lunes, 25 de diciembre de 2017

¿ Donde se encuentra la Sabiduría ?. De Harold Bloom.











En 1994 el profesor norteamericano Harold Bloom publicó El canon occidental, estableciendo allí una lista de obras canónicas de la literatura occidental. En poco tiempo se convertiría en la Biblia laica de los literatos. Sorprende todavía que un volumen tan repleto de comentarios arcanos y escrito en un estilo correoso suscitase tanto interés.

Contribuyeron al éxito varios factores, desde el propio Bloom, reconocido como erudito en estudios sobre poesía, o su coincidencia en la universidad de Yale, cuna del new criticism americano, con De Man, G. Hartman, J. H. Miller y J. Derrida, la elite de la crítica en la segunda mitad del siglo XX. El libro apareció cuando muchos intelectuales presentían el avance imparable de la cultura de la imagen. Bloom irrumpió como un visionario, aplicando sin timidez los criterios interpretativos orillados por los postmodernos: el esplendor estético, la fuerza intelectual y la sabiduría. Tras El canon occidental vinieron Shakespeare (1998) o Cómo leer y por qué (2000), donde intentó mostrar al lector común la manera de emprender viajes de autoconocimiento por los textos literarios. Rehuyó decirles qué leer, centrándose en aconsejarles sobre cómo debían hacerlo. Nuestro libro de hoy resulta compañero de aquél, pues va dedicado a especificar cuáles son los libros donde podemos aprender. Bloom no domina el español. Sus conocimientos de la literatura española son de segunda mano, fuera de Cervantes, leído por él en traducción. Su actual propuesta, sin embargo, resulta válida: leyendo los libros cimeros aprenderemos sobre el hombre. Justo al comenzar la redacción sufrió un episodio cardíaco, por lo tanto la escritura adquiriría una urgencia añadida, la necesidad de justificar una vida dedicada a la literatura.

Los primeros capítulos abordan la Biblia y la disputa de Platón con Homero. Establece cómo la religión y la moral provienen de la tradición hebreo-cristiana-islámica, mientras que nuestro saber y estética conocen un origen griego, doble vertiente en que el conocimiento progresa por un camino y la espiritualidad por otro. De Homero aprecia a sus personajes principales, héroes a quienes los lectores queremos imitar. Cervantes y Shakespeare aparecen comentados por su maestría a la hora de representar cómo los hombres cambiamos y por qué. El Quijote supone un espejo que no se pone delante de la naturaleza, sino del lector, y por tanto nos enseña a hablar con nosotros mismos, no con los demás.

En el capítulo sobre Montaigne apreciamos la capacidad para citar con justeza. Comenta el uso hecho por el francés de las ideas ajenas sin decirlo, porque su lenguaje o sus pensamientos resultan inferiores. Y añade que calla en ocasiones el origen de las ideas para observar cómo los maliciosos le contradicen a él sin saber que contradicen, por ejemplo, a Plutarco. La lectura de Montaigne nos enseña a gozar de manera natural del propio ser. Después aborda a Samuel Johnson y a Goethe. Del primero destaca la capacidad para el aforismo, que nos hace pensar: “¿Y qué es el éxito para el que no tiene ninguno que disfrutar? La felicidad no se halla en la autocontemplación; sólo se percibe cuando se refleja en el otro”. A Goethe lo presenta como alternativa a Montaigne. Si el francés aceptaba la vida cotidiana, Goethe la considera como un hacerse, un proyecto, una construcción (Bildung). Advertimos que la idea de lo estético de Goethe, con la que Bloom concuerda, proviene de la palabra griega estética, que significa perspicaz. Y ambos Johnson y Goethe son altamente perspicaces con respecto a la naturaleza humana.

Emerson y Nietzsche ocupan otro capítulo; el americano defendió la idea de que los humanos debían confiar en sí mismos, mientras el filósofo alemán arrojó una sombra fría sobre el hombre. El alemán esclarece una de las preguntas centrales planteadas en este libro: “¿qué hace que un poema sea más memorable que otro?”. La mejor poesía será la que produzca o rememore mayor dolor. A continuación vienen comentados Freud y Proust. Cierra el tomo un capítulo sobre El evangelio de Tomás, que plantea la relación entre la sabiduría y la verdad.

Este libro, como El canon occidental convence, aunque no vence. Bloom lleva una lucha contra los miembros de la Escuela del Resentimiento, los que estudian la literatura desde perspectivas culturales. Y se equivoca profundamente, porque si bien él sabe sacar la verdad literaria a un texto, su contexto, como dicen Said o Bourdieu, resulta igualmente relevante. Pero hoy, Bloom merece tener la última y sabia palabra: “leemos porque tenemos hambre y sed de sabiduría”.

 

http://www.libroesoterico.com/biblioteca/Cristianismo%20Esoterico/Bloom%20Harold%20-%20Donde%20Se%20Encuentra%20La%20Sabiduria.pdf






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