la conjunción se forme. También nombra la de 1773 y la revolución americana, sin que quede claro que tiene que ver la independencia de las colonias inglesas-en 1776- con la historia de la URSS. Barbault se muestra generoso a la hora de ampliar el rango de la influencia de esas conjunciones para obtener su "suceso capital" para cada hito.
Y lo mismo hace en 1953, como vimos. En primer lugar hace un pronóstico para 1952, y, no viéndose cumplido, a finales de ese mismo año lo cambia a 1953. Además se "anota" como triunfo la muerte de Stalin, como si aceptara que los astros "han matado" al dirigente soviético. Pero los cambios para la URRS, que es exactamente lo pronosticado por Barbault, no se produjeron a su muerte. Malenkov, su sustituto al frente de la URSS, fue el segundo de Stalin y un continuista que permaneció en el poder hasta 1957, y los cambios empiezan realmente en esa fecha, con Krusehv una vez depuesto Malenkov. Para no reconocer un fallo, Barbault se apunta la muerte de Stalin como si fuera eso lo predicho por él y no unos cambios que no vinieron hasta 3 años después. De paso, se anota también esos cambios y dictamina unilateralmente que es el suceso más importante producido desde 1917. Se fabrica su "suceso capital"
Ya hemos hablado de la importancia de la muerte de Lenin entre esas fechas (1924), y de la creación de los coljoses, considerado por el mismo comité central del partido como el suceso más importante desde la revolución de 1917. Además, Barbault ya ha despreciado entre 1881 y 1917 un suceso que los historiadores consideran capital, la revolución de 1905. Esa revolución condujo a la de 1917, y así lo consideraba el propio Lenin que escribió que era "un ensayo general" de ella. La gravedad de algunos hechos de aquella revolución es de tal magnitud que muchas personas creen que el famoso incidente del acorazado Potemkin ocurrió durante 1917, y sin embargo corresponde a la revolución de 1905. La revolución se detuvo por la paz firmada por el zar, con concesiones políticas y sociales insólitas hasta esa fecha en Rusia y por el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial. Es durante esa misma revolución cuando se crea el primer "soviet". Nadie puede negar que ambas revoluciones estén conectadas y, siendo así, el pronóstico para 1917 debería ser para 1905, al ser aquella una consecuencia de esta.
Como vemos, el ciclo anunciado por Barbault no se sostiene sin siquiera entrar a examinar el pronóstico para 1989. Y son, precisamente, esos hechos anteriores los que deben sostener lo predicho para 1989, como prueba el que Barbault lo anunciara con décadas de antelación. El mismo Barbault reconoce que su intención era un pronóstico doble para esas dos fechas, que era "cosa hecha", consecuencia de su pronóstico en forma de ciclo.
Pero consideremos, por fin, el famoso pronóstico para 1989 (cf. http://cura.free.fr/quinq/02barbo.html).
Los seguidores de Barbault insisten en presentar esa fecha como la de un nuevo suceso capital en la historia de la URSS, la caída del muro de Berlín. El propio Barbault, aunque presenta este hecho como el más evidente, no deja de observar que es un jalón más en un camino que ha comenzado antes. Pero, condicionado por la necesidad de que el ciclo se cumpla, no lo lleva más allá de 1989. En "Historia de una previsión" reconoce que la caída es un suceso consecuencia de la tormenta de protesta social y política que sufre la República Federal de Alemania desde meses atrás. También cita a Polonia y las primeras elecciones legislativas en la URSS, de antes del verano.
No se refiere, en cambio, a que estos movimientos son debidos a que Gorvachov anuncia en Julio que los países del Pacto de Varsovia decidirán sus destinos por sí mismos. Todos esos sucesos se deben a que la URSS renuncia a intervenir, como en otras épocas había hecho, y a su política de dominación sobre los países del este de Europa. Seguramente, de haberlo citado, tendría que haber relacionado esa declaración con sucesos anteriores a 1989. Por ejemplo, a 1988, cuando los países bálticos reclaman su independencia por primera vez de manera abierta, con la fundación de partidos independentistas tolerados. Si la URSS no reacciona ante reclamaciones de cambios dentro de su propio país, ¿cómo iba a hacerlo con reclamaciones exteriores? O a 1987, cuando Gorvachov presenta su plan de reformas políticas y económicas, origen de todo lo demás. O, siendo Gorvachov el desencadenante de todos estos sucesos con sus ideas sobre la perestroika y el glasnot, a 1985, fecha en que Gorvachov empieza a hablar sobre ello y es, además, la fecha en que accede al poder. ¿La muerte de Stalin, a pesar de que no se producen cambios hasta tres años después, es una fecha capital y la fecha del acceso al poder de quien protagoniza los cambios más espectaculares en la historia de la URSS no es un suceso a considerar? ¿Cómo determina Barbault la importancia de los sucesos históricos? Si se quiere usar como excusa que la muerte de Stalin tiene relación con los cambios posteriores, ¿qué decir de la evidente relación entre el nombramiento de Gorvachov en 1985 y los sucesos de 1989 y posteriores?
En cualquier caso, 1989 no es la fecha de la caída de la URSS, que se produce en 1991 y la sucesión de hechos que lleva hasta ella no parte de 1989, es anterior en al menos 4 años. Y el protagonista es Yeltsin al menos en tanta medida como el propio Gorvachov. ¿Por qué no considerar la fecha, 1985, en que Gorvachov trae a Moscú a Yeltsin para hacerlo el máximo dirigente en Moscú? ¿O la fecha, 1976, en que Yeltsin es elevado a la secretaría general del partido en Sverdlovsk (la actual Yekaterinburgo) e inicio de su meteórica carrera? La respuesta es sencilla, tiene que ser 1989, o el ciclo carece de sentido alguno.
El defensor de Barbault puede alegar que, después de todo, lo innegable es que Barbault pronosticó la caída del régimen soviético para esa fecha y dio un plazo de "gracia" de año y medio. ¿Realmente fue ese su pronóstico? En absoluto, no, al menos, hasta 1987, dos años después del nombramiento de Gorvachov y ya anunciadas las reformas y efectuadas las primeras.
Aparte de las vagas referencias a que 1989 sería una nueva fecha capital en la historia de la URSS, algo que se desprendía de la misma formulación de la existencia de una relación con un ciclo astral, el primer pronóstico concreto acerca de lo que podríamos esperar de esa fecha aparece en "Los astros y la historia" 1967. De esa obra, Barbault reproduciría un par de párrafos en su "Historia de una previsión". Estos:
"…este triple encuentro planetario será la reunión astral más importante de todo el siglo XX…dos resurgimientos históricos…el americano y el ruso, bajo los auspicios de dos principios distintos, el capitalista y el comunista…ambos participantes se encuentran al final de la carrera, el destino último es 1988-1989, a cuyo término el mundo se renovará para dar nacimiento a una sociedad nueva. Indudablemente, la gran cita de nuestra historia tiende a presentarse en ese triple cruce lineal que va de 1988 a 1992." Página 297 de "Los Astros y la Historia".
"…la gran metamorfosis de la sociedad se produce favoreciendo una fusión, una síntesis, en la que Neptuno asimila a Urano, es decir, cuando la sociedad nueva toma de la antigua y es mucho menos la antagonista que la continuadora, y es la imagen misma de la huella lineal de las corrientes que convergen al mismo tiempo y en el mismo sitio, como dos afluentes convirtiéndose en un río." Página 299.
Barbault pretende que la ambigüedad de estos párrafos aporta algo más que el mero señalamiento de una fecha, cosa que, insistimos, no es necesario que señale, pertenece al ciclo apoyado por él. Según él es una descripción de lo realmente sucedido en 1989. Pero resulta evidente que en esa predicción, por muy ambigua que resulte, no se habla de la derrota o el derrumbamiento de la URSS y la victoria del capitalismo, sino de una nueva sociedad resultado de la fusión de ambas ideologías o, siendo muy generosos, de la derrota de ambas tendencias. Esa predicción no afecta solo a la URSS, sino a ese país y a su rival, a la ideología que defiende y a la de su oponente. "Dos afluentes convirtiéndose en un río", "ambos participantes se encuentran al final de la carrera".
Aún más, Barbault "olvida" citar otro párrafo de esa misma obra igualmente referido a 1989, este:
"…estos dos participantes, estadounidenses y rusos, el primero con una superioridad y un adelanto, y el segundo con una inferioridad y un retraso, puestos en la finalidad de una dominación mundial, vemos presentarse la perspectiva del nacimiento de una nueva sociedad, nacida de una evolución doble, pero donde, como tendencia, el segundo tendría la ventaja sobre el primero." Página 308.
Es decir, insiste en una nueva sociedad fruto de una "evolución doble", pero en la que, lejos de entreverse el derrumbamiento o derrota de la URSS, ¡predice un puesto de ventaja para la URSS sobre los EE.UU.! ¿Es esta una predicción de los sucesos de 1989 y posteriores?
Barbault reproducía aquí el mayor fiasco de sus predicciones a cerca de la historia de la URRS, que data de 1964 y su "Crisis mundial de 1965. Previsiones Astrológicas"
En esa obra, Barbault predice el adelantamiento de los EE.UU. por parte de la URSS en todos los terrenos, incluida la carrera espacial. Lamentablemente para Barbault, los americanos llegan primero a la Luna, y el atraso tecnológico y económico de la URSS se perpetúa.
Resumiendo, la carrera de Barbault está llena de errores tremendos, escasos aciertos y, en lo referente a la historia de la URSS, el ciclo planetario no se sostiene más que con un ejercicio de voluntad que ignore la verdadera historia de la URSS y sus hechos más destacados y forzando lo que Barbault predijo hasta extremos indisimulables.
 

 http://cura.free.fr/cura2/810barbo.html




Astrología y Religión en El Mundo Grecorromano. Franz Cumont

            La adoración de esos seudodioses llamados estrellas es, tal vez, la creencia religiosa más antigua de la humanidad, y probable...