Puede decirse que la cultura hirniaiia, en definitiva, no es niiis que el re-
sultado de ir respondiendo a las constantes incógnitas que el Universo plan-
tea al hombre: apenas este cree haber dado una explicación cualquiera de
ellas, surgen otras que le obligan a poner eri juego todos los recursos inte-
lectuales de que disponga. Es una larga cadena, la cual induce a pensar en
la existencia de alguna ley cósmica que exija del hombre su participación
en un juego eterno de preguntas y respuestas y , al mismo tiempo, le sea ne-
cesaria para su supervivencia como especie.
En ese prolongaclo camina, lo nlisterioso y lo mágico han acompañado
siempre a la Humanidad. Admitido naturalmente por nuestros ancestros,
evolucion6 con ellos y , a través de innumeralbe avatares, subsiste aún en
nuestros días, en las yiie una Ciencia moderna avanzada no ha logrado slip
perar ciertos tabúes primitivos.
La Astrologia pertenece a ese conocimiento que se ha dado en llamar
"oculto", Muchos hombres, equivocad~so no, pero en resumidas cuentas,
buscadores de una verdad universal, se han esforzado en aprsnderla y en-
sefiarla. De ellos y del objeta de sus afanes trata este trabajo, que no pre-
tende aportar teorías innovadoras ni dictaminar sobre la credibilidad de la
Astrología, sino exponer, brevemente la historia de sus conexiones con la
salud humana.
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