Cada ser humano no tiene su origen en cualquier semilla que crezca en el campo de las estrellas.
Sin embargo, somos celestes, dado que somos ínfimos parásitos de un planeta.
El niño madura y se convierte en adulto; así como la simiente predetermina la flor y el fruto, así
Psyché y Mignon llevan en si todas sus virtudes.
No dudemos de esta burda servidumbre. Ni la tierra es vil ni el cielo es indiferente. Pero
reconozcamos, en vez de olvidarlo, que la vida sobre la tierra es una vida en el cielo. Intentemos hacer
nuestro destino, pero sin situamos en el imposible por descuido o ignorancia.
La condición humana tiene ubicación y fecha, pero no es sanamente valorada ni por el idealista,
ni por el materialista. Aquel que comprenda la vida según el medio Cósmico tendrá bases sólidas
sobre las que fundamentarse. En este sentido, el autor de este libro hace un análisis leal. Ha
construido sus razonamientos sobre los estudios de Choisnard, el más serio intérprete de la astrología
de los comienzos del siglo XX Freud era contemporáneo de Choisnard.
¿Reduciremos el mérito de André Barbault si recordamos qué el Dr. Allendy reabrió en nuestra
época ese camino magistral entre el cielo y la tierra, siguiendo a los más grandes inspirados?
Ciertamente, no, pues el autor de este libro ha adquirido el derecho de interpretar a Allendy y tiene el
mérito de no temblar ante esta evidencia, prejuzgada como paradoja: que la vida humana depende de
condiciones astrales. https://vdocuments.mx/del-psicoanalisis-a-la-astrologia-andre-barbault.html
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