Vivimos condicionados por lo que nos mandan hacer o nos prohíben, y también por los que nos predisponen a creer, aceptar o rechazar mediante varias técnicas y vías de manipulación: el cine y la publicidad, la historia y la literatura, campañas de Calentología y Plandemiogenia, falsas banderas y programación mental con técnicas subliminales que se valen del lenguaje, los símbolos y hasta el uso de los colores para dirigirnos a distancia.
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