Entender cómo funciona el pensamiento mágico es un poderoso aliado para utilizar esa fuerza psicológica a nuestro favor.
El profesor de psicología Bruce Hood demostró la eficacia de la superstición durante una charla en una feria de ciencias. Hood retó a la audiencia a probarse una chaqueta azul a cambio de una gratificación de 10 libras esterlinas. Varios voluntarios acudieron, pero antes de que se la probaran, Hood les dijo que la prenda había pertenecido al asesino serial Fred West. Al saber esto, la mayoría de los voluntarios desertaron. Estamos frente a un acto apotropaico, o un rechazo instintivo al “mal agüero”, una incomodidad que está en la base de la superstición y que se presenta incluso en las personas más racionales (dentro de una feria de ciencias, por ejemplo). Curiosamente, el experimento termina cuando Hood les informa a los voluntarios que en realidad la chaqueta no perteneció a ningún asesino serial, lo que demuestra que nuestra mente puede determinar poderosamente nuestra actitud frente a los objetos.
Además del “valor sentimental” que tienen objetos que nos heredaron nuestros padres, abuelos o seres admirados, así como los que estuvieron presentes en momentos históricos, también suelen portar una gran cantidad de energía psíquica, la cual no es necesario explicar científicamente para reconocer su importancia: pensemos, por ejemplo, en las reliquias del catolicismo y los crucifijos.
Utilizando este mismo principio es posible crear amuletos y talismanes a la medida de nuestras necesidades, creencias y escepticismos, o utilizar objetos comunes como poderosos aliados en momentos de gran tensión.
Los talismanes (del árabe tilasim, o del griego telesma, “iniciación”) son objetos físicos, de origen mineral, vegetal o incluso animal que tradicionalmente se utilizan para cargarlos de intención. Por ejemplo, los cuarzos o piedras preciosas se asocian a signos zodiacales, las patas de conejo y los tréboles de cuatro hojas a la buena suerte, al igual que los pentagramas, rosarios, amuletos de San Benito, etc. Aquí algunas sugerencias para cargar de energía positiva un amuleto o talismán propio.
1. Elige la base física
Puedes elegir alguna piedra que vaya acorde a tu signo zodiacal, o incluso una piedra que te encuentres en algún lugar de significado especial para ti. En realidad no importa si es un objeto costoso o una baratija, siempre y cuando puedas conectar su presencia, peso, olor, tacto, etc. con una intención concreta. (. ej., los dados se recomiendan para hacer amuletos para tahúres).
2. Transmitir intención positiva
Toma unos minutos cada día durante una semana para meditar o rezar utilizando tu base física. Si crees en algún dios, ángel, santo, protector o espíritu, imagina que su energía envuelve tu base física. El mensaje que le estás mandando a tu inconsciente es que la base física del amuleto está conectada con lo invisible a través de la intención; en otras palabras, que el objeto es la representación física de una intención, deseo o emoción positiva (suerte, salud, amor, etc.).
3. Polaridades
Puedes pensar en los amuletos como baterías eléctricas, como la que utiliza tu teléfono celular, las cuales se cargan y descargan periódicamente. Por eso, al principio es necesario tener cerca el amuleto en los momentos felices, y alejarse de él cuando te sientes triste, por poner un ejemplo. Imagina que el amuleto sirve para “absorber” tu intención, y después te servirá para reforzarla.
4. Consagración a los elementos
Según el tipo de material que elijas, muchas escuelas de magia aconsejan “sellar” la intención a través de alguno de los cuatro elementos, la tierra, el agua, el aire o el fuego. Déjate llevar por tu intuición más que por un ritual en concreto, pues el elemento sirve únicamente para sacralizar el pacto entre tú y tu amuleto (en un sentido tan inmediato como el del bautismo, que es un sello de agua.)
5. Recarga tu amuleto
Tu amuleto o talismán te servirá para recordarte algo importante o para usar en situaciones de estrés o preocupación, así como para elevar tu suerte. Como dijimos, los amuletos son baterías energéticas, por lo que su eficacia perceptible bajará con el tiempo, así que puedes volver al paso 2 y recargarlo. Por ejemplo, puedes aprovechar eventos como la lluvia, los eclipses o el amanecer para recargar algunas piedras de poder, pero nuevamente la intuición debe guiarte.
Por último resta recordar una anécdota acerca del científico y premio Nobel Niels Bohr, quien afuera de su cabaña en las montañas tenía colgada una herradura. Cuando sus colegas de la comunidad científica o visitantes veían ese signo, le preguntaban si era supersticioso y si creía en “esas cosas”, a lo que Bohr replicaba que no, puesto que él era un hombre de ciencia, “pero he escuchado que hay cosas que funcionan incluso si no crees en ellas”.
http://www.faena.com/aleph/es/articles/5-recomendaciones-para-crear-un-talisman-y-transformar-la-supersticion-en-magia/
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