ERRARE HUMANUM EST, Y SI DIOS QUIERE
Llegó el momento de filosofar un poco (por decirlo de alguna manera) y
hablar de algo que hasta ahora se vino posponiendo, que forma parte de
mi modelo del mundo y mis creencias. Sí, ya lo dijo Séneca hace
siglos, errar es humano. Yo soy humano, así que también me toca, puedo
errar. Está dentro de la naturaleza humana, las leyes del juego.
¿Quién no puede errar? ¿Hay alguien que nunca ha errado o que nunca
erra? Pues quien esté libre de pecado (error, errar, no dar en el
blanco, no alcanzar una meta, camino u objetivo en sus orígenes
etimologicos griegos y hebreos aunque luego toma otras connotaciones
religiosas) que tire la primera piedra. Así que erré, erro, y puedo
aún errar en el futuro. La cuestión es capitalizar el error,
aprender de ellos. Y aún así, por más que se aprenda y escalemos en el
conocimiento, las ciencias, las atres, la mestría de lo que sea,
siempre hay un margen al que no llegamos, un límite que parece
topearnos, una zona de no acceso, de incertidumbre, misterio, de
interrogantes sin respuesta. Es en esa zona donde no queda más que
rendirnos, con las capricornianas rodillas en el suelo, signo de
humildad, ante Dios. Porque Dios existe, es inherente a la Vida,
está en el origen, causa y fin de todo, lo conocido y lo desconocido.
Por decirlo de manera simplista y general. Con las ciencias nos
vamos acercando a Dios y los reinos de la espiritualidad. Es una
realidad que nos viene cada vez más de la física cuántica y sus
conceptos. Pero a cada acercamiento, nuevas interrogantes nos
distancian de ese punto que es Dios, la energía suprema. Y seguirá
siempre así mientras estemos en el plano humano. Aunque dentro de
nosotros esté la chispa divina original, y nuestro destino final sea la
vuelta al origen, y ser los dioses que en el fondo somos, de mientras
seguimos siendo humanos. Ergo, con límites y cometiendo errores.
Propios del proceso evolutivo. El sentido del error es correctivo,
señalarnos que por ahí el camino no va. Nada más y nada menos que eso.
Hacer las correcciones pertinentes, retomar el camino, y seguir
avanzando.
Por otro lado, como siempre, la
Tradición es sabia. Y los avances de la ciencia en diversos ámbitos no
vienen más que a confirmar lo que ella nos legó. Y de aquí paso más
concretamente a la tradición astrológica. Y más puntualmente al LIBRO
CONPLIDO DE LOS IIUDIZIOS DE LAS ESTRELLAS (algo así como “el libro
verdadero sobre los juicios de las estrellas”) de Alí Ben Ragel. Ben
Ragel tradujo en 1231 del árabe al español todo conocimiento astrológico
que de fuentes romanas o helenísticas le llegaron, más su propia
experiencia de astrólogo, especialmente de astrología horaria. Es una
suerte de biblia de astrología, y horaria en particular, miles de
páginas, que emanó su influencia, directa o indirectamente, a veces
desdibujada, durante los siglos siguientes, a la astrología medieval, la
renacentista, y hasta al mismo William Lilly. Es una fuente de
conocimiento aparentemente inagotable, un libro que uno nunca termina de
leer, siempre hay algo para aprender y atesorar de sus líneas.
Mas gran sabio Ben Ragel, especialmente cuando de previsión o predicción
se trata. Siempre termina o empieza nombrando, invocando a Dios. A
modo de ejemplo voy a mencionar algunas de sus frases que surgen al
espigar al azar entre sus páginas:
... y a través del domicilio de la Luna sabrás como terminará, si Dios quiere.
... piensa, mira y estudia lo que te hemos dichos y acertarás y encontrarás, con el beneplácito de Dios.
... deduce las cosas por tu entendimiento y acertarás, con Dios, si Él lo permite.
... acabará en paz y armonía, si Dios quiere.
... si Dios quiere (este fin de frase aparece por doquier).
... mostrándonos las cosas que pasarán, por la voluntad de Dios.
... si hay determinación de producirse, con la voluntad de Dios.
... si se encuentra en el Medio Cielo, según todo ello juzga y acertarás, si Dios quiere.
... corresponde el bien o el mal cuando los hombres en encuentren en ella, si a Dios place.
... con la gracia de Dios.
... y dile que todo ha de desarrollarse de modo correcto y afortunado, con Dios.
... pero si la Luna es la que estaba en aquella hora conjunta con Júpiter o con Venus, ocurrirá felizmente, con Dios.
Con muchas mas semejantes podría seguir. Lo que quiere decir, y con lo
cual concuerdo totalmente, es que por más que estudiemos la Astrología,
que es una ciencia divina a través de la cual Dios nos habla (concepto
que también tenía de la misma Santo Tomás de Aquino, Doctor de la
Iglesia, y vaya si vale su opinión, que son contados con los dedos de
las manos los Doctores de la Iglesia), nunca, pero nunca debemos olvidar
que Dios está por encima de ella, y que si bien puede hablarnos a su
través, también puede en su Omnipotencia y Omnisciencia obrar en última
instancia de otra manera, diferente de la indicación de los astros. Los
astros le obedecen, pero Él más allá de ellos, puede hacer su Voluntad,
sea ésta cual sea.
Esto es especialmente válido cuando de
pronosticar se trata, y no debemos olvidarlo. Podemos ver claramente
fundados en los datos celestes que puede ocurrir esto o aquello, es muy
probable que ocurra, casi seguro, porque otras veces las reglas o
configuraciones o posiciones astrales han dado tal resultado, y como
toda ciencia, se constata que con tales causas vienen determinados
efectos, ya conocidos y comprobados. Y pasa siempre. No, casi siempre,
en un altísimo porcentaje. Porque Dios siempre tiene la última palabra
y puede hacer su Voluntad, más allá de toda previsión.
Por eso
debemos ser humildes, y aunque parezca todo más que seguro y la
tendencia sea esa que vemos que es y como que no hay otra, siempre puede
haber otra, porque Dios en uso de su Voluntad puede hacer otra cosa.
Si no no sería Dios. Si no no seríamos humanos.
Es conveniente también comentar que hay
muchísimas técnicas astrológicas, así como escuelas. Me sumergí en
muchas y me fui quedando con lo que comprobaba funcionaba más y mejor.
Pero aún con la mejor de las técnicas siempre aparece algún caso, aún en
astrología natal, o eventos de la carta anual, al verificar eventos del
pasado, etc que parecen astrológicamente casi inexplicables. Hay
indicadores astrológicos, sí, pero son muy débiles o poco congruentes en
relación a la realidad acontecido. Ergo, volvemos a lo anterior: Dios
tiene la última palabra. Desde otro ángulo y con otros matices sugiero lean LA MUERTE Y LA ASTROLOGÍA.
Sintetizando, errar es humano. Soy humano. De los errores siempre se aprende algo. Y se mejora. Yo hago mi trabajo lo mejor que puedo. Luego el resultado será o no será según sea la Voluntad de Dios.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario