Se llama nodo a la intersección de la órbita de un astro con la Eclíptica, es
decir, con la órbita de la Tierra. Los nodos de los planetas están casi tan quietos
como las estrellas fijas y no suelen ser considerados en la interpretación astro-
lógica. En cambio, los de la Luna han sido objeto de atención desde la antigüe-
dad, dado que cuando aquella y el Sol se encuentran en conjunción u oposición
en sus cercanías, ocurren los eclipses (de donde viene la palabra Eclíptica), uno
de los fenómenos celestes más notables desde siempre para todos los seres
vivos. El ocultamiento de la luz de uno u otro astro era leído como un augurio
temible, y los astrólogos mesopotámicos consideraban que un gran dragón de-
voraba en ese momento a la luminaria de turno. Además, dado el gran tamaño
de la Luna respecto de la Tierra, su cercanía y la irregularidad de la forma de
ambos cuerpos, la fuerza de gravedad que regula su órbita tiene muchas va-
riables, las cuales determinan un movimiento zizgagueante de sus nodos asimi-
lable al reptar de una serpiente, cuyo promedio es uniformemente retrógrado
y realiza un ciclo completo en unos 18 años.
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