martes, 3 de febrero de 2015

Marte y Venus en los signos.







Marte y Venus en los signos

 

Fuente: http://www.astrotranspersonal.com.ar/marteyvenus.htm

¿Sabes donde se encuentra Marte y Venus en tu carta natal?

Aquí puedes tener una idea básica de lo que significa tener a Marte y a Venus en cada signo. Primero debes ingresar tus datos natales en la página de Arquetypo, y luego de ver dónde se encuentran ambos planetas, regresar aquí para leer lo que significa. Así, podrás enterarte en forma totalmente gratuita como está configurada tu pareja interior por signo.

En el lenguaje simbólico que es la astrología, Marte y Venus representan dos figuras que se complementan perfectamente, como el ying y el yang. No tiene ningún sentido pensarlos por separado. La posición de ambos planetas en una carta natal brinda mucha información acerca de cómo nos relacionamos con nuestra pareja interior, y por ende, con la exterior. También, saber qué nos gusta y saber qué les gusta, evita algunos malos entendidos y potencia la seducción.

En el universo de los mitos hay dos figuras que, siendo divinas, están muy cerca de lo humano. Venus, la diosa romana del amor, (Afrodita para los griegos) tomaba la forma de una hermosa mujer y representaba la belleza en todos sus aspectos. Una imagen famosa de ella nos llega gracias a Botticelli con su lienzo "El nacimiento de Venus". En la imagen superior, también de Sandro Botticelli, la vemos con Marte, compartiendo junto con algunos faunos un momento especial, el "descanso" del guerrero.

En el universo propio simbolizado por nuestra carta natal, Venus nos dice de qué manera tendemos a relacionarnos con los demás, cómo nos abrimos al encuentro del otro, cómo buscamos belleza y qué cosas tienden a complementarnos. Evidentemente, las mujeres tienen una vivencia natural con respecto a esta energía, pero eso no significa que tengan esas cuestiones resueltas. Para los hombres, Venus es su propio lado femenino, que en algunos casos estará más reprimido; hurtándose a sí mismos su propia capacidad de goce y entrega.
Marte o Ares para los griegos, representa la energía masculina de salida, lucha por la supervivencia, competitividad y arrojo. Es el guerrero que todos llevamos dentro, necesario para enfrentar los embates de la vida. Pero a veces se confunde esta legítima actitud combativa con ira, enojo o crueldad, es un Marte de un nivel muy pobre e inmaduro.
Desde el siglo pasado, con las luchas feministas y con la liberación sexual, las mujeres occidentales se han apropiado de su Marte, pero a veces con una exageración que les ha costado su parte venusina de delicadeza y femineidad.
En el mito, Venus seduce a Marte y éste responde casi involuntariamente. Esta relación arquetípica entre Marte y Venus se encarna aquí y ahora, cuando vemos al guerrero exitoso de las finanzas del brazo de una modelo tapa de revistas. O, en otro nivel, cuando en un taller mecánico repleto de testosterona vemos posters de alguna versión de la diosa en su faceta más carnal.
La información que pueda brindarnos saber si tenemos Venus en Libra o Marte en Virgo (por ejemplo) es valiosa pero necesariamente fragmentaria, ya que la mirada astrológica apunta a una visión holística y sintetizadora que comprende a todos los signos, los planetas y las relaciones entre ellos.

Marte en Aries
Aquí el planeta se encuentra, según dice la astrología clásica, en su domicilio. La persona se lanza a su objetivo sin pensar demasiado, a veces con cierta temeridad. Sus deseos son poderosos y va tras ellos con pasión. Si es de Cáncer, por ejemplo, esto no será tan evidente. A una mujer, esta posición la hace muy activa y desafiante, siendo muy encaradora y de alguna manera, masculina. Además se siente fatalmente atraída por esa clase de hombres, varoniles, audaces, muy sexuales y con el deseo a flor de piel.

Venus en Aries
La función venusina de la receptividad se ve demasiado exaltada. No hay tiempo ni ganas de esperar y la persona se relaciona con el otro de forma muy directa y con verdadera ingenuidad. Muy demostrativos y ardorosos, el deseo se enciende con facilidad pero es casi imposible que lo puedan mantener por mucho tiempo. Los hombres con este Venus atraen a verdaderas "amazonas", mujeres muy independientes, arrolladoras y con fuerte personalidad.

Marte en Tauro
La naturaleza veloz de Marte se aplaca un poco, eso permite acumular mayor potencia, y también mayor libido. Tiene la ventaja de ser muy realizador, pudiendo materializar casi todo lo que se propone. Si Marte en Aries es como un auto de carrera, en este caso estamos hablando de un camión de carrera. La salida puede ser más lenta pero una vez en velocidad... mejor correrse de su camino, ya que puede aplastar todo a su paso.

Venus en Tauro
Puedo decir sin temor a exagerar demasiado que una mujer con Venus en Tauro es la más sensual de todas; le atrae el confort, la buena vida y el sexo. En general son celosos y posesivos ya que el otro es considerado una propiedad. Son amantes de la seguridad y la estabilidad. La fidelidad es importante. Les interesan mucho las manifestaciones artísticas con "cuerpo", como la escultura o la pintura, teniendo ellos mismos verdadera pasta de artistas.

Marte en Géminis
En el primer signo de aire, Marte se torna más intelectual, juguetón y versátil. Al haber por lo menos dos objetivos simultáneos para alcanzar, la persona puede cambiar de dirección imprevistamente y por eso los demás lo tildarán de inconstante y frívolo. Puede discutir mucho pero es improbable que caiga en el fanatismo. Necesita pensar antes de actuar, pero al final decidirá que lo mejor es transitar por todos los caminos que se abran a su paso.

Venus en Géminis
Seducen con la palabra, con la inteligencia. Gustan de la diversidad, ya que tienen la sabiduría interna de que allí se encuentra lo valioso. Para ellas y ellos es importante que principalmente haya diálogo. Son cambiantes y le tienen "horror" al compromiso, ya que sienten que siendo fieles a una idea (o a una persona) una parte vital de su naturaleza es cercenada. Y después de todo ¿por qué hay que tener un solo punto de vista?

Marte en Cáncer
Si en un principio pareciera que la persona es tímida e introvertida, en un marco conocido y con el sólo hecho de intimar un poco, veremos aparecer otra cara más agresiva y deseante. Esta energía se manifiesta como la de una leona con sus cachorros, capaz de jugarse la vida por ellos si se siente amenazada. Y como el cangrejo, Marte intenta alcanzar su objetivo de forma indirecta y cautelosa. Pero una vez entre sus pinzas es difícil escapar.

Venus en Cáncer
Las características propias de Venus tienen un tinte maternal y protector. Si alguien tiene esta posición planetaria y te invita a comer a su casa y te mima como a un chico, tené por seguro que sus intenciones no son tan cándidas. La sensualidad se despierta suavemente o como un volcán, pero siempre en un ámbito donde el afecto esté asegurado. Por otro lado, estas personas son muy ciclotímicas, sensibles y pueden parecer demasiado aniñadas.

Marte en Leo
Un guerrero con la piel de un león nos recuerda a uno de los trabajos de Hércules, el mayor héroe de los griegos. Y en estas personas se descubre siempre una actitud heroica, expresando con fuerza tanto las virtudes como los defectos leoninos: capacidad de liderazgo, orgullo, generosidad, individualismo, posesividad. Es sociable, ya que necesita un feedback con la gente. Esta posición implica un gran gasto de energía; costoso para el físico si la persona tiene muchos planetas en signos de agua en su carta.

Venus en Leo
Sus atributos encandilan, esta mujer no puede dejar de llamar la atención. Poseedora de gran carisma, se brinda con generosidad, pero puede ser difícil mantener su ritmo. En los hombres indica actitudes de caballero que muchas veces son tan exageradas y teatrales que el efecto es el contrario al buscado. Amantes del status, de los placeres y de las cosas más refinadas.

Marte en Virgo
Pienso, luego existo. René Descartes seguramente tenía esta posición de Marte, ya que la actitud de analizar y sopesar cada cosa antes de actuar, es natural para estas personas. Implica una cierta falta de espontaneidad en las actitudes, también vacilación. Pero cuando todo está presto para dar el golpe, éste es perfecto. Funciona a partir de establecer lo que es práctico y lo que no, desechando aquellos movimientos que no garanticen un óptimo resultado.

Venus en Virgo
La imagen de la virgen es atinada para esta posición de Venus. Los sentimientos son pasados por el tamiz mental de Virgo, provocando cierta frialdad afectiva. La entrega no es fácil, pero una vez producida, solo pueden dar y dar, aunque no siempre desinteresadamente. Su mayor error es la crítica, ya que inconscientemente buscan en los demás el menor error. Y siempre lo encuentran. Poseen un cáustico sentido del humor que los hace adorables o insoportables.

Marte en Libra
Aquí el planeta se encuentra "en detrimento" ya que el delicado Libra parece tener muy poco que ver con el aguerrido Marte. Sin embargo el caudal de energía masculina es tan fuerte como en los signos de fuego, pero aquí tenderá a dividirse en dos direcciones, trabajando complementariamente. Puede indicar indecisión, ya que la persona primero debe conocer el deseo del otro para poder definir una dirección propia. En la carta de una mujer indica el gusto por hombres refinados, atentos, románticos y por supuesto, sensuales.

Venus en Libra
En el signo de la balanza, Venus se siente muy cómoda. Uno tiene una sensibilidad exquisita para seducir y provocar en el otro aquellos movimientos que uno desea que haga. Poseen una veta artística muy importante, con gran sentido de la armonía y de la belleza.
Idealista en el amor, difícilmente la pareja colme todas las expectativas. Los hombres, más que una mujer, buscan una geisha, para que los transporte al paraíso. Y las mujeres son directamente geishas, con el mismo objetivo del paraíso, pero siempre con el ser amado.

Marte en Escorpio
Bajo la intensa energía escorpiana, Marte trabaja a gusto, pero desde las sombras. La libido es potente. La sexualidad, volcánica. Tanto deseo acumulado a veces asusta a la persona, reprimiendo su energía y provocando conflictos tanto internos como externos. La actividad física es buena canalizadora de este impulso vital. Es un inteligente estratega, que buscará los puntos débiles donde golpear, para asegurar el éxito. Los hombres tienen un lado enigmático muy atractivo para los demás, y saben muy bien como utilizarlo.

Venus en Escorpio
La fama de estos venusianos mezcla el mito y la verdad. Las mujeres la tienen de vampiresas come hombres. Poseen ciertamente una naturaleza apasionada, pero no la expresan a los cuatro vientos; y si se entregan, lo hacen completamente, pero poniendo sus condiciones. La seducción la utilizan como un arte o como un desafío personal. Sus defectos más evidentes son los celos y la ira, a veces la lujuria, aunque todavía no sé si eso es un defecto.

Marte en Sagitario
En este signo de fuego, Marte apunta hacia objetivos elevados. Los incita la libertad y la aventura, siempre encarados con una buena dosis de optimismo. El deporte es un ámbito donde puede activarse esta energía, compitiendo siempre dignamente. Carismáticos, tienen la convicción necesaria para indicarnos cual es el camino a seguir. Muchas veces pueden pecar de reaccionar en forma exagerada, o bien del fanatismo y de tener el síndrome del "maestro ciruela".

Venus en Sagitario
Esta persona tiene una confianza innata en la sabiduría de la vida, y está dispuesta a vivirla con alegría y pasión. Gusta de la naturaleza, los viajes y de todas aquellas actividades que le generen una apertura de conciencia. Estos venusianos aman lo que está más allá de ellos; lo que está distante los complementa. Por eso la astrología clásica habla de matrimonio con extranjeros o de amores en el extranjero.

Marte en Capricornio
El inquieto Marte encuentra en el signo de la cabra la disciplina que lo transforma en el guerrero perfecto, donde cada decisión es previamente sopesada y la acción puede ser sostenida en el tiempo hasta lograr el objetivo prefijado. Se trata de personas exigentes y ambiciosas pero sus actos carecen de naturalidad. El trabajo es su obsesión, transformándose en un verdaderos "work-acoholics". Sus constantes logros son siempre a largo plazo.

Venus en Capricornio
La energía capricorniana no es de las más afines a la de Venus. Aquí lo que complementa es el esfuerzo, el sacrificio. A esta Venus se le endilga frialdad y su apertura no deja de ser dificultosa. Si bien se juegan por lo que aman, pueden ser muy rígidos en sus sentimientos. Buscan la seguridad que tienen aquellos con más experiencia, y están regidos por formalismos que pocas veces se animan a transgredir. No le temen para nada a la soledad.

Marte en Acuario
Mientras avanzamos en el zodíaco los signos se tornan más complejos, y en el momento acuariano, la energía marciana se despersonaliza. Este es un deseo que es activado por la red, por los vínculos sociales y las amistades, apareciendo en forma sorpresiva e inconstante. Se mueve más en el ámbito de las ideas y de la pura creatividad, en desmedro de realizar hechos concretos. Reiteradamente se ponen en rebeldes, pareciendo eternos adolescentes.

Venus en Acuario
La persona se ve atraída por lo nuevo y lo diferente. Es antirrutinaria y ama sorprender y que la sorprendan. Eso sí, no le pidan fidelidad eterna porque puede ahogarse. Puede ser muy desapegada y le cuesta comprometerse seriamente y en profundidad. Tanto hombres como mujeres no son muy aptos que digamos para una vida conyugal común y corriente. Seguramente se sientan identificados con lo que decía Jorge Luis Borges: "Yo no sé si la amistad es muy distinta del amor, en el amor siempre hay algo de ansiedad, de esperanza. Quizás la amistad sea superior al amor...".

Marte en Piscis
Al final de nuestro recorrido llegamos al extraño mundo de Piscis, donde el deseo propio se confunde con el deseo de los demás y de repente reaccionamos de una manera agresiva y ni sabemos por que, ¿si siempre somos tan tranquilos? Su gran sensibilidad emocional coarta la confianza en si mismos, su accionar se hace difuso e inconsistente. Ayuda a la expresión artística, sobre todo la teatral, la del cine y la musical. Son importantes para ellos los períodos de descanso, donde pueden recuperar la energía, ya que sienten que se les escapa constantemente por entre los dedos.

Venus en Piscis
La sensibilidad puede tornarse fácilmente en susceptibilidad. El suyo es el amor universal por todos los seres de la creación. Románticos, fantasiosos, la realidad puede ser muy dura para estos venusianos. Por eso muchas veces tienden a la introversión, con la necesidad de constantes muestras de afecto por parte de los demás. Es un ser delicado al que es muy fácil herir. Por eso hay que tratarlos con cuidado, ya que en ellos anida el tesoro de la compasión




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lunes, 2 de febrero de 2015

Las casas astrológicas. Por Marcela E. Díaz.











Las casas Astrológicas


Así como el verano sigue a la primavera, y el día se convierte en noche, debe haber una razón fundamental para que una casa conduzca a la que le sigue. Las casas no son segmentos aislados, separados de la vida. Concebidas en su totalidad, muestran el despliegue de un proceso de suprema significación: La historia de la aparición y la evolución de un Ser Humano. Comenzamos al nacer con el Ascendente, sin tener siquiera conciencia de nosotros mismos en cuanto seres distintos de algo más. Y gradualmente, casa por casa, pasando por una serie de pasos, fases, danzas, cambios, vamos construyéndonos una identidad que, en última instancia, puede expandirse hasta abarcar la creación entera. Emergemos de un mar amorfo, cobramos forma y volvemos a disolvernos en él. Al menos que se logre ver en esto un proceso de despliegue y desarrollo, tanto la vida como las casas pierden su significado esencial. El proceso como tal es parte de la raíz misma de la experiencia humana. La división no es más que una parte de la totalidad del ciclo y, sin embargo, nos aprisionamos en ella. Pero la totalidad lo es todo.

Casa I:

El signo ascendente sale a la luz y se distingue de la oscuridad en el mismo momento que emergemos de ese medio oscuro, oculto e indiferenciado que es el útero materno. El Ascendente aparece cuando aparecemos nosotros, y sus cualidades son no sólo un reflejo de quienes somos, sino también de cómo nos enfrentamos con la vida. Simboliza una faceta particular de la totalidad de la vida, que literalmente busca una 'en-carnación' mediada por el ser que nace en ese momento. Al corresponderse con el 'flash' inicial de nuestra existencia individual, el Ascendente queda incorporado profundamente a la psique, a la manera de un sello que precisa (aquello a lo que se refiere la vida). Es la lente a través de la cual percibimos la existencia, la visión que traemos a la vida, nuestra manera de 'categorizar el mundo'. Y, puesto que vemos el mundo de esa manera, actuamos y nos conducimos, invariablemente, de acuerdo con nuestra visión. Más aún, la vida responde a nuestras expectativas y nos devuelve el reflejo de nuestro punto de vista. El signo que está en el Ascendente, o cualquier planeta que se halle próximo a la cúspide da la Casa I. En términos más amplios, el Ascendente y la Casa I denotan nuestra relación con el arquetipo mismo de la Iniciación. No sólo describe algo referente al nacimiento real, sino que alude también a las expectativas e imágenes innatas que tenemos toda vez que debemos 'dar comienzo a algo'. En cualquier momento en que una vivencia se asemeje a la de un nacimiento, cada vez que nos conectemos con un campo, una faceta o un nivel de experiencia nuevos, se movilizarán las cualidades del Ascendente y la Casa I. Por eso cada comienzo resuena con las cualidades de los comienzos anteriores, y vuelve a despertar problemas y asociaciones similares. Los signos y los planetas que hay en la primera casa indican la clase de funciones que serán más valiosas en el proceso de realización de nuestra propia y peculiar identidad. Estas son las tareas que necesitamos cumplir con el fin de desentrañar más cabalmente quienes somos. No podemos ser completos mientras no hayamos reconocido, explorado y cultivado esas cualidades.
Las energías de la Casa I, pueden describir el efecto que produce a otros nuestra 'salida a escena'. También las cualidades se reflejaran y encarnarán en nuestro porte y apariencia física en general.
En el momento del nacimiento, la ilimitada matriz del ser surge una encarnación física de una de las miríadas de posibilidades de la vida. Por más bello que pueda sonar esto, de hecho no nacemos con una comprensión de nosotros mismos como entidades aparte, individuales; tampoco llegamos dotados de una conciencia de nosotros mismos en cuanto manifestación del espíritu universal, ni como expresión de algunos de los múltiples rostros de los que algunos llaman Dios. Sin embargo, es mediante el desarrollo y el cultivo del signo en el Ascendente y de los planetas en la Casa I como no sólo llegaremos a ser más conscientes de quienes somos en cuanto individuo irrepetible, sino también de cual es nuestra relación con el todo más amplio del cual formamos parte.
El ascendente representa la personalidad, el temperamento, el aspecto físico y el tipo somático. Muestra al sujeto tal y como aparece ante los demás (es la energía que la persona emana al medio). Es la manera en que la gente nos ve, y el modo que queremos que nos vean. Aquí influyen los gestos y el comportamiento externo.

Casa II:

Si con la Casa I se ha definido nuestro enfoque general de la vida, la tarea que hay que encarar ahora es la de elaborar más detalladamente quienes somos, consolidando más el sentido del 'yo', o del ego personal necesitamos más definición, más sustancia mas sentido de nuestro propio valor y de nuestras capacidades. Necesitamos cierta idea de qué es lo que poseemos y qué podemos llamar propio. También debemos tener alguna noción de lo que valoramos, de qué es lo que nos gustaría asimilar u obtener para, de acuerdo con ello, estructurar nuestra vida. Podemos definir el ego, según Jung como 'el centro del campo de la conciencia'. Nacemos en un estado carente de ego, porque no tenemos conciencia de nuestra existencia como entidad aparte. En la segunda Casa tomamos conciencia de nuestro propio cuerpo; de ahí que se pueda decir que tenemos un ego corporal. En la Casa III, la mente se diferencia del cuerpo y se establece un ego mental. Una vez establecidas, las fronteras del ego pueden seguir expandiéndose.
La segunda Casa describe tanto lo que poseemos o esperamos poseer como aquellos recursos que, una vez desarrollados, nos darán el sentimiento de sustancia, valor, dignidad y seguridad que antes obteníamos gracias a nuestra identificación con mamá. Aunque esta casa esté asociada tradicionalmente con el dinero, en menester señalar que otras cosas pueden satisfacer la necesidad de seguridad, y hacer más sustancial nuestro sentimiento de identidad, además de fortalecer nuestra cuenta bancaria.
Los signos y planetas que se hallan en la segunda Casa sirven también como orientación indicadora de la clase de facultades y capacidades inherentes que podemos cultivar y concretar, y mediante las cuales intensificamos el sentimiento de nuestro propio valor.
La Casa II representa nuestra riqueza innata, a la cual podemos recurrir, porque es el suelo que podemos trabajar para que produzca. Designa también nuestra relación con la esfera del dinero y las posesiones: es decir, nuestra actitud hacia el mundo material y las condiciones con las que nos encontramos en ese ámbito, también indica el ritmo ávido, letárgico o esporádico, con que encaramos las necesidades, el cultivo de habilidades y recursos.
La segunda Casa muestra lo que deseamos. La energía del deseo es una fuerza potente y misteriosa: de hecho lo que deseamos, valoramos o apreciamos determina en gran medida qué es lo que atraemos a nuestras vidas. Forjamos identidad y seguridad a partir de lo que poseemos (nuestros apegos), cuerpo, casa, cónyuge, hijo, cuenta bancaria etc.; cualquiera de estas cosas pueden sernos arrebatada en cualquier momento, o perder súbitamente importancia, incluso nuestro cuerpo, mediante el cual obtuvimos nuestro sentimiento inicial de 'yo'. Tal vez nuestra única seguridad real provenga de una identificación con aquella parte de nosotros que permanece cuando nos vemos despojados de todo aquello que creíamos ser. Parafraseando a Jung, digamos que: solamente descubrimos que es lo que nos soporta, cuando todo lo demás, que creíamos que nos soportaba, no nos soporta ya más.

Casa III:

Tras haber adquirido cierta conciencia de nuestros límites y de nuestra forma, podemos ahora explorar los límites y las formas de otras cosas. En el momento en que llegamos a la Casa III, ya estamos lo suficientemente evolucionados como para examinar más de cerca el medio. Interactuar con él y formarnos ideas y opiniones referentes a lo que encontramos. Evolutivamente corresponde a la etapa de la vida en que comenzamos a gatear y aprendemos a caminar, desarrollándose el lenguaje y la capacidad de comunicarse y de dar nombre a las cosas. No se desarrolla un verdadero sentido de la individualidad mientras no se aprenda el lenguaje: la estructura nombre-verbo distingue el sujeto del objeto y así, el actor se separa de la acción. Todo deja de ser una masa amorfa. Los emplazamientos en la Casa III describen nuestro estilo mental - cómo pensamos -, si somos de mentalidad lenta, rápida, lógica o difusa; si nuestros pensamientos son originales o si reflejan lo que piensan quienes nos rodean. Entre las primeras cosas con que podemos chocar en el medio inmediato se encuentran los hermanos. La tercera Casa denota nuestra relación con hermanos, tíos, primos, vecinos, etc. Obviamente también están presentes la madre y el padre, pero estas figuras son tan importantes que cada una de ellas justifica otras casas como propias. Es un precepto común en psicología que, de una manera o de otra, nos las arreglemos para obligar a otros a que 'actúen' o 'asuman' aquellos aspectos de nuestra propia psique de los cuales no hacemos uso. El impulso de vivir se orienta hacía la totalidad, y cuando no estamos viviendo nuestra totalidad, el afuera nos aporta los elementos que nos faltan.
Por eso las energías de la tercera Casa que no hayamos reconocido como propias, no desaparecerán, hallaran en nuestro medio inmediato algo o alguien para manifestarse. La casa tres indica también algo sobre la experiencia sobre la escolarización temprana. Se adjudica también a esta Casa el tono y el color de nuestras experiencias en viajes cortos (por lo cual se entiende, normalmente, dentro del país donde se reside).
En conclusión, la Casa III describe el contexto en el cual vemos nuestro ambiente inmediato. Es aconsejable recordar que 'el contenido es función del contexto': la forma en que percibimos determina nuestra manera de relacionarnos con lo percibido. Tomar conciencia de los preconceptos y de las actitudes que nos sugieren los emplazamientos en esta Casa nos da, en última instancia, la posibilidad de trabajar de manera creativa dentro del marco de referencia que ellos nos señalan, ya que con frecuencia nos olvidamos del papel que nosotros mismos desempeñamos en la constitución del mundo.

Casa IV:

La Casa IV representa el donde nos dirigimos cuando nos reinstalamos en nosotros mismos; es el centro interior donde 'nuestro yo' regresa a descansar antes de volver a lanzarse a al actividad. Es la base de operaciones desde la cual salimos al encuentro de la vida; por eso ha estado tradicionalmente asociada con el hogar, el alma y las raíces del ser. Esta Casa describe como somos en la profundidad de nuestro interior. El analista Junguiano Hillman, describe el alma como 'ese componente desconocido que hace posible el significado'. El alma profundiza en los acontecimientos hasta convertirlos en experiencia, y media entre el hacedor y el hecho. La manera sutil en que una persona convierte los acontecimientos en experiencias aparece en la Casa IV. La Casa IV significa la influencia que tiene sobre nosotros nuestra 'familia de origen', aquella dentro la cual nacimos. Revela la atmósfera que sentimos en aquel lugar, y el tipo de condicionamiento o de 'guión' que recibimos en él, es decir, la herencia psicológica familiar. La imagen de la madre se la asigna a la Casa IV, que está vinculada con Cáncer y la Luna; y la figura del padre se puede observar en la Casa X, vinculado con Saturno y Capricornio. A veces es posible encontrar las imágenes invertidas y esto tiene que ver específicamente con el vínculo entre el niño y los padres. Estas imágenes no describirán al padre o madre tal como eran efectivamente como personas, sino más bien como el niño los vivenciaba: lo que conoce como 'imago parental', la imagen a priori e innata que el niño tiene de los padres. La psicología tradicional sostiene normalmente que si algo anda mal en el vínculo padre hijo es por culpa del padre; contrariamente la Psicoastrología asigna por lo menos la mitad de la responsabilidad al niño, por tener una vivencia determinada del padre.
Eliot escribe que 'en mi comienzo está mi fin'. Si bien la cuarta Casa nos da una imagen de nuestros orígenes, también se asocia con la forma en que damos término a las cosas. Nuestra manera de resolver en última instancia un problema o de 'cerrar la sesión' se relaciona con los emplazamientos en la Casa IV. Sugiere también las condiciones que rodean la segunda mitad de la vida. Lo que se encuentra más profundamente dentro de nosotros sale fuera hacia el final. Y por lo tanto, mejor que descuidar esas profundidades, es aconsejable hacer frente lo antes posible a los emplazamientos difíciles en esta Casa. La Casa cuarta, lo mismo que el pasado, siempre llega a darnos alcance.

Casa V:

En la Casa cuarta descubrimos nuestra identidad propia y distinta, pero en la quinta nos regodeamos en ella. La naturaleza de la vida es crecer, y esta casa refleja nuestra urgencia por expandirnos, por ser cada vez más y por irradiar lo que somos hacía afuera, hacía la vida, como el Sol. No nos contentamos simplemente con ser 'alguien', queremos ser alguien 'especial'. Necesitamos brillar y crear desde nuestro propio interior, necesitamos sentirnos influyentes, y necesitamos sentir que hay otros que giran en torno nuestro.
Esto significa literalmente ser siempre el centro de la atención, una avidez de ser adorados, como el Sol. Hay dos principios en la base de esta casa, la necesidad de ser amado por lo que tenemos de especial y el deseo de crear desde nuestro propio interior. A esta zona se le atribuye la expresión creativa, las actividades artísticas, y la manera o estilo con que perseguimos nuestros objetivos, por ejemplo una pieza de música, puede ser intelectual, o brotar desde el corazón. Las creaciones de la casa V incluyen también los deportes y la recreación, el juego de azar y la especulación bursátil, actividades en las que ponemos a prueba nuestra imaginación y nuestro ingenio luchando contra el azar y el destino. Se asocia también con los hobbies, las diversiones y las actividades placenteras del tiempo de óseo, cosas que impresionan como tremendamente triviales, y sin embargo tienen un efecto terapéutico. También en esta casa vemos los romances (aumentan nuestra sensación de ser algo muy especial), la manera en que creamos el clima, es decir, los principios arquetípicos que se activan en tales situaciones; y el tipo de persona que inflama nuestros sentimientos. También la expresión sexual se vincula con la Casa V; porque una buena sexualidad contribuye a nuestra sensación de dignidad y poder, al subrayar tanto nuestra capacidad de dar placer como la de atraer a otros hacía nosotros. Y esto nos lleva a una de las principales representaciones de la quinta : los hijos, las creaciones del cuerpo y las extensiones físicas del sí mismo.
La mayoría de las personas expresan sus impulsos creativos mediante la generación de progenie. También es la Casa de nuestro propio niño interno, aquella parte de nosotros a la cual le encanta jugar y se mantiene eternamente joven. Invariablemente hemos de proyectar sobre nuestra progenie el estado de nuestro propio niño interior, y podemos curar a ese niño herido, dando a nuestros hijos el amor y la aceptación que nos fueron negados cuando niños. En la Casa quinta, creamos principalmente para nosotros mismos, porque el sí mismo encuentra júbilo y orgullo en hacerlo, y porque crear es parte de su naturaleza.

Casa VI:

El problema principal con la Casa V es la tendencia a pasarse, ya que expresarnos nos deleita, pero no sabemos cuando detenernos y eso nos lleva a creer que podemos ser o hacer cualquier cosa. La sexta Casa nos recuerda cuales son nuestros límites naturales, y la necesidad de llegar a una definición más clara de nosotros mismos. Nos pide que respetemos y recuperemos la 'perfección' de nuestra naturaleza original, que lleguemos a ser aquello que sólo nosotros somos (nada más ni nada menos) y que vivamos todo eso en nuestra vida cotidiana. Nuestra verdadera vocación es ser nosotros mismos. Ha llegado el momento de hacer inventario de nosotros mismos, de discriminar entre las prioridades, de evaluar el uso que hacemos de nuestro poder y de nuestras capacidades y, sobre todo, de reconocer los límites y la verdad de nuestra propia naturaleza y de nuestra humanidad. Una semilla de pera jamás podrá convertirse en un manzano, la Casa sexta nos habla precisamente de eso, de seguir nuestro plan y ser lo que estamos hechos para hacer. La realidad tiene tanto un 'adentro' como un 'afuera'; y la correlación entre el mundo interno de la mente y los sentimientos, y el mundo externo de la forma y el cuerpo está significado en la Casa VI. Por eso los rótulos tradicionales de: 'salud, trabajo, servicio y adaptación a la necesidad', se derivan de esta conexión cuerpo-mente. Estamos diseñados para servir a un propósito o función especificados en nuestra propia estructura y naturaleza individual. Nadie puede realizar mejor que nosotros este propósito y por eso, como mejor servimos es siendo quienes somos. La Casa sexta describe además las relaciones con los colaboradores, las situaciones laborales, la autoridad o la subordinación, la relación con cualquiera que en alguna forma nos preste sus servicios (mecánico, médico, almacenero etc.), la forma en que usamos nuestro tiempo y la clase de atmósfera que necesitamos para funcionar sin tropiezos en la vida cotidiana. También los animales domésticos (que acompañan nuestra vida cotidiana). Hay una relación obvia entre el trabajo y la salud, el otro motivo importante de la Casa VI; porque en condiciones óptimas, el cuerpo es un mecanismo delicadamente afinado, donde las diferentes células trabajan para bien de la totalidad del organismo. Cada célula debe hacer lo suyo pero a su vez se somete a las exigencias de una totalidad mayor.

Casa VII:

La sexta Casa es la última de las conocidas como 'Casas personales', y representa el refinamiento de la personalidad individual mediante el trabajo, el servicio, la humildad y la atención a la vida cotidiana y al cuerpo físico. El Descendente es la cúspide de la Casa VII, y el punto opuesto al Ascendente (punto de la conciencia de sí), y al descendente se lo considera 'el punto de la conciencia de los otros'. Describe nuestra manera de encarar las relaciones y las cualidades que buscamos en la pareja. Se la conoce también como 'la casa del matrimonio' y, cosa curiosa, como 'la casa de los enemigos manifiestos'. Aquí se toma el matrimonio en el sentido de cualquier relación importante basada en un compromiso mutuo, ya sea contraído legalmente o no. Aquí dos personas se unen con un propósito: realzar la calidad de sus vidas al unirse, crear una familia, obtener mayor seguridad y estabilidad, aliviar la soledad y el aislamiento. Más que limitarse a describir la naturaleza del compañero/a, sugieren las condiciones de la relación: los arquetipos constelados por la unión misma. Aquí cabe mencionar el mecanismo psicológico de la proyección, ya que la Casa VII representa cualidades que 'aunque pertenecen al individuo, son inconscientes', y procuramos vivirlas por mediación de una pareja, o por las experiencias que nos aporta la relación. Tal como lo señala Jung, 'cuando una situación interior no se hace conciente, acontece afuera, como hado o destino'. Es decir aquello de lo cual no tenemos conciencia de nosotros mismos, lo atraemos invariablemente a nuestra vida; no hay forma de escaparse del aprendizaje. Nos enamoramos de las personas que exhiben abiertamente los rasgos, que están en nuestro inconsciente, porque nos hacen sentir más completos y, al casarnos con ellas, 'importamos' esas cualidades a nuestra vida. Entramos en un juego de polarización con nuestra pareja y seguimos siendo solamente media persona cada uno. Es importante dejar en claro que la proyección no es un mecanismo puramente patológico. Una imagen proyectada es un potencial encerrado bajo llave en el sí mismo. Cuando surge la necesidad que esta imagen se de a conocer, el primer paso es percibirla en otra persona. Después cabe la esperanza que nos demos cuenta que eso tiene algo que ver con nosotros, y la recuperemos concientemente. También los 'tribunales inferiores' parecen entrar en el rubro de la Casa VII. Las normas sociales se generan para contrarrestar los excesos de la individualidad descontrolada, y para asegurar cierto grado de equidad y justicia en el comportamiento de los miembros de la sociedad; por eso la forma en que nos vaya en este tipo de tribunales también se ve en los emplazamientos de la Casa VII. La séptima Casa nos pone la tarea de enfrentarnos con otra persona y equilibrar ambos extremos de la escala; con el fin de no privarme ni privar al otro de su individualidad. El Rabí Hillel decía: - si no soy para mi, ¿quién seré? Y si solamente soy para mi, ¿qué soy?

Casa VIII:

Como es la opuesta a la segunda que es la Casa de 'mis valores'; a esta se la llama generalmente 'la Casa de los valores de los otros'; y sugiere como nos va desde el punto de vista financiero, en el matrimonio, las herencias, o las sociedades de negocios. Sin embargo es mucho más que el dinero ajeno, describe 'aquello que se comparte', y la forma en que nos fundimos o unimos con los otros. En cuanto elabora y expande lo que ha comenzado en la séptima, lo que sucede cuando dos personas - cada una de ellas con su propio temperamento, sus recursos, sus sistema de valores, sus necesidades y su reloj biológico - intentan unirse. A la Casa octava, asociada naturalmente con Plutón y con Escorpio, se la llama también 'la Casa del sexo, la muerte y la regeneración'. Relacionarse profundamente con otra persona lleva consigo una especie de muerte, el aflojamiento y la destrucción de las fronteras del ego y de la intrincada identidad. La muerte en cuanto 'yo' separado, nos lleva a reconocer como 'nosotros'. Las relaciones son los catalizadores del cambio y esta Casa limpia y regenera, atrayendo a la superficie problemas que quedaron sin resolver en relaciones anteriores, especialmente problemas de vinculación con la madre y el padre (estas primeras relaciones son las más cargadas y nuestra supervivencia depende de ellas). Nacemos como víctimas potenciales, a menos contemos con el amor y la protección de alguien más grande y más hábil que nosotros; por eso la perdida del amor de una madre no significa sólo una perdida, podría significar el abandono y la muerte. Muchos seguimos proyectando esas mismas preocupaciones infantiles en nuestras relaciones posteriores, y esto volverá a despertar los miedos primarios a la perdida del objeto amoroso originario.
Es frecuente escuchar decir: 'no puedo vivir sin ti, si me dejas me moriré'. Por eso al poner al descubierto estos miedos no resueltos, las tribulaciones de la Casa VIII nos ayudan a dejar atrás actitudes que, por obsoletas nos estorban. No toda pareja que tengamos es nuestra madre. Como las primeras vivencias dejan una impronta tan profunda, todo llevamos también un 'infante rabioso' (al que la madre no ha interpretado ni satisfecho plenamente sus necesidades); y por eso cuando nuestra pareja actual nos frustra de alguna manera, es probable que el pequeño chillón vuelva a despertarse. Aquí también vemos nuestra herencia instintiva primordial, aquello que está en las profundidades de nuestro ser : la envidia, la codicia, los celos, la rabia, las pasiones que bullen, la necesidad de poder y dominio, y también las fantasías destructivas que pueden estar al acecho ocultas tras la más gentil de las fachadas. Sólo si reconocemos y aceptamos 'la bestia' que hay en nosotros tendremos la posibilidad de transformarla.
La Casa denota también nuestra relación con lo que los filósofos esotéricos llaman el Plano Astral, el tipo particular de energías que aletean en este ámbito y a las cuales somos más sensibles. La muerte, tal como lo demuestran los emplazamientos en la Casa octava, se puede tomar en sentido literal, como la manera o las circunstancias atenuantes de nuestra muerte física. En el lapso de un solo término vital podemos experimentar muchas muertes psicológicas diferentes. La forma puede ser destruida pero la esencia permanece lista para volver a florecer en alguna otra forma. Goethe escribió: 'En tanto que no mueras y vuelvas a levantarte / Eres un extraño en la oscura tierra'. Bien lo sabe, en algún nivel profundo, cualquiera que haya sobrevivido a los traumas y tensiones de la octava Casa.

Casa IX:

Si la Casa octava implica invariablemente cierto grado de dolor, crisis y sufrimiento; la novena que sigue a las aguas turbulentas, nos ofrece una perspectiva más amplia de todo lo que nos ha acontecido hasta ahora. Es el área referida más directamente a la filosofía y la religión, los ámbitos donde se plantean los 'porqués' de la existencia. Es aquí donde buscamos la verdad y nos empeñamos en evaluar los modelos subyacentes y las leyes básicas que rigen la vida. Tenemos una manifiesta necesidad de absolutos, de ideales firmes a los cuales podamos aspirar, y de preceptos que nos sirvan para orientar nuestra vida. Esta Casa IX representa lo que se conoce como 'la mente superior', es decir, aquella parte de la mente que se vincula con la facultad de abstracción y el proceso intuitivo, por comparación con la mente concreta, tal como aparece en la tercera Casa. La Casa novena describe algo referente al estilo en que abordamos las cuestiones filosóficas y religiosas además de sugerir la clase de Dios que adoramos, o la naturaleza de la filosofía de vida que formulamos.
Si bien la Casa rige el medio inmediato, la novena describe la perspectiva que tenemos al dar un paso atrás para considerar la vida desde cierta distancia. Por eso se vincula con los viajes largos, 'viajar puede referirse literalmente a desplazamientos a otras tierras y a otras culturas, o se puede entender, más simbólicamente, como el viaje de la mente y el espíritu'. Mediante los viajes y mezclándonos en tradiciones diferentes, ensanchamos nuestra perspectiva de la vida. Los emplazamientos en esta Casa designan los principios arquetípicos con que tropezamos en nuestros viajes, y nos revelan algo sobre las culturas hacía las cuales nos sentimos atraídos. La Casa IX indica las relaciones con los parientes políticos, y se verá si las relaciones son tormentosas o cordiales.
Es la Casa también de la educación superior, expresa el campo de estudio escogido o la naturaleza de la experiencia universitaria en general. En la nueve miramos hacía el futuro y hacía lo que todavía está por desplegarse. Podemos ver un futuro lleno de esperanzas y promesas nuevas, o uno en que la pesadilla aceche a la vuelta de la esquina, a la espera que seamos lo suficientemente tontos como para pasar por ahí. En cualquiera de los dos casos, podría sernos útil reflexionar sobre algo que observó una vez Santa Catalina: que 'todo el camino al cielo es cielo'.

Casa X:

Lo que la Casa novena vislumbra, la décima lo trae a la tierra. Es el punto más elevado de la carta, y los emplazamientos que aquí haya se 'destacan' por encima de todos los otros en el horóscopo; corresponde a aquello que en nosotros es más visible y accesible a los demás. Liz Greene dice que la décima Casa es nuestra 'taquigrafía social', la forma en que más nos gustaría que nos viesen los otros y la descripción que les damos de nosotros mismos. Aquí esperamos alcanzar logros, honores y reconocimientos, es aquello por lo que más nos gustaría que nos recordasen como nuestra contribución al mundo. Es la Casa de la ambición, tras la cual se ocultan, apremiantes, la urgencia y la compulsión de ser apreciado y reconocido. La naturaleza de nuestra contribución a la sociedad, lo mismo que nuestro status y el lugar en el mundo, se manifiestan aquí, arrojando luz sobre la carrera y la vocación, al mostrarnos la clase de energía que exhibimos, o con la que tropezamos. Así como la cuarta Casa va asociada con el padre la décima se le asigna a la madre. Al comienzo de la vida ella es para nosotros el mundo entero; por eso la naturaleza de lo que sucede entre madre he hijo vuelve a emerger en una etapa posterior del desarrollo, como nuestra peculiar manera de conectarnos con la sociedad y el mundo 'de afuera' en su totalidad. La situación de combate con la madre configura un modelo de situación de combate con el mundo; y el factor subyacente en la elección de profesión es el deseo de ganarse el amor de la madre (con lo cual nos aseguramos la supervivencia). La décima Casa se extiende más allá de la madre (o del padre, según el caso), hasta designar nuestra relación con las figuras de autoridad en general. Desde su posición en lo más alto de la carta, la Casa X significa la realización y el cumplimiento de la personalidad individual mediante la satisfacción personal obtenida al valernos de nuestras capacidades y talentos para servir a la sociedad e influir sobre ella. Hay, incluso, quienes así podrán ganarse el aplauso y reconocimiento públicos de su valor y su dignidad. Cuando alcanzamos la Casa X ya hemos evolucionado y nos hemos 'encarnado' en la medida suficiente no sólo para tener un sentimiento más sólido y concreto de quienes somos, sino también para conseguir que nos estimen por ello.

Casa XI:

En su nivel más profundo, la Casa XI representa el intento de trascender nuestra identidad en cuanto ego, para llegar a ser algo mayor de lo que somos. La principal manera de lograrlo es identificándonos con algo más vasto que el sí mismo, ya sea con un círculo de amigos, con un grupo, un sistema o una ideología. Aquí se ve como funcionamos en cuanto partes de un sistema. La Casa XI representa también aquel tipo de conciencia grupal que en repetidas ocasiones han respaldado los maestros espirituales, místicos y visionarios de las diversas épocas y culturas. Y como un espejo de la percepción mística de la unidad de toda la vida, los adelantos científicos más recientes nos demuestran la existencia de esa red de relaciones subyacente en la totalidad del universo.
Carl Rogers, uno de los fundadores de la psicología humanística observó que cuanto más profundamente ahonda en individuo en su propia identidad, tanto más descubre a la totalidad de la raza humana. Nuestra identidad, tiene una dimensión de pertenencia mucho más amplia de lo que es capaz de admitir el ego, 'encapsulado en su piel'. Visto así, la evolución de la conciencia de grupo no se dirige solamente a reforzar la identidad yoica, más bien, la conciencia de ser parte de algo más amplio que permite trascender los límites de la individualidad, y tener la vivencia de nosotros mismos como células pertenecientes al cuerpo de la humanidad. Se genera así un sentimiento de fraternidad con el resto de los habitantes del planeta, que va mucho más allá de los vínculos obligatorios de la familia, la nación o la iglesia. La Casa XI nos muestra las clases de grupos hacía lo cuales gravitamos. La amistad se adapta claramente al ideal de la Casa XI, de llegar a ser más grandes de lo que somos. Mediante la amistad la gente se vincula, los límites personales se expanden y tanto las necesidades como los recursos de otras personas se entretejen con los nuestros. Así como nosotros presentamos a nuestros amigos ideas e intereses nuevos, también ellos amplían nuestro punto de vista con lo que tienen para compartir con nosotros. Esta Casa sugiere la forma en que hacemos amistades, la manera en que nos conducimos y las energías que aportamos a la amistad.
En esta Casa se encuentra el deseo de trascender o llegar más allá de las imágenes y modelos ya existentes de nosotros mismos. Nos mueve el anhelo de un ser más ideal o de una sociedad más utópica. Por eso se la denomina la Casa de las esperanzas y los objetivos. En este contexto es útil recordar que cuanto más claramente podamos imaginar una posibilidad, más la aproximamos a su concreción. La evolución nos impulsa hacía niveles de complejidad, relación y organización cada vez mayores. Aquí nuestra mente individual se conecta no sólo con la mente de los seres que tenemos más próximos, sino con todas las otras mentes. En la Casa XI descubrimos que estamos relacionados no sólo con la familia y los amigos, con nuestro país o nuestros seres queridos, sino con la totalidad de la raza humana.

Casa XII:

En la Casa XII los procesos de disolución del ego individual y de fusión con algo más vasto que el sí mismo no se vivencian y sienten por la vía de la mente o del intelecto, como en la Casa XI, sino con el corazón y el alma. Representa el anhelo de disolución que vive en todos nosotros, las ansias de regresar a las aguas indiferenciadas de la matriz, al estado de unidad originario. Freud, Jung, Klein, y muchos otros psicólogos modernos coinciden en que la estructura inicial de la conciencia del niño es previa a la división sujeto - objeto, y que ignora las limitaciones, el espacio y el tiempo. En un nivel profundo, cada individuo intuye que su naturaleza más intima es ilimitada, infinita y eterna.
El redescubrimiento de esta integridad es nuestro mayor deseo y nuestra mayor necesidad. El deseo de reconectarse con el sentimiento perdido de la totalidad originaria puede ser entendido como una regresión que lleva de vuelta al estado prenatal; pero, en términos espirituales, esta misma urgencia se traduce en una avidez mística de unión con nuestra fuente, y en la experiencia directa de ser parte de algo mayor que nosotros, como una especie de nostalgia divina. Esto nos enfrenta con un dilema fundamental: por un lado queremos trascender la sensación de aislamiento; y por otro genera pánico la desintegración. Esta doble ligadura existencial - anhelar la totalidad, temerla y resistírsele - es el principal dilema de esta Casa. Una de las estrategias para reconectarse con la unidad es el sexo y el amor; pues 'si me aman, o me incluyen, puedo trascender mi aislamiento'. Otra de las maneras de derribar las fronteras y flexibilizar rigideces es la inmersión en el alcohol o las drogas. También es frecuente que los deseo de suicidio, y otros comportamientos autodestructivos, enmascaren el ansia de regresar al estado de mayor bienaventuranza propio de un ser no diferenciado. También se busca la trascendencia, en forma más directa por medio de la meditación, la plegaria, y la devoción a Dios. La Casa XII absorbe, devora, desestructura o engrandece la identidad individual. Al generarnos miedo y confusión algunos buscarán cualquier medio de escaparse del mundo. El significado original de la palabra sacrificio es 'hacer sagrado', y esta Casa reverbera la suposición que el individuo se redime mediante el sacrificio de sí, por el ofrecimiento del sí mismo a algo más elevado. Es la Casa del karma, el alma inmortal del hombre está en un viaje de perfeccionamiento y retorno a sus fuentes que no se puede cumplir en el breve término de una vida. A cada nueva encarnación, traemos con nosotros la cosecha de experiencia y capacidades provenientes de vidas anteriores. El alma escoge un determinado momento para nacer porque el cielo se adecua a las experiencias que necesita tener en su estadio actual de crecimiento. Más específicamente, la Casa XII nos muestra 'lo que traemos' del pasado y que actuará en esta vida, ya sea en la columna de débito o en la de crédito de nuestra cuenta. Jung definió el inconsciente colectivo como 'la condición previa de cada psique individual, así como el mar es el portador de cada ola'. Cada uno de nosotros está ligado al pasado y es portador del recuerdo de experiencias que van mucho más allá de lo que personalmente hemos conocido. La mente inconsciente es algo más que un mero receptáculo de pensamientos, impulsos y deseos reprimidos o sepultados; es también la fuente de 'potencialidades de conocimiento y experiencia' con las cuales el individuo aún no ha entrado en contacto. Dicho de otra manera : en la Casa XII se encuentra tanto nuestro futuro como nuestro pasado. A esta Casa también se la ha llamado la Casa de los 'enemigos secretos' y 'de las actividades entre bastidores'. Esto se podría tomar literalmente, en el sentido de personas que conspiran o traman algo en contra de nosotros. Pero es más probable que tenga que ver con las debilidades o fuerzas que se ocultan en nosotros mismo y que sabotean la realización de nuestras metas y objetivos concientes. La doce muestra lo que está oculto o entre telones, tal como lo están, en parte, los hospitales y las prisiones, lugares donde se 'aparta' a ciertas personas de la sociedad. A veces esta reclusión es necesaria para reestablecer el equilibrio físico y psicológico, con lo que la persona vuelve a estar entera. También se puede trabajar en este tipo de instituciones sirviendo a otros menos afortunados y esta es la expresión práctica de la compasión y la empatía que confiere la Casa XII. Algunos creen que esta clase de servicio hace posible borrar el 'mal karma' del pasado.
Cada uno puede creer que las puertas del cielo se le abrirán si se destaca en el principio sea el que fuere. La profunda ansia de totalidad e inmortalidad que existe en todos nosotros es el acicate que nos motiva para los logros alcanzados por mediación en la 

Casa XII.
Empezamos por emerger de la matriz original de la vida, nos establecemos como entidades individuales y finalmente nos encontramos con que, después de todo, en realidad somos uno con el resto de la creación. Tengamos o no la vivencia conciente de nuestra conexión con el gran todo, es inevitable que nuestro físico muera y se desintegre. Cuando el cuerpo muere, con él se extingue nuestro sentimiento de tener una existencia física separada. De una manera o de otra, regresamos al trasfondo colectivo del cual habíamos salido. Lo que allí había al comienzo, lo hay al final. Estamos de vuelta en el Ascendente, para volver a empezar en un nuevo nivel de la espiral.








http://www.astrologia24.com/casas.html






sábado, 31 de enero de 2015

La herencia astral. Por Vicente Cassanya.









LA HERENCIA ASTRALPor Vicente Cassanya.










¿Sabías que algunas de las posiciones astrales más relevantes de las cartas astrales de los padres las heredan los hijos? Seguro que te sorprendería saber qué planetas han heredado de ti o de tu pareja tus hijos o cuáles has heredado de tus padres. Quienes, además de su signo zodiacal, conocen los Ascendentes y las Lunas de los miembros de la familia, saben que hay una suerte de coincidencias entre los signos solares, las Lunas y los Ascendentes de unos y otros.








Pero la herencia astral no se limita a un juego de soles, lunas o ascendentes, sino que, de padres a hijos, se transfieren los planetas que ocupan unos lugares concretos del horóscopo. Aunque no todos los hijos heredan los mismos planetas. Que hereden uno u otro influirá sobre su temperamento en primer lugar, sobre sus inclinaciones o habilidades profesionales, después, y sobre su descendencia finalmente, condicionando su futuro.
Quienes tenemos varios hijos sabemos que no todos son iguales, ni mucho menos, aunque intentemos darles la misma educación, etc. Esto es algo que explica muy bien el asombroso fenómeno de la herencia astral, una de las más notables investigaciones astrológicas del siglo XX –llevada a cabo por el psicólogo francés Michel Gauquelin.

Dichosa serendipidad

Mucho antes de graduarse en psicología por la Universidad de la Sorbona, en París, Michel Gauquelin sentía atracción por el mundo de la Astrología. Su padre era dentista, pero con una gran afición a la Astrología. Y el joven Gauquelin empezó a leer aquellos libros que su padre tenía en las estanterías. Sin embargo, veía con ojos críticos las aseveraciones de la mayor parte de los astrólogos, porque –según él- solían basarse en creencias con poco fundamento. El creía que una gran parte de la astrología era una falacia, y decidió aplicar el método científico para despejar dudas.
Las estadísticas ya habían sido utilizadas antes en el mundo astrológico, especialmente por parte de dos astrólogos: el francés Choisnard y el austriaco Kraft, que trabajó al servicio de Hitler. Sin embargo, la falta de rigor en sus trabajos y los pequeños muestreos sobre los que se elaboraron dejaban sus conclusiones como meras anécdotas.
Gauquelin emprendió, por primera vez en la historia, un trabajo estadístico descomunal sobre Astrología, tanto por el enorme muestreo como por el rigor matemático con el que fue realizado. Sin embargo, se encontró con una extraña sorpresa, según confesó él mismo (Los relojes cósmicos, Michel Gauquelin, Plaza y Janés. Barcelona, 1970):
“Hacia 1950, estaba preparando mi estudio crítico de la astrología tradicional cuando, muy contra mi voluntad, me encontré frente a un resultado de lo más extraño. En uno de mis datos, que consistía en la fecha de nacimiento de 576 miembros de la Academia Francesa de Medicina, la frecuencia de la posición de ciertos planetas era completamente inusitada”.
Gauquelin tropezó con la serendipidad, eso que muchas veces les pasa a los investigadores: buscando algo, encuentran otra cosa. Y no podía creer lo que estaba viendo, así que decidió ir un paso más allá.
“Este fenómeno inexplicable me preocupaba; decidí no profundizar demasiado en él, sino repetir la investigación y ver si tan extraña relación se repetía. Reuní, pues, una nueva selección de 508 médicos eminentes. …
Al final del segundo estudio, me encontré ante las mismas conclusiones: igual que el primer grupo, éste con terca insistencia, acusaba el hecho de que las fechas de nacimiento de los médicos famosos se arracimaban en torno a la salida o culminación de Marte y Saturno. Aparecía, pues, una correlación innegable entre la salida y culminación de estos planetas al nacer el niño y su éxito futuro como médico”.
El significado estadístico era importante: solo había una posibilidad entre varios millones de que estos resultados se deberían al azar. Con estos trabajos publicó, en 1955, su primer libro titulado L'Influence des Astres.
Estos sorprendentes hallazgos y las objeciones de los científicos, como luego veremos, le animaron a continuar. Durante los tres años siguientes, con ayuda de su esposa Françoise Schneider, siguió recopilando datos hasta reunir 25.000 cartas astrales, de varios países (Italia, Alemania, Bélgica y Países Bajos) y distintas profesiones. Los resultados estadísticos fueron abrumadores y se publicaron en 1960 en Les Hommes et les Astres. Este estudio le abrió nuevos horizontes: descubrió que, además de Marte y Saturno, otros planetas también señalaban el éxito en otras profesiones y, además, determinaban el temperamento. Muestra maravillosa de estas investigaciones, sobre las que más tarde profundizaría, es su excelente libro en castellano La Cosmopsicología, Ediciones Mensajero. Bilbao, 1978.

La herencia astral

Inquietantes preguntas se desprendían de los trabajos de Gauquelin. Una de ellas era: ¿por qué nacemos en un momento dado y no en otro?
La respuesta parece hallarse en que -además de la naturaleza, los animales y las plantas- también los humanos respondemos a una especie de reloj biológico que podría estar en función de la herencia genética manifestada a través de la herencia astral.
Michel Gauquelin escribió en L’hérédité planètaire (Planéte, 1966):
"Para demostrar la existencia de la herencia planetaria hay que probar estadísticamente que existen semejanzas entre la posición de los planetas al nacer los padres y al nacer los hijos.
Estudié durante más de cinco años las partidas de nacimiento de varios distritos de la región de París y reuní datos sobre más de treinta mil padres y sus hijos. Cuando los datos fueron sometidos a análisis estadístico, la magnitud de la semejanza hereditaria era tal que no podía ser atribuida al azar.
Para ser exactos diré que sólo había una posibilidad entre medio millón de casos de que los resultados fueran casuales".
Los Gauquelin demostraron en este libro sobre la herencia planetaria, escrito en 1962, pero publicado en 1966, que había correlaciones entre los planetas predominantes en padres e hijos, en particular con la Luna, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. No obtuvo resultados con los otros planetas. Sin embargo, esta tendencia hereditaria se rompía cuando el nacimiento era por cesárea o provocado. Y añadía otras observaciones fascinantes, como al afirmar que si un niño nace en un día que haya perturbaciones geomagnéticas, el número de semejanzas hereditarias es el doble de grande que en días normales, lo que permite pensar que el campo solar tiene mucho que ver en estas influencias planetarias.

Esto es una parte del artículo de ocho páginas publicado en la revista Tu Suerte nº 219, del mes de septiembre de 2013.

 http://www.cassanya.com/articulos_ampliar.php?idArticulo=501





La Revolución solar. Por Pablo Lendero.










En la vida estamos influidos por  ciclos, cada planeta tiene su ciclo, el Sol como el resto de los planetas también tiene su ciclo.
El ciclo astrológico más importante es cuando el Sol da una vuelta completa, lo que llamamos la Revolución Solar, que es cuando el Sol llega la misma posición exacta que en la posición de la Carta Natal.
Si la carta natal es una foto del cielo al momento del nacimiento; la Revolución Solar es una foto del cielo el día que está cumpliendo años: la revolución dura un año, si la persona cumple en Junio la revolución solar abarca por ejemplo  de Junio 2012  a Junio de 2013.
En la Revolución Solar se ven las tendencias del año.  Las posiciones planetarias en cada casa nos indica cual va a ser la tendencia durante el año en ese sector de nuestra carta, así como también la forma como la persona se va a sentir durante  este ciclo anual.
El Sol es el planeta más significativo de la Revolución Solar. Su posición por casa va a resaltar en que área de la vida se vuelca mayor actividad, atención y se manifiesta mayor atención, o lo que podríamos llamar la fuerza motivante durante el año. Si el Sol es el héroe que llevamos adentro, cada año ese héroe se encuentra dentro de un escenario o marco de  acción diferente (la casa anual) donde va a ir viviendo diferentes experiencias necesarias para su evolución. La Casa donde esté el Sol , es una esfera de la vida donde nos sentimos genuinos, donde sentimos necesidad de libertad, impulso hacia el reconocimiento, donde buscamos diferenciarnos o ser únicos. Las experiencias de esa casa nos dan un sentimiento de  seguridad y potencia, de sentirnos plenos sin necesidad de confirmación o apoyo de otros, sentimos el "ser uno mismo", nos expresamos creativamente, sentimos que  aumenta nuestra vitalidad.
Que es lo que podemos analizar a través de La Revolución Solar: las condiciones generales externas del año, las oportunidades y los problemas que podrían presentársele en diferentes áreas. También se analizan las doce casas astrológicas, tratando de señalar específicamente en qué área de su vida se manifestarán las diferentes influencias, que estarán actuando durante el año ; haciendo hincapié en sus probables reacciones y cambios internos, como parte del crecimiento personal. También se analiza la superposición de casas anuales con las natales, las conjunciones planetarias y la ubicación de los astros en las casas.
Finalmente, otro nivel de análisis  nos mostrara las conjunciones planetarias entre los astros de la revolución solar y los de su carta natal, en caso de que las primeras se den. Dichas conjunciones completan o acentúan el cuadro de las  reacciones frente a determinadas situaciones cotidianas durante el año.
El proceso evolutivo, no es lineal ya que la vida avanza en espiral. Si lo entendemos como lineal nos dificultará el aprendizaje. Antes de ser capaces de integrar una nueva experiencia, necesitamos determinado periodo para replegarnos en nosotros mismos. Las crisis evolutivas suelen general conflictos de relación y sufrimiento interior, por eso son percibidas como algo negativo. Cuando en realidad son necesarias, positivas y constructivas, si no ponemos en crisis el proceso anterior nunca daremos el paso siguiente.
Necesitamos mapas de ruta que nos permitan recuperar esa visión integral, para re-ligarnos al todo y que sirvan de apoyo al viaje hacia nuestro centro, la astrología nos ofrece estas herramienta, para el encuentro con la Consciencia de Unidad y para el rescate de todas las dimensiones personales con las que interactuamos.
Poder hacer conciente, estos proceso utilizando como herramienta la Revolución Solar, o el estudio y análisis de tránsitos en la Carta Natal, nos da la posibilidad aun ante la dificultad poder, dimensionar el alcance de los escenarios a los que no debemos enfrentar como para de nuestro crecimiento y evolución personal.
 
 
 
 
 
 

viernes, 30 de enero de 2015

Direcciones Ecuatoriales y Ascensionales con DiArmoni.







Direcciones Ecuatoriales y Ascensionales con DiArmoni

 

 

Las Direcciones que comúnmente utilizan los astrólogos son zodiacales; es decir: se producen a lo largo de la secuencia de signos zodiacal al tomarse la eclíptica como referencia. Sin embargo, como muy bien explica el artículo de Néstor Echarte que se recomendaba en la entrada anterior: otros sistemas de coordenadas también son perfectamente válidos. 

Diarmoni calcula direcciones "zodiacales" presuponiendo que se van a introducir los datos en ese sistema con el formato "signo-grado-minuto-segundo" o en longitud eclíptica absoluta (de 0º a 360º). Pero nada nos impide poner las posiciones de los planetas en coordenadas ecuatoriales o ascensionales para obtener sus respectivas Direcciones.

Veamos unos ejemplos de cómo hacer esto. 

Con el programa Astrolog32 vamos al menú \Settigns\Calculation Settings (Alt+S) y seleccionamos "Equatorial positions". Y ya tenemos las posiciones en Ascensión Recta tomadas sobre el Ecuador Celeste como referencia. Pulsamos (Alt+b) para obtener una precisión en segundos. Y en "Chart Settings" (Alt+C) elegimos "Longitude: 360 decimal" para formatearlo a longitud absoluta. Luego copiamos el txt (Ctrl+%), pegamos en un bloc de notas y de ahí a DiArmoni.

Con Zet vamos al menú "Tables" y elegimos "Astronomical Data". La columna R.A. (Ascensión Recta) debe estar activada porque es la que nos interesa (clic derecho "Columns"). Seleccionamos "Decimal format" haciendo clic derecho. Y salvamos el txt "Save as" (clic derecho) para de ahí copiarlo en DiArmoni.

Cualquiera de estos dos programas, u otros, nos deben ofrecer resultados idénticos para las posiciones ecuatoriales (Ascensión Recta o Ascensión Derecha). Y al introducirlos tal cual en DiArmoni obtendremos las correspondientes Direcciones para este sistema, que van a diferir respecto a las zodiacales porque los arcos de separación en grados entre unos puntos y otros varían, y estas variaciones se traducen en una diferencia cuando se deducen las fechas y edad de acuerdo a la clave elegida.

Si lo que queremos es realizar Direcciones Ascensionales, por lo pronto, se me ocurren dos opciones utilizando software freeware. Una sería con el célebre programa Kepler de Miguel García: sólo tenemos que ir al menú "Opciones" y activar "Zodiaco Ascensional" y de ahí copiar las posiciones de la columna de la derecha. Otra posibilidad sería con Riyal, en el menú "Tables\Speculum" vamos hasta columna OA/OD que tiene los datos de Ascensión Oblicua que nos interesan: seleccionamos y copiamos. Una vez metidos estos datos en DiArmoni: se calcularán las progresiones correspondientes al sistema ascensional.

¿Cuándo utilizar uno u otro sistema? Podemos partir de la siguiente base hipotética orientadora: para buscar cambios o crisis referidas a la misma energía arquetípica potencial y su expresión, desde un fondo interno o subjetivo en el plano psicológico, usaremos preferiblemente el sistema zodiacal-eclíptico; y para centrarnos en temas más mundanos (referidos a las "casas"), hechos concretos objetivos en el plano físico, circunstancias del ambiente circundante o "externas", podemos experimentar con las Direcciones Ecuatoriales o Ascensionales.
 
 
 
 
 
 
 

El significado psicológico de la casa XII. Por Roberto Gutiérrez








 

El significado Psicologico de la casa XII

 


En su nivel más profundo, la Casa XII representa el anhelo de disolución que vive en todos nosotros, las ansias de regresar a las aguas indiferenciadas de la matriz, al estado de unidad originaria. Freud, Jung, Piaget, Klein y muchos otros psicólogos coinciden en que la estructura inicial de la conciencia del niño es previa a la división sujeto/objeto, y que ignora las limitaciones, el espacio y el tiempo. De esta forma, en algún nivel profundo, cada individuo intuye que su naturaleza más íntima es ilimitada, infinita y eterna. El redescubrimiento de esta integridad es nuestro mayor deseo y nuestra mayor necesidad. Por un lado, este deseo puede interpretarse como una regresión que lleva de vuelta al estado prenatal, pero en términos espirituales, esta misma urgencia se traduce en una avidez mística de unión con nuestra fuente, y en la experiencia directa de ser parte de algo mayor que nosotros, como una especie de nostalgia divina. No obstante, el ego ha librado una dura batalla desde la Casa I por forjarse una identidad clara y definida hasta llegar a la Casa XII, lo que hace que también se cuestione si realmente quiere renunciar a ella.
La Casa XII está asociada a Piscis y Neptuno. En el símbolo de Piscis, dos peces nadan en direcciones opuestas. Los seres humanos nos vemos enfrentados con un dilema fundamental, con dos tendencias opuestas. Cada persona quiere perder su sensación de aislamiento y trascender su apartamiento individual; y sin embargo, a cada una le aterra la desintegración, y contempla con temor la pérdida del sí mismo. Esta doble ligadura existencia (anhelar la totalidad y, sin embargo, resistírsele a ella) es el principal dilema de la Casa XII.
Por ser tan aterradora la disolución de la identidad del yo, la gente busca gratificaciones sustitutas. Una de ellas es el sexo y el amor: si me aman o me incluyen, puedo trascender mi aislamiento. Otro recurso para recuperar el perdido sentimiento de omnipotencia y omniprescencia recurre a la posesión del poder y el prestigio: si puedo extender mi esfera de influencia cada vez a más cosas, entonces el resto de la vida estará conectado conmigo. La inmersión en el alcohol o las drogas es una manera más de derribar fronteras y de flexibilizar rigideces. Los deseos de suicidio, y otras formas diversas de comportamiento autodestructivo, enmascaran el ansia de regresar al estado de mayor bienaventuranza propio de un ser no diferenciado. La meditación, la plegaria y la devoción a Dios son también otras formas de buscar la trascendencia. Todo esto es cuestón de la Casa XII.
La Casa XII absorbe, devora, desestructura o engrandece desmesuradamente la identidad individual. Una fuerte acentuación en esta casa puede ser indicio de personas que tienen grandes dificultades para formarse una identidad claramente definida. Otras con las misma característica desfiguran si identidad personal en forma totalmente desproporcionada. En vez de intentar una reconexión con Dios, la persona procura representar el papel de Dios, es decir, caer en una forma de autoengrandecimiento que se relaciona con lo que Abraham Maslow llamaba una desorientación superior.
Es frecuente que la desorientación de la Casa XII respecto de quiénes somos vaya acompañada de una carencia de toda carencia de dirección concreta en la vida. Tan pronto como el individuo siente que ha capturado algo sobre lo cual puede apoyar su sentimiento de un yo, ese algo se le escapa o desaparece misteriosamente. La capacidad de sacar adelante sus propios objetivos personales se disuleve, sin saber cómo, bajo la influencia de un poder mucho mayor sonre el cual se tiene un control muy escaso.
Por otro lado, el oscurecimiento de las fronteras entre el sí mismo y los otros puede conferir también un grado mayor de empatía y de compasión. Algunas personas que tienen una configuración fuerte en la Casa XII buscarán cualquier medio de escaparse del mundo o de apartarse totalmente de él. Otras, que sienten como propio el dolor de afuera, se esforzarán naturalmente por aliviarlo de alguna manera. En grados diversos, la Casa XII describe a la personalidad que ayuda, repara o rescata; al mártir o salvador que toma sobre sí las necesidades y las causas de los otros.
Sin enbargo, por más que con frecuencia el sacrificio, palabra clave de esta Casa, y el sufrimiento sirvan para ablandar el ego y para dar origen a un grado mayor de empatía y de conciencia espiritual, es muy fácil que el valor del dolor y la naturaleza del sacrificio se deformen, convirtiéndose en Tengo que sufrir para encontrar a Dios, o en Se ha de renunciar a cualquier cosa que pueda constituir una satisfacción personal. Tal vez, en realidad, no sean las mismas cosas lo que se ha de sacrificar, sino más bien el apego que sentimos por ellas.
Tradicionalmente, la Casa XII, junto con las otras casas de Agua, la VIII y la IV, revela pautas, impulsos, urgencias y compulsiones que actúan desde debajo del nivel de percepción consciente y, sin embargo, influyen significativamente sobre nuestras opciones, actitudes y orientación en la vida.
En algunos casos, los planetas y signos de la Casa XII pueden estar relacionados con lo que los psicólogos llaman efecto umbilical. De este modo, las vivencias de la madre durante la fecundación se transmiten al feto. Plutón en esta casa puede indicar que la madre haya soportado una época traumática durante el embarazo. El niño nace entonces con la sensación de que la vida es peligrosa y con una aprensión opresiva de que hay algo al acecho. En algunos casos, Plutón en Casa XII habla de una muerte temprana de la madre, algunas veces nada más nacer el niño.
Para muchos, la Casa XII es la casa del karma. De este modo, esta casa nos muestra lo que traemos del pasado, y que actuará en esta vida, ya sea en la columna de débito o en la de crédito de nuestra cuenta.
Los emplazamientos en la Casa XII puedne indicar viejos puntos de fricción y energías que no hemos sabido usar en vidas anteriores, y que en esta todavía necesitamos aprender a manejar con prudencia. Sin enbargo, esta casa pued eencerrar también cualidades que en esta vida nos servirán con ventaja como resultado del trabajo realizado sobre ellas en el pasado. Esta casa puede ser tanto la de la propia salvación como de la propia perdición. Marte o Aries en esta casa podría indicae que el egoísmo, la impulsividad o la temeridad hayan sido un problema en el pasado, y una continuación de semejante comportamiento podría ser causa de una caída en la vida presente. Pero una Casa XII con Marte bien aspectado sugiere que las cualidades positivas de Marte, tales como el coraje, la fuerza la sinceridad, ya han sido aprendidas y apoyarán al nativo en momentos difíciles, pasando a primer plano precisamente cuando sean más necesarias. Cuando los aspectos de los emplazamientos en esta casa son mixtos, el efecto de ese planeta o esa energía está de alguna manera en la balanza, como si nos viéramos sometidos a una prueba de cómo manejamos ese principio. La prudencia garantizará mejores resultados que la temeridad,cuyas consecuencias pueden ser muy graves.
La Casa XII representa también el inconsciente colectivo y el caudal inmenso de imágenes que alberga la humanidad. Por ello, esta casa da tantos artistas y escritores, sobre todo los visionarios, lo que tienen una especie de conexión directa con algo superior. Es también por ello que muchas personas con fuerte acentuación de Casa XII sean mediadores y transmisores de imágenes místicas y espirituales.
Es como si las energías de la Casa XII no estuvieran destinadas a ser usadas con fines exclusivamente personales. Es probable que Marte en esta casa asuma el papel de ser quien libra una batalla o defiende una causa en nombre de otras personas. En este sentido, es como si cediéramos nuestro Marte, o se lo ofrendásemos a otros. Mercurio en Casa XII puede enunciar lo que otra gente piensa o puede convertirse en portavoz de sus ideas.
Hay personas que, por mediación de los emplazamientos en la Casa XII, llevan lo que podríamos llamar una vida simbólica, es decir, que los problemas de su vida individual reflejan las tendencias o los dilemas existentes en la atmósfera colectiva. Gandhi tenía al Sol en Libra en la Casa XII, por ejemplo, y fue la encarnación viviente del principio libriano de la coexistencia pacífica. Hitler tenía a Urano en esta casa, lo que hizo que se abriera a energías e ideologías que en aquel momento estaban en el aire. A veces, Urano en Cáncer en Casa XII puede indicar a alguien nacido en un lugar donde se le discrimine, y convertirse en icono de lucha para la inserción de otras personas como él.
Esta casa es también la de los enemigos secretos y de las actividades entre bastidores. De alguna forma es como si las personas conspiraran o tramaran algo en contra de nosotros. No obstante, es muy probable que tenga que ver con fuerzas o debilidades que se ocultan en nosotros mismos y que sabotean la realización de nuestras metas y objetivos conscientes. Estas fuerzas o debilidades pueden ser impulsos inconscientes que nos desvían del logro de nuestros objetivos. Un hombre con la Luna y Venus en Casa VII puede hablar de una gran urgencia de relación íntima con otra persona, pero si además tiene a Urano en Casa XII, el hecho nos lleva apensar que, inconscientemente, puede haber un deseo tan intenso de libertad e independencia que lo lleve a sabotear, sin darse cuenta, cualquier intento de establecer vínculos que lo limiten. Puede suceder que este nativo se sienta atraído habitualmente por mujeres que, por no ser libres, no pueden casarse, o que por alguna razón no están dispuestas a responder favorablememte a sus propuestas. De esta manera, la compulsión inconsciente a mantener la independencia (Urano en Casa XII) puede triunfar sobre las necesidades más conscientes.
La Casa XII tiene relación también con los hospitales y las prisiones, es decir, lugares donde se aparta a ciertas personas de la sociedad. Es posible que quienes tengan emplazamientos difíciles en esta casa se desmoronen bajo la presión de la vida, o que caigan presas del poder de complejos inconscientes que, al emerger a la superficie, los pongan ante la necesidad de ser atendidos y contenidos. A otros se los confina porque se los considera peligrosos para el bienestar de la sociedad. Es probable que la hospitalización o un periodo de reclusión y apartamiento de la vida, sea necesaria para restablecer el equilibrio físico y psicológico, con lo que la persona vuelve a estar entera. Las experiencias en orfanatos, hospicios y hogares para disminuidos también aparecen por mediación de la Casa XII.
Mucha gente con esta casa fuertemente acentuada trabaja en instituciones de este tipo, así como en museos o bibliotecas o instituciones eclesiásticas.
Esta casa puede hablar de la profesión. Así, Marte puede hablar de deportistas, Saturno de médicos y científicos, la Luna de escritores y Júpiter de actores. Los planetas que se encuentran en la Casa XII ( y en la IX, VI y III) determinan significativamente el carácter y la profesión del nativo. Pero en la Casa XII, estas profesiones están siempre al servicio del colectivo antes que de los propios intereses.
Puede ser también que un individuo tenga la vivencia de un planeta emplazado en esta casa como la clave de o la senda a la grandeza y la trascendencia de sí mismo. Cada uno puede creer em este sentido que las puertas del cielo se le abrirán si se destaca en el principio, sea cual fuere, que tenga en la Casa XII.
En definitiva, esta casa exige que, sin perder completamente nuestra propia identidad personal ni el sentimiento de nuestra peculiar individualidad, todos necesitamos experimentar y reconocer esa parte o aspecto de nosotros que es universal e ilimitado, y debemos reconocerlo y establecer contacto con él. En última instancia, de lo que se trata es de nadar en las aguas de la Casa XII, sin ahogarnos en ellas.




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