Frecuentemente
se afirma que un planeta en detrimento -presente en el signo opuesto a
su domicilio o exaltación- se encuentra debilitado, acrecentando sus
facetas maléficas y disminuyendo sus efectos benéficos.
Sin duda
una afirmación un tanto difícil de captar, en tanto implica una
categórica e incuestionable división entre benéfico y maléfico –como el
muchachito y el villano de los western de nuestra infancia- que no
resulta tan sencilla, pues ya hemos aprendido a dudar de los buenos
buenísimos y de los malos malísimos.
Previo a
definir la particularidad del funcionamiento de un planeta en esta
posición, vale recordar que el exilio o el destierro era una severa
condena para el ciudadano de la Grecia clásica, en tanto lo sometía a
una experiencia de extrañamiento como consecuencia del quiebre de los
lazos del ciudadano con la polis.
Devenir
extranjero, significa entre otras cosas, entrar a un territorio cuyo
código resulta ajeno, desconocido. Perder la lengua materna, no se
reduce a un problema intelectual sino principalmente a un asunto
emocional de percibirse desenraizado, extraño para sí mismo.
Siguiendo
la idea del significado griego del castigo al desterrado, podríamos
enunciar que un planeta ubicado en el signo opuesto a su regencia carece
de empatía con las características del territorio ocupado, y en su
necesidad de expresarse, lo hace de manera inadecuada, como una nota
desentonada.
El
astrólogo vienes Oskar Adler, sostuvo que las posiciones exiladas no son
realmente “debilidades” -en el sentido de poca vitalidad en la
manifestación- sino más bien una función de los planetas extrañamente
intensificada, fuera de foco, en tanto el planeta carece de sintonía con
la naturaleza del signo donde se ubica.
En lenguaje
coloquial, podría pensarse en un sordo, que como no oye a los demás,
habla a los gritos. Por lo tanto, el planeta exiliado muestra una
exacerbada vehemencia en su manifestación.
Así es
frecuente observar al Sol en Acuario con una actitud arrogante, fruto de
la certeza de pertenecer a una aristocracia intelectual rara vez
apreciada por el vulgo.
O a una
Luna en Capricornio semejante a la madre de Woody Allen, que en su sobre
protección interfiere la vida de su hijo cuarentón.
Convengamos
que los Mercurios de Sagitario o de Piscis no carecen de elocuencia,
más vale cuesta ponerles límites y organización a discursos que fluyen
ininterrumpidamente como agua de manantial.
¿Quién no
ha observado a esas Venus de Escorpio siempre preparadas para asaltar
con su seducción a su posible presa? ¿O a ese Marte de Libra querellante
y mandón? ¿O a ese Júpiter de Géminis dispuesto a enseñar todo el
tiempo al interlocutor e iluminarlo con su sabiduría?
Ni a ese
Saturno en Cáncer, que lejos de perder responsabilidad, aún se reprocha
no haber estado allí para impedir que Eva diera de probar la manzana a
Adán.
Dejando de
lado las descripciones caricaturescas, sería pertinente redefinir la
debilidad no como “carencia de…” sino como “exceso de…”.
Según mi
criterio, la ignorancia del funcionamiento de planetas en exilio, dio
pie en los últimos tiempos, a la interpretación de “personalidad
polarizada”.
Así
escuchamos afirmar alegremente que un Libra desconsiderado se polarizó
en Aries, olvidando que en tanto signo de detrimento de Marte –exilio- y
Sol –caída- es un ser necesitado del reconocimiento a su
individualidad, pero imposibilitado de afirmar con fluidez su autonomía.
De la misma
manera, Tauro resentido, no se polarizó en Escorpio, simplemente es el
detrimento de Marte y Plutón y lo que en un escorpiano de ley es la
espera paciente de ver pasar el cadáver del enemigo, será para ese
taurino una fuente constante de rencor y enfado guardados en su interior
como un tesoro preciado.
Sagitario
estilo “Wikipedia” no se polarizó en Géminis, simplemente padece de
bulimia informativa, debido al exilio de Mercurio.
Diferentes naturalezas del exilio
Morin de
Villefranche indicó que no todos los destierros son iguales y por lo
tanto se hace necesario diferenciarlos. La Luna en Capricornio, enclave
de Saturno –domicilio- y Marte –exaltación- se encuentra más hostigada
que Saturno en Cáncer, territorio de Luna -domicilio- y Júpiter
–exaltación-.
De la misma
manera, los exilios de Venus son más tensos que los de Marte, en tanto
la primera ubicada en Aries o Escorpio, padece la beligerancia de Marte,
mientras éste en Tauro o Libra, recibe el buen trato de Venus.
Por
supuesto ninguno de nosotros nos sentiríamos cómodos al estar perdidos
en una ciudad desconocida, cuya lengua ignoramos. Pero si los
transeúntes nos miran con simpatía y sonríen estaremos menos asustados
que si nos encontramos en igual situación pero atravesados por miradas
hostiles y amenazantes.
Siguiendo
la reflexión de Morin, es interesante observar que si al evaluar una
carta natal, no perdemos de vista el movimiento planetario implícito en
ella, también podemos realizar distinciones.
En aras de
la sencillez, acordemos utilizar las direcciones ptolomeicas que
permiten el avance constante de todos los planetas de acuerdo a la
ecuación de 1º = 1 año, independientemente de la velocidad de su
desplazamiento astronómico.
Dejando de
lado las luminarias, poseedoras de un solo domicilio y por lo tanto de
un solo exilio, encontramos el siguiente cuadro diferenciado de
destierros:
Mercurio en
Sagitario, pasará a Capricornio -trigonocracia, dignidad menor asociada
con un elemento acorde a su naturaleza planetaria, en tanto rige a
Virgo, signo de Tierra-. Mientras que Mercurio en Piscis progresará a
Aries, signo perteneciente al elemento Fuego, poco afín a su
funcionamiento.
Venus de
Aries, antes o después ingresará a Tauro -domicilio-. Venus en Escorpio,
seguirá su camino hacia Sagitario, sector ajeno a su expresión.
Marte en
Libra, se desplazará hacia Escorpio -domicilio-. Marte Tauro, ingresará a
Géminis, signo escasamente análogo a su naturaleza.
Júpiter en
Géminis, irá rumbo a Cáncer -exaltación-. Júpiter en Virgo, pasará al
territorio de Libra, siendo el Aire un elemento extraño para el planeta.
Saturno de
Cáncer, progresará a Leo -sale de un signo de exilio para entrar en otro
de igual condición-. Saturno de Leo se trasladará hacia Virgo
-trigonocracia-.
Algunos
opinarán que es hora de abandonar estas antigüedades. Personalmente creo
que no es cuestión de excluir sino de incorporar, por aquello de que lo
cortés no quita lo valiente.
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