La aparición de la universidad medieval es un hecho de primera magnitud
en la cultura de Occidente. Heredera, en parte, de una tradición docente de si-
glos, la institución universitaria adquiere en la Edad Media unos rasgos notables
de originalidad, uniformidad y presencia en la vida cotidiana, que han hecho de
ella un factor primordial en el desarrollo cultural de la época. Aglutinadora de
diversas tendencias y objeto de interés por parte de los poderes públicos, se
convierte pronto en fermento de una sociedad que se transforma y que descubre en el saber la fuente más importante de su propio progreso.
Una larga historia ha precedido a las universidades medievales. Ya entre los
siglos IV y VI se produce un cambio notable en la transmisión de la cultura occidental
Las antiguas Escuelas de Antioquía, Atenas y Alejandría, que habían sido
los núcleos de la ciencia y las transmisoras del saber de su época, hacía tiempo
que habían desaparecido. También habían ido desapareciendo las Escuelas pú-
blicas imperiales y municipales de Roma, Las Galias o Africa, con un programa
de enseñanzas y una vida organizada. La decadencia del Imperio Romano había
acentuado esta crisis cultural y aunque en los reinos bárbaros la tradición romana
mantenía todavía su ascendiente, nuevos elementos iban a aparecer para susti-
tuirla. La tutela del saber y la difusión de los restos de la cultura clásica iba a
ser, en adelante, tarea del estamento eclesiástico, que con la caída del Imperio
había aumentado considerablemente su poder y su prestigio '.
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