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Los astrónomos prácticos de los tiempos mas antiguos dividieron los
cielos en diferentes espacios , á los que dieron nombres convencionales ,
frases de artificiosa y poética inventiva , para conservarlos fácilmente en
la memoria , y para que la vista humana , sobreescitada por la imagi¬
nación , pudiera reconocer en brevísimo momento los límites de aquellas
estensiones en la esfera de los cielos, llamadas las figuras ó constelacio¬
nes . Con independencia de la fábula, las figuras referidas se sabe que no
fueron mas que una división artificial , ideada principalmente para poner
en relación en los ortos y ocasos, al Sol con todas aquellas estrellas
que le seguian tras la luz del crepúsculo de la tarde y le precedian ante
los rayos de sus auroras . Simultáneamente las estrellas , que como ele¬
mentos formaban parte de las constelaciones mencionadas , se las puso en
relación desde los mas remotos siglos con la Luna ó luminar de la no¬
che, respecto del cual se creyó que convenia mas conocer las estrellas
que en su camino ocultaba , que aquellas otras que llegaban con ella á la
línea del horizonte . Esta diferencia en la importancia de las estrellas con
relación al Sol y á la Luna , fue muy natural en los primeros tiempos de
la astronomía , porque aquellas , una vez llegada la noche , aparentemente
no podían tener relaciones de lugar con el Sol mas que en los límites
de su reinado , que era el dia. Respecto de la Luna , como astro de velo¬
císimo curso y de muy irregulares movimientos , llegaba al horizonte en
momentos diversos de la duración , unas veces cuando el cielo estelar es¬
taba visible, y otras cuando no ; por cuya razón los astrónomos antiguos ,
en lugar de fijar su atención en los ortos y ocasos de las estrellas com¬
pañeras de la Luna , se fijaron mas bien en las ocultadas sucesivamente
durante las noches por el astro mas próximo á la tierra .
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