Adriano. Un Astrólogo en el Imperio Romano.
POR Moisés ValverdeEl emperador romano Adriano, ha pasado a la historia por su consabida profundidad intelectual y cultural, pero también por sus logros políticos, como estadista y militar, a El le debe la ingeniería uno de los más colosales proyectos de su tiempo y éste no es otro que el “Muro de Adriano” que hacía las veces de puesto defensivo y fronterizo artificial entre la Britania Romana y el norte Picto.
También le debemos la considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, el Panteón de Roma, erigido sobre las ruinas del malogrado proyecto de Agripa, todo un desafió en términos arquitectónicos para Apolodoro de Damasco, Arquitecto oficial de su Imperio.
Hay otros detalles menos conocidos sobre su persona, el primero que nació al igual que su predecesor Trajano en la Hispania romana, el segundo que perteneció a la dinastía de los Antoninos, estirpe que consideramos que inició al propio Vespasiano a quien sucedió Nerva, al que siguieron Trajano, Adriano, Antonino Pió, Lucio Vero y Marco Aurelio, finalmente la dinastía murió cuando Marco Aurelio en detrimento de la tradición iniciada por Vespasiano de nombrar “Electivamente” mediante el mecanismo de la Adopción al sucesor (lejos de vínculos consanguíneos), nombró como Heredero a su propio hijo Cómodo, dando al traste con la que fue sin duda alguna la más brillante generación de emperadores romanos.
Ahora nos será más fácil ubicar al joven Adriano con sus raíces familiares y por lo que podemos saber, muy probablemente naciera en Itálica, una ciudad romana al Sur de Hispania, en lo que hoy es Santiponce, su familia era oriunda del Piceno (Italia), tanto el tío abuelo Aelio Adriano como su padre Aelio Afer, habían sido potestatarios de la tradición helénica del estudio de los Astros, y llegados a este punto hay que recordar que Ptolomeo de Alejandría, el General de Alejandro Magno, fue cabeza visible del estudio de los Astros en la edad antigua y nada que ver tiene este Ptolemo fundador de la dinastía egipcia Ptolemaica, cuyo ocaso protagonizó Cleopatra, con el considerado Astrólogo de la antigüedad Claudio Ptolomeo.
Por lo que sabiendo esto, enseguida podemos comprender que una de las cosas que se pudieron confeccionar sin demasiada dificultad para el recién nacido, fue un completo Horóscopo Natal, en el que se auguraba el grandioso destino del joven, al que no podían dar mucho crédito, puesto que en aquel momento no tenía vínculo alguno con la nobleza Romana, éste llegaría cuando Plotina, la mujer de Trajano, conoció al joven y se especula con la posibilidad de que llegara a enamorarse de El, en cualquier caso el encuentro entre Plotina y Adriano fue fruto del Azar, pero fue Ella la figura clave y el nexo de unión que le permitiría con el tiempo ascender al trono de Roma.
De alguna manera, por lo que se conoce de sus antecedentes familiares y sobre todo por el carácter más bien Helénico en cuanto a su formación cultural e intelectual, llegamos sin ninguna duda a la conclusión de que Adriano entre otras materias, era buen sabedor de las técnicas de predicción, cálculo y conocimiento Astrológico, buena prueba de ello era su devoción por los Astros (Dioses) que podemos encontrar en la propia concepción y diseño Cosmológico del Panteón, erigido a modo de Circunferencia Astral, con sus Doce “Columnatas” y sus Siete Dioses (Planetas), donde el lugar central era ocupado por el propio Apolo(Sol).
En particular el interior constituye una obra maestra de arquitectura, pues está inscrito en un esquema esférico con unos 44 metros de diámetro, que desemboca en su vértice en una abertura de 9 metros (el oculus), la única fuente de luz de todo el recinto.
La sala tiene ocho arcos: la entrada se encuentra en el eje longitudinal y el resto está formado por siete nichos con áspides de formas semicirculares y cuadrangulares alternadas. Ya los visitantes de aquel tiempo reconocían de inmediato en esa articulación del recinto una reproducción de las siete esferas planetarias.
Los planos simbolizan los círculos concéntricos de las órbitas planetarias, orientadas a su vez completamente hacia el Sol, que hace entrar su luz en el templo a través del oculus.
Mediante la perfecta reproducción de las relaciones geométricas, el Panteón de Adriano concretiza no solo la mística numérica de los pitagóricos, sino también la mecánica celeste del universo de los estoicos y la armonía de las esferas de la que hablaron los platónicos.
También es conocida la habilidad de Adriano para pronosticar con bastante acierto el devenir anual para el Imperio, seguramente basándose en el estudio de su propio retorno solar, por lo que aunque no podemos considerar a Adriano como un Astrólogo al uso, sí podemos considerar que gobernó utilizando la Astrología como marco de referencia, siendo ésta una más de las herramientas de las que disponía para el ejercicio de gobierno y en este caso Sí, seguramente ese conocimiento fuera toda una suerte de herencia familiar.
Uno de los retratos más cercanos que existen sobre la figura de este emperador, es la extraordinaria novela biográfica de la escritora belga Marguerite Yourcenar, que para muchos se ha convertido en un referente de culto e inspiración sobre la figura del buen gobernante.
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