Casa XII. Una experiencia amorosa.
Por Pablo Telias
Si al referirnos a la casa VIII hablamos del amor que surge en la entrega al amado, entonces podemos decir que la casa XII es una invitación a descubrir y experimentar otra dimensión del amor.
Amor es una palabra tan amplia en su alcance significativo, que siendo fiel a mi espíritu virginiano me gustaría precisar cual de los múltiples sentidos del término amor podemos vincular mas estrictamente con la casa doce.
La lengua griega tiene cuatro modos para designar al amor: storgé, eros, filia y ágape, modos que asumen diferentes grados de encuentro y de apertura al otro.
La storgé es el amor de los vínculos familiares lo podemos relacionar con la luna, cáncer y casa IV. El amor-storgé es
el afecto natural que está presente entre los padres y los hijos, entre
los hermanos y los parientes cercanos. Se relaciona con el sentido de pertenencia, donde se encuentra protección y refugio emocional.
El Eros es el deseo sexual, deseo creador, esta fuerza que nos lleva hacia el otro desconocido Esto se ve reflejado en varios relato míticos en los que Eros aparece como fuerza necesaria y actuante para la continuidad de la vida. Platón en el banquete nos presenta a Eros como un camino iniciático que nos lleva desde la atracción a un cuerpo bello hasta la idea de Bien. El amor-Eros está sin duda vinculado con la casa ocho, ámbito que habíamos tratado en el artículo anterior.
El amor en dimensión filial es un amor hacia nuestros amigos
amor-filia también se usa para amor de equipo. Se llama así porque hay
algo en común, un intercambio mutuo. Aristóteles le dedica un libro
completo de su ética a Nicómaco para desarrollar la importancia de este
tipo de amor. Lo distintivo del amor-filia es el ser un compromiso solo regulado por la libertad de elección que
se renueva en cada encuentro, que no se da en el caso de una pareja, ya
que al establecerse el compromiso formal pasa a estar regulado por la
ley matrimonial. Expresado en lenguaje astrológico al amor-filia lo
llamamos casa once.
Finalmente el amor-ágape, la figura mas noble y abarcante del amor, nos hace descubrir notas de sobreabundancia y universalidad. La casa XII, Piscis y Neptuno simbolizan esta clase de amor. El amor-ágape no supone la exclusión o desvalorización ni del amor- eros, ni
del amor storgé, sino un enaltecimiento de los mismos. Si bien muchas
veces el descubrimiento de este amor súper-abundante puede llevarnos a una tensión entre los intereses del ego y la entrega, un salir de si hacia otros, es justamente esa la tensión que
nos puede abrir otro registro sensible y al mismo tiempo otro horizonte
comprensivo. En términos de la mística medieval sería el estado de
éxtasis (fuera de sí) o el quinto grado del entendimiento.
La Casa 12 es
un ámbito o experiencia que nos habla de aquello que tenemos para
servir a los demás. Esa afirmación denota la gratuidad y donación de esa
energía que ni es nuestra, ni para nosotros, sino para recibirla y entregarla.
La metáfora lo que viene de arriba ayuda a captar mejor el significado de la Casa
12, que se plasma en la imagen del amor descendente, que nos es dado ,
el que por asi decirlo tiene origen en otra dimensión .
Desde el simbolismo bíblico, el evangelio según San Juan nos presenta varios relatos que profundizan en la noción que astrológicamente simbolizamos con esta casa. Tomaremos la conversación que Jesús tiene con la mujer samaritana, Jesús dice que El puede dar el agua viva, agua viva es la que corre, opuesta al agua estancada o a la contenida en un recipiente. La mujer no entiende las palabras de Jesús y sigue pensando que Jesús le ofrece el agua material la del pozo que tiene ante sus ojos. El agua que ofrece Jesús es un agua que sacia definitivamente y que proviene de una fuente inagotable, el que beba de esa agua estará participando de la vida eterna.
La casa 12 nos abre a lo transpersonal, a lo trascendente. Es fuente de inspiración para el Yo, es
capacidad de resonancia con el universo, es comprensión intuitiva de
una participación en un orden que no podemos comprender lógicamente.
Esta casa nos conduce a una entrega a una amorosidad que no se da en una
relación de simetría,
ya que aquello que nos ama y amamos es mas que humano y a eso podemos llamarlo Dios, Cosmos o Energía.
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