Abraham ibn Ezra (Tudela, Navarra 1089-1167?)
Abraham
ben Meir ibn Ezra nació en Tudela (Navarra), cuando la ciudad estaba
bajo el dominio de los musulmanes. Aquí pasó su infancia y su juventud,
formándose en el estudio tanto de la cultura judía como de la cultura
árabe en sus diversos campos. Después de recorrer algunas juderías de la
Península y del Norte de África ganándose la vida componiendo poemas y
alabanzas para los patronos y hombres ricos de las altas esferas de la
sociedad, Ibn Ezra decidió iniciar una vida de judío errante que le
llevaría por distintas comunidades judías de Italia, Francia e
Inglaterra. |
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Cuando Ibn
Ezra llegó a Roma en 1140 se dio cuenta de que divulgar los
conocimientos científicos que él había adquirido durante su etapa en
al-Ándalus podía servirle como medio de vida. Decidió así componer una
serie de obras en hebreo para enseñar a los judíos europeos la enorme
riqueza cultural e intelectual de las tierras de las que procedía.
Además de obras de astronomía, astrología y filosofía, Ibn Ezra escribió
comentarios a la Biblia en los que utilizó las teorías científicas de
su tiempo para explicar los significados del texto, consiguiendo así
integrar el racionalismo científico dentro del pensamiento religioso,
tan dominante en la época medieval. |
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Una
de las grandes aportaciones de Abraham ibn Ezra al campo de la ciencia
fue la difusión en países europeos de nuestro actual sistema de
numeración. Su Libro del Número es un manual de aritmética de
carácter pedagógico que tenía como objetivo explicar el sistema de
numeración de posición introduciendo el concepto del cero. Ibn Ezra
afirma que este método fue inventado por los sabios de la India y
transmitido a Occidente por los musulmanes, gracias sobre a los escritos
de al-Juarizmi. En su Libro de la Unidad, escrito algunos años
después, explica este autor la relación entre los números y los
atributos divinos con una intención claramente teológica, lo que
demuestra el afán de Ibn Ezra por encontrar siempre conexiones entre la
ciencia y la religión judía. |
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Entre
1146 y 1148 pasó Ibn Ezra una temporada en Verona. Las cuestiones del
calendario judío, cómo establecerlo y cómo explicar las leyes en que se
basa, le ocuparon gran parte de su tiempo y a ellas dedicó un tratado
titulado Libro de la Intercalación. La fijación del calendario
era de suma importancia para la práctica de la religión judía pues de
ello dependía la celebración de las fiestas en los días precisos.
Su interés por explicar la Biblia desde un punto de vista racional comenzó con la composición de su Comentario al Libro del Eclesiastés.
Este libro bíblico recoge afirmaciones sobre la inutilidad de las
acciones humanas y la falta de sentido de los esfuerzos que se realizan
en este mundo. Estas ideas podrían llevar al escepticismo más absoluto y
al abandono de la fe en Dios. Ibn Ezra trata de solucionar este
conflicto haciendo uso de sus conocimientos científicos. En su
comentario al Eclesiastés, introduce la teoría filosófica neoplatónica
de que el ser humano es un compuesto de una parte material, el cuerpo,
formada por los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego), y una
parte espiritual, que es el alma y que procede del mundo superior. Lo
único que tiene sentido en esta vida, en opinión de Ibn Ezra, es la
perfección del espíritu con el fin de alcanzar la sabiduría suprema que
es la que lleva al conocimiento de Dios. El resto de actividades humanas
no producen provecho, porque están sometidas a la suerte y al destino
que los astros hayan determinado sobre ellas. En su Comentario al libro de Job
explica que las desgracias que le ocurrieron a este hombre justo y
honrado, que cumplía fielmente la ley de Dios, son una causa natural de
la influencia de los astros en los seres humanos. |
A su llegada a Provenza en 1148 Ibn Ezra compone su obra astrológica más importante: El Principio de la Sabiduría.
Se trata de una introducción general a la astrología con la intención
de explicar cómo actúan las influencias de los astros para poder
evitarlas. Entre otros temas, señala las relaciones entre las partes del
cuerpo, los signos del zodíaco y las enfermedades asociadas a cada uno
de ellos, una idea que sería utilizada frecuentemente en la Edad Media
para establecer los diagnósticos. Esta obra gozó de una enorme
popularidad y en 1273 se hizo la primera traducción al francés, de la
que proceden varias versiones posteriores al latín. | |
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Uno de los aspectos de la astrología que más interesaban en la época
medieval era cómo averiguar, a través de la posición de los astros, el
momento más idóneo para realizar una determinada actividad humana. En su
Libro de los Tiempos Elegidos, Ibn Ezra analiza esta cuestión a través del horóscopo y la posición de la Luna en las casas astrológicas.
Durante su estancia en Provenza, Ibn Ezra terminó su Comentario al Pentateuco.
Sus opiniones acerca del origen del mundo se apartan de la
interpretación tradicional de la creación de la nada. Según él, el
relato del Génesis se refiere a la creación del mundo inferior exclusivamente que se formó por la mezcla de los cuatro elementos.
En
1158, Ibn Ezra decidió marcharse a Inglaterra. Allí tradujo al hebreo
El Comentario de Ibn al-Mutanna a las Tablas Astronómicas de
al-Juarizmi. Esta obra contribuyó en gran medida a convertir el hebreo,
que hasta entonces se había utilizado casi exclusivamente para la
religión, en lengua científica.
http://www.madrimasd.org/cienciaysociedad/patrimonio/personajes/biografia.asp?id=34
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