Cuando era joven no sabía que hacer con mi vida.
A los 22 años empecé a estudiar Astrología, pero también me metí en berengenales esotéricos.
A los 30 años tenía a Neptuno de Primarias sobre el Ascendente.
Tuve que dejar la Astrología en estado de congelación, hasta que pude digerir ese duro proceso existencial.
Ahora, gracias a la perspectiva del tiempo, veo todo con una cierta tranquilidad.
No puedo dejar de estar contento y agradecido.
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