Azarquiel
Abu Ishaq Ibrahim ibn Yahya; Córdoba, 1029 - id., 1100) Astrónomo hispanoárabe cuya fama e influencia se extendió por toda Europa hasta el siglo XVI. Inició su actividad como constructor de instrumentos astronómicos e inventó la azafea, un astrolabio perfeccionado. Escribió las Tablas Toledanas, precursoras de las Tablas Alfonsíes, y otras obras astronómicas de gran trascendencia como el Libro de la lámina de los siete planetas.
No son seguras las fechas de su nacimiento y de
su muerte, aunque se sabe que ambas ocurrieron en Córdoba, no obstante
desarrollar la casi totalidad de sus trabajos y observaciones en Toledo,
por la longitud de cuya ciudad compuso sus famosas Tablas Toledanas.
No menos famosos fueron su astrolabio, y los aparatos inventados por
él, como la zarcalía y la azafea, amén de sus teorías acerca de las
estrellas fijas y el movimiento elíptico de los planetas; en su obra Almagesto combatió las ideas astronómicas de Tolomeo.
Sánchez Pérez lo considera el más insigne astrónomo árabe, comparable con los más célebres de la Antigüedad; Alfonso X el Sabio
y sus astrónomos se basaron con frecuencia en los cálculos de
Azarquiel. Ciertamente, Azarquiel ejerció grandísima influencia en la
Edad Media y algo en la Moderna (hasta principios del siglo XVI) a
través de las versiones hebreas y latinas de sus obras, y no sólo por su
labor de recopilación de los conocimientos existentes sino por sus
propios descubrimientos y aportaciones, entre los que pueden citarse sus
observaciones sobre la órbita de Mercurio, sobre la variabilidad de la
inclinación de la eclíptica y sobre el movimiento propio del apogeo
solar (que Azarquiel expuso en la obra Suma referente al movimiento del Sol,
hoy perdida). No reviste menor importancia a la hora de juzgar su
legado la ya citada invención de instrumentos (la azafea y la lámina
de los siete planetas, a las que dedicó sendos tratados) que venían a
simplificar la resolución de los problemas que podía plantear la
astronomía esférica.
Muchas de sus obras sólo se nos han conservado
en traducciones hebreas y latinas. La más importante de todas fueron las
llamadas Tablas toledanas (que conocemos por versiones latinas),
las cuales venían a ser el compendio y la coronación de la labor
colectiva de los sabios de la época, que habían utilizado las obras de
sus antecesores. De las demás obras que escribió es preciso referirse al
Tratado sobre el movimiento de las estrellas fijas, que nos ha
llegado en la versión hebrea de Semuel b. Yehudá. Azarquiel intentó
hallar la explicación matemática del movimiento de la novena esfera, en
lo que no acertó por haberse basado en las determinaciones del punto
vernal realizadas por los astrónomos griegos y árabes.
El Almanaque de Ammonio es una adaptación
para el año 1089 del almanaque que compuso el alejandrino Ammonio, y se
compone de una serie de cánones y de tablas. En él nos dice que en
Occidente la intercalación en los años bisiestos tenía lugar después del
31 de diciembre. La obra fue muy utilizada durante toda la Edad Media, y
fue adaptada para el año 1301 por el judío Profeit Tibbón, a quien
también debemos una traducción de su tratado sobre la azafea. En el Libro de la lámina de los siete planetas
expuso como había de usarse este instrumento de su invención y sostuvo
la tesis de que la órbita de Mercurio era ovalada; en eso siguió el
mismo camino que muchos siglos más tarde habría de seguir Kepler en su Astronomía nueva,
aunque Kepler señaló definitivamente que la órbita era elíptica.
Azarquiel escribió también una obra astrológica, probablemente la única
que dedicó al tema, y que lleva el título de Tratado de las influencias de los siete planetas.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/azarquiel.ht
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