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El término sofista procede del vocablo latino sophista, aunque su origen etimológico más lejano se halla en la lengua griega. Se conoce como sofista al experto en retórica que, en la Antigua Grecia, se dedicaba a la enseñanza del sentido de las palabras.
El concepto se entendió de diversas formas a lo largo de la historia. Muchas veces, el sofista era considerado un sabio que, gracias a sus conocimientos, podía educar a la gente. Los sofistas, en este sentido, incluso aconsejaban a los dirigentes y les enseñaban cómo podían influir en la población.
Con el tiempo, algunos empezaron a acusar a los sofistas de arrogarse una capacidad para la enseñanza de virtudes. Hubo sectores que señalaron a los sofistas como tramposos que, haciendo uso de la retórica y de la dialéctica, engañaban a las personas.
De esta manera, comenzó a calificarse como sofistas a quienes apelaban a los sofismas para desarrollar sus razonamientos y convencer a los demás. Un sofisma es una falacia: algo que, en apariencia, se presenta como válido, aunque en realidad resulta falso.
Puede decirse, en definitiva, que la noción de sofista cambió con el paso del tiempo. En un principio, el sofista se dedicaba a la enseñanza y la instrucción. Sin embargo, a partir de las posturas de Platón, Sócrates y otros sabios, comenzó a asociarse a los sofistas al engaño. Así se llegó a la definición de sofista como aquel que, empleando sofismas y falacias, engaña a las personas y hasta obtiene un rédito de su capacidad para confundir al otro a través de sus argumentos.
El gran filósofo Platón fue una de las figuras que más abiertamente se mostró en contra de los sofistas. Y es que dejaba sobre la mesa muchos argumentos para oponerse a los mismos. En concreto, destacaba sobre todo cuestiones tales como estas:
-Consideraba que hacían uso de la razón simplemente como una técnica de discusión, sin importar la moral o la verdad de la cuestión a tratar.
-Establecía que eran individuos que comerciaban con el saber, ya que cobraban importantes sumas de dinero por aquel entonces simplemente por dar sus “charlas”.
-Determinaba que la propuesta de método de enseñanza que utilizaban los sofistas no apostaba porque el alumno pudiera progresar en el conocimiento de las cosas. Simplemente pretendía inculcarles ciertas ideas y nada más.
A pesar de todos los “ataques” que recibieron, muchos fueron los sofistas que adquirieron cierta prestancia y relevancia. No obstante, entre los más significativos se encuentran los siguientes:
-Protágoras de Abdera (485 a.C – 411 a.C), que fue uno de los más importantes gracias a sus excelentes cualidades y habilidades con la retórica. Fue amigo de Sócrates y de Pericles, fue uno de los que cobraba precios más elevados por dar cuenta de sus conocimientos y Platón dijo de él que era el inventor del “sofista profesional”.
-Hipias de Élide, que destacó por ser contemporáneo tanto de Sócrates como de Protágoras, por disponer de una memoria prodigiosa y por ser el inventor de la cuadratiz y de los llamados sistemas mnemotécnicos.
Me gustaría recuperar la antigua acepción de la palabra " Sofista " y extrapolarla al uso de la Astrología.
Y por supuesto, restituirle la Dignidad que antaño tuvo.
A la palabra, y a la Astrología.
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