Entrevista a Eugenio Carutti
PRENSA DE
MANTRA PRODUCCIONES – Buenos
Aires, República Argentina 23 de Diciembre de 1999
¿Podría
hacer una breve introducción de cómo funciona Casa XI en el área de la
astrología y en qué se diferencian del resto, si es que hay una diferencia?
Creo que la
hay; la diferencia posiblemente esté en que yo fui formado en la astrología
desde chiquito, y de alguna manera conozco muy bien el camino y sé de es lo que
le pasa a una persona estudiando astrología y cuáles son los puntos de
cristalización y cómo le afecta a uno la astrología.
He investigado mucho cómo el contacto con lo esotérico en general afecta a las
personas.
Para decirlo rápidamente, creo que lo esotérico muchas veces es una coartada
muy grande para la neurosis; es muy común que la persona que entra (o es
llevada) a aquellas zonas que están más allá de lo habitual en la cultura, aún
genuinamente, no esté preparada para hacerlo y se descompense psicológicamente
de una u otra manera, y hay muchas triquiñuelas cuando uno investiga estas
cosas en cuanto a sentirse superior o que se está más allá de los problemas
habituales, que se ha trascendido el nivel psicológico (cosa que es muy común
escuchar). En general esto produce grandes disociaciones y enrigidecimientos.
Lo que observé a lo largo de mi vida, específicamente con la astrología, es que
la astrología tradicional tiende a reforzar el anhelo de control característico
del ser humano; querer predecir, querer saber lo que va a pasar, creer que se
sabe exactamente cómo son las demás personas, tenerlas clasificadas, e incluso
después, en la práctica de la astrología, ejercer mucho poder sobre el
consultante: suponer que el astrólogo sabe cómo es esa persona y qué le va a
pasar, crea un factor de mucho poder y de mucha manipulación.
En mi observación de todo esto también apareció con mucha claridad qué es lo
que le pasa a la persona que hace eso; cómo se va poniendo rígida, cómo pierde
sensibilidad, cómo pierde contacto. La astrología, a diferencia de otros
caminos, tiene una tendencia a llevar hacia el plano mental con mucha fuerza, y
muy habitualmente eso facilita hacerse rígido y empobrece mucho.
Cuando Casa 11 comenzó, la idea básica era no crear un lugar que tuviera que
ver con la astrología tradicional, sino un lugar en que se pudiera preservar el
misterio de la astrología, en el sentido de poder mantener vivo el hecho de
que, si la astrología existe, es porque hay una relación “viviente” entre el
cielo y la tierra, entre las estrellas y el ser humano; que la astrología no es
un conocimiento, no es una herramienta para que el ser humano sepa más y
controle más, sino que creo que es al revés, es un misterio, y si uno entra
correctamente en ese misterio, la astrología lo transforma a uno, lo pacifica
profundamente, y lo lleva a un punto de enorme contacto con los demás seres
humanos, con la naturaleza, con el cielo, en el cual uno se da cuenta de que no
es para nada necesario preocuparse por el futuro.
Yo creo que esta es la paradoja con la cual se intentó construir Casa XI:
desarrollar un contacto con la astrología que haga que el astrólogo no sienta
necesidad de saber el futuro.
¿Cómo
convive con los astrólogos tradicionales? ¿Es criticado?
Desde un
punto de vista, uno escucha críticas, bastante fuertes a veces, pero yo creo
que a esta altura lo que hay es una sensación de respeto; puede haber
discrepancias, pero no ataques, por lo menos no lo siento así.
Lo que hacemos en la Casa 11 es muy sincero en este sentido, en el sentido que
yo sé profundamente lo que le pasa a un astrólogo porque fui astrólogo
“predictivo”, estuve obsesionado con el futuro, y cometí todos los “pecados” de
la astrología; así que esto es “desde adentro” digamos, no es “desde afuera”;
es una profundización, no una crítica.
Es cierto que fui formado muy tempranamente en lo que se llama astrología
esotérica, en una percepción completamente distinta desde el principio, pero de
todos modos la práctica de la astrología me llevó a tocar estas complejidades.
¿Cuál es su
opinión sobre ellos? Cómo ve al astrólogo de la línea tradicional? ¿Cree que la
astrología predictiva miente?
Mi
observación es que a esas personas se les ha entregado un maravilloso diamante
y lo utilizan solo para cortar vidrio; es como si tuvieran una joya inmensa y
con ella se dedicaran simplemente a tener una vidriería; es la sensación de que
están en contacto con algo que no logran soportar.
Si uno se toma en serio la astrología, tiene que sentir en todo el cuerpo que
toda la cultura humana está hecha al revés, y eso no es fácil de soportar;
comprometerse en serio con la astrología produce cambios emocionales y
corporales muy grandes, sino no se puede hacer.
¿Es decir,
la astrología es un proceso de transformación?
Absolutamente.
La astrología es la patentización de que el ser humano y el cosmos son una
unidad; esto no puede ser algo mental, algo intelectual, no es algo racional.
Es algo integral, algo existencial, y cuanto más investigás en la astrología
más tenés que revisar los “supuestos” anteriores.
Uno entra de una manera y la astrología lo va transformando a uno. Si no ocurre
esto es que uno tomó la astrología como un instrumento y no se deja
transformar; convirtiéndose la astrología en un apéndice de lo que uno era
antes. Justamente ahí es donde nosotros apuntamos: que la astrología lo
transforme a uno y haga que el que la estudie, básicamente tenga que
encontrarse profundamente con sus miedos, esos miedos que hacen que uno quiera
controlarlo todo y quiera saber todo.
¿Qué
elementos utiliza la astrología para ese proceso de transformación?
Nosotros
hacemos un trabajo que pone mucho énfasis en lo vivencial; trabajamos con
visualizaciones, imágenes, dramatizaciones, juegos, dibujos, música, el cuerpo,
y además con lo racional: las matemáticas, la investigación, en el sentido de
que es una articulación compleja.
Pero la herramienta principal es, digamos, cómo uno lee la carta natal:
básicamente ésta es un mapa energético de una persona que puede funcionar de
muchas maneras. Hay una forma básica en la que puede funcionar, pero eso cierto
solo si uno supone que la persona va a reaccionar como reaccionan todos los
seres humanos habitualmente.
La carta natal es un mapa de energías; y lo que le pasa a la persona es cómo
reacciona a las energías de las que está constituida. Y uno puede aprender a
responder a las energías en forma más integrada y en consecuencia suceden otras
cosas, imprevisibles. Este es un concepto fundamental: la astrología
tradicional dice que el mapa astrológico es lo que le pasa a la persona y lo
que la persona es, y yo creo que no es así. La carta natal es una radiografía
de la estructura energética de una persona, pero la psiquis y la personalidad de
la persona reacciona a esta energía y en principio no la comprende, rechaza
partes de sí mismo, se defiende del caudal energético del cual es portador, y
entonces es como si la persona se ubicara en una porción de su carta natal;
como si fragmentara la estructura energética y dijera “esto soy yo, y el resto
de la carta natal no soy yo”, “esto soy yo y esto es lo que me pasa”; éste es
el enfoque habitual, que es fragmentario…
¿En una
carta natal hay energías buenas y malas o hay distintos tipos de energía?
Bueno o malo
es una manera de pensar profundamente incorrecta; no hay nada bueno o malo, lo
que hay son intensidades y complejidades a las cuales es más o menos difícil
adaptarse.
Hay “instantes de nacimiento”; es como si hubiera una configuración energética
en cada momento; ahí nace una persona. Ese momento puede tener una intensidad y
una complejidad muy grande, puede ser muy difícil para vivir, puede ser muy
difícil cuando un ser humano encarna esa energía, porque es compleja, es muy
rica, es muy intensa.
Desde el
punto de vista de lo que los humanos definimos habitualmente como “felicidad”,
puede ser que ese instante sea “malo”, pero lo que en realidad es incorrecto es
la definición de “felicidad” que tenemos los seres humanos que es para todos la
misma. Cada ser humano va a encarnar un cierto caudal de energía y va a
aprender a lo largo de su vida cómo moverse con ese caudal, y en algunos casos
eso es muy complejo, es como si esa vida llegara hasta cierto punto de
aprendizaje y luego se bloquea, quedó ahí, pero quién puede juzgar si es bueno
o malo. Ese juicio de “bueno” o “malo” viene de un paradigma que dice: “ésta es
la felicidad y esto es lo que tendríamos que ser”.
Me dice que
“bueno” o “malo” no, pero por otro lado hay un proceso de transformación;
¿transformación de qué?
Transformación
tiene que ver con cómo se transforma la conciencia, la mente de la persona, la
capacidad emocional, la estructura corporal, como para dilatarse y poder
“vehiculizar” más energía, de la energía que le corresponde.
Generalmente es como si nos achicáramos o restringiéramos, y entonces se puede
ver que, por ejemplo, una persona tiene mucha energía de Plutón y esto hace que
la persona tenga cierto esquema corporal, el esquema corporal de resistencia a
ello, no de entrega a ello.
El cuerpo se contrae, las emociones circulan de cierta manera, toda la energía
circula de cierta manera, se forman ciertas ideas que están ligadas a esa
estructura que son arquetípicas, que es cómo la humanidad ha encarnado
históricamente esa intensidad, y todos los seres humanos se tropiezan con esa
piedra en ese punto, y entonces uno tiende a creer que Plutón es eso, y Plutón
no es eso. Esa es la piedra con la cual todos los seres humanos tropezamos
cuando encarnamos la energía de Plutón.
El tema es ir encontrándole otra vuelta, aprender a significarlo de una manera
diferente, dilatar el sistema emocional para que esto circule de otra forma y
trabajar incluso el cuerpo como para que eso se pula; porque en este caso,
diciendo Plutón, se trata de una persona que tiene una intensidad muy alta, y
cómo va a vivirla, o sea: ¿podrá esa persona descubrir todos los malos
entendidos, todas las dificultades que los seres humanos históricamente hemos
tenido para encarnarla, y hacer un movimiento nuevo?
¿Uno debiera
hacerse vehículo de la energía que trae en una carta natal?
Uno es
vehículo de esa energía, y generalmente es un vehículo “pobre”, digamos, y
todos los conflictos surgen que a uno, para lo único que le da, es para ser un
vehículo “pobre”. En la medida en que algo se dilata, se entrega, cede en
cierta manera de desear, pensar, sentir, lleva a que la energía circule de una
manera cristalizada; algo circula con mayor libertad y creatividad y ahí el
astrólogo ya no puede predecir. Esa persona se comporta de una manera más
creativa. Se puede predecir el tipo de energía que está en juego, pero no cómo
la va a vehiculizar, qué va a hacer con ella la persona.
¿En qué
beneficia hacerse una revolución solar?
Lo difícil
para la persona que hace astrología es que la persona que viene a consultarlo
está en otro paradigma.
Una persona generalmente pregunta por su felicidad, por objetivos que no son
singulares de ese ser, sino por los objetivos colectivos, digamos; y la persona
que viene a consultar, en principio no se acerca a un proceso de
singularización, es decir de comprender que hay una fuerza en esa estructura
energética que lo está llevando al núcleo de sí mismo, y que para eso muchas
veces frustra sus deseos conscientes.
Y tiene que frustrarlos, porque si no lo hiciera, la persona no sería sí misma.
Uno en la experiencia ve una carta natal y es como si viera que una persona
tiene potencialidad de ser una violeta, otra es un lirio, otra una orquídea, y
lo malo es que todos quieren ser rosas; y la gente sufre porque no es una rosa,
y no puede aceptar que una violeta es distinta de una rosa: es más chiquita, no
tiene espinas, es distinta; entonces todos quieren ser rosas, y ahí hay mucho
sufrimiento.
Hay sufrimiento en lo que le pasa a la persona, hay algo de su potencialidad
que no se expresa y eso provoca un destino complejo. Para poder aceptar su
propia naturaleza tienen que pasar cosas que vayan en contra del camino de la
rosa; el camino de la rosa es una ilusión.
Todo esto es sumamente complejo, porque la persona que viene a hacerse una
carta natal y después se hace la revolución solar, lo que te está pidiendo es:
“¿voy a ser rosa?”.
Y, ¿qué le se le puede decir? O sea, ¿cómo se le da volumen a esto? En ese sentido,
creo que la práctica astrológica está todavía muy condicionada con esta cosa
extraña de que uno consulta al astrólogo, hace la carta natal, una entrevista
de dos horas, y el astrólogo le tira un “baldazo” de cosas que la persona no
puede asimilar; y después una vez por año va y hace su revolución solar. Creo
que eso es muy pobre.
Nosotros hemos intentado mucho introducir otro paradigma de entrevista que es
hacer varias entrevistas con el astrólogo, espaciadas en el tiempo, y tomarlo
más como un seguimiento, como un acompañamiento de un proceso que cada tanto en
el tiempo es bueno que la persona vuelva a hacer como un trabajo de afinación,
digamos.
Recibo toda
esa información y ¿qué hago después con todas estas energías que me dice que
tengo?
Claro, eso
no te va a cambiar nada; es mucho más pertinente decir muy pocas cosas y
apuntar allí al punto donde la persona está fija, donde la energía no circula
porque se ató a algo. Si eso se destraba, la energía circula sola y empiezan a
pasar cosas solas, el astrólogo no cuenta para eso, es la vida de la persona la
que actúa, porque algo se destrabó. Y eventualmente es bueno, que esa persona
vuelva a consultar después de cierto tiempo, a ver cómo esto se va acomodando,
cómo puede comprender ese movimiento de reacomodamiento.
¿Tiene
elementos el astrólogo para ayudar a una persona a destrabar esa energía que
puede estar trabada?
Si el
astrólogo hace un trabajo profundo consigo mismo y habla desde el corazón, sí.
Lo que no creo que haya que hacer es dar consejos: “tendrías que hacer esto”,
“tendrías que hacer lo otro”; creo que todo eso es muy pobre. Pero hay un
momento en el encuentro o la entrevista en que si el astrólogo realmente habla
desde el corazón, se toca muy fácilmente la piedra en la cual todos tropezamos;
si el astrólogo ya pasó por ahí, si sabe de qué se trata (de alguna manera
tiene que saber de qué se trata, porque si no el consultante no vendría a
consultar a ese astrólogo; para la astrología todo encuentro es un destino, las
cosas no se dan por casualidad, tiene que haber una afinidad de destino para
que se produzca un encuentro), si el astrólogo juega a fondo esa afinidad del
destino, ahí se mueven cosas.
Hablando de
destino; la astrología y el destino, ¿cómo andan? Ya estaríamos en el terreno
predictivo…
Para aclarar
en este sentido, utilizo esta frase: “El destino es lo que ignoro de mí mismo”;
la sensación de destino es la propia naturaleza que va floreciendo, que va
emergiendo. Esto es lo que uno es; lo que uno es, va apareciendo, y uno no sabe
quién es, lo va descubriendo, y uno habitualmente se asusta al descubrir quien
realmente es.
Alguna vez
se le dio por fijarse cómo es la carta natal de una persona cuando nace y
cuando muere, si hay algo que llame la atención o no? Es decir, la persona viene
con una energía, y cuando se va ¿con qué se va? ¿Se han hecho estudios sobre
esto?
La carta
natal es la misma, lo que se podría ver es cuáles son los tránsitos y cuál es
la dinámica de la carta natal en ese momento. Lo que se modifica no es la
estructura energética; lo que se modifica es el modo en que una persona la
encarna. Astrológicamente, es como si hubiera algo en nosotros que es
atemporal, que es eterno, que dura toda la existencia, que es esta energía. Lo
que va cambiando es el modo como se expresa.
¿Se va
mejorando la energía con la que vinimos?
Ésa es la
idea; se puede expresar con mayor integralidad, con mayor intensidad, más
sutilmente, o la persona va a quedar envuelta en las contradicciones, en los
nudos de esa energía no pudiendo expresarla o expresándola pobremente. La idea
básica es eso: la energía que no expreso, me sucede desde afuera.
¿Así fuera
malo?
“Malo”… es
que no es malo, es equilibrante.
Hablemos de
la agresión, por ejemplo…
Eso,
hablemos de la agresión. Una persona tiene mucha energía de Marte, por ejemplo;
y esa persona, por alguna razón de su carta, y de la cultura, y porque quiere
ser rosa, dice “no, no, pero yo no soy violento, yo soy pacífico”. Esto es
falso, esa persona tiene mucha energía de violencia y tiene que comprenderla,
tiene que trabajarla y tiene que sutilizarla, pero primero tiene que aceptarla,
porque esa energía está aunque no le guste.
Esa energía que inicialmente es de violencia, también es energía de decisión,
definición, de acción. Ahora, si la persona por alguna razón dice “no, no, no,
yo no soy violento”, eso no es cierto; es su creencia de que no es violento.
Hay violencia en su vida: entonces, es muy tranquilita, y viene un auto y lo
choca, porque tiene que haber violencia. Otros encarnarán esa violencia para
uno y la persona vibrará con violencia; porque choco, porque me asaltan, porque
me golpean; yo no fui, es el destino.
¿Cómo tiene
que tomar una persona que lo chocan, que le roban…?
Tiene que
tomarlo como una indicación de quien realmente es; que hay energía de violencia
en ella aún no comprendida, “obligatoriamente”: la persona tiene que vivir en
su vida la vibración que es. Si yo me niego a vivirla, a aceptarla y
trabajarla, esto sucede a mi pesar.
¿Qué sería
negarse a vivirla?
Yo tengo una
vibración por ejemplo que es muy deseante, de mucha fuerza, de mucho empuje. Yo
me niego a vivirla: medito todo el día. Pero está en mi vida; alguien la
encarna, entonces viene alguien y me roba, o maneja otra persona y choqué. ¿Por
qué? Porque hay una carga vibratoria que tengo que vivirla; en la medida que yo
no la expreso, no puedo trabajar con esa energía y sutilizarla, no aprendo de
ella y se me impone fatalmente.
¿Cómo
tendría que trabajar con esa energía?
Primero,
reconocerla; después, darme cuenta del miedo que le tengo a la violencia, al
deseo. Aceptarlo e irlo integrando con el resto de mi estructura. Al principio
voy a creer que soy una especie de monstruo agresivo; ¿por qué?, porque estaba
separado de mí y yo construí una imagen de mi en oposición a eso. Después esto
se va a integrar, se va a diluir y va a entrar en proporción; y en la medida en
que se vaya integrando, esto que al principio aparecía como violencia desmedida
se va a convertir en empuje, decisión, capacidad de acción.
Pero si yo tengo mucho Marte, seguro que soy una persona muy dinámica; ahora,
el primer paso de una persona muy dinámica es hacerse cargo de la violencia que
hay en ella, porque si soy dinámico quiere decir que invado, ¿se entiende? Pero
si yo digo “no voy a invadir nunca”, no soy dinámico; yo tengo que comprender
la energía de la violencia, comprenderla en mí; no juzgarla, diciendo “esto es
malo, entonces no quiero serlo”; no puedo hacerlo, porque está en mi.
¿Está y se
transforma, o sale por otro lado?
Está; si no
hago nada, esto va a estar en mi vida; lo va a encarnar otro y lo voy a
padecer. Si lo acepto, tomo contacto con ello y aprendo de mi Marte, por
decirlo así, eso se despliega, evoluciona, se sutiliza, y se va convirtiendo en
los niveles más creativos de Marte, o cualquier otro planeta.
La fama de
los escorpianos…
Lo que
existe es una totalidad que nos muestra que son necesarias las doce partes del
zodíaco, que cumplen una función que tiene un sentido; cada signo tiene su
función, cada signo tiene su sentido. El tema es comprenderlo. Por supuesto que
en este paradigma humano de que todos queremos ser rosas, uno dice “todos
tendríamos que ser de tal signo, y tal otro es un horror”, pero esto es así, es
como si dijeras que todos queremos ser rosas y entonces el que nació cala que
se mate. Pero eso es no comprender la naturaleza de las cosas.
Cómo
funcionaría el tema de los opuestos en los signos; es decir, qué debiera yo
observar en mi signo opuesto, y cómo interactúan energéticamente hablando?
Bueno, ése
es uno de los conceptos fundamentales. Cada signo está íntimamente ligado a su
opuesto; comprender el signo opuesto es comprender la propia naturaleza, porque
la energía es oscilatoria; no es algo que está fijo, sino que se mueve y
circula, y siempre va de un polo al otro polo; si yo no comprendo el otro polo,
cuando la energía va hacia el otro polo me tensiono, algo entra en conflicto.
La comprensión de los opuestos es esencial en el trabajo de integración; esto
lo trabajamos nosotros en el segundo año del estudio, en el primer año se
estudian los signos como en secuencia (Aries, Tauro, Géminis, etc.); en el
segundo año se los vuelve a estudiar, pero por polaridades (Aries-Libra,
Tauro-Escorpio, etc.). Eso permite ir comprendiendo el ritmo implícito que
tiene la energía, la energía siempre va a ir hacia el opuesto y va a volver,
pero en el momento en que va hacia el opuesto, como yo no lo reconozco, ahí
antagonizo y ahí se arma un conflicto. Más profundamente uno después va
descubriendo que la energía se mueve en cruces, en triángulos, en forma de
flor.
Esto de los
ritmos, de la energía que va y que viene; este “ir”, en un signo opuesto al
mío, ¿qué es lo que yo más tengo que observar: aquello que me molesta, aquello
que es una virtud del otro signo? Por ejemplo, ¿qué pasa si yo me empiezo a
relacionar con mucha gente de mi signo opuesto? Sería llamativo, tendría que
estar atenta a ver qué se me muestra?
Para
simplificarlo, digamos que si yo tengo mucha carga con cierta persona o con
cierta energía, que me atrae muchísimo, o la detesto, eso está indicando que
hay algo que está resonando en la propia estructura que yo no reconozco en mí.
Hay una carga muy fuerte que está puesta allí “afuera”, y ese es un indicador
de una energía que está en mí y que no está siendo reconocida. En principio,
uno es atraído por las personas, de esta manera ambivalente digamos, le suceden
como el peor enemigo o le suceden que se enamora de ellas, con estructuras
energéticas que uno tiene negadas.
¿Debiera
reconocer en el otro algo propio?
Debiera
reconocer en el otro eso que me molesta; esto es fundamental. Un efecto típico
del alumno de primer año que estudia astrología es que comienza a estudiar los
signos y dice “ay, sí, tal signo es horrible, los brutos de los arianos, los
posesivos de los taurinos, los superficiales de los geminianos, los soberbios
de los leoninos, etc.”; todo el mundo habla mal de todos los demás signos. En
el mismo final del primer año ya algo se desarma; digamos que es clave
comprender que todo signo tiene ciertas cualidades, y por el solo hecho de
tener ciertas cualidades tiene ciertas dificultades, tiene máximos y mínimos,
ninguna parte es perfecta, solamente la totalidad puede ser perfecta, y para
que la totalidad sea perfecta, yo tengo que tener comprensión y capacidad de
juego y fluidez con todos los demás signos.
¿Ahí estaría
la trascendencia?
Claro, pero
el primer paso de la trascendencia son los vínculos. En la astrología se
estudian los vínculos; lo que me pasa con las personas es una radiografía de la
estructura interna y de la mayor o menor capacidad para resonar con el conjunto
del universo. Si uno quiere resonar con las estrellas pero no resuena con la
persona que está al lado, ahí vamos mal. En la astrología se ven los vínculos
como una unidad; cósmicos y personales al mismo tiempo.
¿A quién
tendría que estar prestando más atención desde lo energético y desde lo que
tiene que ver con esto de los signos: a mi signo opuesto, o simplemente a un
signo con el que siempre me fue mal o con el que nunca me llevé?
Para
empezar, como algo muy elemental digamos, si yo detesto sistemáticamente a un
signo, empecemos a trabajar allí. Ciertas características de personas que
recurrentemente vienen a mi vida y a mí no me gustan, trabajemos allí. ¿Cuál es
el principio? El principio es que energéticamente yo voy a estar siempre en
equilibrio; energía que yo no encarno, me encarna otro para mí, porque tiene
que haber equilibrio. Pero como yo me llevo mal dentro mío con esa energía,
también me voy a llevar mal afuera, voy a tener siempre afuera alguien con el
cual me voy a llevar mal. Si uno descubre eso, descubre que el afuera es un
espejo del adentro, el cómo me llevo con las personas pasa a ser esencial, no
es un problema moral o de buena conducta, es un problema de salud energética.
Diríamos: uno, en estado de salud profunda, no se lleva mal con nadie, no puede
llevarse mal con nadie, porque hay una capacidad de contacto con todo lo que lo
rodea a uno.
Puede haber mayor o menor afinidad, pero no es un problema de ser bueno o de
ser malo; es un problema de integración. Un ejemplo: un signo del cual uno
tiene que aprender mucho es el signo del ascendente, es algo que va apareciendo
y siempre hay muchas personas en la vida de uno que encarnan esa energía. Capaz
que una persona que tiene mucha energía del signo del ascendente me hace algo
que es terrible, me hace algo malo, y yo quedo muy mal con eso. Ahí, el punto
fundamental es: ¿puedo comprender cuál es el miedo que hace que esa estructura
energética se comporte de esa manera que me hizo mal? Porque hay una razón
profunda, no porque es mala; entonces yo voy descubriendo cómo esa estructura
energética que yo tengo esta ligada a ciertos miedos, ciertas conductas que
hacen sufrir; entonces puedo comprenderla profundamente en mi. Después
arreglaré cuentas con ella, pero hay que ver que tuvo un sentido profundo ese
desencuentro, tiene la cualidad de hacerme comprender un aspecto de mí mismo
que hasta ese momento estaba en sombra o a oscuras.
Entonces,
¿cómo tendríamos que tomar el tema del ascendente?
El
ascendente es una energía que yo tengo con mucha fuerza pero que generalmente
no me identifico, no me reconozco en ella y no la expreso plenamente; entonces
me pasan muchas cosas relacionadas con el ascendente, y en esas cosas que me
pasan está la energía que tengo que aprender. Por ejemplo, si soy ascendente en
Aries, es posible que conozca muchas personas violentas, o deportistas, o muy
rápidas o muy invasoras. Al principio eso me asusta, pero después iré
descubriendo que eso forma parte de mí.
¿Tiene
alguna relación con los conceptos de Alice Bailey?
Sí, fui
formado en la línea de Alice Bailey.
¿Hay
información esotérica en la carta natal?
La
astrología es un lenguaje; es un sistema simbólico altamente efectivo para
distinguir vibraciones. Digamos que es una distinción de vibraciones de tipo
mental, básicamente. Los colores, por ejemplo, son una distinción de
vibraciones de tipo astral; es a través de otro vehículo, así como hay casos de
personas que hacen una distinción auditiva de la vibración.
La astrología es un código de tipo mental, pero que tiene sus equivalentes; por
esto nosotros trabajamos con visualizaciones. En ellas cada signo tiene su
color, hay colores, sonidos, texturas, hay “sensorialidades” ligadas a cada
signo. Lo que tiene la astrología es que, al ser un mapa muy global, es muy
complejo y muy rico; es como un holograma muy complejo que no se reduce con
mucha facilidad a uno o dos colores. Es un tapiz de muchas hebras, y además te
va mostrando el ritmo cíclico de ese tapiz; puede ser que en un momento
predomine una cierta coloración y en un momento otra. Ése es el tipo de
información relativa a la energía que te da la astrología: con otro tipo de
sensibilidad y de lenguaje, uno capta de otra manera, por otros caminos. En un
punto, una persona con una sensibilidad muy alta puede captar cualidades muy
sintéticas, a través del color, o la vibración o lo que sea; la astrología, en
este sentido, es más analítica, tiene más que ver con una serie de detalles y
con una estructura compleja. Creo que son caminos que llevan al mismo lugar y
que expresan distintas cualidades, distintos tipos de sensibilidad.
¿Qué está
pasando a nivel planetario que hubo todo un movimiento en el año 99′ con el 11
de agosto; qué está pasando ahora con el cambio de milenio qué viene; cuál es
su opinión sobre este tema? O sea, hay una astrología para el planeta, también.
Yo diría que
estamos en un momento extremadamente rico; limitándolo un poco, lo pondría
desde principios del año pasado hasta mayo del año que viene. Desde el punto de
vista astrológico hay un cierto tipo de concentración de energía que yo creo
que tiene que ver con una definición muy profunda, como que algo se está
definiendo muy profundamente en muchos niveles, para cada individuo, en lo colectivo
y en la civilización, en la relación entre el ser humano y el resto de la
naturaleza, en la materia de la tierra. Si vamos a hablar con mucha amplitud,
acá se están produciendo movimientos que tienen que ver con que la Tierra está
entrando más en contacto con el Sistema Solar, está expresándose en un nivel
más profundo, está entrando en resonancia mucho más grande con el Sistema
Solar, y esto implica una crisis para la Tierra, para el “ser” de la Tierra, no
solo para la Humanidad, que es una parte de ella. Esto implica una crisis para
todos los reinos de la naturaleza y una transformación.
Desde el punto de vista de la Humanidad, creo que es muy difícil hablar de
esto, porque acá hay un cambio de era, y esto implica un cambio total de lo que
creíamos que era lo verdadero; entonces al que está muy identificado con las
creencias y lo que era verdadero en el ciclo anterior, lo que viene le parece
abominable; está esperando que suceda un cataclismo para que se le confirme que
la cosa no va para el lado “horrible” que él está viendo que va. Yo creo que la
verdad no es un punto fijo, la verdad cambia; lo que le parecía verdadero a la
limitación de la conciencia humana (por más excelsa que haya sido) en un ciclo
anterior, de pronto descubre otra cosa nueva, porque se va revelando algo más
complejo y más rico, que antes no podíamos verlo. Entonces, en este sentido, yo
creo que va a emerger mucho más cierta cualidad propia de la especie humana que
es el pensamiento; yo creo que al pensamiento hay que entenderlo no como un
fenómeno humano, sino como un fenómeno planetario, digamos; es la Tierra la que
crea al hombre y es la Tierra la que hace que el hombre haga ciertas cosas.
Todavía creemos, tanto desde la omnipotencia como desde una supuesta sabiduría,
que el ser humano puede hacer lo que quiere, y esto no es cierto; el ser humano
es una expresión de la evolución de la Tierra y tiene sus límites para moverse;
la energía de la Tierra es la que está manifestándose, y creo que se está
manifestando un momento de la energía de la Tierra que es transformarse a sí
misma a través del pensamiento. La Tierra -como parte del Sistema Solar- creó
el pensamiento en el ser humano y a partir de eso se transforma a sí misma, se
altera a sí misma, hace cosas que no podría haber hecho por otro camino. Y esto
es un nivel; es un nivel de algo que evolutivamente se expresa, y esto tiene
que ver (creo yo) con esta explosión tecnológica. La tecnología no es un
fenómeno humano, es un fenómeno planetario; es la vida de la Tierra que hoy es tecnológica.
Dentro de esta evolución, creo que muchos seres humanos van a identificarse
plenamente con este movimiento, con encarnar este pensamiento manipulador, esta
energía de tercer rayo (si leíste a A. Bailey); la van a encarnar y esto va a
crear cierto tipo de civilización, y esto es lo que tiene que ser en esta
etapa, aunque también en ese movimiento hay una desconexión muy profunda con
algo esencial; pero al mismo tiempo creo que, como en ninguna otra época, va a
haber una masa crítica de seres humanos que van a expresar otra energía mucho
más sintética y de correcta relaciones, que va a ir balanceando este
movimiento.
Creo que estamos en un punto crítico; desde el punto de vista individual, es un
momento de definición, para qué lado va uno; si va a engrosar este torrente de
pensamiento frenético que crea y combina, crea y transforma, o si va a engrosar
la fila de lo que equilibra esto, que es una energía de mayor sensibilización,
una captación de globalidad, un compromiso más profundo con el florecimiento de
todo lo que existe. Esto no es ni bueno ni malo, es responder a la naturaleza
profunda de las cosas. Pero en este sentido creo que estamos en un momento
crítico desde lo individual; va a haber muchas definiciones en este sentido.
Más
concretamente, cuando habla de definiciones, ¿qué es lo que quiere decir?
Quiero decir
que es como una divisoria de aguas, no en el sentido arquetípico y soberbio de
que éstos son los elegidos y éstos son los réprobos, sino de que habrá un
predominio de cierta modalidad de energía, y otros tendrán la posibilidad de
encarnar una energía que es más compleja, difícil de vivir, pero que es
imprescindible para el balanceo evolutivo. Puede ser que uno se identifique con
lo dominante y gire ahí; puede ser que haga un movimiento más complejo y más
rico, y que esto balancee más. En este sentido, cuantas más personas hagan el
movimiento más integrado y más rico, más balanceado va a estar todo.
De no ser
así, ¿qué pasaría?
De ser así,
creo que hay una oportunidad de que el hombre desarrolle mucho su nivel mental
y al mismo tiempo se abra en un nivel que podríamos llamar “espiritual”; si no
hay suficiente nivel de masa crítica de personas que se abran en un nivel
espiritual, (esto es como una puerta que está abierta y se va a cerrar); en
diez o quince años más esa puerta se cierra, y no se produjo cierto equilibrio,
la Humanidad va a girar por un largo ciclo en un gran poder mental, pero pobre
espiritualmente. En ese sentido creo que es un momento muy importante; ya no
tiene que ver con la voluntad, tiene que ver con la disponibilidad.
No creo que nadie pueda hacer algo desde su voluntad en este período porque lo
espiritual tambien va a ser distinto a otras épocas, sino estar disponible y no
asustarse; si podemos responder a algo que nos lleve hacia lo desconocido;
hasta donde alcanzo a percibir yo, la clave está en entregarse a lo
desconocido, en entregarse a algo que uno creía que no iba a ser para uno. Esto
es una clave de que algo se está abriendo, de que algo está saliendo de los patrones
viejos y de que algo se está integrando.
¿Por qué
dice que es hasta mayo del 2000?
Es que hay
una gran concentración en el signo de Tauro; cuando hay mucha concentración en
Tauro es que hay mucha definición, es como si algo definiera una dirección. Es
un punto de mucha tensión, un punto crítico, en el que puede haber una gran
crisis, pero que fundamentalmente es como si algo se acumulara con mucha
intensidad y entonces define inexorablemente. Pero si antes de esa definición,
uno se asusta, o se achica, entonces la cosa se le puede venir encima.
¿La
astrología nos lleva a una espiritualidad?
¿Qué hay más
espiritual que darse cuenta en cada momento de que uno es una partícula de una
red que abarca todo el Universo? La astrología es espiritual; su origen es eso.
Volviendo un poco al principio de la conversación: cualquier astrología que
oculta esto, es que uno se apropió de la astrología, que uno la recortó. Lo
importante es tener presente el origen de la astrología, porque a veces uno se
confunde y cree que el origen de la astrología es la capacidad humana de darse
cuenta de que puede predecir el futuro, y no es eso; lo que hace es que el ser
humano de pronto se da cuenta de la realidad. Por supuesto que cuando nos damos
cuenta de la realidad, lo primero que tendemos a hacer es aprovecharnos de eso;
es nuestra miseria.
Cómo se
lleva el horóscopo tradicional con el horóscopo chino? ¿Hay concordancias, no
las hay, cuáles son?
Bueno, yo no
soy un investigador dedicado a investigar en profundidad la astrología en
diferentes culturas, pero distintas civilizaciones han encontrado correlaciones
entre lo que sucede en la Tierra y lo que sucede en el cielo, con ángulos
ligeramente distintos. El horóscopo chino responde a algo mucho más colectivo;
la civilización china tiene mucho menos percepción de lo individual en el
humano, por eso es más global y por eso se habla de “el año del buey” o “el año
del dragón”, pero en principio hay equivalencias bastante fáciles de hacer,
hasta donde yo he investigado.
¿Qué significa
la palabra “horóscopo”?
Tiene que
ver con la visión del tiempo. En griego “horos” quiere decir hora, período de
tiempo, y “scopos” visión.
Estabamos
hablando que desde la astrología se encuentra y se conecta con la
espiritualidad. Para la persona que por ahí hoy está en búsqueda de un camino y
que no sabe (porque uno a veces asocia que el estudiar astrología tiene que ver
con una salida o con un desarrollo en esa área), ¿qué es lo que ofrece CASA 11
o de qué manera funciona para que una persona se acerque a estudiar astrología
sin tener que ser astrólogo?
La mayoría
de las personas que estudian en Casa 11 no entran a ella proponiéndose ser
astrólogos, entran atraídas por un proceso en el que van descubriendo algo que
por ahora los atrae pero que no es necesario que se comprometan
profesionalmente con ello; y a esta altura, el que se anota en Casa 11 sabe que
va a iniciar un proceso de transformación personal con la astrología. Por
ejemplo, en Casa 11 estudian muchísimos psicólogos y psicólogas, que no es que
vayan a ser astrólogos, sino que van a utilizar la astrología dentro de su
trabajo, y mucha gente en general que lo toma como un camino de transformación
personal. Y también personas que van a trabajar como astrólogos y que van a
enseñar astrología. El espectro de salida es muy grande; lo que a mí más me
interesa es el proceso de transformación personal; después cada uno encarna lo
que tiene que ser.
¿Es bueno
hacerle una carta natal a un niño?
Es un tema
muy delicado, suele generar mucha ansiedad. Digamos que hay que ser muy buen
jardinero para dejar que un chico florezca, más cuando uno pretende saber
algunas cosas del destino de ese chico. Los padres se asustan mucho, los padres
en general tienden a manipular a sus hijos, entonces “si el astrólogo dijo tal
cosa, entonces…”. Es algo muy riesgoso; quizás una civilización mucho más sabia
podría utilizarlo como un camino maravilloso para que creciéramos mejor, pero
con nuestro grado actual de torpeza, lo que yo he visto es que se lo toma como
un instrumento más para el control consciente o inconsciente que los padres
ejercen sobre los hijos. Es de mucho cuidado. Yo he trabajado mucho con cartas
de chicos, pero trabajar con cartas de chicos siempre es trabajar con las
cartas de los padres. Lo importante es: el chico nació en cierto ambiente
energético por alguna razón, y lo que está aprendiendo a vivir es la energía
que está en esa familia; para que el chico crezca y evolucione, tienen que
cambiar los padres.
Las congestiones energéticas del chico son justamente las congestiones
energéticas de los padres, que no permiten que cierta energía se manifieste
alrededor de ellos; entonces todo trabajo que se hace con carta natal de chicos
es con los dos padres, es fundamental trabajar sobre la mejor circulación de la
carta de los padres. Eso automáticamente revierte en mayores posibilidades para
los chicos para encarnar su propia energía.
¿Y si de
niño me hicieron una carta natal y mis padres no cambiaron, cuáles son mis
posibilidades al no tener toda esta información?
A ver,
digamos una situación ideal: si los padres se van ampliando, van floreciendo, y
la energía circula, los chicos tienen muchas más posibilidades; si los padres
no pudieron hacerlo, el chico tiene un trabajo más fuerte por hacer, va a tener
que hacer lo que los padres no hicieron, que es lo que sucede casi siempre.
Poniendo las metáforas del principio: si papá y mamá se tropezaron en esa
piedra, yo llegaré hasta esa piedra, tendré que no tropezarme, tendré que darla
vuelta y seguir adelante; tomar el trabajo que ellos no pudieron hacer, y
seguirlo. En este sentido la energía se hereda; mejor dicho la dificultad con
la energía se hereda; el chico nace con vibraciones en general muy semejantes a
las de los padres. Y si los padres se niegan a expresar ciertas energías, esta
inhibición va a ser heredada en el chico. Si fuéramos más sabios y pudiéramos
trabajar bien con nuestros hijos, lo que es trabajar profundamente con
nosotros, les aliviaríamos el trabajo. Uno haría lo que tiene que hacer, y que
el chico arranque desde donde le corresponde a él.
Algún día en
la Humanidad habrá más conciencia de quiénes somos y qué energía venimos a
expresar. ¿Dejará la astrología de ser una herramienta útil, o siempre está ahí
al alcance de poder darme más información?
Yo creo que
puede servir muchísimo para la educación, pero también sería el momento en que
pudiera florecer una astrología más compleja. Hoy por hoy estamos centrados en
la carta natal individual, y la carta natal no es individual; la realidad son
redes de cartas natales. Lo más rico es hacer cartas natales de familias, de
generaciones, donde uno ve cómo la energía va encarnando y va buscando salida y
va tejiendo redes; yo creo que en el momento en que demos un salto de mayor
integración, va a surgir una astrología mucho más compleja, mucho más esencial,
y seguirá siendo útil para procesos colectivos y para comprender mucho mejor
nuestra verdadera naturaleza. Imaginate si toda la Humanidad tuviera claro que
hay procesos cíclicos y ciertos momentos de cambio que son necesarios, si esto
fuera un patrimonio colectivo y los gobernantes estuvieran en contacto con los
movimientos cíclicos de la energía; sería muy útil. Pero antes que eso,
lamentablemente, algún gobernante se va a querer aprovechar de la carta natal
para que su país crezca más que otro, y esas pavadas.
¿Se hace
eso?
Y, eso se
hace. Siempre sale mal, por suerte. Yo creo que esto es importante: que el que
sabe astrología o se acerca a la astrología se dé cuenta de cómo la avidez del
ser humano hace que le pida a la astrología algo que no se lo va a dar; es como
una ilusión, es la ilusión del control. La astrología es mucho más rica, no tiene
que ver con el control, pero por eso la astrología termina fallando para el que
intenta controlarlo todo. Si no fuera así, la astrología hubiera sido aceptada
por todos. ¿Por qué la astrología falla? Porque no está ligada al control, está
ligada a otra cosa mucho más profunda que es comprender la naturaleza de
ciertas corrientes energéticas y aprender a acompañarlas, aprender a navegar
con ellas, hacer mejor los movimientos con la energía.
No pensar que “va a pasar esto, entonces voy a hacer lo otro para que no me
pase, y con esto le gano a otro”; eso es una mala comprensión de la astrología,
y ahí falla la astrología, y es bueno que falle; esto es lo que tendría que
comprender un astrólogo. Primer punto: la astrología tradicional, que dice que
puede predecirlo todo, eso no es cierto, ningún astrólogo predice todo. Si
hubiera uno que puede predecir todo, a esta altura toda la civilización hubiera
aceptado la astrología, sería incontrastable. ¿Por qué ningún astrólogo puede
predecir todo, por que es mal astrólogo? No; es porque éste no es el juego, el
juego es más complejo. Entonces hay algo que no vemos, y que uno dice “si uno
fuera mejor astrólogo, podría predecir todo”. No es así, el juego es mucho más
rico, mucho más complejo, no está predeterminado en el sentido de que cree el
astrólogo que lo puede predecir todo. Lo que puede predecir el astrólogo es
cuáles son las condiciones energéticas que se van a dar, lo que no puede saber
es cómo vas a reaccionar, y esto es fundamental. Yo creo que es importante que
el astrólogo acepte que lo mejor que puede pasar, es que suceda algo que no
haya podido predecir; porque eso quiere decir que los seres humanos están más
abiertos, más libres, y dan respuestas más creativas. Si sucede lo que el
astrólogo predijo, es que la persona se comportó estáticamente.
¿Hay la
relación entre la astrología y el karma?
Yo creo que
aquí habría que meterse mucho con la palabra “karma”; acá también hay un
paradigma que hay que profundizar, si esto que llamamos karma es algo
individual o algo mucho más rico y complejo. Tomando algunas cosas que
hablamos, el karma esencial es el karma de la humanidad; decir “éste o aquel
karma” es fragmentar. Uno podría decir que cada uno tiene que aprender a
encarnar la energía con la cual ha nacido, y cada uno va a quedar atrapado en
los conflictos de la mala comprensión de esa energía. Esta mala comprensión,
¿es individual, o es humana? Somos los humanos los que no sabemos qué hacer con
la violencia, el deseo, con el poder… Uno podría decir que hay una historia,
que hay cierto tema que es más importante en una persona que en otra, pero yo
prefiero pensar en términos colectivos, de que lo que tenemos que aprender es a
salir de la cadena de causas y efectos de las humanidad. No me gustan las cosas
que hacen que se acentúe la sensación de estar separado de los demás.
Así como
antes comentaba que la astrología no era predictiva, ¿qué sucede con el pasado?
A veces se escucha que en la carta natal se pueden ver vidas pasadas. ¿Es
correcto, o también caemos en la predicción?
Yo creo que
es un problema de enfoque; esto depende de la formación y de las creencias de
la persona que hace astrología, el condicionamiento de cada uno es lo que uno
ve: unos hablan de vidas pasadas, otros pueden decir que lo que ven son arquetipos,
estructuras arquetípicas que son estructuras colectivas que dibujan imágenes,
escenas. Yo diría: ¿es la vida pasada de ese ser, o es el pasado de la
humanidad lo que está condicionando a esa persona? Creo que son maneras que
tienen su función y su utilidad, y te vuelvo a decir, a mí no me gustan, yo
prefiero no ahondar la sensación de exclusividad, de “lo que me pasa es por
mí”; ya estamos en la psicología, de “lo que me pasa es por mi mamá y por mi
papa, si hubieran sido otra mamá y otro papá sería otra cosa…”, esto ya es una
historia, digamos; y después le agrego la historia de que en otra vida yo hice
esto y no hice aquello otro, y por eso me pasa lo que me pasa, etc. Esto
refuerza la sensación de ego, me fija en milenios de ego. Y eso para mí no
resuelve las cosas; creo que un camino mucho más sintético es decir “no importa
quién lo hizo o quién no lo hizo; lo hicimos”. Los humanos matamos, odiamos,
robamos, hemos sido crueles, llenos de miedo, posesivos; no importa si fui yo o
fuiste vos. Fuimos eso y aún somos eso y todos tenemos que hacernos cargo de
eso.
¿Qué cosas
puede tomar la gente de la energía que se está moviendo ahora en nuestro
planeta?
Bueno, desde
un punto de vista, esto del fin de milenio es una ilusión (sea el año 2000 o el
2001), qué significa que un chino, un japonés, un judío brinden por el fin del
milenio, porque no es así para ellos; es algo ilusorio. Sin embargo creo que es
una ilusión útil, en el sentido que me parece que está transparentando una
posibilidad en la Humanidad de que haga un ritual, un ritual de invocación, de
abrirse a lo nuevo, de terminar con el pasado y abrirse a algo que es nuevo,
que es desconocido, y entrar en otra etapa. En este sentido creo que es un
ritual significativo; si uno puede tomarlo más allá de la forma, más allá del
merchandising, creo que realmente es una oportunidad para hacer una
celebración, un ritual de despedida de lo viejo y de estar disponible para lo
desconocido y que entre lo desconocido a la Humanidad, y perder el miedo a lo
desconocido y a lo que nos abre; en ese sentido creo que vale la pena.