Solo
unos meses después de su última visita a Polonia en la primavera de
1934, murió el 4 de julio en el sanatorio Sancellemoz, cerca de Passy
(Alta Saboya), a causa de una anemia aplásica, probablemente contraída
por las radiaciones a las que estuvo expuesta en sus trabajos. Los
efectos nocivos de la radiación ionizante no se conocían en ese momento
y los experimentos se realizaban sin las medidas de seguridad
pertinentes. Por ejemplo, llevaba tubos de ensayo con isótopos
radiactivos en los bolsillos y los almacenaba en un cajón de su
escritorio, pues comentaba sobre la luz débil que estas sustancias
emitían en la oscuridad. También estuvo expuesta sin protección a los
rayos X mientras se desempeñaba como radióloga en los hospitales de
campaña durante la guerra.
Carta Rectificada.
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