Se pierden en los remotos tiempos de la épocas más antiguas los orígenes de la adivinación. Predecir el futuro y descubrir lo oculto ha constituido un afán de los hombres de todas las épocas y lugares, que, movidos por esta esperanza, han recurrido a numerosas prácticas e ideado los más diversos métodos, desde examinar las entrañas de los animales a observar el vuelo de las aves, pasando por la astrología, la quiromancia, la bibliomancia, y un variado sinfín de procedimientos, cuya simple enumeración sería ya muy extensa.
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