Una
carta astral es una fuente de información sobre una persona, tanto su
carácter como su destino. No obstante, esa información no es fidedigna
al 100%. Existen muchos factores que la pueden alterar:
1-Por un lado, cada persona interpreta la realidad externa según su propia dinámica interna. Uno suele encontrar en el otro lo que tiene en su cabeza. Según la psicología
captamos 11.000.000 de bits de información por segundo, pero procesamos
sólo 40. Eso significa que los 40 que "vemos" de verdad son los que
queríamos ver. El astrólogo no es una persona distinta de los demás,
así que verá en el otro aquello que encaja con su propia forma de
interpretar el mundo.
Por otro lado, las relaciones humanas son interactivas:
cada uno saca del otro cosas distintas. Uno puede ser muy buena
persona con A y un mal bicho con B. Puesto que en toda relación humana
hay un 50% de cada parte, si sacamos lo peor del otro siempre habrá una
parte de responsabilidad nuestra en ello. Porque el otro a menudo
reacciona según cómo lo tratamos o cómo somos nosotros.
2-Por otro lado, una carta es algo sometido a factores externos.
Una mujer nacida en Londres de una familia muy devota no tendrá la
misma vida que otra nacida en Arabia Saudí de una familia también muy
devota. La familia, el país, la raza, la época histórica son otros
tantos factores que modelan la personalidad y constriñen o limitan lo
indicado por la carta.
Partiendo
pues de la base de que una carta astral sólo nos da indicaciones
aproximadas sobre el otro, fiarse de nuestras impresiones sobre esa
carta es algo aventurado. Con el tema de nacimiento uno puede saber si
tal o cual persona es más adecuada para un trabajo concreto, o tiene
ciertas tendencias, pero no mucho más.
Por otro lado, existe el problema ético de hasta qué punto podemos usar la carta astral de otro en beneficio propio.
Buscando la definición de magia negra encontré esto: "La magia negra
es el conjunto de recursos destinados a conseguir poderes
extraordinarios con la explícita voluntad de dominar o controlar la naturaleza o a otras personas" .
Existen pues dos usos de la astrología muy cercanos a la magia negra:
1-Usar
la astrología para manipular al otro. Por ejemplo, si uno quiere
conseguir un favor de otra persona, calcular cuándo los astros la harán
más accesible, de mejor humor. No obstante, este uso no es tan fácil,
porque si el cielo está muy favorable para el otro sólo le podremos
proponer cosas buenas para él. Hay manipulación, pero no daño.
2-Usar
la astrología para dinamitar la autoestima de otro, poniendo en tela de
juicio su personalidad a través de la astrología. He oído a lo largo
de mi vida, de varias personas distintas y dirigidas a interlocutores
diferentes, barbaridades como éstas:
"No te pongas quejica, que todos los Marte en Piscis vais de víctimas"
"Normal que me lleves la contraria, con un Sol opuesto a Saturno no sabes aceptar la autoridad"
"Tú eres una persona histérica por ese aspecto de Plutón que te da problemas sexuales no resueltos"
"Mira, ya sabes que tienes un Mercurio flojo, así que fíate de mí"
"Es que los de Venus en Géminis sois todos unos frescos"
¿Qué
está haciendo el astrólogo cuando hace esto? Evidentemente, usar una
información privilegiada en contra de esa persona, para desautorizarla,
rebajarla y manipularla. Curiosamente, siempre dicen defectos, nunca
cualidades. En realidad, es un tipo de maltrato psicológico. Cuando
oyes esos comentarios y ves la situación desde fuera, a menudo
compruebas que esa lectura del otro es falsa, que sólo se le está
intentando amedrentar o hacerle callar la boca. Pero es que, aunque
fuera verdad, usar la astrología como fuente de poder contra otros sería
magia negra.
Por
todo ello recomendaría a la gente que no hagan nunca caso de un
astrólogo (ni de nadie) que les diga lo que son o dejan de ser para
imponerse en un debate, y, si usan de esta forma la astrología, ya están
dando claras muestras de cuál es su escala de valores. Cada persona
tiene su esencia y no es asunto de nadie definir dicha esencia. Si la
libertad sólo existe en nuestra mente, no dejemos que nadie nos la
arrebate.
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