El
año 1484 hubo una gran conjunción de planetas en el signo de Escorpio
-regente de la sexualidad- a la cual Torroella, médico y astrólogo del
papa Alejandro VI y de César Borgia, asoció la aparición de la sífilis.
Las grandes conjunciones planetarias siempre han llamado poderosamente
la atención, e incluso han sido temidas.
Hacia finales del año
1186 los siete planetas conocidos entonces, incluyendo Sol y Luna (pero
aún no se conocían Urano, Neptuno y Plutón), iban a reunirse en el signo
de Libra. Años antes ya se venía anunciando que alguna terrible
catástrofe se iba a producir; en Alemania se abrieron zanjas para
protegerse, mientras el emperador de Bizancio hizo amurallar todas las
ventanas de su palacio. Llegado el momento, no hubo ninguna gran
desgracia de las esperadas. En cambio, Saladino, al frente de las
fuerzas musulmanas, emprendió una campaña que, triunfo tras triunfo,
culminó con la conquista de Jerusalén, después de casi un siglo en poder
de los cristianos. De modo que algo importante cambió la historia.
Una
de las más recientes concentraciones planetarias (los astrólogos las
llamamos doriforias) fue la que se dio a principios de los años '60, en
el signo de Acuario, aprovechada por algunos para anunciar la entrada de
la Era de Acuario, mientras otros anunciaron la venida del Anticristo.
Estas atribuciones no tenían el menor fundamento, en cambio, se produjo
el primer vuelo tripulado norteamericano en torno al globo terráqueo y
la irrupción de los Beatles en el panorama musical. El mes de febrero,
cuando la concentración planetaria alcanzaba el máximo, fue un mes
decisivo para estos acontecimientos.
El Indice Cíclico Pero
la visión sobre las grandes concentraciones planetarias iba a cambiar a
partir de mitad del siglo que está a punto de terminar. De 1946 a 1949
el astrólogo francés Henri Gouchon publicó unas previsiones anuales
basadas en una curiosa gráfica a la que él llamó Indice de Concentración
Planetaria. Consistía en una sinusoide que representaba la distribución
por el Zodiaco de los cinco planetas más lentos (Júpiter, Saturno,
Urano, Neptuno y Plutón). Esta interesante innovación en el mundo de la
astrología pasó prácticamente desapercibida en un principio. Poco a
poco, sin embargo, algunos autores fueron estudiándola, rescatándola y,
al mismo tiempo, tratando de perfeccionarla. De ahí surgieron algunas
variantes de la misma. Uno de los recuperadores de aquel estudio fue el
astrólogo francés André Barbault, que en los años '60 la adaptó y le
puso el nombre de Indice Cíclico.
En la gráfica del Indice
Cíclico vemos cómo las crestas corresponden a etapas, en general, de
recuperación o de auge, mientras los valles de la sinusoide marcan con
bastante exactitud los momentos más críticos de la historia del siglo
XX. Hagamos un breve repaso: Precisamente los dos valles más
pronunciados corresponden, con bastante precisión, a la I y II Guerras
Mundiales; el siguiente valle, el de los años '50, marca el punto
crucial de arranque de la Guerra Fría, y también la Guerra de Corea; el
de los años '60 discurrió con la guerra de Vietnam, la Revolución Roja
de Mao y Mayo del '68; el de finales de los '70 coincide con la llegada
al poder del Ayatollah Jomeini en Irán y la invasión de Afganistán por
tropas soviéticas. Mientras que el último valle dibuja, prácticamente,
la reciente Guerra del Golfo y la extraordinaria reestructuración
geopolítica que se ha dado recientemente.
¿Es posible que la
Tierra sienta un peso excesivo ante las enormes mareas cósmicas que
provocan estas grandes concentraciones planetarias? A la luz de lo que
acabamos de ver, tenemos motivos fundados para pensar que las grandes
crisis de la humanidad no se distribuyen al azar, sino que una ley
cósmica las regula.
Grandes conjunciones planetarias. La
secuencia de conjunciones planetarias a lo largo del presente siglo
también habla de forma bastante explícita. Aunque este estudio podríamos
considerarlo como la explicación del Indice Cíclico desde otro punto de
vista.
En lo que llevamos recorrido del siglo XX, se han
producido un total de 34 grandes conjunciones, concentradas
especialmente en ocho etapas. Veámoslas: ° Hasta 1913 sólo se dieron 4
conjunciones, mientras que de 1914 a 1921 hubo 6, 5 de las cuales de
dieron entre 1914 y 1918, esto es, en pleno desarrollo de la I Guerra
Mundial. ° En el periodo que va de 1922 a 1938 sólo hubo 3 conjunciones,
dos de ellas en los años de la gran depresión económica de Wall Street.
° En cambio, de 1940 a 1945 se producen otras 5 conjunciones, mientras
la II Guerra Mundial asolaba el mundo. ° Le sigue un periodo casi vacío
de grandes conjunciones, el que va de 1946 a 1964, en el que sólo hubo 6
conjunciones repartidas en 19 años, además, se fueron dando poco a
poco, con lo que no se concentraron en ningún momento concreto. ° De
1965 a 1971 se produjeron 4 conjunciones; éste fue el periodo de la
guerra de Vietnam, la Revolución Cultural de Mao y Mayo del '68 francés.
° Ya no hubo más conjunciones hasta que de 1981 a 1984 se dieron otras
5. La instalación de los Euromisiles y la psicosis nuclear estaba en
marcha en estos años. ° A estas les siguió otro vacío hasta que, de 1987
hasta 1992, encontramos 3 grandes conjunciones, de extraordinaria
importancia, por reunirse las tres en una sola: un triple encuentro
Saturno-Urano-Neptuno que no se repetía desde finales del siglo XV.
Entonces se produjo uno de los grandes giros históricos de este siglo,
protagonizado por la Perestroika, la caída del Muro de Berlín, la caída
del Comunismo, el fin de la Guerra Fría y la aparición de un Nuevo Orden
Mundial. Todos los resultados que aparecen en este apartado vienen a
subrayar los presentados bajo el Indice Cíclico. De aquí podemos sacar
una ley: cuantas más conjunciones se producen en menor espacio de
tiempo, más profundas y amplias son las crisis históricas.
Recuadro 1 Un ciclo maldito para los presidentes de los EE.UU. Una
de las correlaciones más impactantes entre las conjunciones planetarias
y la historia lo hallamos entre las conjunciones Júpiter-Saturno y los
presidentes de los EE.UU.
Desde 1840, cada vez que se ha
producido una de estas conjunciones, lo que ocurre cada 20 años
aproximadamente, el presidente de los EE.UU. ha muerto antes de ver
finalizado su mandato. El primero de la serie fue William Harrison, que
murió por enfermedad en 1841; 20 años más tarde, el presidente electo
era Abraham Lincoln, que murió asesinado en 1865; el presidente de la
siguiente conjunción Júpiter-Saturno fue James Garfield, asesinado en
1881; el siglo XX también empezaba con una de esas terribles
conjunciones, y William Mckinley cayó asesinado en 1901; el turno
continuó con Warren Harding, que moriría por enfermedad en 1923 y
Franklin Roosevelt, también por enfermedad en 1945; John Kennedy tampoco
se libró del ciclo maldito, siendo abatido a tiros en 1963. La
siguiente y última de estas conjunciones, hasta la fecha, sería la del
año 1981, y Ronald Reagan se convirtió en el primer presidente que
escapaba a este ciclo letal, aunque una bala le atravesase el pecho
justamente en ese año. Años después trascendió a la prensa que Ronald
Reagan era asesorado habitualmente por una astróloga. Y alguien dijo que
gracias a ello escapó a la muerte que le amenazaba bajo el maldito
ciclo Júpiter-Saturno.
Recuadro 2 El ciclo que puso punto final a la U.R.S.S. Parece
difícil imaginar que los recientes acontecimientos geopolíticos, como
la caída del Comunismo y la desmembración de la U.R.S.S., tengan una
relación directa con las lejanas posiciones de los planetas. Para el
mismísimo Carl Marx, que creía en otro tipo de destino, el que forjan
los hombres, esta teoría que vamos a exponer hubiera supuesto un duro
golpe.
Sin embargo, en todas las conjunciones Saturno-Neptuno que
se han producido desde que Marx y Engels redactaran el Manifiesto
Comunista, a mitad del pasado siglo, hasta la fecha, existe un
paralelismo increíble con los principales hitos del comunismo y
especialmente de Rusia. Además, cada vez que se produce esta conjunción,
hay enormes movimientos de gente o grandes revoluciones que sacuden
violentamente la psicología de las masas, sobre todo de las masas
oprimidas y de pueblos sometidos a fuertes presiones. Las conjunciones
Saturno-Neptuno es como si dieran alas a los pueblos oprimidos, y marcan
algunos de los momentos más revolucionarios de la historia. Saturno y
Neptuno se encuentran en el cielo, para un observador desde la Tierra,
cada 35 años aproximadamente. Por supuesto, estos ciclos no son
subjetivos o arbitrarios, sino que vienen dados por cálculos matemáticos
y confirmados por la observación; cualquiera los puede ver consultando
las Efemérides planetarias de la N.A.S.A. u otras. Echemos una ojeada
rápida a las fechas de las conjunciones y veamos qué pasó con ellas:
Conjunción en 1847.-
Una fiebre revolucionaria recorrió Europa, hasta tal punto que aquel
momento histórico se conoce como el de la Europa de las barricadas.
Entretanto, Marx y Engels redactaron el Manifiesto Comunista, destinado a
convertirse en la biblia de este movimiento político. Conjunción en 1882.- El zar Alejandro II de Rusia es asesinado. Conjunción en 1917.-
En plena I Guerra Mundial, y cuando Rusia todavía no había alcanzado
las etapas previas postuladas por el socialismo científico, surge y
triunfa la Revolución Rusa; los bolcheviques tomaron el poder situándose
bajo el mando de Lenin y asesinando al último zar ruso, Nicolás II. Conjunción en 1953.-
Stalin, que había establecido una fuerte dictadura del proletariado, no
sólo en su país, sino en los países satélite, muere el 5 de marzo. Ello
supuso un giro radical en la política de la U.R.S.S. Esto también
sirvió de aliciente para grandes cantidades de gente, que quisieron
atravesar la puerta de Brandenburgo, para pasar de Alemania del Este a
Alemania del Oeste. En esta ocasión, no lo consiguieron. La historia
acabó en masacre. La Guerra Fría se instala con fuerza entre las dos
superpotencias, EE.UU. y U.R.S.S. Conjunción en 1989.-
El 9 de noviembre cae el avergonzante Muro de Berlín. Todos pudimos ser
testigos de la historia y ver cómo, en esta ocasión, los alemanes si
que pudieron atravesar aquella puerta de Brandenburgo libremente. El
Comunismo cae y una especie de efecto dominó recorre Europa del Este en
una serie de acontecimientos vertiginosos. Es el fin de la Guerra Fría.
A
los ojos de un observador imparcial, es imposible pensar que lo que
acabamos de exponer sea producto de la casualidad. Las relaciones entre
los seres vivos y el Cosmos es mucho más intensa y mágica de lo que
podamos imaginar. Al fin y al cabo, somos hermanos de las estrellas,
como demuestra la comparación entre nuestros componentes químicos y los
de esas lejanas y atractivas luces que pueblan el Universo.
(Es
un extracto del libro Crónica Astrológica del Siglo XX, Ed. Kepler,
1989 Madrid. ISBN 84-404-4517-2 Autor: Vicente Cassanya) |
|
|
|
|
|
|
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario