Para acercarse al estudio de la ciencia y de la magia en el medievo se requiere en primer lugar reflexionar sobre lo que en la actualidad se entiende por ciencia y magia. La magia es un elemento fundamental en la resolución de muchos de los problemas que se les plantearon a las denominadas<sociedades primitivas>, como ha puesto de manifiesto Bronislaw Malinowski en su sugerente libro sobre magia, ciencia y religión. En opinión de este autor <la magia es una pseudo-ciencia... La ciencia... se basa en la experiencia normal y universal de la vida cotidiana, en la experiencia que el hombre adquiere al luchar con la naturaleza en aras de su supervivenciá y seguridad, y está fundamentada en la observación y fijada por la razón. La rnagia se basa en la experiencia específica de estos motivos en los que el hombre no observa a la nafuraleza, sino a sí mismo y en los que no da la razón sino el juego de emociones sobre el organismo humano él que desvela la verdad. Las teorías del conocimiento son dictadas por la lógica, las de la magia por Ia asociación de ideas bajo la influencia del deseo. Es un hecho empírico que el corpus del conocimiento racional y el corpus de saberes mágicos están incorporados en tradiciones diferentes, en un escenario social diferente y en un tipo diferente de actividad... Una de ellas constituye el dominio de lo profano; la otra, limitada por ceremonias, misterios y tabúes, constituye la mitad del dominio de lo sacro>. Esta distinción teórica entre ciencia ymagia, sin embargo, no es tan fácil establecerla en la práctica cotidiana del medievo cristiano.
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