La
tarde del asesinato, Trotski se encontraba trabajando en su despacho
cuando Mercader apareció con mal aspecto alrededor de las 17:20. A
pesar de quejarse de sed, llevaba sombrero y portaba un abrigo.
Solicitó ver a Trotski para mostrarle un
artículo.
Con este pretexto subió al despacho y, mientras este se hallaba
sentado, se acercó a él por la espalda y le clavó salvajemente en la
cabeza un piolet que extrajo de un bolsillo del abrigo. El grito de
Trotski se oyó en toda la casa; sus custodios acudieron rápidamente pero
no se pudo hacer nada. Trotski logró derribar a su asaltante, salir
de la habitación y comunicar a su esposa la identidad del asaltante
antes de caer desvanecido. Cayó en coma y falleció al día siguiente,
el 21 de agosto de 1940.
Carta Rectificada.
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