ASTROLOGÍA y ASTRÓLOGOS…
Por astr. Carlos Dum - Caracas, Venezuela
Dicen
que la memoria siempre será más vieja
que nosotros, por lo que podemos
inclinarnos a pensar que la astrología verdaderamente
pertenece al
acervo cultural de la humanidad, ya qué, consciente o
inconscientemente
está en nuestra mente desde hace más tiempo del
que sospechamos. La
fascinación que hemos tenido desde siempre por la
bóveda celeste data
de tiempos remotos, qué como alma colectiva se mantiene en
la psiquis
de la humanidad a través de los siglos. Sí es
cierto que somos una “especie de semidioses
anclados en éste planeta con los pies
en el
barro y las manos hacia las estrellas” como
en cierta
oportunidad lo
describió algún anónimo, siempre
intentaremos constatar la verdad de
nosotros mismos a través los astros, como sí
estos hermanos rocosos,
gaseosos y de contrastantes temperaturas, constantemente nos
estarían
mandando mensajes en forma colectiva e individual. Quizás
los antiguos
percibieron de alguna forma estos mensajes y los guardaron en un
inconsciente colectivo heredado hasta hoy a través de
generaciones.
Es indudable que la conexión con el Universo que nos rodea sea terrestre o celeste ejerce una influencia interdependiente en todos los elementos que lo componen sea éste anímico o no. Fundamentalmente para el hombre, que ha sido dotado de una intuición y percepción suprasensible ha contado con la capacidad de interpretar las configuraciones planetarias del sistema solar y relacionarlas con nuestras actividades cotidianas, estados de ánimo, condiciones físicas, mentales, emocionales y espirituales, mediante el estudio de los cielos o ciencia astrológica que no es más que un conjunto de enseñanzas milenarias procedentes de los antiguos caldeos y babilonios. Estas personas que vivieron, amaron, lucharon y que seguramente pasaron por las mismas incertidumbres que nosotros, nos legaron las características de una psicología espiritual y mundana a través de símbolos que hoy por hoy no han perdido vigencia en su esencia. No obstante, la correspondencia interpretativa ha variado según la época y cultura en que se viva.
La recopilación de datos y experiencias manifiestas en la historia de la astrología y muy especialmente con los aportes de Claudio Ptolomeo (160 d.C.) en sus escritos denominados “Tetrabiblos”; en el que hace una amplia exposición del influjo de los astros sobre los seres humanos. No deja de asombrarnos de cómo la praxis de esta disciplina ha perdurado a través del tiempo en forma casi intacta, la pregunta es: ¿por qué?, ¿qué es lo que nos une como seres humanos a estos conocimientos filosóficos, mitológicos, astrománticos, científicos o seudo científicos que desde siempre nos han cautivado?. Acaso podría alguien explicar ¿por qué? la gran mayoría de las personas sean astrólogos o no, siempre hablan de los signos, los horóscopos, las extrañas influencias que nos causa el contemplar las noches estrelladas, la imponente presencia del Sol, motivo de incalculables rituales arcaicos, y el sutil encanto y sentimentalismo en el que se envuelve nuestro espíritu de solo vislumbrar por un instante nuestra Luna. Quizás de alguna forma la astrología intenta contestar estas interrogantes a través de un concepto filosófico o espiritual de unión con el cosmos basándose en que: “lo que sucede arriba se siente abajo”. Idea que ya el celebre sicoanalista del siglo pasado Carl Jung había intuido en su teoría de los arquetipos, el cual definió como: “componentes psíquicos arcaicos que han penetrado en la psique individual sin ninguna línea de tradición directa”, cuando él mismo separa la teoría de la “causalidad” por la “sincronicidad”. Evidentemente trata de adecuar los conocimientos de una psicología moderna con la sabiduría antigua manifiesta en la astrología, dándole un nuevo enfoque futurista al psicoanálisis que quizás muchas personas no entiendan todavía por la carencia de un conocimiento serio en materia astrológica.
Hasta los tiempos del renacimiento la Astronomía y la Astrología eran ciencias que estaban ligadas entre sí, quizás la segunda más teocrática y filosófica que la primera, por lo que no pudo con el imponente avance evolutivo de la ciencia comprobatoria y básicamente materialista que impone nuevos conceptos de pensamientos más racionalistas, propias de un estilo impuesto por las ideas de Copérnico. No obstante, los seguidores de la astrología tradicional se defienden con el principio de una influencia astral sutil a un nivel espiritual y no tangible, dónde se contempla al Universo como una unidad completa en la que se le une el ser humano como parte integral y a su vez microcósmica de la misma.A pleno comienzo del siglo XXI ¿cuál es el rol que les toca jugar a estos estudiosos de la influencias astrales?. Evidentemente que la coincidente entrada hacía la “nueva era” o “era de acuario” y tomando en cuenta de qué, éste signo tradicionalmente los representa e ellos mismos será determinante para los astrólogos modernos en vista de las múltiples revelaciones que trae consigo. Pues se sospecha que la Tierra comenzó su entrada a la nueva era a comienzos de siglo. Predisponiendo a la humanidad hacia un nuevo campo evolutivo de conciencia espiritual donde ciencia y religión tienden a compenetrarse entre sí, originando un pensamiento Universal de unidad cósmica esencial. Los cambios políticos y sociales que experimentamos hoy a nivel mundial no escapan de las influencias de un planeta que es importante por su capacidad de transformación y cambios radicales como lo hace actualmente Plutón transitando el signo de Sagitario, que induce a influenciar a los ciudadanos del mundo, en el sentido de que la humanidad se consigue en una especie de evaluación de la libertad y la independencia asignándola al propio individualismo y a su capacidad de desarrollo. Por otro lado Urano regente de Acuario, se consigue ahora bajo el signo de Piscis aupando libertades para emprender las visiones y caminos propios.
Todo esto emplaza a que los astrólogos de hoy debatan entre: sí seguir emulando a aquellos ancestrales personajes con capacidad para predecir ciertos eventos cósmicos de carácter repetitivo tales como visitas de cometas, eclipses lunares y solares, fases representativas de la luna, arriesgadas predicciones personales y generacionales en base a los tránsitos planetarios o progresiones, o la de comprometerse responsablemente con una nueva generación más capacitada y menos impresionable que la de nuestros predecesores, y el cual exige una correcta o más coherente interpretación de las configuraciones astrales que modelan sus pensamientos y acciones en la vida. Lo que me hace recordar una cita del astrólogo y psicólogo norteamericano, Dr. Stephen Arroyo, que dice lo siguiente:
“En esta época nació un nuevo género de la práctica astrológica que más bien carece de forma aún, no está coordinada del todo, ni se adapta plenamente a las necesidades sociales y necesita mucho estímulo y apoyo de sus padres.”
Quizás sea esto así, por el enfoque distorsionado que le han dado algunas personas debido a una falta de profundidad y al desconocimiento fundamental del tema. Por lo que estas palabras deben hacernos reflexionar sobre las formas tradicionales de la práctica astrológica, en donde el astrólogo pareciera servir como especie de un adivino moderno con posición determinista, ya que se cree que todos los designios de una persona o de un acontecimiento, se encuentran inequívocamente proyectados en un Mapa Natal, y que estos son predecibles e inalterables. Los que todavía creen en ésta idea, no han tomado en cuenta que los seres humanos son protagonistas principales de sus propias vidas, y que también están sometidos a distintas variables de conducta por disposiciones innatas, biológicas y ambientales, así como las aprendidas a lo largo de su existencia. Contando con la capacidad de raciocinio, la voluntad y la independencia para moldear su propio destino como lo afirma el Dr. Stephen. Así mismo, también cabe destacar una vez más la famosa frase donde se afirma que: “Los astros influyen, pero no determinan” del reconocido astrólogo y escritor inglés Robert Burton (1577-1640). Lo que nos hace pensar de qué una vida no sea necesariamente predecible e inalterable acusado por ningún método hasta ahora conocido. No obstante, el análisis atento del Mapa Natal pareciera sugerir al interesado, toda una gama de posibilidades influenciadas por las pautas energéticas positivas o negativas implícitas en una configuración planetaria, que nos podrían dar conciencia de las predisposiciones y potencialidades en el transcurso de nuestra vida o en un momento dado donde también es influenciado el biorritmo.
Tomando en cuenta lo antes expuesto, y pensando que ahora la praxis astrológica obedece a una tendencia vinculada con las distintas escuelas de la materia, o en muchos casos al carácter intrínseco del astrólogo consultado. La astrología de hoy se ha visto en la necesidad de ramificarse en distintas especialidades para una mejor aplicación. Por lo que es común encontrar en nuestros tiempos especialistas de la astrología en materia Kármica, filosófica, tradicional, psicológica, medico preventiva y hasta esotérica entre otras. Esto nos lleva a tener que exigirnos más de nosotros mismos, tratando de capacitarnos o especializarnos mejor en cualquier rama escogida que se adapte mejor a nuestra propia definición en el área de interpretación, dando origen a una nueva generación de profesionales de la astrología más evolucionados, preparados y adaptados para los nuevos tiempos que redundará tanto en el prestigio del consultado como en las necesidades demandadas por el consultante.
A propósito de lo anterior, no podemos pasar por alto, un breve comentario sobre la relación del astrólogo y consultante en lo referente a la interpretación del Mapa Natal. En mi experiencia como asesor, instructor, expositor y organizador de eventos en materia astrológica dentro y fuera de mi país, he podido constatar con mucha preocupación cómo algunos colegas orientan su consulta. Por lo cual expongo a manera de crítica, esencialmente constructiva, algunos casos:
Es indudable que la conexión con el Universo que nos rodea sea terrestre o celeste ejerce una influencia interdependiente en todos los elementos que lo componen sea éste anímico o no. Fundamentalmente para el hombre, que ha sido dotado de una intuición y percepción suprasensible ha contado con la capacidad de interpretar las configuraciones planetarias del sistema solar y relacionarlas con nuestras actividades cotidianas, estados de ánimo, condiciones físicas, mentales, emocionales y espirituales, mediante el estudio de los cielos o ciencia astrológica que no es más que un conjunto de enseñanzas milenarias procedentes de los antiguos caldeos y babilonios. Estas personas que vivieron, amaron, lucharon y que seguramente pasaron por las mismas incertidumbres que nosotros, nos legaron las características de una psicología espiritual y mundana a través de símbolos que hoy por hoy no han perdido vigencia en su esencia. No obstante, la correspondencia interpretativa ha variado según la época y cultura en que se viva.
La recopilación de datos y experiencias manifiestas en la historia de la astrología y muy especialmente con los aportes de Claudio Ptolomeo (160 d.C.) en sus escritos denominados “Tetrabiblos”; en el que hace una amplia exposición del influjo de los astros sobre los seres humanos. No deja de asombrarnos de cómo la praxis de esta disciplina ha perdurado a través del tiempo en forma casi intacta, la pregunta es: ¿por qué?, ¿qué es lo que nos une como seres humanos a estos conocimientos filosóficos, mitológicos, astrománticos, científicos o seudo científicos que desde siempre nos han cautivado?. Acaso podría alguien explicar ¿por qué? la gran mayoría de las personas sean astrólogos o no, siempre hablan de los signos, los horóscopos, las extrañas influencias que nos causa el contemplar las noches estrelladas, la imponente presencia del Sol, motivo de incalculables rituales arcaicos, y el sutil encanto y sentimentalismo en el que se envuelve nuestro espíritu de solo vislumbrar por un instante nuestra Luna. Quizás de alguna forma la astrología intenta contestar estas interrogantes a través de un concepto filosófico o espiritual de unión con el cosmos basándose en que: “lo que sucede arriba se siente abajo”. Idea que ya el celebre sicoanalista del siglo pasado Carl Jung había intuido en su teoría de los arquetipos, el cual definió como: “componentes psíquicos arcaicos que han penetrado en la psique individual sin ninguna línea de tradición directa”, cuando él mismo separa la teoría de la “causalidad” por la “sincronicidad”. Evidentemente trata de adecuar los conocimientos de una psicología moderna con la sabiduría antigua manifiesta en la astrología, dándole un nuevo enfoque futurista al psicoanálisis que quizás muchas personas no entiendan todavía por la carencia de un conocimiento serio en materia astrológica.
Hasta los tiempos del renacimiento la Astronomía y la Astrología eran ciencias que estaban ligadas entre sí, quizás la segunda más teocrática y filosófica que la primera, por lo que no pudo con el imponente avance evolutivo de la ciencia comprobatoria y básicamente materialista que impone nuevos conceptos de pensamientos más racionalistas, propias de un estilo impuesto por las ideas de Copérnico. No obstante, los seguidores de la astrología tradicional se defienden con el principio de una influencia astral sutil a un nivel espiritual y no tangible, dónde se contempla al Universo como una unidad completa en la que se le une el ser humano como parte integral y a su vez microcósmica de la misma.A pleno comienzo del siglo XXI ¿cuál es el rol que les toca jugar a estos estudiosos de la influencias astrales?. Evidentemente que la coincidente entrada hacía la “nueva era” o “era de acuario” y tomando en cuenta de qué, éste signo tradicionalmente los representa e ellos mismos será determinante para los astrólogos modernos en vista de las múltiples revelaciones que trae consigo. Pues se sospecha que la Tierra comenzó su entrada a la nueva era a comienzos de siglo. Predisponiendo a la humanidad hacia un nuevo campo evolutivo de conciencia espiritual donde ciencia y religión tienden a compenetrarse entre sí, originando un pensamiento Universal de unidad cósmica esencial. Los cambios políticos y sociales que experimentamos hoy a nivel mundial no escapan de las influencias de un planeta que es importante por su capacidad de transformación y cambios radicales como lo hace actualmente Plutón transitando el signo de Sagitario, que induce a influenciar a los ciudadanos del mundo, en el sentido de que la humanidad se consigue en una especie de evaluación de la libertad y la independencia asignándola al propio individualismo y a su capacidad de desarrollo. Por otro lado Urano regente de Acuario, se consigue ahora bajo el signo de Piscis aupando libertades para emprender las visiones y caminos propios.
Todo esto emplaza a que los astrólogos de hoy debatan entre: sí seguir emulando a aquellos ancestrales personajes con capacidad para predecir ciertos eventos cósmicos de carácter repetitivo tales como visitas de cometas, eclipses lunares y solares, fases representativas de la luna, arriesgadas predicciones personales y generacionales en base a los tránsitos planetarios o progresiones, o la de comprometerse responsablemente con una nueva generación más capacitada y menos impresionable que la de nuestros predecesores, y el cual exige una correcta o más coherente interpretación de las configuraciones astrales que modelan sus pensamientos y acciones en la vida. Lo que me hace recordar una cita del astrólogo y psicólogo norteamericano, Dr. Stephen Arroyo, que dice lo siguiente:
“En esta época nació un nuevo género de la práctica astrológica que más bien carece de forma aún, no está coordinada del todo, ni se adapta plenamente a las necesidades sociales y necesita mucho estímulo y apoyo de sus padres.”
Quizás sea esto así, por el enfoque distorsionado que le han dado algunas personas debido a una falta de profundidad y al desconocimiento fundamental del tema. Por lo que estas palabras deben hacernos reflexionar sobre las formas tradicionales de la práctica astrológica, en donde el astrólogo pareciera servir como especie de un adivino moderno con posición determinista, ya que se cree que todos los designios de una persona o de un acontecimiento, se encuentran inequívocamente proyectados en un Mapa Natal, y que estos son predecibles e inalterables. Los que todavía creen en ésta idea, no han tomado en cuenta que los seres humanos son protagonistas principales de sus propias vidas, y que también están sometidos a distintas variables de conducta por disposiciones innatas, biológicas y ambientales, así como las aprendidas a lo largo de su existencia. Contando con la capacidad de raciocinio, la voluntad y la independencia para moldear su propio destino como lo afirma el Dr. Stephen. Así mismo, también cabe destacar una vez más la famosa frase donde se afirma que: “Los astros influyen, pero no determinan” del reconocido astrólogo y escritor inglés Robert Burton (1577-1640). Lo que nos hace pensar de qué una vida no sea necesariamente predecible e inalterable acusado por ningún método hasta ahora conocido. No obstante, el análisis atento del Mapa Natal pareciera sugerir al interesado, toda una gama de posibilidades influenciadas por las pautas energéticas positivas o negativas implícitas en una configuración planetaria, que nos podrían dar conciencia de las predisposiciones y potencialidades en el transcurso de nuestra vida o en un momento dado donde también es influenciado el biorritmo.
Tomando en cuenta lo antes expuesto, y pensando que ahora la praxis astrológica obedece a una tendencia vinculada con las distintas escuelas de la materia, o en muchos casos al carácter intrínseco del astrólogo consultado. La astrología de hoy se ha visto en la necesidad de ramificarse en distintas especialidades para una mejor aplicación. Por lo que es común encontrar en nuestros tiempos especialistas de la astrología en materia Kármica, filosófica, tradicional, psicológica, medico preventiva y hasta esotérica entre otras. Esto nos lleva a tener que exigirnos más de nosotros mismos, tratando de capacitarnos o especializarnos mejor en cualquier rama escogida que se adapte mejor a nuestra propia definición en el área de interpretación, dando origen a una nueva generación de profesionales de la astrología más evolucionados, preparados y adaptados para los nuevos tiempos que redundará tanto en el prestigio del consultado como en las necesidades demandadas por el consultante.
A propósito de lo anterior, no podemos pasar por alto, un breve comentario sobre la relación del astrólogo y consultante en lo referente a la interpretación del Mapa Natal. En mi experiencia como asesor, instructor, expositor y organizador de eventos en materia astrológica dentro y fuera de mi país, he podido constatar con mucha preocupación cómo algunos colegas orientan su consulta. Por lo cual expongo a manera de crítica, esencialmente constructiva, algunos casos:
- Astrólogos que orientan su consulta en forma OCULTISTA O MISTERIOSA.- Estas personas en muchos casos en forma teatral, tratan de impresionar al consultante haciendo que la interpretación parezca algo muy misterioso, alardean de su terminología netamente astrológica, para confundir y dar por sentada sus apreciaciones basadas casi siempre en la parte negativa del Mapa. Esto origina como consecuencia; un consultante confundido, decepcionado y con una sensación de miedo, que seguramente buscará otras alternativas.
- Astrólogos que orientan su consulta en forma de un EXAGERADO ANÁLISIS PSICOLOGICO.- Son del tipo que se especializa en detectar las debilidades del consultante mediante el Mapa, y las utiliza, para lograr una especie de dependencia psicológica a través de exacerbar los complejos, traumas o culpas que pudiese conseguir. El mismo por lo general, intenta vender otras series de consultas “terapéuticas”, y en muchos casos sin tener la preparación suficiente o adecuada para dichas terapias. Esto da como resultado a un consultante que termina en estado de ansiedad y dudas.
- Astrólogos
que orientan su consulta tomando atribuciones del ANGEL
GUARDÍAN.- Por
el contrario a los dos comentarios antes expuestos, este tipo de
consultor se torna un protector, y sólo se concentra en las
cosas
benéficas del Mapa, con la firme creencia de que si el
consultante sale
muy contento de la cita, el mismo asegurará otras futuras
consultas.
Quizás es un plan que ayude un poco en lo
económico, pero que priva al
consultante de la parte del equilibrio Kármico, y
deja entredicho la
responsabilidad profesional del astrólogo. Se
debería mostrar tanto el
lado positivo como el negativo en todo Mapa Astrológico,
Horóscopo o
Carta Astral, ya que esto ayudaría constructivamente al
interesado.
- Astrólogos que orientan su consulta SOBRE LA BASE DE LA ADIVINANZA.- Probablemente este tipo de astrólogo se crea la propia reencarnación de algún “iluminado” del pueblo Gitano, otras se autodenominan “sacerdotisas”. Lo cierto es que se aprovechan de la incertidumbre natural que sentimos todas las personas por nuestro futuro. Usualmente, primero nos impresionan con datos de nuestro pasado, para luego evocar una serie de predicciones generalizadas que en la mayoría de los casos no se cumplen. Pero que podrían sugestionarnos de tal manera, obedeciendo al fenómeno conocido de la profecía que se cumple por sí sola.
http://www.universo.com.ve/web/articulos/astrologia_y_astrologos.html
https://m.monografias.com/trabajos-pdf4/era-piscis-ley-periodica-historia/era-piscis-ley-periodica-historia.shtml
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