Por: Pedro González Silva
Aunque
dentro del mismo gremio de astrólogos hay divergencias en cuanto a
considerar a la astrología como profesión, oficio o “apostolado”, así
como sobre si debe considerarse a la misma como una ciencia, una
disciplina o cultura, lo cierto es que su estudio si uno quiere
adentrarse en ella seriamente requiere de rigurosidad académica;
el
estudio de la astrología es mucho más que un “hobby”, lo cual no
significa que es un conocimiento inaccesible, pero al igual que en otras
profesiones, es necesario el estudio metódico, la investigación, la
actualización y la práctica constante.
Asimismo, el
ejercicio de la astrología requiere de un sentido ético; ella puede
indicarle las potencialidades que usted posee y que con su libre
albedrío debe desarrollar; la ciencia de los astros relaciona nuestro
funcionamiento biológico y psicológico, con el funcionamiento global del
universo, y nos hace entender que formamos parte de un todo, y que si
nos armonizamos con ese todo, podremos lograr nuestros objetivos con
menos esfuerzo y mayor naturalidad.
En el libro de
Nicholas Devore, “Enciclopedia astrológica”, se recogen opiniones de
diversas personalidades históricas, sobre la astrología. Quizás una de
las opiniones más llamativas es la que hace Hipócrates, el padre de la
medicina: “Un médico sin conocimiento de astrología no tiene derecho a
llamarse médico”. Shakespeare, decía al respecto: “Las estrellas, en lo
alto, gobiernan nuestras circunstancias”. Santo Tomás de Aquino, señaló:
“Los cuerpos celestes son causa de todo cuanto tiene lugar en el mundo
sublunar”.
CÁLLATE SI NO SABES.- Esta anécdota que a
continuación transcribimos, puede perfectamente aplicarse a quienes
cuestionan hoy día a la astrología: Cuando Isaac Newton al ingresar en
la Universidad de Cambridge, se le preguntó qué deseaba estudiar.
Contestó: “Matemáticas, porque deseo estudiar astrología judiciaria”.
Años después, cuando un personaje de apellido Halley, le reprochaba su
creencia en la validez de los principios astrológicos, Newton replicó:
“Es evidente que usted no estudió astrología, yo sí”.
Dice
el mismo Nicholas Devore, presidente de la Astrologic Research Society,
que “a pesar de quienes la vituperan, la ciencia astrológica sobrevivió
a través de los siglos y constantemente gana nuevas legiones de
adherentes, en gran medida porque “funciona”. La astrología no necesita
hacer “proselitismo”. Con dignidad y compasión permite que quienes la
vituperan la descubran por sí mismos o sigan ignorantes en cuanto a su
valor para ellos. Mientras tanto, la astrología despierta vasto interés y
logra adherentes porque proporciona a la psicología el factor que
falta, porque explica muchos misterios que desconciertan a los
científicos”.
Por su parte, el reconocido astrólogo Dane
Rudhyar, al explicar su enfoque en torno al ejercicio profesional de la
astrología, señala que los astrólogos deben asumir esta disciplina en
función de ser consultores, orientadores, como una forma de educación
para hacer que el consultante aprenda a ser objetivo con respecto a su
vida, y tome conciencia de los ritmos básicos de su existencia como
persona.
Al igual que en otras disciplinas científicas y
humanísticas, existen diversas concepciones y corrientes dentro de la
astrología: hay quienes utilizan la astrología sideral, que se basa en
las constelaciones, otros usan la tropical, basada en el movimiento
aparente del Sol alrededor de la Tierra, hay quienes utilizan el sistema
denominado ascensional (que se basa en el movimiento de rotación de la
Tierra), y quienes prefieren como métodos de predicción las
progresiones, o las direcciones primarias, o la revolución solar. Cada
quien puede acogerse al sistema con el que más se identifique, pero es
recomendable estudiarlos todos, para elegir con base.
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