Obviamente la astrología es un tema infortunado cuyo interés para la
historia de la astronomía no ha sido puesto de relieve hasta hace relativa-
mente pocos años. Y si lo que acabo de mencionar puede aplicarse a cualquier
texto astrológico, (qué podremos decir cuando un gran maestro como el
Prof. Otto Neugebauer juzga de una manera particularmente lapidaria el Libro
de las Cruzes alfonsí del que afirma que contiene «una enumeración inter-
minable de combinaciones triviales de influencias astrológicas lo que revela
[por parte de su autor] una torpeza de mente poco usual ?' El punto de
partida no puede ser más descorazonador y, sin embargo, una buena dosis
de paciencia puede, como veremos, resultar rentable. Partamos de la base de
que Astronomía y Astrología son términos habitualmente sinónimos a lo
largo de toda la Edad Media y resulta obvio que Alfonso X creía en la Astro-
logía: este monarca aprueba, en las Partidas, la adivinación del futuro me-
diante las estrellas realizada por los que tienen buenos conocimientos de
astronomía, mientras prohíbe otras formas de adivinación, así como castiga
con la pena de muerte a los que conjuren a los espíritus malignos o hagan
figuras de cera, metal o de otro material, con el fin de dañar a otra persona.
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