Astrología Avanzada: Introducción - El origen de Todo.
Autor: Alejandro Fau
¿Alguna vez
reflexionaron sobre qué es lo único esencial para que todo exista, las
galaxias, los pianos, los gatos, los paraguas, las flores y aún las
telenovelas? ¿Alguna vez se preguntaron sobre cuál es la condición
insustituible para que algo -aún el amor, las hamburguesas y las
guerras-, cualquier cosa, sea y exista? O... ¿alguna vez se preguntaron,
en verdad -queridos astrólogos/as-, de qué nos habla verdaderamente la
Astrología?
“Debemos diferenciar lo desconocido de lo simplemente olvidado”
C. G. Jung
Muchos dicen ser Astrólogos, pero casi ninguno en verdad sabe de qué
está hablando cuando dice eso. La mayoría tiene una visión meramente
antropocéntrica producto de una cultura del egoísmo mamada desde que
tenemos una “civilización” tal y como la concebimos actualmente.
Simplemente creen que ella habla del “nosotros” y sobre el “cómo somos”,
entendiendo ese nosotros como algo exclusivamente humano. Ese nosotros,
el “nosotros” expuesto de ese modo, es solo una ínfima parte de lo que
en verdad es, pues la astrología es muchísimo más que eso y, como la
herramienta que simple y llanamente es, también es muchísimo menos. La
astrología es un lenguaje, lo hemos dicho en incontables ocasiones e
incluso muchos la aceptan como tal pero sin saber en verdad de qué nos
habla. Pues todo lenguaje tiene un origen específico y un propósito, y
luego es que aprendemos a aplicarlo a una multiplicidad de casos y cosas
por simple comodidad, pues solo cada uno de los lenguajes puede
expresar cabalmente conceptos muy específicos de un modo claro e
inequívoco para todos sobre su significado. Pasa, por ejemplo, con el
lenguaje de las matemáticas y los conceptos que supimos extraer de él y
que aplicamos en el día a día para expresarnos y entendernos, o el de la
física. Hablamos de cantidades, pesos y medidas, si somos verduleros
por poner el caso, con solidez y aplomo sin que uno mismo o el otro crea
o pretenda que somos Doctores en Matemáticas o en física. Por ejemplo,
los sastres hablan todo el tiempo de medidas, talles (en tanto pesos y
medidas) y precios, y nadie cree, y ninguno de ellos se cree por tanto,
que sea un gran físico o un genial matemático o brillante economista;
pero con la astrología no pasa eso sino todo lo contrario... De hecho,
cualquier paparulo/a dice un par de términos astrológicos como al pasar y
cree, y lo peor es que pretende hacernos creer, que es un genial
astrólogo/a... y te cobrará mucho por ello aunque, como cualquier
verdulero de ley, solo te esté mandando fruta.C. G. Jung
Como dije en otros artículos anteriormente, la astrología nos dice que vivimos en un mundo compuesto de por lo menos doce dimensiones (12-D), pero que tan solo siete de ellas (7-D) son enteramente accesibles a la Consciencia Humana. Las cinco restantes, si bien pueden ser intuidas y comprendidas por ésta, están por encima de las posibilidades individuales del Ser en tanto lógica y razón tal como son concebidas en la actualidad por nuestras ciencias. La evolución de la conciencia media actual (y luego aplicado a todo aquello que consideremos como ser vivo o materia inerte por nuestra mente individual) se circunscribiría a tan solo a cuatro de ellas: Las tres que definen el Espacio Euclidiano (3-D) y la que denominaremos provisionalmente como Temporal-1 y que posibilita la existencia de éste y es inherente al mismo, la famosa cuarta dimensión (4-D). No es nuevo esto que digo, sino que es un algo sobradamente probado y utilizado en sus postulados desde la concepción espacio-tiempo unificado como un todo por A. Einstein, M. Plank, E. Schrödinger y otros ya en los inicios del siglo XX. Esta cuatridimensionalidad espacio-temporal está presente, de modo obvio, desde el mismísimo origen de todo de un modo enteramente manifiesto en el Universo y en ella actúan e interactúan todos los seres y las cosas. Las otras ocho restantes se encuentran implicadas en ellas y deben ser expuestas mediante una acción consciente, pues no son manifiestamente obvias para todos los que habitamos esta Tierra. Para utilizar terminología psicológica, diremos que éstas yacen ocultas en el inconsciente colectivo, o del Universo, para no extendernos en farragosas explicaciones sobre ello. La Auto-Consciencia constituye una quinta dimensión (5-D), que denominaremos también provisionalmente como Temporal-2, y que nos define a nosotros mismos como seres individuales, siendo por la volición consciente la posibilitadora de sincronizarse con cualquier otra entidad coexistente, tanto en ella misma como con las otras, para lograr manifestar así un orden-marco contenedor en el cual la mente pueda desarrollarse. Se me hace totalmente innecesario, por ahora, el abordar las siguientes dimensiones para evitar generar confusiones en el lector, debido al poco espacio del que dispongo aquí para explicarme debidamente, pero diremos, al menos vagamente, que las dos siguientes se corresponderían con lo que llamaré las dimensiones “emocional” (6-D) y la “espiritual” (7-D), y que completarían lo que puede ser enteramente concebido desde la actual Consciencia Humana, y que llamaré en su conjunto, a esta séptuple dimensionalidad, como el Alma Humana individual. Quizá en otra parte, un libro de texto tal vez, pueda explayarme más e incluso insertar algunas ecuaciones fisicomatemáticas que son tan caras al pensamiento científico lógico y racional, para explicarme de un modo más vasto y claro a esos especialistas, pero creo que con esto ya es suficiente para trazar los contornos de lo que quiero mostrar al respecto del “ser humano” tal y como lo definiría cualquier hijo de vecino.
Todo aquel que se llame a sí mismo astrólogo/a debe estar en condiciones de poder leer simultáneamente en esta séptuple dimensionalidad el “texto” escrito en lenguaje astrológico que representa a un individuo particular cuando observa una matriz natal. Si a esto sumamos que debe comprender la correcta y particular interrelación entre los diferentes símbolos inscriptos allí, la posición espacial y vibracional preferente que ocupa cada uno de ellos en los diferentes planos dimensionales de manifestación, y la dinámica vincular de cada uno y del conjunto; tenemos que no es una tarea sencilla el simplemente “reconocer” al individuo que tenemos delante en ese enunciado que representa lo que llamamos “Carta Natal”. Ni qué hablar si pretendemos averiguar lo que a éste le pasa... ¿Pero qué es lo que está leyendo el/la astrólogo/a en realidad cuando mira una carta astral? Está leyendo una combinación de “tiempos” que dan por resultado un solo “Tiempo”, el que representa el “punto de inicio” de un ser o entidad y el modo particular que tiene éste de desplegarse en los diferentes espacios que hacen a la existencia y que denominamos, simplemente, como la “realidad” de ese Ser en particular. Pero para continuar, es mejor que volvamos al principio de todo esto.
Puesto lo que acabamos de ver en términos puramente astrológicos es que decimos que las cosas cobran una existencia “encarnada” recién en Cáncer, o recién en la cuarta fase de la dinámica de la energía. La mayoría de ustedes habrán oído decir a sus maestros de lo difícil, por lo abstracto, que resulta hablar de las tres primeras energías zodiacales (o de las tres primeras fases del desarrollo de la energía zodiacal, pues la energía siempre es la misma) representada por los signos de Aries, Tauro y Géminis; y que recién puede comenzar a hablarse en términos comprensibles para nuestra limitada mente humana recién a partir de Cáncer. ¿Por qué? Pues porque estando inmersos en una realidad “material” (tetradimensional) nos resulta muy difícil concebir la existencia de algo con menores dimensiones que ésta. Es por esa razón, primeramente, que no podemos imaginarnos simplemente un “punto” unidimensional e inmediatamente comenzamos a agregarle las restantes dimensiones hasta traerlo a nuestra “realidad” pensable... Un momento, detente ahí ¿estoy diciendo entonces que Aries, Tauro y Géminis en verdad no existen? Pues no, no dogo eso... aunque, bueno... eso dependerá de cómo se lo mire y del planteo filosófico que hagamos. Diremos que no “existen” en los términos en que concebimos la realidad material (cuatridimensional), pero podemos percibirlas a través de ella y reconocerlas como una parte constitutiva de la misma. Puesta la discusión en otros términos más cercanos desde lo cultural a todos en occidente, y en tren de incluirle otras miradas, ¿podemos cuestionar la existencia del Dios de la Cristiandad (por cierto, también planteado como una trinidad atemporal) solo por el hecho de que no podamos sentarnos materialmente frente a frente a charlar con él? Cualquier teólogo nos respondería con un rotundo NO y trataría con los medios a su alcance, como hacemos nosotros, de explicar su omnipresencia pese a todo. Entonces bien, decimos que la Energía “es” en Aries, que tiene “sustancia” en Tauro y que tiene “movimiento” en Géminis, pero que recién “existe” en Cáncer, pues todo lo anterior sucede en un no-tiempo (o en Tiempo=0); pese a eso jamás diremos que la dinámica zodiacal comienza recién allí porque no es cierto, ya que podemos verificar posteriormente las cualidades diferentes de estas tres fases anteriores en el desarrollo real de las fases que le siguen, y en la espiral de la recurrencia posterior claramente observable de su dinámica manifiesta en el mundo.
Así pues, planteado todo ésto a modo de introducción, es que los invito a explorar profundamente este lenguaje a través de la serie de artículos que iremos desplegando, y que creo nos ayudarán a desplegar el conocimiento del que todos sin distinción somos depositarios desde el inicio de Todo. Desde el inicio mismo del Tiempo.
http://www.astropampa.com/art-112-astrologia_avanzada_introduccion_-_el_origen_de_to.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario