La
Primera Guerra Mundial le proporcionó a Landru la oportunidad de
refinar su talento de consolador de jóvenes viudas. Dado que las bajas
que a diario se producían en el frente de batalla aumentaba
constantemente el número de viudas, quienes colocaban en los periódicos
anuncios matrimoniales, Landru comprendió que un hombre como él,
atractivo y joven aún, podía aprovecharse de esta situación.
Y así fue como el futuro asesino volvió a publicar anuncios en la prensa. El de mayor impacto fue uno que apareció en Le Journal en el que decía: "Viudo,
dos hijos, cuarenta y tres años, solvente, afectuoso, serio y en
ascenso social desea conocer a viuda con deseos matrimoniales".
En seguida centenares de mujeres respondieron a su propuesta. Landru
fue descartando a todas aquellas con pocas posibilidades. A las otras,
les enviaba una respuesta para recoger más información y asegurarse de
la rentabilidad del idilio.
La
primera seleccionada fue Jeanne Cuchet, una hermosa mujer de 39 años,
con un hijo de diecisiete (André) y unos 5.000 francos ahorrados.
Landru alquiló un piso en el barrio de Vernouillet y adoptó la identidad
de Raymond Diard, inspector de correos, proveniente de Lille debido a
la ocupación alemana. Este «Barba Azul» fue un excelente y educado
pretendiente que evidentemente prometió matrimonio a Madame Cuchet.
Pero, en enero de 1915, cuando empezaron sus sospechas, madre e hijo
desaparecieron para siempre. Landru los descuartizó en el pequeño
apartamento para luego quemarlos en la chimenea.
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