Con
su historial de drogas y alcoholismo, lo más lógico habría sido que
Dennis Hopper (1936-2010) hubiera engrosado la lista de artistas que
allá por los 70 vivieron rápido y dejaron un bonito cadáver, pero el
caso del director de Easy Rider se parece más al mito del Ave Fénix.
En el documental de TCM su asistente y fiel amigo Satya de la Manitou cuenta en primera persona que cuando a comienzos de los 80 lo llevó a rastras a una clínica de rehabilitación,
Hopper estaba completamente fuera de control, lo echaban de los
rodajes, tenía explosiones violentas y sufría episodios psicóticos.
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