Hace demasiado tiempo que se grita en exceso y se habla poco,
las personas estamos huérfanas de palabras que destilen contenido, pocos
son los que escuchan y en consecuencia la conversación esta ausente. La
humanidad posee una amplísima información de todo, como nuca el ser
humano ha tenido a su alcance, pero la verdad es que conocemos pocas
cosas en profundidad, nos falta mas interrelación con la palabra sea
esta hablada o leída, lo cual nos ayudaría a conocernos mejor.
Las palabras expresadas con tonos pausados y respetuosos, un oído paciente y receptor, y con una mente atenta, son los que dan el tiempo necesario para que actúen: la reflexión, las preguntas, el discernir y comprender el conocimiento adquirido que nacen de las palabras. Ahí tenemos el hábitat natural de una conversación.
La palabra griega anamnesis significa traer a la memoria, recolección, reminiscencia, fue el filosofo griego Platón (427-347 a de C) quien uso este vocablo por primera vez, y en medicina sirve para señalar los datos obtenidos de un enfermo después de una entrevista clínica.
Si una persona se siente enferma o con poca salud, acude a un terapeuta para que le ayude a superar su dolencia, este enfermo sabe que le harán preguntas y que deberá dar unas respuestas que servirán para poder descifrar los signos y síntomas que padece, pudiendo así llegar a una conclusión, y esta, a la vez indicara las posibilidades terapéuticas que se le pueden aplicar.
Un enfermo, ante un profesional de la salud quiere percibir que se le escucha, que se le comprende, sentirse apoyado con los miedos que le atenazan y necesita ver crecer su confianza. Un interrogatorio académico pero frió y distante, claro que ayuda, pero no es suficiente, el enfermo necesita el calor balsámico y reconfortante de una conversación. No todos los terapeutas tienen o practican esta capacidad de transformar un cuestionario clinico en una conversación.
En el ultimo siglo, la anamnesis ha perdido progresivamente protagonismo, debido al avance de la tecnología biomédica, que proporciona una información rápida extensa y precisa, pero parcial e impersonal, no se puede olvidar que el ser humano esta compuesto de soma, psiquis y espíritu. Estas tres dimensiones equilibradas y armonizadas son la salud.
La información clínica y las modernas técnicas terapéuticas están destinadas en especial a solucionar las alteraciones bio- fisiologicas del soma, siendo la palabra la que pierde el espacio necesario e imprescindible para explorar e interpretar en las areas intangibles del psiquis y espíritu que configuran y son parte de la homeostasis integral de un paciente. Se desprende que la palabra y en su extensión una conversación entre paciente y terapeuta es la primera praxis que se practica, siendo en ocasiones la mas importante para recuperar una salud maltrecha. Oswaldo Crollius medico alemán que nacio en Wetter en el 1580 dejo escrito en su obra “Tratado de las Signaturas” lo siguiente: Los movimientos secretos del conocimiento se manifiestan por la voz.
La conversación terapéutica o anamnesis debe de vibrar en los espacios tiempos externos e internos de los protagonistas paciente y terapeuta, ambos deben de saber interpretar y comprender lo que se dice, quien lo dice, y por que lo dice, si ocurre así, es cuando la inteligencia natural en sus diversas dimensiones aflora con el sonido y el silencio propio, siendo esta vivencia personal la manifestación mas clara de la sinapsis entre paciente y terapeuta. Apareciendo la confianza de manera espontánea entre ambos, ayudando esta, con intensidad, a la voluntada de quererse curar y querer curar en un mismo acto.
Es en este instante cuando se movilizan al unísono, la fuerza curativa del paciente y la fuerza del conocimiento en el terapeuta, consiguiendo con estos movimientos de energía, cosas impensables. Hoy se sabe que las palabras pueden modificar el comportamiento celular, con todo lo que esto significa para la salud.
La anamnesis o conversación terapéutica debe de recuperar su importante lugar en la medicina, pues la palabra llega y actúa en unas dimensiones todavía poco conocidas.
https://semicolominas.wordpress.com/2013/04/03/la-palabra-y-su-alcance-terapeutico/
Las palabras expresadas con tonos pausados y respetuosos, un oído paciente y receptor, y con una mente atenta, son los que dan el tiempo necesario para que actúen: la reflexión, las preguntas, el discernir y comprender el conocimiento adquirido que nacen de las palabras. Ahí tenemos el hábitat natural de una conversación.
La palabra griega anamnesis significa traer a la memoria, recolección, reminiscencia, fue el filosofo griego Platón (427-347 a de C) quien uso este vocablo por primera vez, y en medicina sirve para señalar los datos obtenidos de un enfermo después de una entrevista clínica.
Si una persona se siente enferma o con poca salud, acude a un terapeuta para que le ayude a superar su dolencia, este enfermo sabe que le harán preguntas y que deberá dar unas respuestas que servirán para poder descifrar los signos y síntomas que padece, pudiendo así llegar a una conclusión, y esta, a la vez indicara las posibilidades terapéuticas que se le pueden aplicar.
Un enfermo, ante un profesional de la salud quiere percibir que se le escucha, que se le comprende, sentirse apoyado con los miedos que le atenazan y necesita ver crecer su confianza. Un interrogatorio académico pero frió y distante, claro que ayuda, pero no es suficiente, el enfermo necesita el calor balsámico y reconfortante de una conversación. No todos los terapeutas tienen o practican esta capacidad de transformar un cuestionario clinico en una conversación.
En el ultimo siglo, la anamnesis ha perdido progresivamente protagonismo, debido al avance de la tecnología biomédica, que proporciona una información rápida extensa y precisa, pero parcial e impersonal, no se puede olvidar que el ser humano esta compuesto de soma, psiquis y espíritu. Estas tres dimensiones equilibradas y armonizadas son la salud.
La información clínica y las modernas técnicas terapéuticas están destinadas en especial a solucionar las alteraciones bio- fisiologicas del soma, siendo la palabra la que pierde el espacio necesario e imprescindible para explorar e interpretar en las areas intangibles del psiquis y espíritu que configuran y son parte de la homeostasis integral de un paciente. Se desprende que la palabra y en su extensión una conversación entre paciente y terapeuta es la primera praxis que se practica, siendo en ocasiones la mas importante para recuperar una salud maltrecha. Oswaldo Crollius medico alemán que nacio en Wetter en el 1580 dejo escrito en su obra “Tratado de las Signaturas” lo siguiente: Los movimientos secretos del conocimiento se manifiestan por la voz.
La conversación terapéutica o anamnesis debe de vibrar en los espacios tiempos externos e internos de los protagonistas paciente y terapeuta, ambos deben de saber interpretar y comprender lo que se dice, quien lo dice, y por que lo dice, si ocurre así, es cuando la inteligencia natural en sus diversas dimensiones aflora con el sonido y el silencio propio, siendo esta vivencia personal la manifestación mas clara de la sinapsis entre paciente y terapeuta. Apareciendo la confianza de manera espontánea entre ambos, ayudando esta, con intensidad, a la voluntada de quererse curar y querer curar en un mismo acto.
Es en este instante cuando se movilizan al unísono, la fuerza curativa del paciente y la fuerza del conocimiento en el terapeuta, consiguiendo con estos movimientos de energía, cosas impensables. Hoy se sabe que las palabras pueden modificar el comportamiento celular, con todo lo que esto significa para la salud.
La anamnesis o conversación terapéutica debe de recuperar su importante lugar en la medicina, pues la palabra llega y actúa en unas dimensiones todavía poco conocidas.
https://semicolominas.wordpress.com/2013/04/03/la-palabra-y-su-alcance-terapeutico/
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