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Entrevista a Robert Hand
Una
conversación con Robert Hand
Robert Hand es un astrólogo profesional con más
de 40 años de experiencia en este campo. Goza de reconocimiento por sus
pioneros trabajos que incorporan nuevas técnicas astrológicas, incluyendo la
investigación sobre cartas compuestas y el campo de los armónicos. Es autor de
numerosos libros y traductor de textos antiguos y medievales. Hand es
presidente del Consejo Nacional de Investigación Geocósmica (NCGR). Ha
impartido conferencias, seminarios y talleres por todo el mundo. Ha ejercido de
astrólogo en Nueva York, Boston y Cape Cod, y ahora vive en Reston, Virginia,
donde trabaja en una tesis doctoral en la Universidad Católica de América. Esta
primavera ha recibido un premio en reconocimiento a la labor de toda su vida.
Su página web es www.robhand.com
Después de una dura semana de conferencias en la escuela de verano-2007 de la
Facultad de Estudios Astrológicos en Oxford, Inglaterra, de la que Robert Hand
es en realidad patrocinador, nos sentamos juntos en medio de un ambiente
magnífico en el Brasenose College, donde se estudiaba astrología hace 700 años.
Este era un marco perfecto para hablar con Hand, quien es bien conocido por
tratar de reconectar la astrología moderna con sus raíces medievales.
Tore
Lomsdalen: Robert, cómo se interesó usted por la astrología?
Robert Hand:
Fue a través
de mi padre. Él empezó a usar la astrología como un instrumento suplementario
para el análisis del mercado de valores. Eso me interesó. Yo tenía entonces 17
años. Ahora voy a cumplir 65. Son casi 50 años de astrología – mucho tiempo…
TL: ¿Comenzó
a estudiar astrología formalmente a los 17 años?
RH: No, aunque teníamos algunas
efemérides y tablas de casas. Ni mi padre ni yo tuvimos un profesor regular, la
astrología que practicábamos era muy, muy diferente de la que otras personas
utilizaban por entonces. Con los años, nos fuimos familiarizando más con las
técnicas comunes. Sin embargo. también llegué a ser extremadamente crítico con
muchas de esas técnicas. Cuando estaba empezando con la astrología, yo era un
seguidor de la Escuela de Cosmobiología de Ebertin.
Al
principio, usaba el moderno sistema de regencias de signos que incluye a Urano,
Neptuno y Plutón. No pude lograr que esto funcionara adecuadamente. Encontré
que este sistema de regencias era la causa más habitual de mis errores de
predicción. En realidad, no conseguí unos buenos resultados con los regentes de
signos hasta que empecé a usar el sistema medieval de regencias, de lo cual no
hace mucho tiempo – en los años 90. Antes de eso, obtuve muy buenos resultados
utilizando un modelo Cosmobiológico modificado.
TL: Pero
usted es un astrólogo tradicional, en el sentido de que usa técnicas ortodoxas.
RH: Las uso ahora, pero todavía trabajo
algo con los puntos medios, aunque no en el riguroso estilo Cosmobiológico. En
lo que concierne a las regencias, creo firmemente en el sistema medieval. Las
principales diferencias son: Primero, los planetas transpersonales
Urano, Neptuno y Plutón no rigen ningún signo. Esta es la mayor diferencia con
el sistema moderno. Segundo, en el sistema medieval hay hasta cinco
regentes en un signo – domicilio, exaltación, triplicidad, término y faz. Si a
un planeta le corresponden dos o más de estas dignidades, se le dará
frecuentemente prioridad sobre el regente del signo.
Le doy un
ejemplo, en una carta diurna Venus es el regente del signo de Libra – el
regente por domicilio, como le llamamos – y Saturno es el regente por
exaltación. Todos los signos de aire en una carta diurna están también regidos
por Saturno como el primer y principal regente de la triplicidad. Por lo tanto,
de acuerdo al parecer de los griegos, Saturno tiene dos puntos de regencia
frente a un punto de Venus. Según la estimación medieval, Saturno tiene siete
puntos de regencia mientras que Venus solamente tiene cinco. El sistema
medieval está establecido conforme al tipo de regencia. Por esta razón, Saturno
rige Libra en una carta diurna.
TL: ¿Cuál es
la ventaja de este sistema?
RH: En la astrología natal es una gran
ventaja. Le daré otro ejemplo. Esta mañana hicimos una carta de un joven que
tenía Libra en el Ascendente. Había nacido de noche, y el regente nocturno de
los signos de aire es Mercurio. Por tanto, Saturno no es el regente del
Ascendente. Venus en Escorpio está peregrino, lo que significa que no tiene
dignidad alguna y está en detrimento. Esto da a Venus una puntuación de menos
10 según las dignidades medievales, que es lo más bajo que Venus puede caer.
Saturno, por otra parte, que es regente de Libra por exaltación, está en
Acuario. Venus no aspecta a Libra, porque está en Escorpio, pero Saturno en
Acuario sí lo hace. Por lo tanto, se utiliza Saturno como regente del
Ascendente de este joven incluso aunque, en teoría, Venus tiene más regencia.
Prácticamente hablando, el individuo tienen una alternativa. ¡esa es la
importante clave de todo esto! Venus es fuertemente el regente del Ascendente.
El nativo puede tratar de expresar Venus como su regente de la casa primera;
sin embargo, probablemente fracasará. Si se vale de Saturno como regente de la
casa primera, seguramente tendrá éxito. Su madre me dijo más tarde que él era
realmente un tipo saturnino. Espontáneamente vivía de ese modo. Si tienes dos
señores igualmente poderosos, puedes usar uno cualquiera de ellos – o incluso ambos.
TL: ¿Es este
el sistema medieval que usted enseña?
RH: Sí, en efecto. En realidad, sólo
enseño en el Kepler College en los Estados Unidos, que es una escuela de artes
liberales de la astrología. Pero en este momento no enseño personalmente. Estoy
demasiado ocupado con mi tesis doctoral en Historia Medieval. Mi especialidad
es, por supuesto, la historia de la astrología.
TL: ¿Qué
significa para usted la astrología?
RH: La astrología es un sistema de
ideas que intenta percibir, analizar y emplear las correlaciones entre los
asuntos humanos y celestiales. Hay dos cosas que son igualmente importantes
para mí en astrología. En primer lugar, la experiencia observada día a día de
que el Universo no está muerto, y la vida sobre la Tierra no carece de sentido.
En segundo lugar y estrechamente relacionado con lo anterior, la experiencia
diaria de que yo y el Universo somos uno.
De modo que,
para mí, lo más importante son las implicaciones metafísicas y espirituales de
la astrología, y también sus implicaciones científicas. La astrología no es un
sistema de creencias, simplemente porque está basada en la experiencia. Estoy
dispuesto a creer -o más bien a alcanzar un acuerdo- que otras personas podrían
tener otras experiencias. Sin embargo, mi visión de la realidad está
fuertemente informada, y formada, por mi experiencia.
Cuando la
gente me pregunta “¿Crees en la astrología?” Mi respuesta es, “No, no creo en
la astrología. ¡La vivo!” La astrología me enseña que las leyes de la física
podrían ser verdaderas, pero sus principios no son los más importantes de
todos. El principio más importante es que el Universo se comporta como si fuera
un Ser Viviente. ¡Nos habla! Como en toda comunicación entre seres
conscientes, el lenguaje es negociado por ambos interlocutores.
TL: ¿El
Universo nos habla a través de los planetas?
RH: Nos habla de muchas maneras, pero
los planetas son uno de sus medios. El Universo utiliza numerosos lenguajes
para hablarnos. Cuando digo esto, no me refiero al universo físico. De lo que
hablo en realidad es del Alma del Mundo.
TL: ¿Cómo
define usted “Alma del Mundo”?
RH: Es un término neoplatónico. Los
neoplatónicos creían que en el centro de todo estaba algo a lo que se referían
simplemente como el Uno. Como Plotino decía, incluso eso es decir demasiado.
Está más allá de nuestra comprensión. El Uno, por su parte, generó a partir de
sí mismo lo que probablemente puede ser mejor descrito como Conciencia
Universal. Eso es lo que se llama en griego Nous. Consiste en la unión
del conocedor y lo conocido. En la idea neoplatónica de Nous, no hay ningún
marco de tiempo a este nivel. ¡Hay solamente eternidad! Todo lo que es, pudo
ser, o alguna vez será está ya presente, simultáneamente. Simultáneamente
no significa realmente nada, en los propios términos del Nous, porque el Nous
trasciende el tiempo.
El Nous genera una imagen de sí mismo. Hay tiempo y movimiento. Esto es el Alma del Mundo, que es el principio del ser. Es lo viviente, y el universo físico es su cuerpo.
El Nous genera una imagen de sí mismo. Hay tiempo y movimiento. Esto es el Alma del Mundo, que es el principio del ser. Es lo viviente, y el universo físico es su cuerpo.
TL: Usted es
conocido por introducir el sistema de casas de Signos Enteros en la astrología
occidental.
RH: Yo soy probablemente el mayor
defensor del sistema de casas de Signos Enteros. Puede que sea el más conocido
de los astrólogos que lo usan, pero no soy el primero en incorporarlo a la astrología
occidental. Todos los que hemos estudiado astrología helenística hemos tratado
esta cuestión, y la mayoría de nosotros nos hemos cambiado al sistema de Signos
Enteros. Hicimos esto no porque los griegos lo hicieran (los antiguos son
perfectamente capaces de equivocarse y se han equivocado en muchas áreas de la
astrología). Honestamente, cuando lo probé, a pesar del hecho de que yo estaba
poco dispuesto a aceptarlo, me vi obligado a creer en él. Los resultados fueron
mucho mejores que con los sistemas de casas más recientes. Podría darle muchos
ejemplos en los que el moderno o cuadrante tipo de casas fracasa en darme la
interpretación correcta, mientras que el sistema de casas de Signos Enteros me
dio la clara y directa respuesta que estaba buscando.
TL: El
sistema de casas de Signos Enteros no parece ser muy popular hoy en día.
RH: Eso es porque no hay mucha gente en
este movimiento, pero se está extendiendo rápidamente. Voy a revisar el pequeño
libro que escribí sobre esto. Eso podría estimular a más gente a interesarse y
empezar a usar este excelente sistema de casas. Varios seminarios y
conferencias sobre este tema están en marcha. ¡Espere y verá!
TL: ¿Por qué
le gustaría ser recordado en su labor astrológica?
RH: Creo que cuando llegue el momento de
escribir mi obituario, el sistema de casas de Signos Enteros será una nota a
pie de página. Quiero ser recordado como una persona que jugó un papel clave en
la reconexión del futuro de la astrología con su pasado. Los siglos XVIII y XIX
supusieron un cambio radical en la tradición. Se produjo una ruptura a través
de la destrucción, no a través de la evolución. Me gustaría que la astrología
del futuro fuera lo que habría sido si el deterioro de los siglos XVIII y XIX
no se hubiera producido. No sería pura astrología tradicional, pero sería una
especie de astrología renovada basada sobre principios y técnicas tradicionales
– un avance en nuevas direcciones, que tomara y combinara lo mejor de ambos
sistemas.
TL: ¿Se
refiere a una astrología postmoderna?
RH: Algo así. Sin embargo, el término
“postmoderno” ha de usarse con precaución. En el sentido literal de la palabra,
sí, es astrología postmoderna. Si llamamos moderna a la astrología del siglo
XX, sí, va después de ese período. Pero si usamos la palabra del modo en que lo
hacen los modernos filósofos franceses, como Jacques Derrida y otros, entonces
no es postmoderna. Su definición de “postmoderno” no es aplicable a la
astrología.
TL: ¿Es la
astrología postmoderna una especie de “Regreso al futuro”?
RH: No sé si se puede decir así, pero
es una “curación de la herida”. Si se lee a Raphael, cuyo nombre no era
realmente Raphael (era, con el debido respeto, un embrollador, pero un
embrollador muy influyente a través de su almanaque, que impulsó el
renacimiento de la astrología en la Inglaterra del siglo XIX)… se puede ver que
su astrología sólo era una porción muy tosca de la astrología tradicional.
Buena parte
de esa porción procedía de una persona, John Partridge, que estudió
sistemáticamente la astrología tradicional. Por desgracia, Partridge la
entendió mal en su mayor parte y echó a perder cada idea que no podía
comprender. Era el menos talentoso de todos los astrólogos de los siglos XVII y
XVIII, pero fue probablemente el más influyente. También fue quien popularizó
el sistema de casas de Placidus. El peor astrólogo tradicional de Gran Bretaña
fue quien introdujo el sistema de casas de Placidus – todos sus predecesores
usaban Regiomontanus. Partridge murió a comienzos del siglo XVII. Entonces, la
tradición de la astrología estaba casi quebrada, y esa ruptura fue muy mala
para la astrología occidental.
Partridge
hizo mucho daño. Raphael continuó el deterioro. Alan Leo, que era un hombre muy
agradable y tenía la mejor de las intenciones, tergiversó las cosas todavía
más. De modo que la moderna astrología, entendiendo por tal la astrología del
siglo XX, es el resultado de Partridge, Raphael y Leo.
Lo que
sucedió a partir de ese momento fue que los astrólogos del siglo XX, frente a
una tradición extremadamente empobrecida, empezaron a añadir nuevo material a
la misma. Algunos de estos materiales serán de un valor duradero. No sé si el
dial de 90 º de la Escuela de Hamburgo y la Cosmobiología, por ejemplo,
seguirán siendo componentes habituales de la caja de herramientas astrológicas,
pero suponen un muy valioso conjunto de técnicas. La investigación de la
astrología sideral fue útil, ya que provocó un nuevo examen de la historia de
la astrología que nos ha llevado a donde estamos ahora. ¡El mayor logro
revolucionario de la astrología moderna es que se convirtió en una gran
herramienta para el auto-desarrollo!
TL: ¿Con la
ayuda de Carl Jung?
RH: La psicología es una forma de
abordarla, sí. Pero se trata de algo más que psicología, también tiene una
dimensión esotérica. Dane Rudhyar es el mejor ejemplo, y en Alemania otro
ejemplo es Thomas Ring. Su labor fue continuada por sus discípulos. Creo que
este énfasis en el auto-desarrollo es el logro más sólido de la astrología del
siglo XX.
TL:
¿Simbolismo y arquetipos son la misma cosa?
RH: El simbolismo es muy importante en
astrología. Se remonta hasta los egipcios. La palabra arquetipo tiene
dos significados muy diferentes. Originalmente era prácticamente lo mismo que
la idea platónica de “forma” y es superconsciencia en la naturaleza. Bajo la
influencia de Carl Jung, el arquetipo llega a ser visto como subconsciencia
en la naturaleza y, por tanto, muy diferente de la idea platónica. Aunque tengo
un enorme respeto por Jung, debo decir que situó los arquetipos en el lugar
equivocado. Los colocó en un reino inferior a la mente consciente. Platón los
ubicó por encima de ella.
Para volver
a la diferencia entre un arquetipo y un símbolo, creo que este último es
básicamente un principio no-físico por el cual se organiza la realidad. En
otras palabras, los símbolos son una forma de representar la realidad que no se
limita a poner etiquetas a aspectos de la realidad sino que nos conduce a ella.
En griego, símbolo significa “lanzar juntos”, no en el sentido negativo,
sino en el de hacer que las cosas vengan unidas.
TL: ¿Es la
carta natal una descripción simbólica del ser humano?
RH: Del alma humana, sí. Según
Aristóteles, el alma es la forma del cuerpo plenamente realizado. Es el
principio formal que hace que cada ser humano sea lo que es. Más precisamente,
no tenemos almas, ¡somos almas! Creo que la carta es una representación
simbólica de la estructura arquetípica del alma. Sin embargo, no describe
completamente cómo esto se va a manifestar en la práctica, en la realidad
concreta de nuestra vida. La carta expresa, en cambio, lo que sería si
se alcanzara la perfecta manifestación.
TL: Usted
dijo una vez, “Los planetas son objetos naturales que reflejan el momento del
alma dentro de nosotros.” ¿Por eso la astrología funciona?
RH: Sí, de nuevo usando el modelo
neoplatónico, que no es necesariamente el único que se puede usar. Los
neoplatónicos, al igual que la mayoría de los platónicos, creían que todos los
niveles de realidad se reflejan entre sí y evolucionan paralelamente. Hay
cuatro niveles: el Uno, el Nous, el Alma y el Cosmos.
Hay también
dentro del Cosmos esos cuatro niveles, porque hay cuatro niveles dentro de cada
uno de los niveles: Uno, Nous, Alma y Cosmos. En el nivel de manifestación en
este mundo, tenemos la rotación aparente del Universo cada 24 horas. Sabemos
que esto es un artificio, porque es la rotación de la Tierra lo que realmente
estamos viendo. Pero eso no importa, ya que estamos hablando simbólicamente.
Esta rotación del Universo representa el Uno dentro del Cosmos; las estrellas
fijas representan el Nous dentro del Cosmos; los planetas representan el Alma
dentro del Cosmos; y la esfera sublunar es el Cosmos dentro del Cosmos. Toda la
doctrina del macrocosmos y el microcosmos es neoplatónica, aunque tiene
profundas raíces en la filosofía hermética. Cada uno de nosotros es un
microcosmos y contiene la Unidad, el Nous, el Alma y el Cosmos. El Cosmos es el
cuerpo; el Alma, como la palabra indica, es el alma humana; el Nous es la
conciencia del alma; y el Uno es nuestro conocimiento individual así como
nuestra individualidad.
La Unidad es
semejante a esto: si se divide un individuo, el individuo deja de existir.
Individual significa “indivisible”. El término implica que no se puede dividir.
Literalmente, significa lo mismo que “átomo” (atomos en griego) – lo que
no se puede cortar.
La cuestión
es que cada uno de nosotros tiene su propia alma, y el Cosmos tiene un Alma, y
el Alma del Cosmos se manifiesta en el movimiento de los planetas. Ellos son
aspectos del Alma, y sus movimientos son una manifestación del Alma. Los
planetas fuera, en el Cosmos, y los planetas dentro de uno mismo corren en
paralelo. ¡Por esto es que la astrología funciona!
Los cambios
del alma individual y los cambios en el Alma del Cosmos se reflejan mutuamente.
Esto no es un mecanismo causal en el sentido ordinario de la palabra. De hecho,
la astrología se parece más a un lenguaje que a un mecanismo.
TL: ¿Cree
que la astrología ha progresado o ha degenerado desde sus orígenes?
RH: Ha tenido sus altibajos. Con el
período helenístico, es difícil de decir, porque el material es fragmentario.
La evidencia es que la astrología helenística estaba muy altamente desarrollada
– algo más simple que astrologías posteriores en algunos aspectos y más compleja
en otros. La astrología árabe medieval y la astrología latina que se derivó de
ella alcanzó un elevado desarrollo. La astrología hindú es también muy
elaborada. Pero yo diría que desde 1700 hasta hace poco tiempo, la astrología
occidental ha degenerado. Ha perdido el rastro de sus propias raíces. Podría,
tal vez, recobrarlo…
TL: ¿Por
medio de la astrología psicológica?
RH: La psicología es solamente una
aplicación de la técnica astrológica. Por ejemplo, yo hago astrología
psicológica con métodos medievales. Eso no es un problema. También hago
astrología no psicológica.
Tenemos que
dejar de pensar en la astrología como si fuera semejante a la tecnología
científica, en la cual hay una y sólo una manera de hacer las cosas. Debemos,
más bien, pensar en ella como en un sistema lingüístico, un lenguaje. La
diferencia entre un buen lenguaje y uno malo no es si se trata de inglés,
alemán, español, chino o hindú. Hay muchos buenos lenguajes. La diferencia en
utilidad de un lenguaje sobre otro estriba en lo que cada uno puede expresar o
no.
El lenguaje
de la astrología moderna del siglo XX está tan depauperado que no puede decir
las cosas claramente. Es confuso, desenfocado y simplista. Podemos ilustrarlo
con un ejemplo. Hace algunas décadas, la comunidad astrológica de Nueva York
NCGR consiguió reunir un gran número de datos natales de víctimas de suicidio.
Fueron recogidos de registros públicos; eran datos de nacimiento oficiales. En
lugar de que los astrólogos hicieran lo que se podía esperar de ellos, un análisis
estadístico de la muestra para ver si se detectaba algún patrón, ellos crearon
el Proyecto de Estudio del Suicidio de Nueva York. Este proyecto comprobaba la
habilidad de los astrólogos para distinguir entre suicidas y no suicidas. Las
cartas de los suicidas fueron emparejadas con las de los no suicidas. Los
astrólogos fueron entonces invitados a comparar las cartas y decir cuál de cada
pareja era la del suicida y cuál no.
Yo no
participé. ¿Sabe por qué? Porque me di cuenta de que no sabía qué mirar en una
carta como indicación de suicidio. De hecho, la astrología moderna no dispone
de un modelo teórico para detectar indicaciones de suicidio. Si el método
tradicional para predecir el suicidio es correcto o no, no hace ahora al caso.
La cuestión es que la astrología tradicional tiene un sistema de
predicción del suicidio. El lenguaje contiene esa información. Podrá ser
correcto o no, pero desde la perspectiva de la astrología como lenguaje, el
lenguaje de la astrología tradicional es más articulado, más preciso y claro.
La prueba es que en la astrología moderna, como la practica mucha gente, ni
siquiera se puede decir si algo funciona o no. Se podría decir algo, pero no
claramente. En la astrología medieval se puede ser preciso.
Si no se
puede decidir si un lenguaje está diciendo algo claramente o no, eso significa
que no es tal lenguaje. Sobre la base de su articulación lingüística, la
astrología medieval – y, por lo mismo, la astrología helenística o la hindú –
es superior a la moderna astrología del siglo XX.
Nuestra
astrología “postmoderna” tiene que desarrollar un nuevo lenguaje oracular
semejante al de la astrología medieval, la helenística o la hindú. Eso es
realmente lo que los astrólogos están haciendo. Estamos tomando el verdadero
lenguaje original y reformulándolo con palabras modernas. Yo no soy un antiguo.
Puedo estudiar materiales antiguos por su interés intrínseco, pero cuando se
trata de practicar la astrología, no soy un astrólogo medieval. Soy un
astrólogo moderno. Uso el lenguaje medieval para propósitos modernos, y esto
funciona muy bien.
TL: Llevando
la astrología por ese camino ¿no caemos en la trampa de hacernos deterministas?
RH: ¡No! Jerarquía de lenguaje no es
determinismo. Cuando se hace una declaración en un lenguaje claro, la gente sabe
que se ha hecho la declaración. Lo que sucede en realidad es que las
alternativas son descritas de modo muy articulado en los métodos medievales. No
presentan una nebulosa masa de posibilidades. Usted puede decir que esta o
aquella estrategia debería funcionar muy bien, mientras que esta o aquella otra
estrategia probablemente fracasará. Pero nunca decir que esto funcionará y
aquello no. La astrología moderna dirá “bie-e-en, veamos…”
Yo trabajo
con un lenguaje antiguo, pero con intenciones modernas. Esa es la diferencia.
TL: El
astrólogo babilonio comenzó siendo un sacerdote. ¿Cree que hay un sacerdote en
nosotros hoy día?
RH: Gurú o mentor sería más apropiado,
pero no un sacerdote. Prefiero no cambiar en ese sentido tampoco.
TL: ¿La
astrología es una religión?
RH: La astrología tiene implicaciones
religiosas, pero no es una religión. No es una religión en el sentido habitual
de la palabra. No es un sistema teológico.
TL: ¿La
astrología es compatible con la religión?
RH: Solamente aquellas religiones que
dicen que la astrología es maligna son incompatibles con la astrología.
TL: Hay
muchos astrólogos que son intensamente cristianos o religiosos o tienen una fe
fuerte…
RH: No tengo ningún problema con eso.
TL: ¿Por qué
entonces la Iglesia no acepta la astrología? ¡El fallecido Papa Juan Pablo II
declaró en una encíclica vaticana que la astrología es un grave pecado!
RH: Eso se responde muy fácilmente.
Estos individuos no son la Iglesia, aunque ellos proclamen que lo son. La
Iglesia Católica es públicamente reacia a reconocer la astrología. En realidad
fue el Papa actual quien escribió el nuevo catecismo que condena la astrología,
cuando todavía era cardenal. Sin embargo, a lo largo de la historia, ha habido
otros papas favorables a la astrología.
TL: ¿Es la astrología
un sistema particular de fe, culto y creencia?
RH: Podría formar parte de un sistema
así, pero no tiene por qué. No es un sistema de creencias. Ni un sistema
determinado de fe y culto. Nadie ha decretado un ritual especial para ser
astrólogo, aunque hay astrólogos rituales, tanto en el Este como en el Oeste.
Pero no hay algo que debas creer para practicar la astrología. De hecho,
tenemos dos sistemas de astrología que no son completamente diferentes pero
tienen bastantes diferencias significativas; uno procede del subcontinente de
la India, y el otro de Oriente Medio. Nuestra astrología es una rama de esta
última. (Debemos tener presente que nosotros no practicamos astrología
occidental, sino astrología Medio Oriental. No hay astrología occidental, salvo
quizá la astrología del siglo XX y la Nueva Era).
Usted
preguntaba por qué la Iglesia es tan hostil con la astrología. La mejor
respuesta que puedo dar es bastante simple. De acuerdo con Franz Cumont, la
religión oficial del estado del Imperio Romano en el período anterior al
cristianismo (y tenga en cuenta que era una religión del estado) no era
el culto a los Olímpicos. Eso es un mito. Era el culto al Sol No Conquistado,
el Sol Invictus. Era una religión muy neoplatónica, hasta el punto de que
neoplatónicos posteriores fueron conscientemente adoradores del Sol.
La
astrología formaba parte de su aparato de culto, y la religión era una forma de
monoteísmo. El Sol no era exactamente como Zeus. El Sol era la única deidad
suprema verdadera, o más exactamente, representaba a la única deidad
suprema verdadera. Todas las demás “deidades” eran meramente locales,
manifestaciones temporales. Se trataba de un monoteísmo ético, que fue
desplazado por el cristianismo. Pienso que la actitud cristiana hacia la
astrología procede del simple hecho de que la astrología formaba parte del
aparato de una religión rival.
¡La
astrología nunca se ha recuperado completamente de eso! Ha habido momentos en
que el Cristianismo pudo convivir con la astrología. En la alta Edad Media, la
mayoría de los intelectuales no tenían serios problemas con ella, siempre que
no fuera determinista. Con eso sí había un problema. Ahí puedo estar de
acuerdo.
TL: ¿Puede
un astrólogo ser ateo?
RH: No lo creo, no es inteligente.
Estoy seguro de que alguien ha probado esto. El ateísmo implica que no hay
absolutamente ningún principio viviente fundamental para el Universo. Se puede
ser ateo en astrología en la forma en que mucha gente define a un ateo, es
decir, alguien que no puede creer en su Dios. Yo podría considerarme un
ateo, en sus términos, por esta razón, pero negar la existencia de una especie
de principio viviente en el centro del ser, que es el verdadero ateísmo, es una
posición que no creo que un astrólogo pueda tomar. Pero un astrólogo puede no
creer en una religión determinada. Eso no es un problema. La astrología no se
dirige necesariamente a ninguna religión, pero apunta a algún tipo de creencia
distinta del ateísmo.
TL: ¿La
astrología implica moralidad?
RH: No necesariamente. Históricamente
no ha sido así, pero bien entendida podría serlo. La astrología no obliga a
cumplir una disciplina moral, aunque implica una. Si entendemos el Alma como la
forma de la persona perfecta, entonces la moralidad de la astrología consiste
en lo siguiente:
Aquello que
impulsa al Alma a alcanzar su plena manifestación es el Bien. el Mal impide ese
proceso. En otras palabras. la moralidad se basa sobre una perfecta
auto-manifestación o auto-realización. Pienso que la mayoría de las personas
que hacen daño lo hacen porque han sido mutilados por su interacción con el
entorno. Están enajenados respecto de quienes suponen ser. No puedo demostrar
esto, pero creo que forma parte de las bases de la moralidad astrológica. La
auto-realización es la moralidad – o al menos esforzarse por ello.
TL: ¿La
astrología es misticismo?
RH: No directamente, pero implica la
verdad del misticismo. Se puede describir como una aplicación práctica del
misticismo. El misticismo es fundamentalmente la creencia de que nosotros y el
Universo somos uno. La astrología es una experiencia práctica de eso sobre
bases cotidianas.
Piense
acerca de esto por un momento. La carta no funcionaría si no fuéramos un
aspecto personificado del Universo total. Cada uno de nosotros es una faceta de
la totalidad del Universo. Esto es una consecuencia directa del pensamiento
astrológico. Es una doctrina práctica y mística. Podemos dar vueltas a las
cosas; puede que no seamos muy buenos en lo que hacemos, pero todos somos una
parte integrante del Universo. ¡Cada uno de nosotros es no un hijo del
Universo, sino un aspecto de él!
Somos
múltiples manifestaciones del Universo. Esa es una idea mística. Cada uno de
nosotros es el Universo percibido desde un punto de vista particular. En
realidad, ese punto de vista es, al menos en parte, expresado en nuestra carta.
TL: Usted
es, entre otras cosas, un buen astrólogo eleccional. ¿No es eso una forma de
adivinación?
RH: La astrología Horaria es
definitivamente adivinación; es una lectura que uno capta del Universo. La
astrología Eleccional no es técnicamente adivinación, porque uno no está
leyendo. La astrología eleccional implica la transmisión del individuo hacia el
Universo por su selección intencionada de un momento. Usamos el lenguaje de la
astrología para elaborar una declaración de lo que pretendemos conseguir. Si lo
hacemos correctamente, la intención se verá realizada.
Pero hay un
rompecabezas acerca de la astrología eleccional. Si usted elige una carta
correctamente y ejecuta su plan en el momento apropiado, ¿es la carta,
entonces, una indicación de que su actividad es bendecida, porque usted es
capaz de hacerlo? ¿o es realmente la carta la causa de que su actividad sea
bendecida? No hay forma de responder a esto. Yo he hecho muchas elecciones, y
he encontrado que, a menudo, la gente no parece ser capaz de realizar la acción
en el día apropiado. Algo sucede. Cuando esto pasa varias veces, les digo que
no están destinados a hacer eso; no están destinados a mantener ese propósito.
La
astrología eleccional es, básicamente, hacer cualquier cosa que quieras con la
bendición de las estrellas. Pero al mismo tiempo no se trata de complacer a los
planetas; ¡estamos tratando de conseguir que los planetas nos complazcan! La
astrología eleccional, no la horaria, es el aspecto más mágico de la
astrología. Estás usando las influencias planetarias para tomar conciencia de
tus propias intenciones. Por otra parte, la horaria es adivinación, como dice
Geoffrey Cornelius. Se trata de descifrar lo que la Divinidad está diciéndonos.
Curiosamente, la astrología horaria es religiosa, según la definición
antropológica: se trata de conformarse a la energía de un Poder Superior. La
eleccional, en cambio, es mágica: se trata de alterar un resultado mediante el
uso de la energía de un Poder Superior. Sin embargo, todo es astrología.
TL: Mágico
tiene, en cierto sentido, una mala connotación.
RH: La palabra ha sido deteriorada. En
casi cualquier lengua excepto en inglés la palabra no es “magic”, sino Magia.
Pienso que deberíamos recuperar esa palabra en inglés. Si se estudia a
Cornelius Agrippa sobre magia (quien, después de todo, escribió un libro sobre
ella) se ve que una de las modalidades de la magia era algo que él llamaba praestigium,
de donde se deriva la palabra “prestigio”. Esto significa artimaña e ilusión,
pero también lo hábilmente realizado que acredita como mago.
Lo que la
mayoría de la gente entiende por magia es el praestigium. Otras formas
de magia incluyen la teurgia, que significa establecer contacto con la
naturaleza espiritual de divinidades y traer estas energías a la encarnación.
El más destacado ejemplo de esto, en la práctica, es la misa católica.
Tradicionalmente,
hay también técnicas para comunicarse con espíritus. No sé si eso funciona o
no. Nunca lo he hecho. Desde luego, no es fácil. Pero de nuevo la definición
dada por Dion Fortune tiene verdadero mérito: “La Magia es el arte de conseguir
cambios en la conciencia en conformidad con la voluntad”. Esa es una definición
yóguica. Hace de la magia definitivamente un yoga. La astrología, utilizada con
intenciones semejantes, puede ser un yoga. La Alta Magia, apropiadamente
concebida, a la que podemos llamar Magia Blanca, es un yoga – mucho más que la
astrología, en realidad.
TL: ¿Quiere
decir que la astrología es un yoga?
RH: Una técnica de yoga está diseñada
para provocar la unión del practicante con la Divinidad, y es un medio para
obtener la auto-realización. En la medida en que la astrología puede usarse
como una herramienta para la auto-realización es por definición un yoga.
TL: ¿Se
unirán alguna vez la astrología y la ciencia?
RH: La ciencia, como un conjunto de
técnicas para investigar la realidad física, no es un problema para la
astrología. Y la astrología no es un problema para la ciencia. El problema para
la astrología son las personas que practican la ciencia. En la mayoría de los
casos, han adoptado un punto de vista filosófico que no tiene nada que ver con
el éxito de su trabajo diario, a nivel de ciencia ordinaria.
Esta filosofía
es denominada “cientificismo” por sus adversarios. Postula que el mundo está
muerto, es inútil y mecánico, que la vida es un fenómeno sin sentido que debe
ser explicada a partir de un Universo que está fundamentalmente muerto. Eso
no es compatible con la astrología. Mientras la ciencia conciba esto como un
requisito, será incompatible con la astrología. No veo a los cientificistas ni
a muchos intelectuales aceptando la astrología por mucho tiempo. Curiosamente,
la gente común y la humanidad en general está aceptando la astrología cada vez
más. En la mayoría de los casos no saben bien de qué se trata o pueden no
“creer” en ella. Lo bueno es que, cuando hablas sobre astrología, la mayoría de
la gente no te saca de la habitación – o de la universidad, por este asunto.
En el
moderno sentido de la palabra “ciencia”, será difícil unirlas. En el sentido
original de la palabra, no hay problema. Aristóteles fue el primero en definir
“ciencia”. Lo hizo en griego, por supuesto: episteme. Aristóteles dijo
que la ciencia requiere tres cosas: primero, un auto-evidente primer principio
que se obtiene por observación; segundo, un medio de tratamiento lógico de ese
primer principio; y tercero, una conclusión que resulte del segundo principio
operando sobre el primero. Así, si tienes un primer principio y un método de
desarrollo de ese primer principio y puedes alcanzar una conclusión a partir de
esos principios, entonces tienes una ciencia.
¡La
astrología hace esto todo el tiempo! En el sentido aristotélico, la astrología
es una ciencia. No es una ciencia en el moderno sentido de la palabra,
que es totalmente diferente de su significado original. Ha cambiado con el
tiempo. La palabra “ciencia” viene de scientia, que significa
simplemente “conocimiento”.
TL: ¿La
astrología está perdiendo popularidad?
RH: Es difícil responder a eso. Llegó a
ser muy popular en los años 70. Los astrólogos que aparecen en las conferencias
son cada vez mayores, no hay duda. Con el tiempo, muchos de nosotros no
estaremos.
Si usted va
a internet, sin embargo, descubrirá un gran interés por la astrología, aunque
será más rudimentario y popular. Existen enormes grupos de salas de chat. Pero
ahí hay un problema generacional. Los que procedemos de los años 70 tenemos
problemas para conectar con los astrólogos más jóvenes. Tendemos a movernos en
diferentes círculos. En el Kepler College, la media de edad de los estudiantes
es mucho más joven que lo normal para grupos de astrología.
Está claro
que la comunidad astrológica, tal como la conocemos, se está reduciendo.
Pero no creo que eso le suceda a la astrología misma. La astrología se aproximó
a su extinción en el siglo XVIII, pero sobrevivió. Aunque si la astrología no
hubiera resistido en Inglaterra es probable que no hubiera sobrevivido en
ninguna parte. Patrick Curry describe muy bien por qué la astrología sobrevivió
en Gran Bretaña – en sus dos libros, Prophesy and Power y A Confusion
of Prophets.
TL: ¿Qué
cree que podemos hacer para atraer a las generaciones más jóvenes a la
astrología?
RH: Ya están aquí, y se sienten
atraídos. Pero la mayoría no parece estar especialmente interesada en
comprometerse con el nivel de intensidad que muchos de nosotros lo hemos hecho.
Por otra
parte, el pasado mes de abril asistí a un congreso en Sedona, Arizona,
organizado por Moses Siregar III, de 31 años. Aunque algunos de los “viejos
muchachos” fuimos invitados a participar, la mayoría de los conferenciantes
tenían menos de 40 años, y varios de ellos menos de 30. ¡Estuvieron brillantes!
Creo que el futuro está en buenas manos.
TL: ¿Quién
cree usted que es el más grande de los astrólogos – vivo o fallecido?
RH: Prefiero no opinar sobre astrólogos
vivos, si no le importa. Creo que dos de los mayores astrólogos en la tradición
medieval y moderna temprana fueron Bonatti y Cardano. Entre los árabes, el más
influyente era Abu Mashar. No sé si era el más grande, porque en realidad hizo
algún daño importante a la astrología. También Lilly era un gran astrólogo.
De los
modernos ya fallecidos, yo pondría probablemente entre los grandes a Reinhold
Ebertin y Dane Rudhyar. Hay otros, pero no me vienen ahora a la mente.
TL: Usted es
un sagitariano, ¿piensa que usted vive su signo solar?
RH: En realidad sigo un estilo de vida
más propio de Júpiter. Júpiter está ascendiendo en mi carta. Rige y dispone más
que ningún otro planeta. No soy un clásico jupiteriano, sin embargo, ya que
tengo Saturno en oposición al Sol. Eso me hace más disciplinado que el típico
jupiteriano. Sagitario es un signo bastante brillante, y yo no soy una persona
especialmente brillante, ni mental ni físicamente. Saturno tiene una fuerte
influencia en mi carta. Por tanto no, no me describiría a mi mismo como un
clásico sagitariano. ¿Cómo podría serlo, con Cáncer ascendiendo y la Luna en
Escorpio? Además de eso, tengo esta configuración Sol-Saturno.
Lo que yo
digo de Sagitario con Escorpio es “¡aprendiz de todos los oficios, maestro de
varios!”