El ascendente de la carta natal es uno de los elementos más valiosos desde el punto de vista interpretativo. Se encuentra al mismo nivel que la interpretación del signo solar o el signo lunar. Sin embargo no todos conocen su significado astronómico y mucho menos, como se llega a la obtención del ascendente a partir de determinados cálculos astronómicos basados en fórmulas que tratan de entender el funcionamiento de la mecánica celeste.
Cuando los antiguos astrólogos comprendieron que además de los signos y de los planetas, existía otra esfera superpuesta que correspondía a los sectores mundanos, y que la misma era generada por el movimiento de rotación de la tierra, comenzaron a esbozar los primeros sistemas de casas o de domificación. De esta manera se incorporaba al mundo de las estrellas un elemento de lectura que acercaba la astrología al pueblo y a sus necesidades cotidianas, incorporando conceptos mundanos y cotidianos que representaban sus necesidades más primitivas, como el dinero, el trabajo, la salud, el amor, la familia... es decir... aquello que aún nos sigue preocupado, y que humaniza a esa astrología antes reservada a las necesidades de reyes, príncipes y guerreros... y que muy hábilmente sabían explotar religiosos y eruditos en artes tan disímiles pero complementarias como la matemática, la pintura, la medicina, la psicología, la filosofía, la alquimia, la música, la guerra, la astrosofía... entre otras tantas que eran necesarias para ejercer “el oficio más viejo del mundo”: el de astrólogo.
Llama la atención que en un mundo en el que hay tan pocos acuerdos, la mayoría de quienes investigaron sobre la forma de “domificar”, es decir, de dividir el cielo de nacimiento en distintas casas astrológicas hayan acordado casi en su totalidad (muy pocos sistemas de casas calculan el ascendente de una manera diferente a la gran mayoría) utilizar el punto de intersección de la eclíptica con el horizonte de nacimiento de una persona como signficador del horóscopo u ascendente.
Plácidus, Campanus, Reggiomontanus, Koch, Alcabitius, el actual sistema Topocéntrico, entre otros tantos, definen al ascendente como el punto que surge de la intersección de la órbita terrestre o camino aparente del Sol (eclíptica) con el horizonte del lugar de nacimiento de una persona.Los antiguos denominaban a este punto con la, ahora devaluada, palabra “horóscopo” (el que marca la hora) la que no se utilizaba livianamente, como ocurre en la actualidad, para dar pronósticos para los doce signos zodiacales, sino para identificar con precisión este punto clave en la confección del mapa natal de un ser humano.
Hagamos ahora un esfuerzo con nuestra imaginación y tratemos de visualizarnos en el centro de la escena, en un lugar abierto como lo sería en medio del mar, en medio del desierto, o en una pampa inconmensurable. Esa imagen es nuestro primer contacto con el Universo inmediato. Cuando nacemos, cuando asomamos al mundo,ese es nuestro primer marco de referencia. Se trata de la esfera horizontal. Esa esfera que se desplaza con nosotros en nuestro tránsito por el planeta, haciéndonos ocupar siempre el centro de la escena. En cualquier lugar del mundo en el que nos encontremos llevaremos siempre sobre nuestros hombros a esa esfera horizontal, a la manera en que las mujeres de época utilizaban en sus vestimentas esos viejos miriñaques. Un enorme peso... una enorme carga sobre nuestros hombros esto de llevar a cuestas nuestro sistema de casas. Si avanzamos, nuestro horizonte avanza con nosotros, si retrocedemos, nuestro horizonte también lo hace. Nuestro lugar está siempre en el centro de ese gran círculo que es el horizonte del lugar de nacimiento. Es obvio entonces entender que si desplazamos nuestro horizonte, también desplazamos con nosotros el meridiano que pasa por nuestras cabezas. Ese meridiano que se dirige de Sur a Norte, pasa primero por nuestras cabezas definiendo lo que astronómicamente se conoce como Zenith, tocando luego el Ecuador Celeste para generar lo que conocemos como Ascensión Recta del Medio Cielo (ARMC) e intersectando también a la Eclíptica generando en ese punto lo que conocemos como Longitud del Medio Cielo (o inicio de la casa X). Un mismo meridiano para definir tres puntos, y definir los dos círculos de referencia más importantes que un ser humano ve al nacer y que llevará en su desplazamiento consigo durante toda su vida: El horizonte y el Meridiano del lugar. Quienes definen lo que se denomina Esfera Horizontal o primer marco de referencia astronómico visible para un ser humano, y en astrología, a dos de los puntos fundamentales que definen a la mayoría de los sistemas de casas: El Ascendente y el Medio Cielo.
Es importante remarcar este concepto como origen de la mayoría de los sistemas de casas existentes: La esfera horizontal, es la primera referencia astronómica en cuanto a coordenadas celeste que un ser humano tiene sobre sí al nacer. El horizonte y el meridiano del lugar... el Ascendente y el Medio Cielo, conforman la pesada cruz con la que cargará toda su vida. De allí que el concepto bíblico-cristiano de “cargarás con tu propia cruz” tome aquí el verdadero sentido de esfuerzo y responsabilidad que le está predestinado a cada ser humano, desde el momento en que nace y para toda su existencia.
A partir de este concepto es posible ratificar, entonces, lo que muchos historiadores de la astrología han mencionado sin desarrollar extensamente, en relación a que los primeros sistemas de domificación sólo contaban con cuatro casas. Las cuatro casas visibles y naturales que surgían de la cruz formada por el horizonte del lugar, atravesado por el meridiano del lugar de nacimiento de una persona... aquel que pasa sobre su cabeza (demarcando así los límites de la esfera horizontal). Sobre esta esfera visble, y debido al movimiento de rotación de la tierra, las estrellas y los planetas mostraban a diario su movimiento de ascensión, desde su nacimiento por el este, su culminación superior al llegar al meridiano del lugar, su puesta por el oeste, y su culminación inferior, al tocar nuevamente el mismo meridiano por su parte opuesta. Diariamente los planetas describían estos ciclos debido al movimiento de rotación de la Tierra, mientras que su propio movimiento de traslación los hacía avanzar, a la vez, sobre la franja de los signos zodiacales. Ese movimiento natural de los astros generado por la rotación de la Tierra podía ser fácilmente asociado a conceptos interpretativos de nacimiento u origen, ascensión o elevación, culminación y luego puesta y caída con los que se comenzó a construir el significado de las más tarde denominadas casas IV, I, X y VII.
Sin duda el paso siguiente fue el de enriquecer ese acervo interpretativo, agregando un número mayor de casas, siempre delimitadas y contenidas por la esfera horizontal natural, llegando a establecer un número de doce casas, tal vez por afinidad a los doce signos zodiacales existentes. Por supuesto que la historia no relata una adopción tan directa de los sistemas de división actuales, ya que se mencionan sistemas de ocho casas, sistemas de 36 casas y hasta de 48 casas mundanas. Pero el número de doce fue el que prevaleció.
Es en este punto, donde toda la naturalidad del sistema horizontal pierde dicha naturalidad y los astrónomos, sabios y eruditos comienzan el debate sobre cómo es mejor dividir los espacios interiores de dicha esfera horizontal para obtener un sistema de casas completo. Y en este punto no hay acuerdo, o hay acuerdos parciales. De esta manera el desarrollo de la historia astrológica va de la mano con el desarrollo de diferentes sistemas de domificación, donde la gigantesca mayoría acepta para el Ascendente y el Medio Cielo, los límites propuestos por la esfera horizontal, pero tienen ideas muy distintas sobre la manera de dividir cada uno de los cuatro cuadrantes de dicha esfera. Así lo dejan conceptualizado avanzados maestros de la astrología como Porfirio, Campanus, Reggiomontanus, Plácidus, Alcabitius, Koch, Morin y los más actuales Wendel Polich y Nelson Page con el Sistema Topocéntrico de domificación creado en la Argentina, donde la coincidencia en la obtención del ascendente y el medio cielo es absoluta, mientras que para la obtención de las cúspides de casas intermedias discuten si lo que debe dividirse en partes iguales es la eclíptica, el primer vertical, el ecuador, la tangente de la latitud o el meridiano del lugar, entre otros de los cientos de elementos astronómicos que conviven en la esfera celeste. Es por esta causa, que no cabe ninguna duda de la eficacia del Ascendente y del Medio Cielo como puntos interpretativos, mientras que muchas veces la posición de cúspides intermedias nos hace dudar en cuanto a si un planeta está o no dentro de una casa u otra.
Cálculo de la posición del Ascendente:
A partir de los datos expuestos, se puede deducir que la obtención de la cúspide del ascendente depende básicamente del juego de relaciones que se da entre los distintos elementos inscriptos en la esfera celeste, los cuales se resuelven fácilmente mediante la aplicación de fórmulas de trigonometría esférica que mediante la resolución de las medidas de triángulos esféricos nos permite la obtención exacta del punto del horóscopo u ascendente.
Quien desarrolla con mayor claridad y precisión una fórmula para la correcta obtención del Ascendente es el astrónomo, astrólogo, cartógrafo y matemático italiano Giovanni Antonio Magini (Maginus en Latín), nacido en Padua, Italia, el 13 de Junio de 1555. Maginus fue elegido por Galileo en 1588, para ocupar la silla de Matemáticas de la Universidad de Bolonia. Publicó obras de astronomía, trigonometría, efemérides astronómicas y comentarios sobre la obra de Ptolomeo, siendo también astrólogo de la Corte.
Los siguientes gráficos muestran un corte de la esfera celeste, tanto para el ascendente en el hemisferio norte, como en el hemisferio sur para su correcta comprensión en la esfera.
ASCENDENTE HEMISFERIO NORTE | ASCENDENTE HEMISFERIO SUR |
La fórmula siguiente, derivada de la formula de Maginus, permite el cálculo del Ascendente. Solo se debe tener en cuenta que si el ascendente a calcular corresponde al Hemisferio Norte, el primer término se suma al segundo, mientras que si el ascendente a calcular corresponde al Hemisferio Sur al primer término se le resta el segundo.
Una vez obtenido el resultado en grados sexagesimales obtenemos la longitud eclíptica del ascendente según el siguiente criterio:
Si ARMC es > de 0° y < de 90° ===>Longitud Asc = 0° + Longitud obtenida
Si ARMC es > de 90° y < de 180° ===>Longitud Asc = 180° - Longitud obtenida
Si ARMC es > de 180° y < de 270° ===>Longitud Asc = 180° + Longitud obtenida
Si ARMC es > de 270° y < de 360° ===>Longitud Asc = 360° - Longitud obtenida
De esta manera, y con solo la utilización de una calculadora y mínimos conocimientos de matemática, se puede aplicar esta fórmula desarrollada por Maginus para obtener la cúspide del ascendente de un tema natal, para cualquier lugar de la tierra, y en la mayoría de los sistemas de domificación vigentes en la actualidad.
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