Plutón en Capricornio: La Edad Oscura...
Autor: Alejandro Fau
Los carenciados de la
mínima conciencia humana, popularmente llamados “cerebros lisos”,
llamarán a esta época como heroica... Heroica porque es cuando se
pretendió defender los “sagrados ideales que nos legaran nuestros
ancestros” (los de ellos, claro), y que debíamos sostener a sangre y
fuego: El “sagrado deber” de gobernar el Mundo contra la “Barbarie”, o
los “Igualistas”, o los “Marxistas”, o los “Anarquistas”, o los
“Comunistas”, o los “Socialistas”, o los “Populistas”, o los
“Choriplaneros”, según el caso... o el “Pueblo”, en cualquier caso.
“Las conspiraciones son cosas de una aristocracia ociosa, sire,
el pueblo no tiene tiempo para eso; ésto, es una Revolución...”
Maximilian Robespierre
el pueblo no tiene tiempo para eso; ésto, es una Revolución...”
Maximilian Robespierre
Estas son épocas interesantes. No es dable
sin emoción, históricamente, vivir tiempos comparables a éstos sin
importar desde dónde se los viva. Desde el más puro llano, o desde el
lugar en donde se libra la batalla. El tiempo en donde el mundo cambia
es una época gloriosa, donde aparecen los héroes legendarios y los
infames traidores que serán igualmente devorados por la historia. Causa
cierta gracia el haber dicho desde el principio que ésto sucedería
mientras todos te miraban como a un alucinado que olvidó tomar su
medicación a tiempo, cierta gracia porque en verdad es humanamente
doloroso el ver morir y sufrir a tus congéneres aunque no sintieras por
ellos un genuino aprecio o una particular cercanía, pues cada
sufrimiento cuenta, y cada vida, aunque la creamos equivocada o indigna,
cuenta. Da pena, pena de verdad y encoge el corazón, e igualmente duele
muy, muy adentro. Pues es otro tú quien padece, otro tú, un igual a ti.
Confieso que celebré (sí, celebré y bebí y bailé como un endemoniado)
el 11S, y también lloré a mares por aquellos que murieron allí. Porque
no eran ellos quienes merecían morir sino otros, o su inconsciencia, los
que siempre perviven y quedan impunes. Lloré por la llamada “carne de
cañón”, porque me se a mí mismo carne de cañón para los mismos, tan solo
un daño colateral fríamente calculado, un número, solo un número en
alguna parte, como en cualquier parte de nuestro inhumano mundo, cuando
la batalla es solo entre unos pocos para obtener una mayor y miserable
cuota de privilegios sobre los otros, y de poder... sobre los otros,
claro.
Ya hablamos anteriormente, en otros
artículos referidos a Plutón en Capricornio, lo que este tiempo implica:
Xenofobia, calculado descrédito, violencia irracional, siempre unos
culpables externos, y egoísmo, un profundo egoísmo... y muerte, claro,
una muerte sin fin. No hace falta repetir... ¿o sí? Tal vez sí, la gente
olvida, o la hacen olvidar los medios de (in)comunicación masiva. Los
programas de concursos, los de chimentos de la farándula, los nuevos
IPhones, la ilusión de un dólar muy barato y los viajes del “deme dos” a
Miami, las fantasías de Disney siempre renovadas y ese ideal de
libertad (totalmente ficticio, claro) siempre re-editado... Tal vez sí,
tal vez sí debamos repetirlo... pues la mayoría tiene un momento
presente cada vez más corto, comparable al de los niños, pues siguen
siendo tan infantiles como cuando nacieron a esta “civilización” tan
bruta y primitiva como lo es desde hace 5.000 años... ¿Que qué es el
momento presente al que me refiero? Pues... a nuestra perspectiva de
futuro. Por ejemplo, los niños lloran porque les duele la panza como si a
fuera dolerles para siempre, pero las madres saben que que con una
purga, o con unas gotas de “Reliverán”®, se les pasará en un rato. Más
tosco aún (no Agustín, que te admiraré por siempre y te llevaré en mi
corazón hasta que muera)... un niño tiene una espina en el dedo, su
madre, que tiene una perspectiva de la vida del niño muy amplia e
imagina su futuro, toma una aguja y tras hurgar un rato y con un par de
pinchazos la extrae... pero el infante cree que su madre es cruel, pues
le hace doler (un dolor que cree será eterno) y la odia por ello...
¿Quién está errado aquí? Porque eso también se llamaría un “daño
colateral” en cualquier caso. La humanidad resiste tanto la
“Revolución”, desde siempre, por el daño colateral que ella implica,
pero lo acepta como natural en la “defensa de los ideales”,
bochornosamente arcaicos, también siempre... pues es para defender lo
que siempre ha sido, y lo que siempre nos dijeron que debe ser, dicen...
¿Curioso, no? El ideal (o fantasía) de lo eterno, siempre con Plutón...
Enmascarando el egoísmo, sin más ni más, un puro egoísmo propiciado por
un vetusto “amo” externo... nunca por un nuevo ideal de lo colectivo
más inclusivo, no, no... nunca! Eso nunca! Pues lo importante ha sido
hasta ahora el “Yo”, así, con mayúsculas, un Yo por encima de los
otros...
China,
ese “gigante dormido” según el imperio de occidente, hace apenas un par
de décadas se ha despertado al mundo y hoy es el principal “mercado”
mundial le pese a quién le pese, y es ella quien dicta las reglas del
mercado, de ese mercado de todos. Ahora, China ha devaluado su moneda a
un valor que nadie hubiera creído que fuese posible... ¿y a quién le
importa eso?, me dirán. Pues... nos importa a todos, o al menos eso
debiera. “El 2008 era una fiesta, lo peor vino después”, titularán las
cónicas económicas de esta época... Allí en 2008 comenzó la debacle, o
la caída, según se la entienda. Ahora estamos iniciando la fase de 7 del
tránsito plutoniano, según decimos nosotros los astrólogos, y hemos
anunciado que sería así, según algunos recordaran, en el último artículo
de esta serie allá por Diciembre del 2014... Pero bien, nadie en la
televisión dijo nada aparte de balbucear algo sobre la caída de la Bolsa
de Valores en algún abstracto lugar de otro mundo, y todos, como
siempre, siguieron mirando hacia otro lado. Mirando la tele y
confundiéndola con la realidad, comprando smartphones ultra-modernos que
serán obsoletos en un par de meses aunque tardemos un año en pagarlos,
comprando pizzas por internet con plásticas tarjetas de crédito virtual y
endeudándonos con dinero real, y obedeciendo la ley según dicta la
tradición que debe ser, como nos han dicho siempre que debe ser. Nunca
fue como nosotros creamos que es o deba ser, pues el poder cambia de
manos y nunca nos toca a nosotros sino al siguiente de una muy muy corta
lista, hasta ahora, pero dentro de muy poco... bueno, eso ya se verá
más adelante en vivo y en directo. Pues el Imperio tira sus últimos
manotazos de ahogado, aunque se está cayendo literal e irremediablemente
a pedazos, y no puede ya reinventarse a sí mismo nuevamente. Lo
intentará claro está, seguro que lo intentará, a costa de sangre y fuego
como siempre, a costa de nuestra sangre y de su fuego; y los próximos
cuatro años serán un tiempo en verdad terrible, una auténtica edad
oscura planetaria, y luego, luego habrá que reconstruir la economía
planetaria a partir de unas inservibles ruinas. Si es que queda alguno
vivo para poder hacerlo, claro.
Ahora el tema más sonado es la crisis de la
inmigración en el “primer mundo”... aunque debiéramos llamarlo en
verdad por su propio nombre: Los auto-exiliados desplazados por la
guerra. Gente que huye de su propia tierra porque es continuamente
bombardeada, violada y masacrada por los mismos que se niegan a
recibirlos en sus países; mientras alegan como excusa que es un problema
de todos, de todo el Mundo, pero los recursos expoliados son propiedad
exclusiva, sí, de ellos. Dolorosa hipocresía en verdad, de ésta especie
humana que conformamos todos. Claro está que el pueblo liso y llano de
sus tierras opina y actúa de otra manera, a veces hasta de un modo
infantil. Podemos ver en televisión comités de bienvenida improvisados
en estaciones de trenes alemanas, recibiendo a los refugiados con ositos
de peluche y rostros de semblante sonriente; cuando esa gente, en
realidad, necesita que les devuelvan sus vidas, sus casas, su tierra,
sus costumbres ancestrales, sus posesiones, su dignidad perdida, y no
peluches. No necesitan barracones donde vivir hacinados, empleos de
esclavo, otras culturas y el desprecio de sus nuevos vecinos. Eso es lo
que necesita el imperio, no ellos. El imperio necesita mano de obra cada
vez más barata para maximizar sus ganancias, y recursos baratos y
abundantes que otrora pertenecieran a esos mismos esclavos. Sí, el
pueblo de los países imperiales tiene buenos gestos, humanos sí, hay
sitios donde reparte alimentos (generosamente donados por el mismo
pueblo y no por el gobierno) a los que están en tránsito. Pero no
depende de ellos que puedan quedarse allí, no depende ellos controlar
las fuerzas de seguridad que los apalean y expulsan. Solo son hermanos
que apenas están un poco mejor que ellos, esclavos residentes que
comprenden y se duelen de lo que les pasa, nada más... y también nada
menos.
Ahora,
a nivel gubernamental es otra cosa... muy otra cosa. Plutoniana,
además, como debe ser en estas épocas en donde el inconsciente aflora y
las máscaras se caen a pedazos. Alemania, principal destino de los
desplazados por la guerra, “generosamente” ha abierto las puertas del
Buchenwald para acogerlos. Sí, sí, el tristemente célebre campo de
exterminio nazi donde fueron masacrados otrora en sus cámaras de gas
decenas de miles de prisioneros (gitanos, homosexuales, judíos,
extranjeros indeseados, etc.). Luego, ante el bochorno internacional,
interrumpió el flujo de trenes desde Austria para evitar que lleguen los
refugiados a su territorio por esa vía. Ahora, mientras los políticos
deciden qué es lo que debe hacerse sin quedar demasiado expuestos, han
cerrado sus fronteras con estrictos controles en todos los pasos
fronterizos para evitar el ingreso de cualquiera que no posea un
pasaporte europeo en toda regla... todo tiene un tufo a pasado no
resuelto, dirían mis amig@s psicólog@s, que apesta. Croacia, Hungría y
Bulgaria construyen muros para cerrar sus fronteras y evitar el flujo de
“ilegales” a sus tierras. El “Schengen” (acuerdo de libre circulación
en la Unión Europea) se ha roto, y la mismísima UE tambalea ante éste
funesto escenario. Monsieur Hollande (quien se dice a sí mismo
socialista), presidente de Francia, afirma que se deben apoyar
fuertemente, y que son inevitables, los bombardeos en Siria a fin de
acabar con el “terrorismo”... mientras lo que se bombardea son la
infraestructura del país y los cuarteles del gobierno democráticamente
elegido por el pueblo por parte de EE.UU. y sus aliados, como lo son
ellos mismos junto a Alemania, Israel, Arabia Saudita -único Estado
Monárquico absolutista del planeta- y Gran Bretania, mientras se envían
cargamentos de armas mucho más modernas y destructivas y cuantiosos
recursos económicos al EI (Estado Islámico) al que dicen como excusa en
sus medios de (in)comunicación masiva, que están combatiendo. Época de
hipocresía sin fin... Orwell y su “1984” un poroto, vea vecina.
“¡Cuidado que vienen los Rusos!”, gritan a
diestra y siniestra los líderes occidentales. ¿Por qué? Bueno... Rusia
apoya a los separatistas en Ucrania que se oponen al gobierno de facto
que derrocó al gobierno democráticamente elegido por el pueblo, golpe
apoyado y financiado por occidente, para instaurar un estado fascista
funcional a los intereses de las corporaciones internacionales
occidentales... y por brindar su apoyo en recursos y armas al gobierno
Sirio, elegido democráticamente por su pueblo, que se opone a ser
expoliado por las mismas corporaciones que pretenden quedarse con todo
en todas partes... lo mismo pasa con China, porque... “¡Bueno... son
Chinos! ¡No son de los nuestros! ¡Quieren gobernar para su pueblo y no
para nosotros, como debe ser!”, realmente patético. Lo mismo pasa con la
campaña presidencial en los EE.UU. Los principales candidatos a la
presidencia hacen gala abiertamente de una xenofobia nunca antes vista,
salvo en el siglo XIX. Que hay que expulsar a los inmigrantes, que los
negros no merecen ser ciudadanos con pleno derecho, etc., etc., etc,...
mientras en sus calles se suceden asesinatos impunes a manos de las
fuerzas de seguridad por el simple hecho de ser “distintos”, latinos,
afroamericanos, negros; y la pobreza crece vertiginosamente de la mano
de los recortes en salud, educación, asistencia social y jubilaciones
debidos a la “crisis financiera” de los bancos, que son los únicos
merecedores de ser rescatados y no las personas. La decadencia del
imperio de occidente es clara y manifiesta en todas partes... Como en
Latinoamérica... pero bueno, Latinoamérica merece un capítulo aparte.
A
través de sus neo-colonias, Colombia, Perú, Chile y Paraguay,el Imperio
de Occidente busca desestabilizar la región (dejaremos aparte a México,
cuyos cerebros lisos neo-colonizados sostienen la fantasía de que ellos
son Norteamericanos de dientes rubios y ojos rubios, y no unos
“negritos” latinos como los demás). Amén de sus grupos paramilitares y
profesionales de la CIA enmascarados en ONG's que dicen proteger los
derechos ciudadanos, y que financian los grupos de ultra-derecha que
ejecutan su agenda de protestas y disturbios patéticamente calcadas de
la maniobra Ucraniana para intentar derrocar las democracias populares
que se oponen a este neo-colonialismo del siglo XXI que pretenden
imponer a toda costa y en todas partes. Los gobiernos regionales pasaron
de ser “populistas” a ser directamente “Tiránicos”, y ante cualquier
elección ganada en las urnas por esos oficialismos, el grito de
“¡Fraude! ¡Fraude!” colma el éter y las páginas de los medios de
(in)comunicación masiva bajo control directo de las cadenas
internacionales propiedad del Imperio. Se promueven a partir de allí
todo tipo de disturbios y actos violentos, incluso asesinatos, para
desestabilizar a los gobiernos; corridas cambiarias; cortes de rutas; y
un largo etcétera que sería engorroso enumerar, en la promoción de
“golpes blandos” cuando no violentos, como son los fallidos en Bolivia,
Ecuador y Venezuela. En Argentina y Brasil sucede más o menos lo mismo,
los sicarios locales del Imperio elevan su virulencia. En Brasil tras
las elecciones movilizaron a manifestaciones donde se pedía la
destitución, aún a través de la intervención del ejército, de la
mandataria recién re-electa por su pueblo. En Argentina, con los
comicios en ciernes, una oposición apátrida y corrupta amparada por un
poder judicial funcional y eternizado desde los años más oscuros del
último gobierno militar, busca asaltar el poder a cualquier precio.
La tensión internacional y la guerra se
expanden como una fórmula ya gastada por lo repetitiva a lo largo de la
historia, como un intento de reactivar la economía de unos pocos y su
insaciable voracidad por mayores beneficios, y de paso disciplinar al
pueblo de a pié procurando, ya abiertamente, sumirlo en un
neo-feudalismo inédito en la historia por su escala. La escalada de
violencia geométricamente se multiplica día a día ya traspasado su punto
de no retorno. La inoperancia de los gobiernos para menguarla o
detenerla en el cada vez más urgente corto plazo, hará que sean
arrasados por el tsunami de la historia una vez más. ¿Despertará la
consciencia humana hasta ahora anestesiada ante tal catástrofe
globalizada? Confiemos que sí... cada vez en más lugares la gente se
despierta, resiste y lucha. El gran terror de los imperios es que
aquellos que han huido de sus tierras tras generaciones de ser
bombardeados, masacrados, expoliados y humillados algún día se
despierten; no ya liderados por alguien identificable que pueda ser
asesinado descabezando la revuelta, sino como un conjunto. Es fácil para
la mente imperial combatir un enemigo por más grande que este sea, lo
difícil es combatir a millones y millones de enemigos. Un guerrero
valiente tiene posibilidades de matar a un enorme tigre, dicen los
chinos, pero debe saber que su batalla está de antemano perdida si busca
enfrentarse a un enjambre de pequeñas avispas, si lo hace no será ya un
guerrero poco sabio, sino solo un hombre estúpido...
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